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Argentina: La lucha continúa


29 razones para el presente

Carlos del Frade
Argenpress

A casi treinta años del inicio del terrorismo de estado, los argentinos en general y los santafesinos en particular, no saben cuál fue el destino de los desaparecidos ni de los chicos apropiados por los integrantes de las llamadas fuerzas conjuntas. A pesar de eso es necesario destacar que el golpe no tuvo una finalidad militar sino económica y política: quebrar la conciencia de la clase trabajadora para afianzar un modelo de concentración de riquezas que sigue vigente en 2005. El diez por ciento más rico de la población argentina gana 33 veces más que los que sobreviven en los subsuelos de la sociedad que, hasta 1975, era una de las más justas de América. En estas postales del pasado aparecen las líneas argumentales del presente. Cuesta creer que luego del juicio a las juntas militares en diciembre de 1985, los distintos juzgados federales del país reinicien las causas por delitos de lesa humanidad como si nada hubiera sido probado. La sociedad civil tampoco ha exigido, todavía, una información seria sobre el reciclaje de los principales cómplices del genocidio en organismos claves como los ministerios de educación y salud provinciales o las grandes obras sociales de cada estado argentino. Los colegios profesionales tampoco se han expedido sobre las funciones cómplices de varios de sus asociados ni se han recuperado los archivos fotográficos de las fuerzas de seguridad. A veintinueve años del golpe de 1976, todavía falta la condena social sobre los que paralizaron los presupuestos de obras de infraestructura vitales como los bajos submeridionales y las canalizaciones de los ríos interiores de Santa Fe y los que acumularon casas, departamentos y otros bienes de las familias desaparecidas. Los dueños de los grandes medios de comunicación y algunos periodistas que fueron referentes de opinión en los años de la noche carnívora siguen teniendo grandes cuotas de poder durante los tiempos democráticos. Por eso estas veintinueve postales del presente, hijas directa del pasado impune.

Cosa juzgada (1)

'Disponiendo, en cumplimiento del deber legal de denunciar, se ponga en conocimiento del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas el contenido de esta sentencia y cuantas piezas de la causa sean pertinentes, a los efectos del enjuiciamiento de los oficiales superiores que ocuparon los comandos de zona y subzona de Defensa, durante la lucha contra la subversión y de todos aquellos que tuvieron responsabilidad operativa en las acciones', decía el punto 30 de la sentencia de la Cámara Federal de Apelaciones de Capital Federal leída por León Arslanián el 9 de diciembre de 1985.

El concepto de 'responsabilidad operativa' parece haber sido ignorado por completo por los actuales juzgados federales que repiten los testimonios de las víctimas y entienden que deben volver a probar lo ya convertido en cosa juzgada.

Semejante omisión del punto 30 de la sentencia de la Cámara Federal de Apelaciones es directamente proporcional a la construcción de impunidad.

Lo ya probado (2)

Aquella sentencia que determinó como cosa juzgada que en la Argentina se impuso un proceso de terrorismo de estado a través de la metodología de la desaparición, tortura y muerte de personas, también abundó sobre las 'privaciones ilegítimas de la libertad, denunciadas y comprobadas' en cada provincia.

Desde el 24 de marzo de 1976 al 18 de agosto de 1982, se comprobaron 2.404 en el distrito Federal; 3.633 en la provincia de Buenos Aires; 668 en Santa Fe; 246 en Córdoba; 338 en Tucumán; 52 en Santiago del Estero; 209 en Mendoza; 32 en La Rioja; 42 en San Juan; 20 en Río Negro; 8 en Santa Cruz; 16 en Chubut; 36 en Entre Ríos; 19 en Corrientes; 26 en Misiones; 47 en Salta; 49 en Jujuy; 13 en Chaco; 3 en Formosa; 8 en Neuquén; 10 en Catamarca; 9 en San Luis; 14 en La Pampa y 4 en Tierra del Fuego.

