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Latinoamérica

Venezuela, territorio feliz

Félix López

El ser humano es feliz solo de sentirse como partícula de la Historia. Lo confirmamos en los ojos brillosos de una venezolana alfabetizada; en el rostro alegre de un joven que sirvió de maestro; en la cara de satisfacción de los asesores cubanos; en el discurso optimista y agradecido del Presidente Hugo Chávez; en la apoteosis y la alegría contagiosa de Venezuela, país que despertó este sábado declarado por la UNESCO Territorio Libre de Analfabetismo.
Poco más de dos años atrás (en julio del 2003), comencé a escribir para este diario aquellos reportajes asombrosos sobre la Misión Robinson y el método cubano de alfabetización Yo, sí puedo. Entonces, a muchos nos parecía osado aquello de enseñar a leer y a escribir en solo 65 clases, utilizando una cartilla, un televisor, un video y la ayuda de un facilitador, que nos recordaba al personaje protagónico de la película El brigadista, o la historia cercana de muchos compatriotas -niños y adolescentes la mayoría-, que se fueron hasta el último rincón de Cuba, acompañados de una cartilla y un farol, para lograr en el duro año 1961 el milagro de la alfabetización.
Ahora, como en un calidoscopio, volví a recorrer las imágenes de estos dos últimos años de la Venezuela revolucionaria: la Misión Robinson llegando a lomo de mula o en helicópteros del Ejército, en curiaras por caudalosos ríos o a pie por las empinadas montañas de Los Andes, para alfabetizar hasta el último pueblo de este inmenso país, donde un millón y medio de seres humanos, de rostros indios, campesinos y humildes, fueron olvidados y excluidos de la felicidad y de la vida. Un millón y medio de personas que no sabían leer ni escribir.
No es difícil, ante esa deuda histórica, que uno sienta como propia la felicidad de Aura, aquella emigrante colombiana que soñaba con leer la Constitución; la de María, que no sabía firmar; la de Mundo, el indio wayuu, o de cualquier otro de los 34 pueblos indígenas venezolanos; la de Leonela, pedagoga cubana que ideó en equipo el método Yo, sí puedo; de Yamilet, que se separó dos años de su pequeño Ernesto para colaborar con esta historia; de Javier, que cultivó y soñó este momento inolvidable; y la propia felicidad de Chávez, que le ha dado a su pueblo algo por lo que Bolívar luchó y no alcanzó a ver: moral y lucesÁ La epopeya venezolana también está cargada de esperanzas. Cuarenta millones de analfabetos en América Latina esperan porque los alcance el vuelo del método de alfabetización cubano y los abrace el espíritu de la Misión Robinson. Más allá de nuestro continente, millones de seres humanos no pueden leer hoy, porque no saben, ni la noticia del éxito venezolano. A ellos, como lo sueñan Fidel y Chávez, habrá que llevarles luces y esperanzas. Además de recursos, que siempre son necesarios, se necesita de la decisión de los gobiernos, de amor por el ser humano y voluntad para terminar con la exclusión.
Ayer, antes de escribir estas líneas, conversé con Ricardito, que desde La Habana expresaba su alegría por este día que él comenzó a fotografiar desde el lanzamiento de la Misión Robinson; y recibí un correo de la colega estadounidense, Catherine Murphy, que recientemente rodó en Cuba un hermoso documental sobre la alfabetización y a esta hora, junto al senador californiano Joe Simitian, trabaja en la preparación de un programa de enseñanza para adultos analfabetos en San Francisco, California.
Catherine, que carga consigo a todas partes imágenes de las campañas de alfabetización en Cuba y Venezuela, me contó de su próxima obra, un documental sobre el tema del analfabetismo en Estados Unidos: "El mundo tiene que enterarse de esta desconocida y criminal situación. Dos millones de personas en California son funcionalmente analfabetos, entendiendo por esto que son incapaces de leer, escribir y comunicarse en inglés, calcular y solucionar problemas con la habilidad necesaria", dice.
En su mensaje, Catherine Murphy asegura que el pueblo de Estados Unidos tiene que conocer cómo Cuba y Venezuela, dos países a los que la Administración de Bush critica y arremete, solucionaron el flagelo del analfabetismo, mientras que en el país más poderoso del planeta, el 23 % de adultos tiene dificultad para leer la información más básica y el 65 % de la población penal adulta es funcionalmente analfabeta. "Valioso ejemplo, asegura Murphy, el que acaban de darnos los pueblos y gobiernos de Cuba y Venezuela".
Con mensajes como los de Catherine y con la alegría que amanece en toda la tierra de Bolívar, uno comprende la magnitud y alcance de la alfabetización..
Aunque es indescriptible e inolvidable este momento que vive Venezuela, uno no puede disimular la felicidad. Felicidad porque enseñar, en el caso de Cuba, es como aprender dos veces. Felicidad por ver cumplido lo que también era un sueño de Fidel y de Chávez. Felicidad al ver este último parafraseando a Bolívar y a Martí. ¡Felicidad en tierra de la Felicidad!