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Latinoamérica

Las élites arman el bloqueo contra Evo

La rancia oligarquía boliviana presiente que el líder cocalero no será capaz de frenar desde Palacio la ofensiva revolucionaria que anuncian los sectores más combativos y empobrecidos del país Redacción de Econoticiasbolivia.com  La oligarquía y los sectores más reaccionarios y enriquecidos de Bolivia intensifican la campaña para cerrarle el paso a la Presidencia al líder indígena Evo Morales, el favorito para ganar las elecciones del 18 de diciembre.
A Evo y a su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), que tiene amplio apoyo en el campo y en menor escala en los sectores empobrecidos de las ciudades, no le ha servido de mucho moderar su discurso, virar a la derecha y humillarse ante los poderosos. La oligarquía simplemente lo desprecia, se la tiene jurada y no quiere que sea Presidente.
La razón de fondo de este rechazo es el temor de las élites y minorías blancoides, que han gobernado Bolivia desde su fundación, de que el candidato indígena no sea capaz de detener desde el Palacio la ofensiva revolucionaria y anticapitalista de las organizaciones sociales y populares.
La Embajada de Estados Unidos, los organismos internacionales, las transnacionales, la burguesía y los terratenientes temen que Morales en la Presidencia sea sólo una marioneta de los organizaciones y grupos radicales que azuzan a la población para nacionalizar el gas y el petróleo, expulsar a las petroleras extranjeras y destruir el poder político y económico que tienen las élites empresariales sobre la tierra, las minas, los hidrocarburos, la banca y la industria.
La Central Obrera Boliviana (COB), la Federación de Juntas Vecinales de El Alto, la Confederación de Campesinos y la Federación de Mineros, además de otras organizaciones radicales, ya han advertido que el nuevo gobierno que emerja de las urnas será combatido y derrocado, si no ejecuta la nacionalización de los hidrocarburos y expulsa a las transnacionales Por ello, la oligarquía teme que detrás de Morales emerja la revolución, a la que quieren combatir con mano dura y metralla. Por ello, desde los poderes públicos, los grandes medios de comunicación e instituciones que controlan con dólares y prebendas, han tejido una gran campaña para alejar del poder al cocalero presidenciable y a su acompañante, Álvaro García Linera, el guerrillero converso que ha trocado la lucha contra el imperialismo por el colaboracionismo clasista y la defensa del capitalismo de Estado.
La conjura contra el cocalero se desarrolla en cuatro ejes, que van desde millonarias campañas mediáticas para torcer la voluntad popular, un avieso manejo de estadísticas y encuestas electorales hasta una constante guerra sucia, manipulaciones desde el Congreso, el Tribunal Constitucional y el propio gobierno, además de políticas poco transparentes de la Corte Nacional Electoral.
CAMPAÑA DE DESINFORMACIÓN Por un lado, a través de una sistemática campaña en los grandes medios de comunicación comerciales, intentan convencer a la población de que hay un virtual empate "técnico" en la preferencia electoral entre el líder indígena Evo Morales y el derechista ex presidente Jorge "Tuto" Quiroga, un aplicado alumno de Washington y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Así, la última encuesta difundida ampliamente en los últimos días en todos los medios da cuenta que el MAS obtendría el 33% de la votación, PODEMOS, la agrupación con rasgos fascistas que dirige Quiroga, lograría el 27%, y la derechista UN (Unidad Nacional) del millonario empresario del cemento Samuel Doria Medina el 12%. Con estos resultados, la elección de presidente y vicepresidente de Bolivia recaería en el Congreso, donde se presume que Quiroga y Doria Medina unirían fuerzas para impedir que el cocalero asuma la Presidencia.
Otra encuesta, difundida ayer por una cadena de televisión, asegura que la diferencia entre Evo y Quiroga sólo es de tres puntos porcentuales a favor del primero, pero que el segundo cosecharía más diputados y senadores en las elecciones de diciembre.
Según la legislación vigente, si ninguno de los candidatos a la presidencia obtiene más del 50% de los votos, es el Congreso el que elige de entre los dos más votados, en una suerte de segunda vuelta.
Hasta ahora, todas las encuestas difundidas por los grandes medios de comunicación dan esta imagen de "empate técnico", lo que contrasta sin embargo con la realidad evidente de un masivo apoyo para Morales, especialmente en el campo, frente al escaso respaldo que tiene Quiroga, un candidato prefabricado artificialmente por las grandes cadenas de comunicación y las encuestas.