¿Están las 668 denuncias comprobadas de la provincia de Santa Fe en conocimiento de los jueces y camaristas federales que actúan en el territorio?.

Y si están, ¿por qué es necesario volver a repetir el calvario de los sobrevivientes?.

Si no están, entonces, la responsabilidad de los integrantes de los fueros federales santafesinos debería ser materia de acusación de parte del Consejo de la Magistratura.

El por qué del golpe (3)

'El empresariado argentino ha crecido y está decidido a aceptar el desafío que significa la reconstrucción de la república. Por ello estamos aquí reunidos, para conocer el pensamiento de las fuerzas armadas y poder así reflexionar sobre la naturaleza de sus designios, determinando la dimensión exacta de nuestra responsabilidad empresarial', dijo un exultante representante de la Federación Gremial de la Industria y Comercio de Rosario, José Luis Pinasco, en octubre de 1977 al recibir a Díaz Bessone.

El militar no se quedó atrás: 'Los empresarios forman uno de los primeros sectores que constituyen la nación día a día. Acaso por eso fueron uno de los blancos predilectos de la agresión criminal de las hordas marxistas. Por eso la responsabilidad moral es la otra gran vertiente de esta eminente función social, y comienza dentro de la misma empresa. Allí los derechos ceden su lugar a los deberes. Defender la empresa y la propiedad privada contra agresores de toda índole es el primer deber', sostuvo en una clara conciencia del rol de los militares como celadores del gran capital.

La clase obrera fue el blanco preferido (4)

'Con esta política buscamos debilitar el enorme poder sindical, que era uno de los grandes problemas del país. La Argentina tenía un poder sindical demasiado fuerte...hemos debilitado el poder sindical y ésta es la base para cualquier salida política en la Argentina', dijo Juan Alemann, secretario de Hacienda de Jorge Videla.

Esa frase sintetizó la lógica de la represión contra el movimiento obrero opositor a las burocracias vinculadas a las grandes patronales.

La sociedad entre gerentes de plantas y represores fue una constante en la zona del Gran Rosario.

Uno de los torturadores e integrantes del Servicio de Inteligencia del Comando del II Cuerpo de Ejército con asiento en la ciudad de Rosario fue Francisco Bueno o Banegas. Su declaración ante los organismos de derechos humanos en Europa durante los primeros tiempos de la democracia sirvieron para descubrir los mecanismos del terrorismo de estado en la zona sur de la provincia de Santa Fe.

'Las oficinas a las cuales yo debía concurrir estaban ubicadas en la galería La Favorita, en el séptimo piso, oficina 701, bajo el nombre de la empresa INROS, Informaciones Rosario. En ese lugar existía la oficina donde se distribuía el trabajo de información...', sostuvo el ex integrante del ejército.

'De las siete personas, una de ellas se dedicaba a recabar información en las fábricas Massey Ferguson, John Deere y Anomackura, que están ubicadas en el cordón industrial del Gran Rosario...Las informaciones eran directamente entregadas por el personal de nivel jerárquico de esas empresas y operarios especializados....El nombre del que estaba en el órgano adelantado para la zona del cordón industrial era Cacho Marengo, ese era el seudónimo. El nombre real es Montenegro...El se dedicaba estrictamente a la parte de recolectar los papeles que preparaba el personal de gerencia de esas fábricas', sostuvo el desaparecedor.

Había otra persona que 'se encargaba de la zona un poco más alejada de San Lorenzo que era el enlace con el servicio de informaciones de la policía de San Lorenzo. La policía de San Lorenzo manejaba la zona de Puerto San Martín y Petroquímica Argentina; el que estaba a cargo de informaciones entregaba los papeles semanales de la información recabada a un hombre llamado Tito Ortiz, aunque el nombre real era Orefice'.

