VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa


Ciegos, sordos y mudos

Prof. Juan Carlos Sánchez

Con perdón de aquellas personas con estas discapacidades, debido al título que he elegido para estas palabras, creo que no puede pensarse menos de una clase política totalmente insensibilizada pero también de una ciudadanía que, todavía, no alcanza a comprender la necesidad de ocupar su rol activo en una democracia renga, como la existente en la Argentina y buena parte de Latinoamérica.

En una coyuntura marcada por la demagogia y el resurgir de la esperanza, por el descreimiento y por la creciente protesta social, nos encontramos ante un escenario en donde se advierte una conducta autista de los gobernantes ante los graves problemas sociales y económicos que aquejan a buena parte de la población.

Niños y jóvenes abandonados a su suerte, sin familia y sin escuela; familias enteras, debatiéndose entre los cartones para buscar su alimento diario; pueblos enteros, sumidos en la pobreza y en la indigencia para ser captados por el oportuno puntero en un año electoral y la Argentina sigue el sendero marcado por los organismos multilaterales de crédito: sin trabajo, sin educación, sin salud y sin justicia...

Mientras tanto, el Congreso Nacional aprueba las leyes solicitadas por el Imperio, las cuales permitirán la criminalización de la protesta social en consonancia con la nueva versión de la Doctrina de la Seguridad Nacional, propalada por el Comando Sur. Pero también permitirán la represión de nuestras voces contra el terrorismo imperial en Irak y en cualquier lugar del planeta, incluido el Cono Sur, como la organización de cualquier tipo de ayuda a aquellos cuyos Derechos Humanos son vulnerados.

Ciegos, sordos y mudos. Ciegos, porque no ven, o no quieren ver, la tragedia de todos los días en nuestro país y en el mundo que es generada por las garras imperiales; sordos, porque no escuchan la voz del pueblo y cuando les molesta algo, enseguida tratan de comprarlo para que calle y mudos, porque no alzan la voz, salvo poquísimas excepciones, ante las pretensiones que postergan las legítimas aspiraciones de un pueblo: trabajo, salud, educación y justicia...

Pero también la ciudadanía tiene ese mismo síndrome; ciega, porque no ve o no quiere ver la posibilidad de un cambio que nos lleve a otro país, a una Argentina para todos; sorda, porque no escucha la voz de su conciencia para actuar en consecuencia como también de aquellos que sufren los embates neoliberales y muda, porque sigue esquivando el desafío de participar en la vida social y política para transformar esta cruda realidad, para que nuestros hijos y nuestros nietos tengan la posibilidad de su existencia en el marco de una verdadera igualdad de oportunidades.

Recuperemos la esperanza para construir un Estado en donde no seamos ciegos, sordos y mudos...

* Juan Carlos Sánchez es Profesor de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales en I.S.P.'Dr. Joaquín V. González'.