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Argentina: La lucha continúa

Avanza el mal de Chagas entre los aborígenes

Juliana Ramírez
Red Eco Alternativo

Una investigación realizada por la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) reveló que el 60% de los habitantes de las comunidades aborígenes de Formosa padece la enfermedad.

 Tal como lo expresa el estudio llevado a cabo por el Instituto de Medicina Regional de la UNNE, existen regiones mucho más vulnerables que otras, y dentro de ellas, sectores postergados que se encuentran más expuestos a las picaduras de la vinchuca. Este es el caso de las comunidades aborígenes de Formosa donde la proliferación del Mal de Chagas afecta a seis de cada diez personas. Entre las principales causas que propiciaron esta avanzada figuran la falta de atención médica, un plan de apoyo tardío y las condiciones dadas por el ecosistema. En Latinoamérica la enfermedad afecta a 18 millones de personas mientras que en Argentina la cifra asciende a 2,3 millones.

Para realizar el informe el Instituto entrevistó a 164 personas de entre 1 y 80 años pertenecientes a las comunidades Toba, Wichi y Pilagá. Los resultados revelaron que la presencia del Mal de Chagas en estos sectores supera 6 veces la tasa obtenida para la población general en la provincia (10 por ciento) debido a que el ecosistema donde habitan es ideal para el desarrollo de la infección y no cuentan con los recursos necesarios para tomar las prevenciones suficientes.

Las etnias aborígenes de la región alcanzan cerca de 30 mil habitantes. Cada vivienda varía según el estilo de vida practicado aunque, generalmente, consiste en una estructura abovedada, construida con ramas enclavadas en el suelo que se unen en la parte superior, cubierta con ramas, cueros y paja, constituyendo un ecosistema más que propicio para la instalación y diseminación del parásito que causa la enfermedad de Chagas Por otro lado, el informe expresa que el avance también se debe a que la atención médica no llega a estas comunidades.

Los investigadores encontraron que las enfermedades habituales en las comunidades indígenas (tuberculosis, desnutrición, chagas, venéreas y brucelosis) hacen estragos debido a una dieta alimentaria descompensada, basada en el maíz, el zapallo, carne de cabríos y pescado, fruta y casi ninguna verdura. La principal forma de contagio es la vectorial, a través de la picadura de la vinchuca, por transfusión de sangre y por vía transplacentaria. "El desconocimiento de la realidad puntual para cada etnia, dentro de su contexto ecológico y social, nos presenta un panorama más sombrío y de mayor gravedad que el que el resto de la población. Esto se debe a que las comunidades fueron mínimamente consideradas en los proyectos de salud del país, así como en la ejecución de los mismos y particularmente carentes de continuidad" afirmaron responsables de la investigación.