Continuidades (5)

'...estas organizaciones trabajan sin tener en cuenta el tiempo, el tiempo para ellos es secundario, no nos extrañemos que empiecen, no ahora, sino en una fecha relativamente corta, larga, pero van a volver porque les queda todavía... por empezar que ha sido histórico, una etapa de venganza personal, una venganza personal, como ocurrió con ese teniente coronel que fue a reprimir allá en el sur en la Patagonia trágica y después lo mataron acá en el centro de Buenos Aires...Varela y lo mató un terrorista extranjero...', declaró Agustín Feced el 11 de setiembre de 1984 ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.
Feced se sentía la continuidad de Varela, el represor de los huelguistas del año '21 en la Patagonia. Una clara definición del objetivo del terrorismo de estado.

El principio del genocidio (6)

El informe Saichuck, del 30 de abril de 1973, prologaba el asesinato de Constantino Razzetti, las matanzas de la Triple A, la invasión a Villa Constitución y el golpe de estado de marzo de 1976.

'Los fines perseguidos empleando parte de estas siglas fueron determinados por la infiltración, captación y distorsión ideológica de elementos juveniles peronistas, quienes ante la carencia de dirigentes consustanciados con los lineamientos justicialistas fueron absorbidos por los que pregonaban la 'patria socialista o izquierda nacional', un comentario digno de cualquier dirigente de la derecha peronista y que luego se utilizaría como supuesta justificación para el enfrentamiento que se concretó después de Ezeiza.

Luego, en el documento hay una referencia al 'éxodo de militantes' que sufría, por aquellos días, el FEN, dirigido 'por lo que determinados círculos de la juventud consideran como 'el marxismo israelí' representado por Grabois y acólitos'.

Pero lo que viene es una clara advertencia de lo que efectivamente ocurrió: 'Las nuevas pautas a darse en el consenso juvenil pueden determinar, dentro de la disciplina y verticalidad que imponga Perón, una 'purificación' doctrinaria de la juventud, precedido de una depuración, considerando que aún el líder máximo del peronismo se halla en condiciones de controlar a la juventud por el giro dado al espectro que creara a través de los dirigentes defenestrados'.

Los términos 'purificación' y 'depuración' serían utilizados no solamente por los sectores ortodoxos del peronismo, sino que después formarían parte de las homilías de vicarios y obispos que exigirían una purga de sangre a las fuerzas armadas. El documento Saichuck, entonces, obliga a preguntar ¿cuál fue el origen de la represión política en la Argentina en los años setenta?

Hay otro dato interesante: el surgimiento de las llamadas Legiones Nacionalistas.

'La planificación y organización de las mismas estaría en manos de Sánchez Sorondo y del doctor Vicente Solano Lima. Dicho impasse se habría suscitado debido a diferencias entre Cámpora y Solano Lima, no obstante el aval de Perón al vicepresidente electo para la conformación de las citadas legiones que deberían estar encuadradas dentro de los lineamientos de la doctrina nacional del Justicialista', sostiene el informe.

'La concreción de estas LEGIONES (así con mayúsculas está en el escrito) estaba prevista para todo el ámbito nacional, especialmente jóvenes identificados con el peronismo no oficial y del nacionalismo ortodoxo. Para tales efectos estaba previsto el viaje de dichos elementos jóvenes para ser interesados en el cometido a cumplir o desarrollar', se afirma en la tercera hoja del informe del 30 de abril de 1973.

Sánchez Sorondo fue el candidato a senador nacional por la Capital Federal en las elecciones del 11 de marzo. Fue derrotado por el entonces joven abogado radical Fernando De La Rúa. Esa situación hizo que Solano Lima no viajara a Madrid junto a Cámpora para entrevistarse con el viejo General.

Saichuck terminó de leer el informe y por alguna extraña razón se lo llevó a su casa.

Al Gato Saichuck lo envenenaron a fines de 1976, pero sus trabajos de inteligencia marcaron la tendencia no solamente de las patotas que acompañaron a Agustín Feced, sino también los procedimientos y la ideología de aquella federación de bandas de delincuentes y de ideología fascista que se denominó Triple A.

