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Argentina: La lucha continúa

Política, televisión, insignificancia

Hugo Presman
Argenpress

"Quieren proscribir al peronismo" exclamó desorbitado el presidente Néstor Kirchner remedando a su enemigo elegido Carlos Menem quién también suscribió el grotesco argumento, cuando no podía constitucionalmente ser reelecto por tercera vez consecutiva en función de la misma Constitución que él promovió. Tinelli, en el horario central de la televisión abierta, acompaña con la cámara a uno de los chicos y lo enfoca mientras orina.

"Vengo a ayudar al país" afirma Domingo Cavallo, dispuesto a emprender una tarea para lo que nadie lo convocó. Está dispuesto a usar su candidatura legislativa para explicar lo inexplicable. Como test para asumir tan patriótica tarea manifiesta que en la calle todavía nadie lo puteó. En el programa de Marley la ex vedette Alejandra Pradón orina en público.

Eduardo Duhalde traicionó a Menem. Menem traicionó su programa de 1989. Néstor Kirchner traiciona a Duhalde. Felipe Solá traiciona a Duhalde y sufre de am nesia por sus ocho años al lado de Menem. Los intendentes duhaldistas se pasan al kirchnerismo atraídos por la caja. Es posible que Menem - Rodríguez Saá - Duhalde forjen una nueva alianza olvidando odios y zancadillas pasadas. A ese conglomerado se subirán Patti y Rico. Sucede en el justicialismo, el partido que hace de la lealtad un culto y tiene un día instituido al ejercicio y práctica de esa virtud. En el programa de Susana Giménez, un grupo de pseudo artistas con ropas mínimas se pelean por rivalidades y traiciones recíprocas.

"El gobierno es nazi….se matan entre ellos y eso me alegra" exclama Elisa Carrió cuyo principal caballito de campaña es el contrato moral. Santos Biasatti no se sonríe nunca porque cree que eso le quitaría seriedad al personaje que creó inclinado a la prédica moralista.

Mauricio Macri considera a los piqueteros como delincuentes y sobre ellos centrará el eje de su campaña. Su pensamiento o su ausencia queda reflejado en la revista de La N ación del día 24 de julio: "En esta ciudad, si uno circula mejor, si hay seguridad, tiene más ganas de invertir, más ganas de producir, más ganas de crear. Pero sin seguridad no se puede circular, se tiene miedo y el miedo paraliza". Como se ve la Capital Federal tiene un problema central que es de tránsito que en el no-pensamiento macriano son los piqueteros. En los programas de investigación televisiva, nunca una cámara oculta es capaz de desnudar a un poderoso como Macri, intocable como todos los integrantes del establishment.

Ricardo López Murphy invoca a la justicia social.

La asociación Menem - Rodríguez Saá se denomina "peronismo popular". El lenguaje es un envase que oculta un contenido diametralmente diferente. En televisión Tinelli hace uso de cámaras sorpresas que se presumen falsas.

El entrelazamiento entre contenido la solidez del discurso político y la programación televisiva se reitera hasta el infinito. Ambos adolecen de una falta de calidad considerable. De una vulgaridad sorprendente. De una chabacanería extrema. De una insustancialidad supina.

Televisión y política

La televisión determina la existencia social. "Te vi por televisión" es el equivalente a decir existís. Quién no haya pasado algunos segundos por la pantalla de televisión no podrá acreditar su paso por este mundo aunque muestre los documentos de identidad que certifican que nació. Desde el punto de vista legal esto es una evidente exageración, pero no lo es desde el punto de vista social. De ahí que algunos hagan cualquier cosa por treinta segundos de aparición televisiva. Las cámaras tienen un efecto tan intenso sobre las conductas que no puede dejar de sorprender que el padre que ha perdido un hijo en un accidente, al ser reporteado, cuente la historia, su drama, como si fuera un tercero.

