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Argentina: La lucha continúa

ELIAS NEUMAN
"A las cárceles solo llegan los delincuentes fracasados·"

Guillermo Lipis
Nueva Sion

A 29 años del golpe de Estado de 1976, ¿cómo llegan las instituciones argentinas vinculadas a la política, la justicia y la promulgación de las leyes?

'En 1983, cuando se institucionaliza el país -afirma el abogado penalista Elías Neuman-, la idea era crear instituciones para la democracia porque no puede haber democracia plena si no hay demócratas e instituciones que le den vida'.

¿Qué cambió y qué no en el tránsito de los gobiernos de facto a los democráticos en términos de justicia y vida cotidiana? ¿Qué hace el neoliberalismo para ejercer el control social?

'No se olvide -dice un Neuman contundente- que a las cárceles sólo llegan los delincuentes fracasados'.

Elías Neuman considera que el sistema político pactó con el neoliberalismo, 'un sistema que requiere de un fuerte control social'.

'No sólo no se produjo la reforma ideológica necesaria para la democracia, sino que se pactó -afirmó Neuman-. Esto implica que cualquier político, hasta el intendente más lejano de cualquier pueblito, sabe con qué Policía cuenta. El sistema político actual -o sea, el neoliberalismo- requiere del control social por encima de la ética sobre la vida humana'.

¿Considera que el neoliberalismo aplicado por la dictadura persiste hasta hoy?

Claro que sí. Persisten en sus aspectos económico, político y de control social. En el neoliberalismo, el Estado es el Estado de control social, como alguna vez fue el Estado benefactor o el Estado con justicia social. En el capitalismo industrial, el ser humano recupera -de algún modo su dignidad como un eslabón en la cadena de producción, pero en el capitalismo financiero las personas de abajo no importan, y por eso es necesario ejercer ese control social de manera formal e informal.

Cuando hablamos de liberalismo y neoliberalismo en la época de la dictadura, como sistema de control social y económico, curiosamente habían decidido que algunas cosas no se privatizaban.

Como ejemplo, ellos lo adjudicaban a la defensa de la soberanía nacional, decían que nunca privatizarían las rutas, los ferrocarriles, las telecomunicaciones y el desarrollo de la energía nuclear.

¿Cómo interpreta que se haya privatizado todo en gobiernos democráticos?

Hay que analizarlo desde el avance del capitalismo financiero y de los grupos económicos internacionales, que son los que gobiernan el mundo.

Nuestros antepasados lucharon por obtener aquello que significa el patrimonio más importante, y el Estado lo ha privatizado por sus vínculos con el capitalismo financiero que, obviamente, ha cambiado la relación entre la sociedad y el Estado.

¿Cómo entra este nuevo equilibrio en la política Kirchner. Porque parece que en términos de Derechos Humanos hay una corriente y en términos económicos hay indicadores que -a pesar de lo que digan- aún no se han modificado. Para ejemplificar esto se habla de la ausencia del 'efecto derrame', el no reingreso al país de los fondos de Santa Cruz o el aún alto índice de desocupación que se oculta detrás de las subvenciones a desocupados.

Creo que Kirchner y Lavagna son lo mejor de lo peor y no pueden deshacerse de esa política impuesta por los grandes organismos que manejan toda esta corriente neoconservadora: el FMI, el Banco Mundial y también la inclinación de las Naciones Unidas.

En economía se habla de los círculos viciosos de la pobreza, en Justicia ¿también se puede hablar del circulo vicioso de la injusticia?

No, pero de lo que sí podemos hablar es de una ley penal discriminatoria. Y podemos hablar penalmente de la criminalización de la pobreza. Sólo hace falta ir a un reformatorio o a una cárcel para ver que están siempre los mismos, pero esta vez triplicada la cantidad.

¿Qué pasó en el levantamiento del penal de Córdoba del pasado mes de febrero?