LA ESTRATEGIA DEL MIEDO Otro puntal en la conjura es la "estrategia del miedo" que diseminan las élites gobernantes a través de todos los medios, grandes y pequeños, con el objetivo de evitar que la población menos informada y poco politizada dé su apoyo electoral al cocalero. Por ello difunden a través de todos los medios que una eventual presidencia de Morales equivaldría a la ruina inmediata del país, a la quiebra económica, producto del bloqueo de las organizaciones internacionales y de Estados Unidos.
Esta campaña masiva y permanente tiene relativo éxito entre la clase media, a pesar de los desesperados esfuerzos del MAS, y especialmente de García Linera, que reniegan abiertamente del socialismo y que dan plenas garantías a la propiedad privada, a las transnacionales petroleras y a los grandes latifundistas del oriente del país.
En las reuniones con los organismos internacionales y los empresarios nacionales, el MAS y Evo Morales aseguran, incluso, que mantendrán los compromisos de estabilidad económica asumidos con el Fondo Monetario Internacional y que no se opondrán a un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, si se preservan algunos intereses de los productores de soya y textileros. Toda una capitulación, que sin embargo sirve de muy poco, dados los delirantes niveles de racismo, exclusión y desprecio que sienten los oligarcas y dueños de Bolivia, que son una minoría blancoide, ante las demandas y acciones de los indígenas, campesinos y obreros, que constituyen la mayor parte de la población. En los segmentos más reaccionarios y conservadores de la clase dominante no quieren nada que huela a pobre, nada que huela a indio.
EL COMPLOT JUDICIAL Y ELECTORAL La tercera vía que utilizan las élites contra Morales proviene del Tribunal Constitucional, el Congreso y la Corte Nacional Electoral, instituciones copadas por militantes o allegados a los grupos de poder y partidos neoliberales. Merced a los artilugios legales, el Tribunal Constitucional, con el apoyo del actual presidente, Eduardo Rodríguez, modificaron la distribución de escaños electorales a favor de Tuto Quiroga y en directo perjuicio de Evo Morales. Todo con miras a favorecer a Quiroga en la votación del Congreso.
La posibilidad de un fraude electoral impulsado por la Corte Nacional Electoral también apunta en ese sentido, tal como denunció hace poco Morales, que puso públicamente en duda la imparcialidad y la confiabilidad de la Corte, tras que ésta se negara inexplicablemente a entregar al MAS una copia del padrón electoral del país, indispensable para saber cuántos ciudadanos están correctamente habilitados para el voto.
LA GUERRA SUCIA El cuarto eje de la conjura contra Evo se desarrolla a través de una enconada "guerra sucia", que cobra creciente fuerza en los medios de comunicación de masas. Las principales acusaciones apuntan a mostrar que Morales y el MAS reciben dinero e instrucciones del presidente de Venezuela, Hugo Chávez; y que legalizarán la producción y tráfico de cocaína, lo que obligará a la intervención directa de los marines norteamericanos. El fantasma de la guerra civil y la invasión de los ejércitos extranjeros es ya moneda corriente para asustar a los más desprevenidos.
En los círculos elitistas y empresariales hay un profundo y visceral desprecio contra la candidatura del MAS, a la que ya bautizaron con el mote de "candidatura Coca Cola", en directa alusión a Morales que pondría la coca y a García Linera que pondría la cola. Al primero se lo tipifica de narcotraficante y al segundo de homosexual.
RECTA FINAL A medida que se acerca la fecha de elecciones, la guerra sucia contra Morales y el MAS sube de tono, al igual que la desesperación de los estrategas de la campaña de Tuto Quiroga, ubicados en la Embajada de Estados Unidos y las petroleras, que urgieron al tercero en discordia, Samuel Doria Medina, para que retire su candidatura y no divida al electorado de derecha.
La intención de estos grandes operadores de la política nacional es armar un bloque único para cerrarle el paso a la presidencia a Morales, colocando en Palacio a un verdadero soldado de Washington.
En tanto, en las organizaciones sociales y populares más radicales también se barajan números y se asigna tres a Tuto Quiroga y seis a Evo Morales. Al primero se le augura que no durará más de tres meses en la Presidencia y al segundo no más de seis. Los sindicalistas y revolucionarios también arman su estrategia, convencidos de que una vez que se desvanezca la ilusión electoral, la población empobrecida de Bolivia comprenderá, otra vez, que es la lucha (y no el voto) la que libera a los pueblos de la opresión y la explotación.