Argentina: La lucha contin�a
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�Dependencia o autonom�a nacional?
Ricardo Andr�s De Dicco
"No hay pa�s soberano que resigne el control de sus recursos naturales a sabiendas que ello significa hipotecar su crecimiento y desproteger a sus futuras generaciones". Don Arturo �llia, Presidente de la Naci�n Argentina (1963-1966).
Para poder alcanzar el desarrollo econ�mico �y sostenible en el tiempo�, Argentina requiere que la oferta de energ�a provenga necesariamente de recursos propios, a la vez que abundantes y baratos; de esta forma, la cadena energ�tica servir�a de plataforma de lanzamiento a un proceso de industrializaci�n y cient�fico-t�cnico aut�nomo en un contexto de integraci�n regional sudamericana, cuya reforma del aparato productivo nacional provocar�a aumentos significativos de la productividad y, con ello, una mejor redistribuci�n del ingreso y condiciones de empleo. De esto se trata la planificaci�n para el desarrollo, el instrumento que ayuda a prever la construcci�n del futuro, y por tal motivo se convierte en una funci�n esencial del Estado, de la cual nunca deber�a estar divorciado. La �nica forma posible de construir una nueva Argentina es asegurando su desarrollo aut�nomo en el contexto regional, que exprese soberan�a pol�tica y econ�mica del pa�s, y as� poner fin a las relaciones de dependencia econ�mica, tecnol�gica y cultural con los pa�ses centrales. Por todo ello, la necesidad de definir a los recursos energ�ticos como recursos estrat�gicos.
No obstante ello, algunos economistas de l�nea liberal arguyen que el Estado no debe recuperar aquellos recursos estrat�gicos, ni tampoco reconfigurar la actual distribuci�n del ingreso, porque consideran que tales decisiones podr�an aumentar la inflaci�n e incluso desencadenar una hiperinflaci�n... (probablemente hayan olvidado que la Ley de Emergencia Econ�mica de 2002 todav�a sigue vigente).
Por otra parte, estos economistas ignoran, por alg�n motivo poco honesto, la estrategia de desarrollo empleada por los pa�ses centrales en la segunda mitad del siglo XIX y nuevamente empleada luego de la II� Guerra Mundial. Si bien las estrategias var�an seg�n el pa�s y de acuerdo a los recursos con los que contaba, el com�n denominador se encuentra en el tr�pode energ�a-industria-tecnolog�a. Un caso ilustrativo es la estrategia que Francia ejecut� a partir de 1946, a fin de evitar la dependencia econ�mica respecto a EE.UU. (Plan Marshall) y contrarrestar el poder�o industrial alem�n y brit�nico. En este sentido, Francia encar� un decidido proceso de industrializaci�n y avance cient�fico-t�cnico basado en su propia capacidad estructural para lograr una autonom�a nacional en los siguientes tres ejes estrat�gicos (con metas de largo plazo): energ�a, tecnolog�a (industrial, militar, aeroespacial, telecomunicaciones e inform�tica) y cooperaci�n tecnol�gica europea (sat�lites espaciales y lanzaderas).
Cabe destacar la relevante decisi�n pol�tica tomada en Francia hacia 1946, cuando con el "Plan Monnet" se da inicio la nacionalizaci�n del sector energ�tico, a fin de lograr con el mismo una plataforma de lanzamiento para la re-industrializaci�n y avance cient�fico-t�cnico del pa�s galo, dado que el objetivo era posicionarlo en el menor tiempo posible entre las m�s importantes potencias militares y econ�micas; es decir, ser part�cipe de la construcci�n social, econ�mica, pol�tica y cultural del nuevo orden mundial.
En este sentido, a partir de Enero de 1946 se adopt� en Francia el "Plan de Recuperaci�n Econ�mica Franc�s", formulado e implementado por Jean Monnet, cuando todos los recursos de la econom�a francesa hab�an sufrido enormes da�os como resultado de la II� Guerra Mundial. Es en este contexto que la industria francesa encar� el dilema grabado en el programa "modernisation ou d�cadence". Contra este fondo se hicieron colocaciones estatales extensas para desarrollar industrias clave. No obstante, uno de los principales problemas fue proveer a la econom�a nacional de energ�a barata y abundante, dada su hist�rica insuficiencia de combustibles f�siles. Por consiguiente, se decidi� nacionalizar la producci�n de combustibles (petr�leo) y de energ�a el�ctrica (el carb�n mineral y el gas natural eran en aquel entonces los recursos hidrocarbur�feros utilizados para la generaci�n de energ�a el�ctrica de Francia), acompa�ado por enormes inversiones p�blicas, destinando una parte significativa al desarrollo de la innovadora energ�a nuclear. Es entonces que se crea la Comisi�n de Energ�a At�mica (CEA), quien proveer�a de reactores a las centrales nucleoel�ctricas gestionadas por la estatal Electricidad de Francia (EDF), as� como tambi�n son creadas la petrolera Total, la refiner�a Elf y la administradora del servicio p�blico del gas natural Gas de Francia (GDF), que toma como modelo de gesti�n el de la argentina Gas del Estado S.E.
