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Argentina: La lucha continúa

El caso Razzetti y la Triple A

Las guerras viejas

Carlos del Frade
Argenpress

Carlos Razzetti se presentó como querellante en los tribunales federales rosarinos para impulsar la reapertura de la causa del asesinato de su padre, ocurrido el 14 de octubre de 1973 en Rosario. El informe de la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación es contundente: se trató de un crimen de lesa humanidad. De tal manera, en caso de avanzarse en la investigación podría constituir el inicio de las investigaciones sobre los cientos de asesinatos cometidos por la Triple A, aquella organización liderada por el ex Ministro de Bienestar Social, José López Rega y que contó con el apoyo de diferentes organizaciones sindicales y empresariales. Una buena manera de comenzar a explicar los orígenes del terrorismo de estado en aquel período que el propio Agustín Feced denominó el tiempo de 'las guerras viejas'.

El dictamen

Constantino Razzetti fue asesinado en la madrugada del 14 de octubre de 1973 luego de participar de una cena del justicialismo de la zona norte de Rosario que celebraba la vuelta de Juan Perón a la presidencia del país.

La investigación que se hizo en la justicia provincial fue una farsa: no se siguieron pistas, apenas se preguntaba a algunos testigos, no se tomaban declaraciones a otros que aparecieron mencionados en el expediente y se cerró con una llamativa y evidente celeridad.

Tres décadas después, el licenciado Oscar Guerrero, a cargo de la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, encuadra el asesinato dentro de la ley 24.411 que contiene a los familiares de las víctimas de crímenes de lesa humanidad.

Con semejante dictamen, Carlos Razzetti, uno de los hijos del entonces vicepresidente del Banco Municipal de Rosario, presentó la necesidad de reabrir el caso ante el juez federal Carlos Vera Barros. Y el jueves 4 de agosto de 2005 se constituyó como querellante.

El dictamen de Guerrero dice que 'la conclusión que puede extraerse es que la investigación tendiente a individualizar a los autores de la muerte de Razzetti fracasó, pero los elementos reunidos en la causa' permiten 'afirmar que en un particular clima de enfrentamiento interno la víctima era caracterizada como pro Juventud Peronista y supuestamente, por ello, 'comunista', con alto grado de independencia respecto de las corrientes tradicionales del justicialismo'.

La fecha del asesinato de Razzetti 'coincide con la pública actuación de la denominada Allianza Anticomunista Argentina o Triple A o AAA que tiene inicio notorio con el atentado con explosivos contra el entonces senador nacional doctor Hipólito Solari Irigoyen, cometido en octubre de 1973'..

Para Guerrero el caso está enmarcado en los fundamentos que acompañaron la decisión judicial en torno al asesinato del doctor Rodolfo David Ortega Peña, una de las más emblemáticas víctimas de la Triple A.

Uno de los aspectos que destaca el funcionario del Ministerio de Justicia es que 'las consecuencias de la aplicación del terrorismo de estado inspirado en la Doctrina de la Seguridad Nacional' definen un 'contorno histórico determinado cuyo hito inicial no iría más atrás de 1970'.

El dictamen de Guerrero, firmado el 25 de agosto de 2000, sostiene que el caso Razzetti 'fue producto del accionar de un grupo paramilitar, en el marco de la denominada 'lucha antisubversiva' y respondiendo el susodicho accionar al modus operandi' descripto en la sentencia del 9 de diciembre de 1985, en ocasión del juicio a las Juntas Militares que usurparon el poder en marzo de 1976.

Añade el documento que 'las características personales de la víctima, su militancia sesgada a favor de los sectores considerados 'subversivos' del peronismo y el 'modus operandi' desplegado, permite asignar la responsabilidad el hecho a un grupo paramilitar en el marco de la denominada lucha antisubversiva', repite el funcionario.

Por lo que termina diciendo que 'se encuentra suficientemente probado' la muerte de Razzetti fue causado por un 'grupo paramilitar en las circunstancias previstas por la ley 24.411 y su reglamentación'.

