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Argentina: La lucha continúa


La CTA, la cuestión de la personería jurídica y la democracia sindical

Raúl Moretti
El Militante

En el reciente auge de las luchas obreras, no todo lo que se discute son sólo medidas de fuerza, paros y reivindicaciones, algo que, claro está, es muy positivo para el impulso de las luchas.

En el medio de esta explosión creciente, se escuchan fuerte palabras que parecían olvidadas para la mayoría de los trabajadores: 'delegados', 'asambleas de base', 'autoconvocados', son expresiones que parecían reservadas a los trabajadores más activos para la lucha, o militantes de izquierda. Aunque esto es muy parcial, porque son herramientas de los trabajadores que nunca ni en sus peores crisis dejaron de usarlas.

Es decir, no sólo es la cuestión de salir a luchar sino de hacerlo dotándose de las mejores herramientas para hacerlo en el ámbito sindical, algo que natural e inevitablemente chocará contra la burocracia sindical y sus métodos.

La CTA Y la cuestión legal

La CTA viene sosteniendo desde hace años una dura pelea para conseguir la personería jurídica, que legalice a esa Central Obrera, pelea justa y honesta que compartimos junto a todos los luchadores que forman sus bases.

Juntar firmas, hacer actos y jornadas, reclamos, incluso tener un acercamiento importante con este gobierno como viene sucediendo actualmente (aunque esta relación se viene deteriorando de manera importante) no ha modificado esta situación en lo más mínimo.

Y acaso el problema resida, en que estas herramientas, son escasas para llevar adelante esta lucha.

El corazón de esa conquista reside en llevar adelante en el seno de la CTA toda esa democracia sindical que la misma reclama, impulsarla, expandirla y utilizarla como fuerza decisiva contra el Estado que la niega.

Porque debemos aclarar que la democracia sindical, no es puntual, esencial y únicamente obtener del Estado el reconocimiento de una personería jurídica reclamando la libertad de agremiación, afiliación directa y voto directo, aspectos importantes claro, pero en esencia secundarios.

Los trabajadores saben pelear por la democracia sindical

Desde ya podemos diferenciar claramente a los dirigentes de la CTA de la repudiada CGT, no podemos obviar que una, nacía luchando contra el menemismo en una de las etapas más nefastas para el movimiento obrero argentino, mientras la otra facilitaba esta situación, con pergaminos vergonzantes para quien diga ser dirigente sindical, viejas prácticas patoteriles y burocráticas contra luchadores honestos, conciliando con las patronales y los gobiernos, y entregando todas las conquistas que costaron años y dolorosas luchas. Pero además queremos dejar sentado que valoramos el trabajo de miles de compañeros de base de la CTA, y que en todo caso esto no es una critica a esos compañeros sino un aporte para el trabajo militante.

Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que algunos dirigentes de la CTA, están mas cerca de esos otros dirigentes de la CGT, que de lo que reclaman su casi millón de afiliados en todo el país.

Algunos dirigentes de la CTA demuestran tener un tremendo miedo al potencial de sus afiliados, y entendemos desde allí todas las limitaciones que tienen las diferentes campañas para alcanzar el reconocimiento jurídico de la Central.

Queremos de manera práctica, señalar el por qué los trabajadores tienen una comprensión acabada de lo que es la democracia sindical, que demuestra que la práctica a fondo de la misma, es la mayor garantía para obtener éxito en los reclamos obreros.

Cuando los compañeros del Garrahan (por nombrar tan sólo uno de tantos conflictos) realizan las asambleas con delegados con mandato de las mismas, están dotándose de una herramienta vital de la democracia sindical: la decisión de la mayoría es la que se va a negociar, el producto de la negociación vuelve a la asamblea, y la misma decide si levanta la medida total o parcialmente, si se sigue negociando o se continúa con las medidas. Es claro, los dirigentes pueden (de Michelis por caso) negociar lo que quieran pero es la asamblea la que decide.