La Juventud Peronista ya estaba infiltrada aun antes de la asunción de Héctor Cámpora y la idea de la depuración del justicialismo era un claro objetivo que compartían los servicios de las distintas fuerzas de seguridad y armadas con dirigentes sindicales, grandes empresarios y también políticos.

Pasa (7)

José Rubén Lo Fiego, alias el Ciego o doctor Mortensen, fue imputado por 68 delitos de lesa humanidad cuando se desempeñaba como el principal torturador del Servicio de Informaciones de la policía rosarina en los tiempos de Agustín Feced.

En su legajo personal consta que el 26 de julio de 1979 fue 'felicitado por la superioridad por el procedimiento realizado en la Empresa fabril Petroquímica Argentina Sociedad Anónima'.

A renglón seguido fue felicitado el 18 de agosto de 1977 por el comandante del II Cuerpo de Ejército, Leopoldo Fortunato Galtieri, 'por el resultado de las investigaciones realizadas que permitieron los éxitos obtenidos por las fuerzas legales en los últimos días'.

Acindar (8)

Para el ministro del Interior, Alberto Rocamora, se trató de un operativo para desarticular al 'complot rojo contra la industria pesada del país'. Para el dirigente radical, Ricardo Balbín, 'los sucesos de Villa Constitución fueron necesarios para erradicar la subversión industrial'.

Walter Klein, socio de Martínez de Hoz, años después, fue mucho más contundente frente a la embajada de los Estados Unidos: 'Quédense tranquilos, todos los activistas gremiales de Villa Constitución ya están bajo tierra'.

Rodolfo Peregrino Fernández, ex comisario de la Policía Federal, relató ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos, en 1983, que 'otra represión notoria de la Triple A fue la ejercida contra los activistas sindicales de Villa Constitución. Esa operación fue dirigida por el comisario Antonio Fiscchietti, alias El Padrino o Don Chicho. Fiscchietti fue reclutado para integrarse en la AAA siendo delegado de la Policía Federal Argentina en la provincia de Tucumán'.

Sostuvo que 'las patronales de las industrias metalúrgicas instaladas allí, en forma destacada el presidente del directorio de Acindar, ingeniero Arturo Acevedo, establecieron una estrecha vinculación con las fuerzas policiales mediante pagos extraordinarios en dinero'.

Remarcó que 'el presidente de Metcon, por ejemplo, retribuía con una paga extra de 150 dólares diarios al oficial de policía que dirigía su custodia personal, por un servicio de vigilancia no superior a las seis horas de duración'.

Acindar 'pagaba a todo el personal policial, jefes, suboficiales y tropa, un plus extra en dinero, suplementario al propio plus que percibían ya del estado esos efectivos. El pago estaba a cargo del jefe del personal, Pedro Aznarez, y del jefe de relaciones laborales, Roberto Pellegrini'.

Agregó que 'Acindar se convirtió en una especie de fortaleza militar con cercos de alambres de púas. Los oficiales policiales que custodiaban la fábrica se alojaban en las casas reservadas para los ejecutivos de la empresa...'.

El dinero de la sangre (9)

La primera mención sobre la actuación del 'Tucu' apareció en el libro 'Recuerdo de la muerte' de Miguel Bonasso.

Su identidad fue revelada por las declaraciones que desde el exterior hizo el ex servicio de inteligencia del Ejército, con actuación en el Comando del II Cuerpo de Ejército, Gustavo Francisco Bueno alias Germán Bueno o Banegas, ante el Centro de Estudios Legales y Sociales, en 1987.

Allí informa sobre el personal que revistaba en la Quinta de Funes.

En la lista de represores confeccionada por la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Rosario, en 1987, Eduardo Constanzo aparece como miembro de Inteligencia militar: 'IN 14'.

Al tiempo, sin imputación alguna en la causa federal 47.913, la denominada causa Feced, Constanzo se presentó al diario 'Rosario/12' para hablar sobre su actuación en Funes, diciendo que envolvía los cuerpos de los muertos, entre ellos algunos chicos y que después los trasladaba a las barrancas del río Paraná o por avión hasta la Bahía de Samborombón. Los datos fueron revelados por una entrevista que le hizo el periodista Reynaldo Sietecasse.