Si hay una protesta que no corta la calle, no interesa televisivament e. El movilero incitará a hacerlo. Luego desde estudios, alguien editorializará sobre el derecho a la libre circulación.

Los políticos bastardean su pensamiento, no demasiado sofisticado, con declaraciones escandalosas que apuntan a ser copetes gráficos o detonantes mediáticos. Se privilegia la declaración desorbitada e insustancial y los denuestos recíprocos. Como la necesidad de impactar necesita dosis cada vez más extravagantes, se termina en el estruendo declarativo cada vez más burdo. El ejercicio de la insignificancia necesita de una renovación permanente. Nada es perdurable. Todo debe durar poco.

El filósofo griego Cornelius Castoriadis lo define así: "Tenemos la traición hecha por los críticos mismos de su rol de críticos; tenemos la traición de parte de los autores de su responsabilidad, de su rigor; tenemos la vasta complicidad del público, que está lejos de ser inocente en este asunto, ya que acepta el juego y se adapta a lo que se le da. El conjunto se instrumentaliza, se utiliza por un sistema que en si mismo es anónimo….La televisión ofrece, evidentemente, el mejor ejemplo de ello: el hecho de que algo se sitúa en el centro de la actualidad durante veinticuatro horas, se transforma en insignificante y deja de existir veinticuatro horas después porque ya se encontró o habrá de encontrar otra cosa que ocupe su lugar. Culto de lo efímero que exige al mismo tiempo una contracción extrema: lo que en la televisión norteamericana se llama attentión span, es decir la duración útil de la atención de un espectador, era de diez minutos hace algunos años, reduciéndose gradualmente a cinco minutos, luego a un minuto y ahora a diez segundos. El spot televisivo de diez segundos es considerado como el medio de comunicación más eficaz, es el que se utiliza durante las campañas presidenciales, y es totalmente comprensible que estos spots no contengan nada sustancial, sino que estén dedicados a insinuaciones difamatorias. Aparentemente, es lo único que el espectador es capaz de asimilar. Esto es verdadero y falso a la vez. La humanidad no se ha degenerado biológicamente, la gente sigue siendo capaz de prestar atención a un discurso argumentado y relativamente largo; pero también es cierto que el sistema y los medios "educan" - a saber deforman sistemáticamente - a la gente de manera tal que o puedan interesarse finalmente por algo que supere algunos segundos o, en rigor, algunos minutos."

Los actos políticos se hacen hoy para que se miren por televisión. Se monta un escenario para dos mil personas y el lenguaje, los tiempos, y el escenario están diagramados para las cámaras. Si se recuerda que en las campañas electorales para el 30 de octubre de 1983, Alfonsín y Luder reunieron en la 9 de julio entre quinientas mil y ochocientas mil personas cada uno, la comparación numérica traduce el vaciamiento sufrido por el régimen periódico de elecciones. Y eso no es culpa de la televisión. La responsabilidad es fundamentalmente la adopción por parte de los partidos mayoritarios, de políticas a favor de los sectores concentrados de la economía y de los acreedores externos.

Ya se ha naturalizado que las vallas separen al poder ejecutivo y legislativo de los que lo votaron. Pero ese acostumbramiento no impide visualizar la fragmentación y vaciamiento de los partidos políticos mayoritarios. Es el caso del justicialismo imposibilitado incluso de dirimir sus diferencias en una interna. Aunque luego la verticalidad, la caja y el poder han acomodado las diferencias y las cargas.

Los agravios han sustituido a las ideas. El estruendo a la reflexión. La chicana a la propuesta. La televisión y los medios en general priorizan el escándalo. El político para ser requerido debe ser un declarante que levante el rating. Pensar se supone aburrido y por lo tanto ultimado por el zapping.

El debate en estos términos se transforma en un programa de exposición de miserias humanas como el que condujo Moria Casán durante varios años. Hoy la vedette salta a la política para proponerse como legisladora de la mano del riojano devastador. Su periplo marca simbólicamente este tránsito de la política no para transformar la sociedad sino para remachar la inequidad.

