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Argentina: La lucha continúa

En voz baja

Julio Chueco
La Fogata  
 
Hay situaciones en la vida social, como también las hay en la vida privada, en las que una cantidad de condicionamientos superan la calidad de lo que normalmente llamamos el entorno, el ambiente. Todo se presenta de una forma tal de la que parece que no ofrece escapatoria. Más aún, la propuesta diferente toma una forma bastante parecida a la traición.

Sabemos que somos personas enlazadas a una racionalidad que nos es impuesta desde afuera. Nos movemos dentro de algo que llamamos la realidad a través de las formas como ésta se nos presenta. Cuando llegamos, todo ya estaba dicho. Y nos diferenciamos, entre quienes, todo ya estaba dicho y basta y uienes, todo estaba dicho y veamos.
 
Sólo es que hay situaciones, como lo comento, en las que el juego de tensiones supera esta normalidad, tal como en estos tiempos la practicamos. Ha habido dos asesinatos en la misma jornada, junio de 2002, ha habido demasiadas muertes en el pueblo desde pocos años atrás en más. Está en juego un juicio en los estrados de la justicia, ha habido demasiados juicios en esta injusticia, algunos en curso, algunos con sentencias francamente indignantes. Gentes sin otra cosa que su desesperación porque la tal llamada realidad no le ofrece salidas, han sufrido el oprobio de cárceles en comisarías, expuestas al toqueteo de imbéciles con un uniforme prestado. Y ahora están expuestas a que parte de sus vidas sea decidida por otros imbéciles de traje, por el hecho de cortar una ruta para pedir trabajo o apurar a un intendente para que reparta los sueldos de su presupuesto un poco más equitativamente.
 
¡Y se nos hace difícil pensar que el juicio Darío Maxi es una farsa! Todos estos juicios de esta injusticia. Debe de suceder que no queremos quedarnos sin realidad y por no tener otra a mano es que la aceptamos. Es que no tenemos otra televisión que la que sale por el aparato, si lo apagamos, habrá de parecer como que nos quedamos sin aire. Debe de suceder que en esto de agitar los ánimos hay quienes se sienten animadores, animadores de las mejores causas, con el mejor tino quizás. Debe de suceder que nos sentimos sin ánimo y una causa justa es lo más preciado para animarnos.  
 
Cuatro Movimientos de Trabajadores Desocupados, de Buenos Aires y de la Provincia de Rio Negro, han salido a decir esto, que el juicio es una farsa, que no habrá justicia sin cambio social. Estan sus declaraciones, están las concentraciones realizadas frente al lugar de los hechos y en Allen, Rio Negro. De uno de ellos, Maximiliano Kosteki era compañero, acompañaba en la lucha en rutas y  puentes y en tareas comunitarias en las barriadas.
 
Han salido a decir que hay compañeras a las que se las mantiene encarceladas por el grave hecho de haber sido tomadas presas de vuelta de una protesta, colocándoles la quemadura de las puertas de la Legislatura incendiadas por bravos pagados por Macri. Dicho con todas sus letras. Han salido a decir que hay compañeras/compañeros en Cutral Co esperando un juicio por reclamar. Y miles en todo el país por protestar.
 
Fue conmocionante ver plantada la pancarta “Maximiliano Kosteki” en medio de la avenida, frente a la Estación Avellaneda, los automóviles y el transporte desviándose con cierta calma, cierto respeto, pareció que esta causa, la muerte provocada, obligaba a cierto cuidado a la hora de la molestia en el tránsito.
 
Fue conmocionante su nombre plantado ahí, trescientas personas diciendo algo así como que no aceptamos el ritmo tal como nos lo cantan. Tienen sus armas, por el momento tienen el poder para ejercer sus gatillos. Sus balas volverán.
 
Es conmocionante el registro de la pintada en el sur, en Allen, “No habrá justicia sin cambio social”. Aún todavía es una voz dicha en voz muy queda. En voz baja para lo altisonante de lo que suena por todos los parlantes. Algunos de los miles de volantes que fueron repartidos aquí, otros tantos en el sur, algunos de ellos, habran de haber dicho algo a algunos que los recibieron.  
 
La agitación frente a este juicio, la protesta ante todos estos juzgamientos, es un lugar imprescindible. Sólo que de lo que deberíamos ser capaces, por difícil que fuera, es de huir de esta calidad de inexcusable de esta escena del juicio. No podemos dejar de decir que allí no se juega otra cosa que la misma que se juega todos los días, la que nos excluye.
 
Lo que es un engaño es telonear toda esta parte de la realidad que queda entonces ocultada. Recuerdo años ha, que la izquierda decía que bien, la realidad es frustrante, pero que no se podía repartir desesperanza al  “pueblo”, se decía entonces. Lo que es una deslealtad es esperanzar que de este juicio, que de ese tribunal, de esta justicia, saliera algo que nos reinvindique.  
 
Lo que es una vileza es esperar que la frustración se produzca y entonces luego sí, agitar a través de la frustración producida. Es un vileza porque entre otras cosas, confirma la idea que tal como estamos pudiera haber una justicia posible. Sólo que hay que contar con la buena gente que quiera hacerlo.  
 
Seguramente que es un sinnúmero de causas las que hacen casi imposible zafar de esta escena del juicio. Muchas voces fueron consultadas por este tema, voces autorizadas. Sin excepción todas callaron. Hay un tufillo a traición, a estar en lo que se llama asintonía social, fuera del tono en el que toca la orquesta, algo parecido a la locura.  
 
Habrá de haber causas subjetivas en ésto, el sentido de defensa de la dignidad en los compañeros, de seguro que hay causas políticas, la que pretende de esta manera llegar a una revolución que se merezca llamar revolución y no repetición.