Su relato también apareció en la revista 'Gente' a través del corresponsal rosarino de la misma, Raúl Acosta.

Al saberse su participación los familiares de desaparecidos pidieron que se investigue lo relacionado con el supuesto fondeadero en las barrancas del Paraná, tarea que desarrolló el entonces juez provincial de instrucción de la 10ª nominación, Martínez Fermoselle, sin encontrarse ningún rastro positivo.

Aparece nombrado en el cuerpo 28 de la causa Feced al incluirselo como 'Tucu' entre los torturadores y represores de la Quinta de Funes. Era finales de 1986.

En el cuerpo 43 de la causa, se anexan fotocopias del capítulo II al XI de la 'Segunda Temporada', del libro 'Recuerdo de la Muerte', de Miguel Bonasso. El 'Tucu' aparece en el apartado X 'La Onda expansiva', señalado por Dri como 'con la cachaza tucumana. Viejo. Experimentado. Ojo, es observador'. Se repite el pedido de hábeas corpus presentado por María Adela Panelo de Forestello por el destino de su hija María Marta Forestello. Su nieta fue encontrada enla policía de menores de Rosario el 2 de diciembre de 1977. Estas actuaciones ya correspondían a febrero de 1987.

Hasta que llegó el lunes 15 de diciembre de 1997.

El Tucu Constanzo me recibe en el living que inventó en el viejo garaje de su casa de Pueyrredón 2931, a dos cuadras de la casita robada, aquella de Santiago 2815 donde vivía una pareja de ciegos, secuestrados, torturados y desaparecidos por las huestes de Galtieri y Feced el 17 de setiembre de 1977.

Impecable traje marrón y corbata con dibujos de Mickey y Tribilín. No le queda nada bien a quien supo torturar y envolver cuerpos para luego, según dijo, tirarlos al río.

'Usted escríbalo y después vea cómo podemos repartir lo que surja. Creí que me venía a ofrecer hacer una película. Hay que hacer negocios', dice mientras apostrofa contra los militares.

'Yo peleé por la patria, la bandera, esas cosas, pero ellos se quedaron con la plata', sostiene mientras confiesa que estuvo nueve años junto a Luis Rubeo.

Tiene un automóvil casi nuevo, dos camiones con los que trabaja en el Mercado de Productores de Fisherton trayendo fruta desde Tucumán. Su madre de noventa años tiene buena salud pero se está muriendo de vieja.

'Le di a cada uno de mis hijos casa y auto. Yo vine con mucho dinero de Tucumán. Después cometí el error de mi vida cuando trabajé con los militares', cuenta mientras toma un café.

Quiere dinero a cambio de su memoria.

'Tengo todo acá adentro', señalando su cabeza.

Toma pastillas de Tetrargill, 'recuerdo de los montoneros', relata y señala unas ventanas que le quedaron de una casa en Tucumán cuando le metieron algunas granadas.

Dice que el coronel Fariña hizo mucho dinero, que trabaja frente al diario La Capital y le fue muy bien. 'Hijo de una gran puta, le digo cuando lo veo y no me saluda. Ninguno de nosotros lo queríamos. Era muy prepotente. Ellos hicieron muy buen dinero', recuerda. Dice que Fariña fue el jefe de operaciones especiales del comando del II Cuerpo.

Feced de vacaciones (10)

El principal responsable del genocidio cometido en la provincia de Santa Fe, Agustín Feced, gozaba de libertad cuando supuestamente sufría de prisión preventiva rigurosa, según se desprende de una carta enviada por su concubina que solicitaba la pensión como tal luego de la fraguada muerte de junio de 1986.

El relato de la señora exhibe cómo el ex comandante de Gendarmería iba y venía por el país y ya estaba radicado en Paraguay como luego lo atestiguaron distintos familiares de desaparecidos sin que ningún integrante de la Cámara Federal de Apelaciones rosarina lo tuviera en cuenta.

