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Europa


En Itoiz no cabe hablar ya ni de previsión ni de respeto, sino de temeridad, irresponsabilidad y provocación
Hacia la catástrofe en el pantano de Itoiz

Javier Larrea

El agua es un elemento que tiene para las personas, al menos, dos caras muy diferentes. La necesitamos a diario para subsistir, para lavarnos, para limpiar, para producir y para otras muchas actividades más. Sin embargo, en ocasiones, es protagonista de grandes tragedias. Es una fuerza de la Naturaleza que obedece a sus propias reglas, que debemos respetar y prevenir.

Estos días contemplamos entre incrédulos y consternados el desastre ocurrido en varios países de Asia, donde olas gigantescas han causado más de 150.000 muertos y han arrasado poblaciones enteras. Según qué costa, hubo entre 1 y 6 horas para avisar a la población, pero como no había instalados sistemas preventivos de detección de maremotos y de alarma no fue posible alertar y evacuar las zonas afectadas. En este caso los responsables políticos y técnicos hubieran debido prever esta posibilidad y actuar en consecuencia.

Una tragedia en la que no se respetaron las reglas de la Naturaleza y en la que murieron decenas de personas sucedió en el camping de Biescas, pues se permitió su ubicación en el antiguo cauce de un torrente. El técnico que denunció este despropósito fue castigado con la pérdida de su puesto y categoría profesional.

En el pantano de Itoiz no cabe hablar ya ni de previsión ni de respeto, sino de temeridad, irresponsabilidad y provocación. Los responsables políticos y técnicos de esta obra han sobre- pasado ya con mucho los límites de seguridad que debieran prevalecer en una presa como ésta, considerada oficialmente de máximo riesgo. En estas últimas fechas, esta banda (siempre van en grupo a cometer sus fechorías) de irresponsables se ha dedicado al marketing del pantano, engañando nuevamente a la opinión pública. Han inaugurado ficticiamente (¿dónde va el agua?) el canal de Navarra, han anunciado que Pamplona ya no debe temer convertirse en un desierto, pues llega el agua de Itoiz y han visitado las entrañas de la presa, con riesgo evidente para sus vidas y no s broma, para demostrar que no pasa nada y que el muro de hormigón lo aguanta todo. Todo muy bonito y vendible, si no fuera porque hay varios miles de personas que ven amenazadas sus vidas y su bienestar cotidiano por el llenado del pantano. Para que no crean los lectores (gracias por hacerlo y ponerse en nuestro lugar) que somos unos alarmistas, he aquí varios argumentos basados en hechos reales:

­ El profesor Rebollo, de prestigio más que reconocido en su profesión, en un estudio elaborado para la Coordinadora de Itoiz, advirtió de siete riesgos catastróficos en caso de que se llene totalmente el pantano. Como contraargumento se esgrimieron numerosos informes elaborados por técnicos a sueldo del Gobierno o de la Confederación Hidrográfica del Ebro. ¿Cabe confiar en estos técnicos? No. Algunos de ellos están imputados como acusados en el proceso del pantano de Yesa por ocultar información y falsificar informes y en general desarrollan su labor bajo la presión y dictado de los políticos, como bien dijo el ex jefe del Servicio Navarro de Geología, Sr. del Valle de Lersundi. De todos modos, ante esta disparidad de opiniones y como estamos hablando de poner o no en juego la vida de muchos ciudadanos, lo normal es que se hubiera contratado un estudio absolutamente independiente a técnicos internacionales expertos en la materia. Los responsables políticos nunca han valorado esta posibilidad ni la han permitido (por ejemplo al Ayuntamiento de Lónguida).

­ El Plan de Emergencia se debió haber implantado antes de comenzar el llenado, pero no fue así. Además éste se descontroló, pues se taponaron los aliviaderos y casi se inunda (por sólo dos metros y porque los buzos actuaron con eficacia) el entonces todavía habitado pueblo de Itoiz. Nadie se ha preocupado en informar de este Plan a las poblaciones ribereñas del Irati, Arga y Ebro, creernos que intencionadamente, no vaya a ser que en Sangüesa, Tudela o Zaragoza comiencen a preguntarse cuántos metros de agua les pasarían por encima si el pantano de Itoiz revienta o se desborda. ¿Que somos unos exagerados? Pues según cálculos oficiales contenidos en ese Plan, el caudal de agua liberado sería unas ¡90 veces! el habido en la última gran riada que acongojó a muchos vecinos del Ebro.

­ Lo más grave sin embargo está ocurriendo con el plan de puesta en carga del pantano. Coincidiendo con la primera fase de llenado, que debería haber llegado a una cota máxima de 530, incumplida por exceso continuamente, se han producido en la zona (Aoiz, Nagore, Lizoain...) más terremotos en seis meses (alrededor de 200) que en todo un siglo, con el resultado de más de cien viviendas afectadas. El sentido común nos dice que puede tratarse perfectamente de sismicidad inducida por el llenado del pantano, como de hecho ha ocurrido en otros embalses. El geólogo de la Universidad de Zaragoza, Sr. Casas, explicó científicamente en una charla organizada por le Coordinadora de Itoiz el porqué de esta sismicidad inducida. A los responsables políticos y técnicos de la obra esta situación les ha pillado fuera de juego, sin capacidad de respuesta y sin medios técnicos para evaluar el problema. Lo que nos dicta la razón es que, ante una situación que afecta a la seguridad y el bienestar de miles de ciudadanos, debería vaciarse el pantano, para que nuevamente técnicos expertos en la materia, independientes y de prestigio internacional puedan elaborar un informe al respecto. Pensarán, sin duda, que ésta es la decisión tomada por el Ministerio de Medio Ambiente, la CHE y el Gobierno de Navarra, pero ¡sorpresa! sin explicación algu- na el llenado continúa a ritmo vertiginoso, situándose en torno a la cota 550. Saquen ustedes sus propias conclusiones, pero tenemos claro que si el río Irati pasara por el centro de Pamplona, este pantano nunca se hubiera construido y mucho menos llenado.

Por éstas y otras muchas razones (legales, ecológicas, económicas, sociales...) queremos denunciar públicamente al Gobierno de Navarra, al Parlamento navarro, al Gobierno español, a la Confederación Hidrográfica del Ebro y a los ayuntamientos cómplices de la zona por sus decisiones y actuaciones temerarias e irresponsables en la construcción y el llenado del pantano. Todos ellos son y serán los culpables de todo lo que ocurra en Itoiz.

* Javier Larrea. Plataforma de vecinos amenazados por el pantano de Itoitz.