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Latinoamérica

Daniel Viglietti: Con oficio de escritor que canta

Luis Morales
Voces del Frente


Sos un músico con una trayectoria muy extensa, sin embargo no has dejado de crear ni un instante y seguís presentándote en los escenarios más variados con idéntico éxito. ¿Cómo se logra eso?

Bueno, hace años que estoy en esto de cantar pensando o de pensar cantando. Fijate que mis primeras canciones nacieron en la segunda mitad de los 50. No puedo creer. Hace poco -el año pasado- caminando en enero por Piriápolis, me encontré con un viejo amigo, Ramón Fernández, que me dio un casete, copia de una cinta que él había grabado en unas vacaciones en Costa Azul de Canelones, donde había un montón de temas míos de esa época. Una canción para la misma Costa Azul. Fue allí, en 1957, que escribí Niña Isabel, que fue la más popularizada de mi primer disco.

¿Cómo se logra seguir cantando?


Es como si yo pensara cómo se logra seguir respirando. No lo sé... Es algo natural para mí, por suerte. Ojalá pueda seguir respirando y cantando.

¿Cómo calificarías el estadio en que te encontrás actualmente como músico y artista?

El estadio sería el Franzini, aunque no soy de Defensor y no estamos en el 1º de setiembre del 84, cuando volví... (risas). Ya hace veinte años... Seguro, tengo sesenta y cinco encima y me voy de a poco arrimando a los cincuenta de actividad como músico... Así que te diría que quizá es un período definible como de madurez, aunque no me creo mucho todos esos adjetivos. Me encuentro en una plenitud que abarca también la plena crisis de siempre, las dudas, las certezas, cada día más preguntas que respuestas... El desgarramiento de Irak, la rabia impotente ante tanto atropello. Y la alegría del Uruguay que se sacó de encima la condena de una sucesión de gobiernos reaccionarios que parecía inacabable, ¿no?

¿Qué materiales vas a presentar en tus espectáculos del Teatro Solís?


Como siempre, desde mis primeras actuaciones en aquel pasado remoto, una mezcla de épocas y géneros de esto que hago y que cada vez me parece más ser el oficio de un escritor que canta. En el Solís yo trabajé varias veces en mi vida, hasta haciendo música para la Comedia Nacional, para una obra de Juan Carlos Patrón, recuerdo, dirigida por Ruben Yañez. Y después, ya en el desexilio, en el Solís presenté mi disco Esdrújulo y di otros recitales antes de la reforma del teatro. Es una sala espléndida y creo que el oído de uno de los técnicos asesores, Conrado Silva, ha influido en el buen nivel acústico. No es fácil sonorizar la música amplificada, pero se logra, la prueba la tendremos el 22 y el 29 de diciembre.

¿Cuánto tiempo estuviste preparando el material que allí presentarás?

Toda una vida, porque siento que la gota que es cada canción viene de las corrientes de toda una vida y reunir todo eso y cantarlo es como una desembocadura, viene de los afluentes. Toda una vida.

¿Cómo ha tomado un luchador de toda la vida como vos el hecho de que el Frente haya llegado al gobierno?

Con mucha alegría y seriedad, todo a la vez. Porque tras la alegría ante la derrota de la derecha y la buena votación del progresismo, viene ahora el desafío de saber cumplir. Como muchas veces lo he deseado, ojalá que la izquierda no se mude al centro. O que no se derechice, como le está ocurriendo en algunos planos al gobierno de Lula. Yo estuve cantando ahora para Los Sin Tierra en Brasil . Y conversé allí con militantes que me contaron que la prometida reforma agraria que iba a ser iniciada de inmediato, está incumplida. Por el lado positivo ellos valoran que Lula no ha reprimido a los trabajadores. Creamos en la posibilidad de que eso no ocurra acá. Como dice Mario Benedetti: «contra el optimismo no hay vacunas»...

