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Latinoamérica

Toledo es el peligro

Raúl Wiener
ALAI-AMLATINA

Ayer durante el día, continuaba sonando la propaganda oficial ofreciendo más venta para afuera y más trabajo para adentro.  Y algunos diarios querían convencernos de que las medicinas no suben con los TLC.  Y el ministro Manrique había empezado el día insistiendo en que todos los dolores del agro podían ser compensados por el gobierno.
Entretanto Ecuador había pateado la pelota del tratado hacia enero sin ocultar su malestar por la falta de avances en las negociaciones y Colombia tuvo que retirarse también sin fijar fecha para el reinicio de tratativas con la señora Vargo.  Sólo De la Flor y Ferrero seguían pujando bajo presión de Lima, para sacar un acuerdo definitivo.
Cómo sería la cosa que Estados Unidos empezó a introducir cuotas de cerdos, patentes de segundo uso y sobre seres vivos, para ver hasta donde podían ir los peruanos en marcha de retroceso.  Podría decirse que Estados Unidos tampoco quería el acuerdo inmediato, pero que escogió el camino de pedir tanto que llegó el momento en que hasta alguien como Ferrero debió levantarse de la mesa y tomar el camino de regreso.
Es obvio, a estas alturas, que a Estados Unidos no le interesaba el acuerdo por separado, que estuvo anunciando en las últimas semanas el grupo negociador peruano, y que fue una propuesta de Kuczynski por los días en que asumió el premierato.  Ha sido una persistente ilusión de Toledo ganar el favor particular de Washington, haciendo señales de estar dispuesto a traicionar a sus vecinos superándolos en obsecuencia.  Pasó en el 2003, cuando encabezamos el retiro del G-21, después de la reunión de OMC en Cancún, y se ha querido repetir en estos días.
Haga lo que haga el gobierno, en Estados Unidos hay un orden de prelación en el interés que suscitan las naciones al sur del continente, y el TLC que se ha venido trabajando es con Colombia, y añadan a los demás.  Era impensable que un día más o una semana más de "flexibilidades", dieran origen al TLC "sólo con el Perú" con que soñaba Toledo.  Y para el que se inventó un supuesta "negociación política", que quería decir que por "política" era capaz de firmar cualquier cosa.
El fracaso de noviembre no ha, sin embargo, convencido a Toledo de la raíz de su error y apenas lo ha movido a asegurar que la ronda no ha concluido y que tal vez se esté cerrando antes del 15 de diciembre, antes de la reunión de la OMC en Cancún.  Un nuevo tiro al aire que no significará otra cosa que un mayor desgaste.
Entretanto empieza a hacerse un poco de luz en la confusión y sale claro que la famosa fórmula, sin el TLC perdemos los beneficios de ATPDEA, con que se han armado todos los partidarios del sí o sí, es una reverenda idiotez.  Que era el "piso mínimo" o el objetivo máximo, son consideraciones que no están en la cabeza de la Vargo y sus compinches.  Para ellos este es un tratado diferente que caduca cualquiera ventaja preexistente.
Por eso los benditos espárragos tienen una promesa de desgravación a 15 años, perdiendo lo que ya tenían en ATPDEA y que el gobierno no quiso tentar mantener en un negociación aparte.
Parece que De la Flor y Ferrero creyeron en todo momento que los gringos finteaban y que al final, contra el muere les darían el paquete ATPDEA.  Pero ni eso.  Por eso tuvieron que levantarse de la mesa después que todos los demás se habían ido.  Y dejando a su presidente con el teléfono en la mano.  La flexibilización política había fracasado.
PD: El referéndum.  Aquellos que dicen que el TLC es muy especializado para someterlo al voto ciudadano, suelen ser los mismos que hablan de congresaurios, congrezoos y pozos sépticos de la Plaza Bolívar.  O sea la gran cantidad de bestias que pueblan el recinto parlamentario sí pueden con los especializado porque votan por consigna y la población no.  A pesar que el referéndum significa previamente abrir el debate sobre contenidos.  Pero votar Planes de Gobierno, gobernantes capaces de ejecutarlos y aprobar constituciones es mucho más especializado y se admite como posible.  ¿Por qué? Impulsemos el elitismo y que sean los tecnócratas con Phd.  en Estados Unidos los que decidan por nosotros.  O recuperamos el derecho a pronunciarnos en los puntos que afectan nuestra vida y nuestros derechos.