VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

El año de la dignidad

Andrés Cabanas
Memorial de Guatemala

2005 fue un año de hilos entrelazados: inició en Sololá con la oposición al paso de un cilindro para la empresa minera Montana (11 de enero) y finalizó con paisajes anegados, derrumbes y muertes en las mismas comunidades (tormenta Stan, 5 de octubre).

Abundaron los contrastes: el Tratado de Libre Comercio, TLC, se aprobó sin debate político o social y en contra de la opinión de un importante sector de la población (32.3% según Prensa Libre, 18 de abril) pero la democracia se vistió de gala cuando varias comunidades discutieron, reflexionaron y organizaron consultas populares para sugerir el control de sus recursos y su destino (Comitancillo, 20 de abril, Sipakapa, 19 de junio, Río Hondo, 3 de julio).

Fueron profundas -cuando no- las distancias sociales: brilló el oro de la Montana en las poblaciones más pobres (San Marcos).

Abismos y paradojas: miles emigraron a Estados Unidos (ya hay más de 1.5 millones de guatemaltecos en aquel país, según Prensa Libre) mientras unos pocos estadounidenses llegaron para asesorar nuevas políticas de seguridad (anuncio instalación de Centro Regional de Operaciones de Paz en Cobán, dirigido por el Comando Sur, 9 de junio).

Continuó el mediocre protagonismo de viejos actores: el ejército recuperó espacios ruidosamente (explosión de polvorín en la Brigada Mariscal Zavala, 17 de junio); el gobierno se desgastó y el Congreso, empeñado en una estrategia suicida, se entretuvo.

Miserias ínfimas y grandezas absolutas: seguimos en la cola del desarrollo humano y a la cabeza de la desigualdad (Informe de Desarrollo Humano, 10 de septiembre). Sin embargo conseguimos abrir pesadas puertas (presentación de disco de Rony Hernández, junio) y logramos que prosperara una cinematografía propia (nuevas producciones: "Las Cruces, Poblado Próximo", documentales sobre Ramírez Amaya y González Goyri, 10 y 12 de noviembre).

Fuimos víctimas de continuos "incidentes": muerte por disparos de Raúl Cruz en Sololá (11 de enero), disolución violenta de manifestación contra TLC en Ciudad de Guatemala y asesinato de Juan López en Colotenango (14 de marzo), criminalización de la organización social (214 casos de ataques a defensores de derechos humanos hasta 21 de octubre) y de la juventud (maras igual a delincuentes), renovación del terror en el imaginario ciudadano (permanente).

Nos entristecimos cuando las víctimas del conflicto armado se convirtieron en botín político y el resarcimiento se tambaleó por la voracidad de nuevos victimarios (crisis e intervención final de la Comisión Nacional de Resarcimiento, 28 de noviembre).

Pasó el tiempo sin solución para problemas antiguos: insuficiente y desigual tributación, estado debilitado, acuerdos de paz sin marco de desarrollo, reforma tributaria aplazada, justicia social esquiva, reforma agraria satanizada, racismo latente, feminicidio…

Nos animamos en la fiesta permanente de foros, presentaciones, seminarios, debates, exposiciones, talleres, capacitaciones, diplomados, libros, imágenes, sonidos y palabras desde y hacia todos los rincones: lucha continua contra el silencio y el olvido para afirmar que seguimos vivos.

Luchamos esperanzadoramente, a pesar de los pesimismos justificados y los inducidos: oposición al TLC y a la ley de concesiones (marzo a junio), levantamiento contra la privatización del agua en Totonicapán (seis de septiembre), luchas contra la explotación minera a cielo abierto (El Estor, San Marcos, Sololá, Totonicapán), declaraciones de comunidades, municipios y departamentos como territorios libres de minería, articulación de poblaciones para la defensa de sus derechos (Frente de Lucha contra la minería, Conferencia Regional de Autoridades Indígenas del Altiplano).

Los cubanos –y también los venezolanos- lo recordarían así: Año de la dignidad de las poblaciones afectadas por la explotación minera a cielo abierto y por el intento de saqueo de sus recursos naturales. Y anticipo de las luchas de 2006.