¿Qué reflexión te suscita el hecho de que tantos y tantos hombres y mujeres, que en muchos casos dieron la vida por ello, no hayan llegado a vivir este momento?

Me hace sentir que es necesario tener más y más exigencia para que la izquierda resista las tentaciones del poder y del podercito... del sillón y de la sillita... Es lo mínimo que se puede plantear si pensamos en cómo ellas y ellos hicieron frente a la tortura y al maltrato de los represores. La memoria del Bebe Sendic, la de Gerardo Gatti, la de Eduardo Bleier, la de Susana Tosar, la de Ibero Gutiérrez, mezclando nombres, momentos y tendencias políticas , es la exigencia más grande. Y la exigencia de que se termine el hambre de los gurises o las escuelas sin útiles o la salud sin medios. Y la exigencia también frente a la necesidad de justicia contra los torturadores impunes. Ojalá las compañeras y los compañeros que no están hubieran podido compartir todo este sueño que ahora, desde marzo, puede volverse realidad.

¿Vas con frecuencia al interior?

Como te decía, hace veinte años que volví del exilio y que me fui instalando definitivamente. Al comienzo en medio de muchos viajes al exterior. Desde hace unos años a esta parte concentrando más mi actividad acá. Yo he deseado retomar mi actividad en el interior, como antes de la dictadura, en que era muy habitual para mí. En el Uruguay de estas dos décadas, la posibilidad de ser oído por mucha gente en el interior se ha concentrado en los festivales, algunos nacidos durante la dictadura y que han ido evolucionando. Ahora bien, a esos festivales soy invitado muy raras veces. Me sobran los dedos de la mano para contar las veces que he ido: una al de Durazno, dos o tres al del Olimar en Treinta y Tres (el que más me ha llevado), otra vez a la Fiesta del Sábalo en Juan Lacaze, una a la Fiesta de la Cerveza en Santa Lucía... y paremos de contar. ¿Las razones? Vaya uno a saber...

¿Participaste de la campaña electoral?

Sí, solidariamente, como siempre lo he hecho, a entero beneficio del Frente. Intervine en varios actos.

¿De qué manera? ¿Dónde?

En Caracas, fundando el Comité de Base Líber Seregni; en Oslo, Noruega, junto al cantor noruego Lars Klevstrand, en el Aula Magna de la Universidad de Oslo. Enseguida en La Plata, Argentina y en Paysandú, donde no pude encontrarme con el querido Aníbal Sampayo, que está enfermo, uno de nuestros grandes cantautores. En Montevideo ofrecí dar un recital en beneficio para el Frente Amplio en Montevideo, que no se llevó a cabo por razones ajenas a mi voluntad. Primero pensaron en que lo diera en el Velódromo, después en El Galpón, que ofreció su sala teatral. Y todo quedó sin efecto, lástima. Parece que esta vez el Frente no puso el énfasis en la canción para sus actos en la campaña electoral, como ha ocurrido en otras ocasiones,aunque sea limitadamente.

Son conocidas tus preocupaciones por los desheredados de la tierra. Teniendo en cuenta éstas ¿cómo te parece que se puede salir de una crisis social tan profunda como la que vive el Uruguay?


Hace unas semanas la respuesta era obvia, votando al FA. Conversando con Henry Engler, el ex rehén tupamaro, brillante científico, durante su reciente paso por Uruguay, él me comentaba de la necesidad de que se trabajara entre todos para modificar la realidad social y sobre todo la urgencia de atender a los más necesitados Yo le decía: «patria entre todos... o para nadie.»

¿Desde la cultura, se puede aportar a mejorar las cosas? ¿En cuál o cuáles sentidos?