En Córdoba pasó uno de los tantos hechos dados por la promiscuidad, el hacinamiento y los negociados, porque que lo presos tengan armas implica que alguien negoció con ellos, y no que las armas las trajeron los familiares como se suele decir.

En las cárceles todo se comercia, absolutamente todo. Esa prisión la recorrí tres veces en mi vida, en tres etapas diferentes. Tiene como 120 años. Es algo es increíble lo que ocurre en Córdoba, al margen que ya se conocen las inclinaciones de mano dura del gobernador De la Sota, pero no es diferente a las de Mestre que creo cárceles de chicos.

La docta Córdoba -con tantos juristas dogmáticos tan especiales- que además de chicos de la calle, tiene desde hace 30 años, 'los chicos de las alcantarillas', los que viven debajo de la tierra, en los caños del río Suquía con un ojo atento a que no se produzca una creciente, y que conocen todo Córdoba desde abajo y saben por dónde emerger.

Vuelvo a insistir en que los presos son siempre los mismos: gente de abajo. Gente sin chances.

No se olvide que a las cárceles sólo llegan los delincuentes fracasados.

¿Cómo ve el futuro, en términos políticos, mirándolo desde la óptica de la aplicación de justicia?

Con un mesurado pesimismo. En realidad creo que la Justicia ha sufrido el mismo proceso que la Policía: no ha cambiado. La Justicia está emplazada a reformarse para que podamos tener una 'Justicia para la democracia'. Necesitamos una Justicia y una Policía que respeten los Derechos Humanos.

¿Y considera que esa doctrina de la 'Justicia para la democracia', hoy por hoy, no está implementada?

No. Puede estar implementada en ciertas leyes. La Constitución Nacional, por ejemplo, en el artículo 75 inciso 22 indica todo lo referido a los derechos del hombre, de la mujer y del niño. Esto es como una bella partitura que no se ejecuta o se ejecuta muy mal. Las leyes son excelentes en el papel, pero la realidad ensucia todo.

¿Qué nos puede decir sobre la ley 25.990 que promueve la prescripción de las acciones penales?

En realidad el tema de la prescripción de la acción penal es un tema que, con purismo, tendríamos que decir que una acción penal nace la misma noche que la comisión del hecho delictivo y muere la noche del máximo de la condena. Y no debería estar interferida por ningún elemento.

Las leyes deben ser estudiadas en su totalidad y además deberíamos de tener una política criminal. El problema es que en la Argentina no sabemos qué país queremos. En materia de política criminológica tenemos que definir si ¿queremos una política represiva, una política de prevención, o algo mixto?

Hay que hacer un programa y llevarlo adelante.

Esto es un parche.

Si hay que modificar para que la política actúe más rápido, para que no haya impunidad, tendríamos que pensar en los términos procésales, acortarlos -y aunque me lleve con esto encima a una cantidad de jueces amigos, secretarios y fiscales- no debería existir feria judicial alguna. Hay que trabajar y escalonar las vacaciones. Los empleados y funcionarios de la Justicia tienen un estado especial. Hay que hacer las cosas con un plan de política y no con un mero proyecto. Al principio yo le veía connotaciones extrañas pero probablemente uno viva exagerando sobre cierto tipo de circunstancias por miedo a que prescriban ciertas causas. No hay que olvidar que en Argentina hay cosas que han pasado a ser folclóricas y resulta muy difícil erradicarlas.

¿Nota en el poder político vocación de combatirlas?

Vuelvo a insistir, lo que hay que hacer es una política con programas que se denominan mundialmente de política criminológica. Programas que tengan paradigmas concretos. Podemos lanzar las mejores leyes, pero si tenemos una justicia que desde el punto de vista folclórico y tradicional obedece a lealtades, la cosa no va a cambiar nunca. El Poder Judicial, además, tiene que asumirse como tal y hoy en día es una administración judicial.

Así cómo había una lealtad menemista en la Justicia, hoy ¿hay una lealtad kirchnerista?