La consecuencia es que se trató de un crimen de lesa humanidad cometida por bandas que luego integraron la Triple A y que después se licuaron en las Tres Fuerzas Armadas como bien lo describiera Rodolfo Walsh en su carta abierta a la Junta Militar en marzo de 1977.

La Triple A rosarina

El 30 de abril de 1973, el comisario Juan José Saichuck, por entonces titular del Servicio de Informaciones de la Unidad Regional II de La Santafesina SA, produjo un informe que puede leerse como el documento de identidad del funcionamiento de las bandas de derecha que luego pasarían a llamarse como la Triple A.

Saichuck, el jefe, boxeador y acróbata, había pedido colaboración a sus subordinados para la elaboración del informe. El objetivo del mismo era establecer un 'panorama' de la Juventud Peronista.

'El medio juvenil local ha llevado a cabo, recientemente, en nuestra ciudad, diversas reuniones en las cuales participaron elementos juveniles peronistas provenientes de la provincia de Buenos Aires y Capital Federal (Básica Bomplad). Asistieron integrantes de la Regional II, Comando Unidad, sectores afines con la 'izquierda', identificados con 'el socialismo nacional', habiéndose tratado en dichas reuniones como temas de importancia: 'La constitución de las Milicias Populares' - 'Decreto de Ley de amnistía para presos políticos'. De acuerdo a lo expresado por los delegados capitalinos, los mismos contarían con el 'aval' del doctor Juan Manuel Abal Medina', decía el prólogo del documento que permaneció inalterable casi treinta años.

Aclaraba que las 'milicias' o 'brigadas' responderían 'a la inspiración del dirigente juvenil Galimberti, recientemente defenestrado por Perón, y que no serían elementos de choque'. Describía las operaciones de información, correos y vigilancia y dejaba sentado que 'los grupos armados Montoneros y FAR proseguirían con sus estructuras activas y podrían llegar a ser los ejecutores de aquellos a quienes se les sindique como traidores al movimiento, al país, autores de torturas, vejámenes, muertes, secuestros; delincuentes económicos'.

En relación al Ejército Revolucionario del Pueblo, el escrito mencionaba que 'actuaría en forma independiente y en células cerradas, sin contactos con FAR o Montoneros. El ERP en sus planificaciones no consulta ni pide apoyo a ningún grupo peronista'.

La visión de los informantes rosarinos era que para la Juventud Peronista cada uno de los grupos armados 'lucha por sus presos en forma individual'.

Los servicios señalaron que las reuniones se hicieron en la Unidad Básica de calle Viena 5329 y en el bar Il Piave, ambos en la zona de Saladillo.

Para los redactores del documento, los sectores que respondían a Galimberti se centralizaban en el denominado Comando Tecnológico que agrupaba al Comando Unidad, Frente Estudiantil Nacional (FEN), Juventud Peronista Revolucionaria, Juventud Universitaria en Lucha, Unidad Regional II, Juventud Peronista, Comisión de Movilización, Comisión de Apoyo Familiares de los Presos Políticos contra la Represión y la Tortura, Comisión Felipe Vallese de Solidaridad con los Presos del Pueblo.

Lo más interesante del informe se ubica en los siguientes dos párrafos, en donde se hace un análisis de la situación.

'Los fines perseguidos empleando parte de estas siglas fueron determinados por la infiltración, captación y distorsión ideológica de elementos juveniles peronistas, quienes ante la carencia de dirigentes consustanciados con los lineamientos justicialistas fueron absorbidos por los que pregonaban la 'patria socialista o izquierda nacional', un comentario digno de cualquier dirigente de la derecha peronista y que luego se utilizaría como supuesta justificación para el enfrentamiento que se concretó después de Ezeiza.

Luego, en el documento hay una referencia al 'éxodo de militantes' que sufría, por aquellos días, el FEN, dirigido 'por lo que determinados círculos de la juventud consideran como 'el marxismo israelí' representado por Grabois y acólitos'.

