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        Argentina: La lucha continúa 
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Luchas sindicales por fuera de la burocracia sindical
Prensa del Frente
La semana que pasó estuvo cargada de conflictos gremiales protagonizados por una nueva generación de activistas sindicales que están confluyendo, de manera cada vez más firme, con las luchas piqueteras que siguen en pie
El gobierno -ya sea desde el ministerio de Trabajo, el de Salud, el del 
Interior, como desde la jefatura de Gabinete- expresó respecto de estas luchas 
que se trata de "conflictos politizados", donde "existen otros intereses", y se 
reiteró que "habrá firmeza" y que se "actuará conforme a la ley". En ese sentido 
se manifestó también la co-secretaria de la CGT, Susana Rueda, quien en 
referencia a las comisiones internas en lucha sostuvo que "acá hay algo raro". 
Héctor Recalde, el abogado laboralista vinculado a Hugo Moyano, minimizó los 
conflictos al asegurar que "están focalizados". Gobierno y burocracia sindical 
se posicionan como un bloque frente al surgimiento de peleas salariales y por 
las condiciones de trabajo desde las bases.
Los "gordos" mantienen aparatos y recursos, así como poder de convocatoria y 
negociación. Pero parece ser que viene llegando el tiempo de los "flacos", 
activistas sindicales de base que van encaminando la lucha a través de 
asambleas, y logran los objetivos propuestos sin claudicaciones.
Por supuesto que este es un fenómeno aún incipiente. Lejos de optimismos 
desmesurados, se puede afirmar que desde las coordinadoras interfabriles de los 
años 74-75 no se daban tantas luchas obreras por fuera de las estructuras y el 
control de las burocracias sindicales.
Conflictos en todo el país Las principales luchas de los últimos tiempos giran 
alrededor de los servicios privatizados –como los trabajadores aeronáuticos de 
Lafsa o los del Subte-, o en torno del Estado y los derechos elementales que se 
supone debe garantizar y no garantiza, como la salud y la educación. El caso más 
difundido últimamente es el del Hospital Garraham. Los enfermeros y demás 
trabajadores vienen luchando por un aumento que no se concreta desde hace 
catorce años. A nadie le escapa que sin el compromiso cotidiano de estos 
trabajadores es imposible que se sostengan los hospitales públicos. Por eso, 
pese a la maniobra gubernamental de acusar a los trabajadores de no garantizar 
las guardias mínimas, los padres de los chicos internados, salvo excepciones, se 
expresaron en solidaridad con quienes vienen cuidando la salud de sus hijos. 
Este establecimiento no es el único en conflicto. En el hospital Posadas los 
trabajadores realizaron un piquete en la Autopista del Oeste. Además hay luchas 
en el Gandulfo, el Oñativia, el Solano, el Ramos Mejía, el Durand, el Gutiérrez, 
el Teodoro Alvarez, donde vienen realizándose distintas medidas como asambleas, 
marchas y paros. En La Pampa, los trabajadores del Hospital Santa Rosa también 
pelean por su salario. En Neuquén, las asambleas de base de los hospitales y 
centros de salud de la provincia llevaron adelante una asamblea 
interhospitalaria en el Hospital Rendón, en la que ratificaron la continuidad de 
la lucha que sostienen desde hace ya 10 meses. El gobernador Jorge Sobisch 
declaró que "los gremialistas buscan un muerto".
También se desarrollaron con fuerza luchas en el sector docente. El caso de 
Salta fue el más radicalizado. Sólo se alcanzó un acuerdo luego de la represión 
ordenada por el gobernador Juan Carlos Romero -avalada cuando menos con el 
silencio por el presidente Néstor Kirchner-, que incluyó gases, palos y balas de 
goma de la policía provincial. Pero siguen vigentes otros conflictos, como en la 
provincia de Jujuy o en el Chaco. Además, los docentes universitarios a nivel 
nacional también están planteando demandas salariales.
En el caso de Lafsa se encuentra una consecuencia directa de la corrupción en el 
rubro de los transportes. El martes último las policías Federal y Aeronáutica 
reprimieron a los trabajadores que realizaban una medida de protesta. El reclamo 
es claro: piden que a todo el personal se le garantice la continuidad laboral, 
sin discriminaciones, ante el paso de Lafsa a manos de la compañía Lan 
Argentina, y que no se prohíba el derecho a peticionar o presentar acciones 
judiciales. Esta represión, que terminó con numerosos heridos y dos detenidos, 
generó la solidaridad piquetero, expresada en cortes y marchas, y la de los 
trabajadores del subte, quienes realizaron un paro por sus compañeros 
aeronáuticos. Es que los empleados de Metrovías han sido el sector que más 
avanzó en plantear demandas salariales y por las condiciones de trabajo, en 
confrontación con una patronal proveniente de lo más oscuro de las 
privatizaciones.
Resta por mencionar algunos conflictos, como el de los trabajadores de la pesca 
en Puerto Madryn, Chubut. Movilizados desde las bases, desde la semana pasada 
intensificaron las medidas de lucha en reclamo por el aumento de la hora de 
trabajo de 3 a 6 pesos que vienen exigiendo desde hace más de 6 meses. Son 3000 
trabajadores que reclaman la recomposición salarial del 100 por ciento y que 
mantienen 14 piquetes en diferentes accesos de la ciudad. En Parmalat, los 
trabajadores de la Planta Carapachay vienen resistiendo el vaciamiento que 
pretende ejecutar el empresario Tasselli, dueño de un frondoso prontuario al 
respecto. Varios trabajadores han sido amenazados con llamados telefónicos, y 
una patota de desconocidos apedreó la casa de un activista sindical. En Neuquén 
siguen reiterándose las agresiones impunes contra trabajadores ceramistas y sus 
familias. Además, enfrentan estos días una nueva ofensiva judicial que pretende 
que grupos privados presenten ofertas para quedarse con Zanón, ahora llamada 
Fábrica Sin Patrones (FaSinPat). Los ceramistas ya advirtieron que la única 
manera de sacarlos de la fábrica es "con los pies para adelante".
Otros trabajadores de una empresa recuperada que enfrentan una situación 
complicada son los de la fábrica recuperada Impa. El abogado Luis Caro, 
vinculado a la derecha justicialista y al gobierno, famoso por sus métodos 
sucios, está pretendiendo quedarse con la fábrica mediante maniobras y la 
generación de divisiones entre los trabajadores. Este último ejemplo sirve para 
visualizar cómo la burocracia puede llegar a actuar cuando sospecha que pierde 
el control.