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Europa

El no a la Europa del capital y la guerra

Eduardo Andrade Bone

 El reciente referéndum de Francia, con motivo de la aprobación de la Constitución de la  UE, en donde el NO obtuviera un 54,87%, más un 30 % de abstención, ha sido un duro  golpe a los intentos del capital, por desmantelar las conquistas sociales alcanzada por  los franceses, desde el termino de la II Guerra Mundial. La consulta se realizó con una  participación del 69,70% del electorado.
  A pesar de que los partidarios del SI al engendro constitucional, desplegaron toda una  maquinaría propagandística y mediática, para presionar e influir en lo que prácticamente  fue un plebiscito contra el gran descontento social existente en este país, y en   la medida que se ha venido aplicando el neoliberalismo salvaje, que intenta arrebatarles a   a los trabajadores sus derechos a vivir en mejores condiciones de vida, a sido una de las  razones de los franceses, ante el incierto futuro económico y social que les espera.
  El Partido Socialista de este país, es uno de los grandes perjudicados a la hora de las  votaciones, pues la entidad política se dividió entre el colaboracionismo con el capital  (SI), y los que están por defender el denominado Estado del Bienestar (NO).
  Alcanzado el rechazo a la Constitución de los empresarios, las organizaciones que representan  el triunfo del No, deberán digerir la importancia que significa la defensa de los intereses  de las grandes mayoría de los franceses. Los franceses al rechazar por un margen de 10   puntos la Constitución europea, en donde el NO estuvo representado por los comunistas,  socialistas disidentes al partido, trotskistas, antiglobalizadores y antineoliberales, además  de soberanistas de derecha, lograron imponerse a los partidos de centro-derecha que apoyan el gobierno y a los socialista que ejercen el colaboracionismo con los grandes  capitales franceses.
  La victoria del NO está construida sobre la base del gran descontento social existente en  Francia y en una buena parte de los países que forman parte de la UE. En la medida que  los capitales y la centro-derecha, han venido aplicando las políticas de libre mercado y  libre rapiña, la mayoría de la población se ha sentido amenazada y desconcertada por  está ofensiva que han pretendido generar los grandes empresarios, en contra de los que  viven de un sueldo o salario. La inseguridad y las grandes desigualdades sociales que  genera el modelo económico neoliberal, ha sido rechazado decididamente por el casi  60% de los electores.
  La gran amplitud del triunfo del NO producirán una serie de consecuencia para el  proceso de construcción europea, y para los intentos del capital por privatizarlo   todo, generando cada vez mayor desempleo, inseguridad social y perdida del poder  adquisitivo de los franceses. El actual modelo económico del mundo financiero  internacional, cada vez está produciendo más y más problemas en las condiciones  de vida de los pueblos, de allí que los franceses han decidido votar NO al libre  mercado, además de ser también un NO rotundo a los que intentan incendiar el  planeta, con el único objetivo de mantener sus mezquinos intereses y el control de  los recursos naturales de los más diversos lugares de la tierra.
  Este ha sido un voto de rechazo no sólo a la Constitución europea de los capitales,  también ha sido un rechazo a la corrupción, a la credibilidad de los partidos políticos  y sus promesas demagógicas, rechazo al terrorismo y genocidio desatado por los  Estados Unidos en Afganistán y Irak. Ha sido un rechazo a la guerra y todas las  lacras que generan los capitales en Francia y en el mundo.
  El pueblo francés, una vez más está mostrando el cansancio que sienten las  grandes mayorías por las injusticias sociales que produce el sistema capitalista.
El pueblo francés solo quiere trabajar, quiere tener paz, seguridad social,  vivir en condiciones dignas y humanas para todos. Que en el fondo, es el deseo de  todos los pueblos del mundo.
  La distribución geográfica del voto es el reflejo de como influyó la gran desigualdad  existente en la Francia de hoy, puesto que el SI obtuvo buenos resultados en las  grandes ciudades, lugares en los que viven los grupos con una situación económica  más favorecida, mientras que el NO obtuvo sus éxitos en las zonas rurales, en las  ciudades pequeñas y medianas, que han sido duramente golpeadas por las medidas  económicas de la centro-derecha y las directrices que emanan desde la Unión  Europea y que favorecen a los grandes consorcios capitalistas, tanto franceses  como europeos.
  Pero no sólo eso, también ha quedado de manifiesto el rechazo a los tratados  europeos de los asalariados, que son enormemente perjudicados con eso que  llaman la "flexibilidad laboral". Los jóvenes que ven un futuro incierto, los  agricultores y los empleadores de pequeñas y medianas empresas, que ven de  forma indiscriminada la llegada de productos importados, y que amenazan con  hacerlos desaparecer de los que llaman la libre competencia. Por ello, de forma  mayoritaria el mundo rural, los jóvenes y los que se sienten afectados por las  políticas económicas neoliberales, han dicho NO a la Constitución de los  capitales.
  La Francia que dice NO a la Constitución de los capitales, es la misma de la  "igualdad y fraternidad", es la del Mayo del 68, es la de la solidaridad con la

  lucha del pueblo de Vietnam por su liberación por terminar con el colonialismo,  es la de la solidaridad con los pueblos latinoamericanos, que se vieron azolados  por la dictaduras militares, financiadas por la CIA y el capital trasnacional, es  la Francia que condena las intervenciones militares en Afganistán y Irak, es  la misma que condena la violación de los derechos humanos en Abu Graib, en  Guantánamo, es la que solidariza con los pueblo de Cuba y Venezuela, por  elegir su camino propio por una sociedad más justa para todos. Es la que  condena la intolerancia, el racismo y la xenofobia, que es estimulada por los  capitales y las organizaciones políticas de centro-derecha. Es el voto de los  que creen que todavía es tiempo de construir un mundo más justo e igualitario  para todos, un sueño que todavía es posible, con la voluntad de todos los que   dicen NO a la guerra y a la voracidad del capital trasnacional.