Pero lo que viene es una clara advertencia de lo que efectivamente ocurrió: 'Las nuevas pautas a darse en el consenso juvenil pueden determinar, dentro de la disciplina y verticalidad que imponga Perón, una 'purificación' doctrinaria de la juventud, precedido de una depuración, considerando que aún el líder máximo del peronismo se halla en condiciones de controlar a la juventud por el giro dado al espectro que creara a través de los dirigentes defenestrados'.

Los términos 'purificación' y 'depuración' serían utilizados no solamente por los sectores ortodoxos del peronismo, sino que después formarían parte de las homilías de vicarios y obispos que exigirían una purga de sangre a las fuerzas armadas. El documento Saichuck, entonces, obliga a preguntar ¿cuál fue el origen de la represión política en la Argentina en los años setenta?

¿Fueron los sectores más reaccionarios del peronismo los que impusieron esta lectura, o los integrantes de las distintas fuerzas de seguridad y armadas los que terminaron quedándose con el peronismo?

Hay otro dato interesante: el surgimiento de las llamadas Legiones Nacionalistas.

'La planificación y organización de las mismas estaría en manos de Sánchez Sorondo y del doctor Vicente Solano Lima. Dicho impasse se habría suscitado debido a diferencias entre Cámpora y Solano Lima, no obstante el aval de Perón al vicepresidente electo para la conformación de las citadas legiones que deberían estar encuadradas dentro de los lineamientos de la doctrina nacional del Justicialista', sostiene el informe.

'La concreción de estas LEGIONES (así con mayúsculas está en el escrito) estaba prevista para todo el ámbito nacional, especialmente jóvenes identificados con el peronismo no oficial y del nacionalismo ortodoxo. Para tales efectos estaba previsto el viaje de dichos elementos jóvenes para ser interesados en el cometido a cumplir o desarrollar', se afirma en la tercera hoja del informe del 30 de abril de 1973.

Sánchez Sorondo fue el candidato a senador nacional por la Capital Federal en las elecciones del 11 de marzo. Fue derrotado por el entonces joven abogado radical Fernando De La Rúa. Esa situación hizo que Solano Lima no viajara a Madrid junto a Cámpora para entrevistarse con el viejo General.

Se hace mención a que el FEN reeditó el ensayo 'Revolución cultural' apoyado por los 'llamados nacos (nacionalismo cristiano), calificándose verdaderos ortodoxos en cuanto a la interpretación de la doctrina justicialista y señalando a los componentes de la Unidad Regional II como distorsionados izquierdizantes. Esta posición indudablemente producirá, a no dudar (repite el redactor sin el mayor prurito literario) fricciones entre FEN y Unidad Regional II'.

Teoriza que el alejamiento de Galimberti exigido por Perón 'ha causado un relajamiento en la tensión existente en medios políticos y gremiales, entendiendo que todo ello marca un cambio en el rumbo dado al peronismo, en especial a la relación con el FREJULI y Fuerzas Armadas'.

Saichuck terminó de leer el informe y por alguna extraña razón se lo llevó a su casa.

Al Gato Saichuck lo envenenaron a fines de 1976, pero sus trabajos de inteligencia marcaron la tendencia no solamente de las patotas que acompañaron a Agustín Feced, sino también los procedimientos y la ideología de aquella federación de bandas de delincuentes y de ideología fascista que se denominó Triple A.

La Juventud Peronista ya estaba infiltrada aun antes de la asunción de Héctor Cámpora y la idea de la depuración del justicialismo era un claro objetivo que compartían los servicios de las distintas fuerzas de seguridad y armadas con dirigentes sindicales, grandes empresarios y también políticos.

El informe Saichuck, del 30 de abril de 1973, prologaba el asesinato de Constantino Razzetti, las matanzas de la Triple A, la invasión a Villa Constitución y el golpe de estado de marzo de 1976.

Formaba parte de la estrategia de las llamadas guerras viejas, como las bautizaría Feced ante la Justicia de Instrucción Militar, en 1986, a la hora de hacer la historia del terrorismo de estado inaugurado diez años antes.

El caso Razzetti puede ser el inicio de la investigación de aquellos crímenes de lesa humanidad cometidos por la Triple A, no solamente en Rosario, sino en todo el país.