Por supuesto una asamblea no debería ser algo extraordinario en la vida de los trabajadores sino la herramienta cotidiana de deliberación, participación y decisión de los mismos; otra cosa es un comité de huelga, o lo que es lo mismo, las Asambleas de Autoconvocados, que sirven para sostener un paro o huelga. Son dos fases necesarias: la discusión asamblearia cotidiana que tiende a elevar paulatinamente la conciencia de cada uno de los compañeros de base, para que, en otra fase, el peso de las decisiones tomadas por esos mismos compañeros sea significativo.

Otro ejemplo. Los recientes acontecimientos contra la Seccional Gran Buenos Aires Sur de ATE, por parte del Secretariado del Consejo Directivo Provincia de Buenos Aires de ATE, para acabar con la dirección de esa seccional que es opositora, son muy claros al respecto: algunos dirigentes no sólo no confían en el potencial de los trabajadores, sino que no están dispuestos a perder los sitios de privilegio adonde se han encaramado diciendo defender los derechos del trabajador.

Allí los trabajadores entienden el derecho a expresión por parte de las minorías y así lo hicieron saber haciendo retroceder a la dirección provincial de ATE. Pero por parte de la dirección: ¿se entenderá que la democracia sindical se ejerce respetando incluso la opinión y participación de las minorías?

Sigamos con los ejemplos. Los compañeros docentes de Salta dieron una pelea feroz, no sólo contra el gobierno, sino también contra la dirección de su sindicato, y de ello sacaron conclusiones importantes y aleccionadoras. Por ejemplo, que pese a la dirección del sindicato el próximo gran desafío es recuperar el sindicato para el trabajador docente. Y posiblemente a esto ayudó la masiva, tenaz y democrática participación de la abrumadora mayoría de los docentes, sobrepasando a la burocracia. Es decir en los hechos, aunque no estatutariamente, estos compañeros le revocaron el mandato a sus dirigentes, algo que la burocracia docente salteña probó en carne viva.

Creemos que estos ejemplos (algunos de entre muchos, pero contundentes) pueden ser útiles y, al igual que aportes de otros compañeros, ponen algo de luz sobre la cuestión de la democracia sindical, especialmente al interior de la CTA.

Sabemos de la lucha de miles de compañeros de la CTA, que con sacrificio y honestidad han dejado muchísimas horas, años tras año en pos de conseguir la personería gremial. Sin embargo, y sobre la cuestión legal, una ultima apreciación quizás válida.

El gobierno, y Lavagna varias veces dejaron más que claro que este año no habría aumento para estatales. Pero más aun, las cifras del presupuesto nacional que incluyen los salarios de los estatales para el 2005, fueron votadas por el congreso. Es decir legalmente no se pueden otorgar aumentos a trabajadores estatales (salvo por decreto) porque se estaría infringiendo una ley, mas allá de que todos sabemos que plata hay, pero no para los trabajadores y sus necesidades.

¿Pero quién se imagina que algún trabajador estatal se puso a pensar en todo esto y en si era legal o no el paro que se realizaba en su sector, porque el Congreso vota una ley que significa (entre otras cosas) congelar sus salarios? ¿En si era legal o no porque no estaban los dirigentes del sindicato? ¿En si le daban o no a la CTA, la personería jurídica o si se la quitaban al sindicato, si su sector continuaba determinado paro?

La cuestión legal se impone según la correlación de fuerzas existentes, y el uso inteligente que se haga de ello, esto lo entienden los trabajadores. Pero una vez más, parece que los dirigentes de la CTA no lo comprenden; vienen agitando una y otra vez en cada conflicto, que hay que andar con cuidado, que no hay que ir más allá, que está la cuestión legal, que hay que moderarse con las medidas de fuerza, etc. Y esto lo saben todos los honestos compañeros que vienen sosteniendo medidas de lucha importantes.

Si la CTA quiere conseguir algo en los próximos tiempos, ya no sólo la personería jurídica, va ser mejor que se apoye en la experiencia de los trabajadores que conforman la central, y que empiece a practicar hacia su interior la democracia sindical que le es negada y que dice querer para todos los trabajadores; nadie mejor que los trabajadores mismos, que viven la democracia sindical (o sufren su ausencia) para enfrentar a las patronales y el gobierno, y a sus propios dirigentes burocráticos.