Era octubre de 1984. Feced debía estar encerrado.

Cuando se produjo el robo de los tribunales provinciales, el ex gendarme volvía de pasar unas vacaciones junto a su concubina por el noreste argentino.

¿Qué tipo de responsabilidad tuvieron los gobiernos de la provincia de Santa Fe y de la Nación en aquella absoluta libertad que gozaba el mayor asesino de la historia del interior del país?.

Hasta hoy no solamente es un misterio, sino una brutal muestra sobre cómo se construyó impunidad en democracia.

Berhnardt (11)

Luis Galanzino fue desplazado de la policía provincial durante la primera administración del ingeniero Obeid.

Desde entonces denuncia a su entonces subsecretario de Seguridad Pública y hoy titular de Defensa Civil, el ex teniente coronel José Bernhardt, como el oficial que trasladaba a los detenidos ilegales de Santa Fe, durante el terrorismo de estado, hasta el centro clandestino que funcionaba en Granadero Baigorria, La Calamita.

Galanzino llegó a efectuar esa denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con sede en Washington.

Actuales funcionarios del gobierno provincial desprecian la denuncia porque creen que Galanzino miente para ocultar sus propias acciones contrarias a los más elementales derechos humanos.

E incluso llegaron a decir -los funcionarios actuales de la administración Obeid- que 'Bernhardt le ofreció conducir la Unidad Regional II con asiento en Rosario y entonces Galanzino se despachó diciéndole que para poner la delincuencia en caja había que tirar unos diez cuerpos de cualquiera para que sientan miedo. Semejante barbaridad lo dejó afuera', confió una alta fuente del gobierno actual santafesino.

El ex comisario desmiente todo con su voz agravada por el cigarrillo y las distintas enfermedades que tuvo que soportar desde que fue retirado de la fuerza.

Y ratifica su denuncia: 'Es de público conocimiento que Bernhardt trabajó para el Servicio de Inteligencia del Ejército. El participó en los traslados de los detenidos de Santa Fe hasta La Calamita. Eso es real', afirma.

Rechaza cualquier tipo de discusión que se le endilga con Bernhardt. 'Nunca tuve ninguna puja personal con él. Salvo cuando hicieron el relevo de todo el personal de tránsito y nosotros hicimos un procedimiento contra dos tipos uniformados con ropa policial que extorsionaban a la gente a la altura de Ricardone con radares para controlar la velocidad. Discutimos por teléfono y nunca más. Se sintió ofuscado y me dijo que no me tenía que meter con el personal que atendía los radares', enfatizó Galanzino.

'Nadie me ofreció la jefatura de policía de Rosario. Eso es mentira. Lo que ratifico es que Bernhardt hacía los traslados y también creo haber demostrado la relación existente entre él, el entonces ministro de Gobierno, Roberto Rosúa y la jueza Alejandra Rodenas. ¿O no se sabe que Osvaldo 'Tito' Rodenas, histórico dirigente de Rosario Central, era quien tenía La Calamita. El tema este nace entre el coronel Juvenal Pozzi y el dirigente empresario Natalio Wainstein. Este último le presenta Rodenas a Pozzi para que el estadio de Central sea confirmado como la sede del Mundial `78. Y una de las condiciones fue que Rodenas le alquilara a Pablo Benzadón, La Calamita y luego se la pasara a los militares. Y ahí se hicieron las torturas', terminó diciendo.

Perazzo (12)

La actual Jefa de la Policía de Santa Fe, la doctora Leyla Perazzo estuvo a cargo de la policía de menores de Rosario durante los tiempos de Feced.

Ella conoció, entre otras celadoras que figuran como las encargadas de cuidar algunos hijos de desaparecidos, a Norma Ramos, celadora y custodia de Josefina y Catalina Aguirre.

Según la actual funcionaria del Ministerio de Gobierno, Ramos 'mostró tener una generosidad más allá de lo común, como por ejemplo, cuando crió a Josefina que se estaba muriendo, porque la estuvo cuidando desde el Hospital'.

