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Europa

El gobierno francés tiene una "posición unánime de firmeza", advierte Nicolas Sarkozy
Reunión convocada de urgencia por De Villepin analiza medidas anticaos

Detener a amotinados, clave para resolver el problema de la violencia, dice el ministro del Interior
En la noche del viernes al sábado, 253 detenidos y 897 vehículos quemados en unas 20 localidades

Yuriria Iturriaga
La Jornada

Restos de vehículos quemados en un estacionamiento de Suresnes, oeste de París, que fue blanco de la ira de jóvenes de origen africano contra el gobierno FOTO Ap
París, 5 de noviembre. En la décima noche consecutiva de disturbios en Francia, jóvenes que lograron eludir a la policía en pleno corazón de la capital francesa lanzaron bombas molotov y lograron incendiar cuatro automóviles en la céntrica Plaza de la República.
Apenas unas horas antes, al mediodía de hoy, el primer ministro Dominique de Villepin convocó de urgencia a su gabinete para evaluar la situación en las "zonas sensibles", término eufemístico para denominar las 750 áreas de mayor marginación urbana y suburbana, donde se asienta la mayor parte de las comunidades de inmigrantes de las ex colonias francesas en Africa.
Los resultados del encuentro ministerial no fueron revelados a los medios de comunicación, pero el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, dijo al salir de la cita que el gobierno francés tiene una posición "unánime de firmeza".
En la madrugada de este sábado, Sarkozy realizó visitas a las comandancias policiales de la periferia parisiense para alentar a los oficiales en sus tareas y destacar que "la clave" para resolver el problema de violencia en los suburbios (la banlieu) "es la detención" de los amotinados.
"Me encanta ver esto", dijo Sarkozy a los agentes, mientras mostraba una lista de detenidos.
Durante la noche del viernes al sábado, un total de 253 jóvenes fueron detenidos, luego que 897 vehículos fueron quemados en una veintena de localidades ubicadas en todos los puntos cardinales de Francia, en Estrasburgo (noreste), Rouen (noroeste), Marsella (sur), Versalles (cerca de París), Burdeos (suroeste), Lille (norte), Niza (en la turística Costa Azul del sur) y Pau (sur), informaron las autoridades.
Tan sólo en la periferia parisiense hubo 650 autos en llamas, según la policía. Los hechos de la madrugada de este sábado arrojaron el mayor saldo de destrucción y detenciones desde que empezó la crisis de los suburbios.
La noche del 27 de octubre pasado, en la localidad de Clichy-sous-Bois, en la periferia noreste de París, cerca del aeropuerto internacional Charles de Gaulle, dos adolescentes de ascendencia africana murieron electrocutados en una subestación de energía, cuando trataban de eludir uno de los escrutinios de la policía.
Al enterarse de los decesos, los jóvenes de esa población comenzaron a incendiar automóviles y a lanzar piedras contra los agentes de seguridad capitalinos.
El gobierno central francés respondió con el envío de unos mil policías antimotines a la zona, mientras el ministro Sarkozy dijo que los responsables de los disturbios eran "la escoria" de las zonas suburbanas, lo cual extendió la furia a otras localidades de París.
El jueves por la noche, los ataques se extendieron a ciudades de la provincia.
Después de 10 noches de disturbios, los amotinados no han causado la muerte de civiles ni agentes de seguridad del Estado francés. Desde la novena noche, los grupos de jóvenes solamente lanzan bombas molotov contra sus objetivos y luego evitan el enfrentamiento con la policía.
Las compañías de seguros -citadas por medios de información de Francia- evaluaron en al menos 8 millones de dólares los daños causados durante una semana de conflagraciones en los suburbios de París.
Los primeros reportes oficiales en la noche del sábado al domingo dieron cuenta de decenas de vehículos quemados, pero hasta el cierre de la edición los reportes mencionaban hasta 607 unidades, más de la mitad fuera de Ile-de-France, donde se encuentra la capital y su zona metropolitana.
Un total de 70 personas había sido detenido, según ese reporte.
La información policial mostró que los incendios ocurrieron en el centro de París y en varias localidades del interior, incluidas Toulouse, Burdeos y Marsella -capital del departamento de Yvelines-, por segundo día consecutivo.
En esa ciudad del sureste de Francia el blanco de los incendios de esta noche abarcó una biblioteca y un depósito de papel.
En Essone, en la periferia de París, los amotinados incendiaron dos escuelas e igual número en Acheres. En el epicentro de los motines, la jurisdicción de Seine-Saint-Denis -donde está Clichy-sous-Bois-, fue quemado un gimnasio. En Nantes, una docena de auto; en Rennes siete y en Lyon 15, por primera vez en 10 días.
El balance oficial de la noche del viernes al sábado indica que en distintas localidades las llamas cubrieron tres escuelas, una alcaldía, un depósito de textiles, un almacén de neumáticos, una concesionaria de autos, un estacionamiento, las oficinas de un tribunal de primera instancia, una alcaldía y una sinagoga.
"En la totalidad del territorio el fenómeno sigue siendo moderado, aun cuando es inquietante", indicó un portavoz de la policía nacional, citado por Afp.
Helicópteros, para reprimir
Los disturbios en el país continuaron en la noche del sábado pese a que el Ministerio del Interior incrementó el refuerzo policial en la periferia de París, en la jurisdicción del departamento de Ile-de-France. Los agentes antimotines recibieron por primera vez el apoyo de siete helicópteros.
Esta noche no hay información de hechos violentos en Aulnay-sous-Bois, donde unas 500 personas se manifestaron en la mañana de este sábado para pedir diálogo y fin a los ataques nocturnos.
El gobierno central no respondió a los reclamos de la oposición de izquierda, en el sentido de que el presidente Jacques Chirac debe ofrecer disculpas a las familias de los suburbios que perdieron a sus hijos y a la gente que habita las zonas "sensibles".
El jefe de la bancada socialista en la Asamblea Nacional, Jean Marc Ayrault, acusó hoy al mandatario de ser responsable de la violencia en los suburbios por no haber cumplido las promesas de campaña en materia de seguridad.
El parlamentario pidió la reintroducción de la policía de barrio ("de proximidad") creada por el anterior gobierno socialista: "Se trata de agentes que viven en el lugar y conocen a la población. Cuando estalla una crisis, pueden ser más operacionales".
A todo esto se sumó hoy la voz del rector de la mezquita de París, Dalil Boubakeur, quien se pronunció por que el gobierno pronuncie "palabras de paz" para apaciguar el ánimo de los jóvenes que han causado los disturbios.