Gracias a la sustancial ayuda financiera del Estado, la industria francesa se desarroll� apreciablemente, pero el principal factor fue el considerable crecimiento del consumo industrial causado por la nacionalizaci�n de la producci�n de energ�a, clave de estas reformas estructurales llevadas a cabo en la Francia de posguerra. A modo ilustrativo, cabe traer a colaci�n que la generaci�n de energ�a el�ctrica mostr� un crecimiento muy significativo: mientras que el volumen total de la esfera productiva se increment� en un 43% entre 1947 y 1953, la generaci�n de energ�a el�ctrica explic� m�s del 50%. En los sectores estatales de la industria hidrocarbur�fera y de los servicios p�blicos de la energ�a las metas del plan fueron satisfechas casi en un 100%. Este resultado se obtuvo debido al hecho de que en las ramas de actividad nacionalizadas las metas estatales eran compulsivas.
El circuito productivo del petr�leo franc�s fue privatizado reci�n a mediados de los a�os �80 (Total y Elf), cuya enajenaci�n de activos benefici� a capitales privados locales, cuando Francia ostentaba varias d�cadas como pa�s altamente desarrollado, meta lograda tras enormes y numerosas inversiones estatales en toda la cadena energ�tica y en los sectores clave de la industria. No obstante ello, Francia emprendi� desde mediados de la d�cada del �50 una segunda planificaci�n energ�tica, orientada al desarrollo de fuentes de energ�a primaria alternativas a los hidrocarburos: la construcci�n de m�s de medio centenar de centrales nucleoel�ctricas, que por cierto dio como resultado la menor dependencia hidrocarbur�fera de los pa�ses miembros de la OECD productores de hidrocarburos (el 60% de las necesidades el�ctricas son cubiertas por combustibles nucleares). A tal punto Francia tiene c ubierta su necesidad de suministro el�ctrico, que desde hace un largo tiempo exporta su excedente a pa�ses lim�trofes. En relaci�n a la gesti�n de los servicios p�blicos generaci�n, transporte y distribuci�n del gas natural y electricidad, contin�an hoy siendo activos estrat�gicos y econ�micamente viables del Estado franc�s. La posibilidad de llevar a cabo programas de privatizaci�n en ambas cadenas productivas, ya sea en el presente como en el futuro pr�ximo, son nulas.
Por el contrario, Argentina vio obstaculizada su oportunidad de desarrollo aut�nomo a mediados de los �70 (por la Dictadura Militar 1976-1983), y sufri� reformas estructurales a partir de los �90 totalmente contrarias a las encaradas en su momento hist�rico por las actuales potencias econ�micas y militares, situando al pa�s en un grado de subdesarrollo insostenible y criminal. Quiz�s valga la pena recordar las ense�anzas del "Plan Monnet" y de la Comunidad Econ�mica Europea del Carb�n y del Acero. O, dicho de otra forma, quiz�s valga la pena desempolvar bibliograf�a latinoamericana referida a la "Teor�a de la Dependencia", tan desprestigiada injusta e ignorantemente desde hace treinta a�os...
Departamento de Comunicaci�n y Tecnolog�a
IDICSO - Instituto de Investigaci�n en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad del Salvador. http://www.salvador.edu.ar/csoc/idicso
Analista energ�tico del Movimiento por la Recuperaci�n de la Energ�a Nacional
Orientadora (MORENO); Investigador del �rea de Recursos Energ�ticos y
Planificaci�n para el Desarrollo del Instituto de Investigaci�n en Ciencias
Sociales (IDICSO) de la Universidad del Salvador; e; Investigador del Instituto
de Energ�a e Infraestructura de la Fundaci�n Arturo �llia (FAI).