La cultura, la creativa, la crítica, y en particular, dentro de ella, la música popular uruguaya, han sido las víctimas de la derecha, y las olvidadas de la izquierda, con algunos esfuerzos diferentes en los ejercicios municipales capitalinos progresistas, aunque no suficientes. Los cantores de « los años de plomo», del 77 en adelante, la generación Lazaroff, la que me gusta llamar de «Los que iban cantando a redoblar», fueron un factor notable de sensibilización y de proyección cultural, verdaderos artífices de un cancionero de resistencia. Son la prueba viva de lo que puede aportar la cultura a la gente y a la historia de un país. Que también puede aportar en la construcción pero sin cerrar el ojo crítico.

En relación a lo anterior, ¿cuál te parece que tendría que ser el rol del Ministerio de Educación y Cultura a partir de marzo?

Enorme, tengo una mezcla de esperanza de que se logre avanzar y una dosis de cautela por las dificultades que te comentaba antes. Y el tema de la educación, porque no nos olvidemos que la tarea es doble: cultura y educación. Hace poco estuvo un tiempo en Uruguay un maestro de maestros en la materia, el educador uruguayo-catalán Miguel Soler, y sostuvo la necesidad de abrir un debate entre los educadores y los maestros, para crear proyectos. Los que hemos generado canto libre durante décadas hemos sido en muchas ocasiones ensayos puntuales de una cultura en difusión.

¿Cuál te parece que ha de ser el papel que han de jugar los intelectuales y artistas en esta nueva etapa que se inaugura con el gobierno del EP-FA-NM?

Está ligado a lo que te contestaba antes. Creo que hay que mantener un exigente nivel de crítica constructiva y seguir profundizando en la tarea creativa de cada uno, entre todos y para todos.

Desde hace ya un buen tiempo que incursionás en la radio ¿qué te ofreció este medio?

La radio, si se hace con imaginación y muchas horas de trabajo para obtener un buen cuarto de hora, es como escribir una canción o escribir un cuento, ni más ni menos. O como hacer un programa de televisión tratando de inventar y de no llover sobre mojado. Lo que intento en radio con Tímpano todos los fines de semana, y en televisión con «Párpado», junto al muy buen equipo de TV Ciudad.

Es un hecho reconocido por todo el mundo que los medios de comunicación tienen una gran importancia a la hora de formar opinión en la población ¿qué papel te parece a ti que tendrían que tener los mismos en un gobierno progresista?


Bueno, yo no soy especialista en eso, pero creo que en muchas cosas hay que pegar giros de 90 grados. Y las noticias, casi todas flechadas, la auto censura, la mentira disfrazada de objetividad. Hay que limpiar todo eso en los medios, lo que ha sido y es una vergüenza, una forma pensante de la corrupción. En la información, sin duda, hay que cambiar mucho. Dar lugar a gente joven con buena formación. Pero si hablo de música, que es mi terreno, por ejemplo, es positivo que haya surgido una radio como M24, en FM, que difunde música uruguaya. Y eso en nuestro país parece una revolución... Bienvenido sea, pero que se multiplique, porque es natural difundir buena música uruguaya y poquísimos lo hacen.

¿Se puede legislar al respecto o te parece que basta simplemente con un cambio de dirección para que los medios jueguen un papel diferente del que han tenido hasta ahora?

Ambas cosas, me parece que ambas cosas, los derrumbes y las represas son tantos que hace falta mucho para cambiar.

¿Qué te parece el semanario Voces del Frente?


Otro hecho positivo, que ojalá también se multiplique en una época nueva de la comunicación. Adelante.

¿Es cierto que lo llevaste en uno de tus viajes al exterior y se lo «presentaste» a algún conocido?

Es cierto, cuando viajo al exterior siempre llevo prensa, discos o libros nuestros.

¿Qué le augurarías al nuevo gobierno?

Le auguro un buen futuro, que creo que será posible a partir de ciertas premisas. ¿Te digo algunas?

Sí, decilas.

Bueno, una es esa de no mudarse al centro. Pero hay otras: abordar a fondo el problema de los derechos humanos, en todas sus dimensiones, pero muy en particular el problema de los desaparecidos: el cómo, el cuándo, el quién y el dónde.