Como diría el vizconde Francois René Chateaubriand: "Hay tiempos en que no hay que gastar el desprecio sino con moderación, debido al gran número de personas que se lo merecen"

El doble lenguaje es impúdico. Néstor Kirchner declara en Balcarce que no negociará con el FMI la justicia social de los argentinos al mismo tiempo que suspende un aumento a los jubilados del 10% para no acelerar la inflación. Eso cuando se ha recaudado en siete meses el 80% de lo planificado para todo el año. Las reservas crecen mes a mes pero el hambre y las muertes evitables se mantienen con prescindencia del mejoramiento de los índices macroeconómicos. Según datos del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI) publicados en el diario El País de España "prácticamente la mitad de los menores de dos años tiene anemia por déficit de hierro en su dieta, y un 15% de los niños argentinos sufren de desnutrición crónica". En el trabajo "La infantilización de la pobreza" de la CTA, se sostiene que la tasa de indigencia para los menores de 18 años es de 42,80% en Santiago del Estero, del 41,10% en Corrientes. Argentina no es un país africano ni asiático. Su capacidad económica no justifica lo que ocurre". "
En el Gran Buenos Aires, el 63% de los chicos menores de 14 años viven en hogares pobres y de allí cien mil chicos menores de esa edad trabajan en la calle" (Economista Carlos Leyba, revista Debate del 22-07-2005)

Esto es un crimen inadmisible que no tiene atenuantes.

Si un padre tuviera millones de dólares en el banco y sus hijos desnutridos, merecería los más duros adjetivos.

Cuando un gobernante hace lo mismo, los accionistas de los niños descalzos dicen que es un buen administrador. Aunque esos accionistas, los dueños de la Argentina, que ganan como en la justamente denostada década del noventa, no simpaticen con los discursos presidenciales. Necesitan que se los halague públicamente y se les reconozca la legitimidad de sus utilidades cuantiosas obtenidas en mercados concentrados con benevolencia estatal y con leyes privilegiadas como tienen las petroleras y mineras.

La insignificancia cubre la política y la televi sión. Superar este bastardeo es imprescindible para que la política sea un instrumento de liberación.

La política

La política auténtica se hace sin vallas, en contacto directo con el pueblo, acercando las palabras a los hechos. Como lo sostenía en 1990 Germán Abdala, el dirigente de ATE, que sintetiza el espíritu de ésta nota: "Hoy estamos empezando a verbalizar lo que significó el proceso militar en este país, que aparte de todo lo que fue la persecución y la ilegalidad nos rompió las actitudes solidarias, nos hizo a vos y a mi dudar de que juntos podíamos hacer algo bueno. En eso tuvieron éxito. Nosotros dudamos y a veces decimos: "pará si me puedo salvar yo, espera, espera, está la mano dura, está difícil esto, para que comprometerme. Mira que nos fue tan mal antes. Rompieron las actitudes solidarias en una sociedad. Ese es el valor más alto que puede generar la humanidad en su evolución. Esto no s va a costar mucho recomponer. Yo creo que vamos cada día, a ir viendo una sociedad nueva que se va a expresar comunitariamente, que los políticos van a tener que entender que hay muchas cosas de la politiquería barata que no sirve, que por eso los chiflan cada vez que van a algún lugar, o son repudiados. Hay que volver a hacer creer que la política sirve, porque este es tal vez el triunfo más alto de ellos, o sea de los poderosos, de los que no necesitan la política para manejar el poder, porque tienen el dinero, tienen las armas, tienen todo eso. El pueblo necesita la política para ponerle reglas de juego a ellos.

Ahora como lograron desvalorizar la política, entonces hoy la gente está sin herramientas. Esto es lo que hay que volver a reconstituir en la Argentina."