Sostuvo que nunca se va a olvidar 'de la cara de Cati. Convivìamos con las niñas. La vi sufrir por esa niña, cuidarla. El juez la autorizó a llevarla a su casa. Si no, se hubiera muerto', remarcó Perazzo en diálogo con este cronista. 'Es un episodio muy difícil de borrar. La he visto llorar cuando el juez le ordenó entregar esa nenita a la familia', agregó.

Perazzo defendió a las celadoras de la policía de menores durante la dictadura porque 'hicieron un trabajo como seres humanos más allá del oficial, asumieron roles...'.

'Yo estuve en la peor época...dos o tres años. En general las chicas (por las celadoras) salían a pedir ropa para los pibes. Los llevaban al médico. Hasta una persona como Feced, en una cuestión como la de los chicos, no se metió, dejó que los resolviera la justicia', indicó.

La policía 'recibía un chico del comando y lo anotaba. Ese era un aspecto. Después estaban los grupos de tareas', diferenció la abogada.

'Llegamos a tener como sesenta, me acuerdo', confesó la funcionaria.

¿Quiénes eran esos sesenta chicos que ingresaron en la policía de menores de Rosario durante la dictadura?.

Para Abuelas de Plaza de Mayo solamente hay tres niños desaparecidos en la ciudad.

Y de acuerdo a los documentos que constan en el cuerpo 21 de la Causa Feced, hubo 98 menores NN entre 1976 y 1983 denunciados en el juzgado provincial correspondiente.

Once durante 1976; 27 en 1977; 11 en el año del Mundial; 9 en 1979; 17 durante 1980; 17 más en 1982 y 6 en 1983. Muchos de ellos explicables, pero, como se demuestra en estas líneas, hay alrededor de una veintena de expedientes que presentan dudas muy grandes.

Si solamente se tuvieran en cuenta los casos de los 'menores derivados de procedimientos antisubversivos', hay 18 chicos, hoy jóvenes de más de veinte años, que bien pueden demandar a los entonces comandantes del II Cuerpo de Ejército por responsables de sus propios secuestros. Ramón Genaro Días Bessone también deberá responder por estos delitos cometidos en Rosario.

Los negocios del Tigre Acosta en Rosario (13)

El jefe de Inteligencia de la Escuela de Mecánica de la Armada era uno de los más conspicuos pasajeros que se alojaban en el hotel Riviera de Rosario entre 1991 y 1994. Jorge 'El Tigre' Acosta desarrolló actividades comerciales en la región a través de su astillero Río Bravo, con sede en General Rivas 175, en la zona del Dock Sud, en Avellaneda. Su principal contacto era un ex integrante de aquel centro clandestino de detención, Adolfo Romero, y sus intereses estaban vinculados a la zona franca paraguaya que opera en el puerto del sur provincial desde los tiempos de Videla y Stroessner. Ellos decían ser los representantes de la firma Serviport SRL, la misma que generó una millonaria demanda judicial a fines de los años noventa. Eran los tiempos de la fiesta menemista y los primeros intentos por privatizar el puerto rosarino; mientras que en Paraguay gobernaba el luego depuesto Juan Carlos Wasmosy. Junto a los verdugos de la ESMA -Acosta y Rádice- también se movieron, por aquellos días, hombres como Alberto Kohan y Carlos Corach. La fotografía que posee este cronista muestra una reunión mantenida en una casa familiar de la zona del Gran Rosario en la que se revela una de las tantas visitas de uno de los principales represores de la historia reciente argentina cuando se pergeñaba un negocio cuya dimensión, según la propia Justicia federal, ascendió a 150 millones de dólares. ¿Por qué El Tigre Acosta tuvo tanta impunidad para moverse en círculos políticos y empresariales rosarinos?, parece ser la pregunta que, por ahora, no tiene respuesta.

'La Capital' y Alberto Gollán (14)

En el Día de los Santos Inocentes de 1976, Leopoldo Galtieri recibió a los periodistas en el casino de oficiales del Comando, por entonces ubicado en Córdoba y Moreno. Felicitaba a los cronistas porque su labor 'ha marcado rumbos en la historia. A través de la prensa, en un cauce ordenado, llegando a los espíritus y a las mentes de los ciudadanos y a la formación cristiana, occidental, de nuestra tierra', dijo.

'Vamos a convencer al pueblo rosarino, en este caso, que llegaremos más fácil a los objetivos del gobierno militar. Estamos convencidos de que cometemos errores pero también sabemos que hay aciertos. Brindo por el país, por nuestra gran comunidad rosarina y por nuestra patria por un venturoso porvenir', sostuvo Galtieri.

En nombre de los trabajadores de prensa hablaron Alberto Gollán y Carlos Ovidio Lagos. 'Estamos orgullosos de poder acompañar a usted y a la fuerza que representa en esta tarea en que están empeñados. Nosotros los periodistas apoyaremos siempre esta labor', dijo el ex intendente de la dictadura del 71, Alberto Gollán.

'Nos sentimos honrados de esta prueba de afecto y solidaridad', dijo a su turno el representante del diario 'La Capital'. Es oportuno recordar que 'uno de los ingredientes fundamentales del periodismo es su derecho a discrepar, pero creo que las palabras del comandante no merecen ninguna oposición. Nunca el hombre se siente más satisfecho como cuando ha recobrado su libertad, y la Argentina la ha recobrado para dignidad del pueblo y de la nación. El comandante ha señalado que los diarios rosarinos han jugado un papel protagónico en estos instantes en que se están debatiendo fundamentales principios de perdurabilidad de la nación. Yo agregaría que el ejemplo rosarino es imitado por todos los diarios del país', dijo el descendiente del fundador del primer diario argentino.

Galtieri calificó de 'positivo' el balance de 1976. 'En el orden militar los resultados de la lucha antisubversiva están a la vista. Se normalizó la educación, hay recuperación económica y se ha logrado el reencauzamiento en el nivel social. Lo más positivo fue la reacción del pueblo argentino ante un hecho histórico. Este pueblo, llamado por su conciencia y liderado por las Fuerzas Armadas, tomó el comando de nuestra patria que caía en una vertiginosa picada', se entusiasmó el general.

El 29 de diciembre Galtieri fue ascendido a general de división y recibió una copia del sable corvo de San Martín.

Para los editorialistas de 'La Capital', el resumen del primer año de la dictadura era que 'la ciudad, cuyas paredes ostentaban leyendas variadas, amaneció un día con la cara lavada. En realidad se la lavó en varios días, pero se la lavó. Luego, la poda, controvertida, discutida, pero apoyada masivamente por los vecinos, que aportaron su esfuerzo, fue otro signo más que en 1976 se estaba produciendo un cambio, a primera vista aparente, pero llegando a profundizar, algo más serio. La vida estudiantil se fue ordenando, la universidad fue reestructurándose y algo cambió. Claro que en la poda a alguno se le fue la mano y mutiló algún ejemplar'.

Una editorial de 'La Capital', a principios de 1977, sumaba su grano de arena para incentivar la delación: 'Poco a poco va cerrándose el cerco sobre quienes pretendieron conducir al país al caos precursor de la toma del poder marxista y va lográndose un clima de mayor seguridad pública. Para alcanzar la victoria que indudablemente obtendrá la república es necesario operar en todos los campos. Es necesario no caer en confusión y mantener una vigilia que no es obligación exclusiva de las fuerzas del orden, sino de la ciudadanía toda'.

En una de sus habituales recorridas por Corrientes y Chaco, el general Galtieri, una vez más, habló de la confluencia entre medios de comunicación y la dictadura. 'Destaco la identificación de las fuerzas armadas con el periodismo en la tarea de llevar adelante el Proceso de Reorganización Nacional, que tiene objetivos y no plazos', dijo.