No me atrevería a decir tal cosa pero, obviamente, hay jueces que ya han internalizado esto de obedecer al Poder Ejecutivo de turno. La justicia, como dice Zaffaroni, es una gran familia. Yo diría que la justicia se amplió y se expandió a la justicia y la policía.

¿Que se nos viene encima desde esta mirada?

No soy agorero pero digo que así, de esta manera, no vamos a evolucionar fácilmente. Así como en las cárceles están siempre los mismos -y también podríamos decir no son todos los que están- también en la Justicia están siempre los mismos aunque no sean todos los mismos.

Mientras se mantenga el sistema tal como esta planteado, ¿implica que, a futuro, se proyecta mayor represión?

La represión en verdad, más que de la justicia, es un control formal del poder punitivo del Estado, como lo es la policía o las leyes. En realidad eso es una política estatal, gubernamental, más que nada.

Yo visualizo que cuando se habla de la tecnología del Manhattan Institute de New York, que vende las ideas de mano dura y 'Tolerancia Cero', me pregunto si ya no están instauradas en nuestro país; porque cuando uno ve reformatorios para chicos que, en realidad, son deformatorios, pocilgas infectas en donde se los deposita,... si eso no es mano dura y 'Tolerancia Cero'...

Mano dura institucionalizada, normatizada...

Leyes severísimas, acumulación de penas, un señor Blumberg que ejerce proféticamente el poder político (para convocar miles de personas)…, y caramba si no es un elemento de presión para todos los que venimos trabajando en el tema que parecemos tortugas anémicas...

Las cárceles, por ejemplo, están sobre pobladas, se habla de colapso. Es cierto, pero… ¿qué otras medidas sustitutivas o alternativas a la prisión tradicional estamos planteando?

Teóricamente muchas, pero nunca las van a llevar acabo. En este país si las van a llevar a cabo lo van a hacer represivamente.

Neuman dixit

'El dolor y la memoria'

El día después del atentado a la AMIA, el diario Clarín -desde su sección Opinión- le solicitó a Elías Neuman un artículo sobre el atentado. Sin dar explicaciones convincentes ni concretas, los editores decidieron no publicarlo. Ese artículo fue publicado, en cambio, en la edición 784 de Nueva Sión.

En su columna, Neuman, entre otras cosas, manifestaba los siguientes conceptos -adelantados para aquella época para medios o incrédulos ante el rigor de la tragedia, temerosos del poder del establishment menemista o especuladores a la hora de evaluar la posible pérdida de la publicidad del Estado (como en algún momento lo padeciera Página/12 durante la época del 'sícarlismo')-:

- '… la abominable escoria, las mentes crapulosas que acaban de causar daño al país, y a nuestro pueblo, ponen al desnudo gruesas e irredimibles fisuras en materia de seguridad. Cabría hablar de muertes evitables…'

- 'Una Nación que adolece de seguridad interna no puede formar parte del 'Primer Mundo' de que nos habla el Presidente o el Canciller, como quienes pretenden, no sin cierta fugacidad humana, hacer virtud de las carencias'.

- 'Producido el feroz ataque a la AMIA, la primera medida fue cerrar las fronteras. ¿No hubiese resultado más serio y eficaz, después del ataque a la Embajada, detectar quiénes y cómo entran en el país?'

- '¿La misión de los servicios de inteligencia es olvidar o pensar que las catástrofes no ocurrirán de nuevo? ¿O es que a la Argentina de la impunidad puede venir cualquiera?'

- 'El Presidente Menem debería reflexionar sobre el conturbado mundo árabe y los códigos y parámetros de los fundamentalistas…'

- 'El doctor Menem debería abstenerse de micrófonos emocionales y explicar al pueblo porqué preconiza más muertes, homicidios legales efectuados por el estado en día y hora determinados. Además, los terroristas que irían a la muerte son de similar porte y estatura de los que indultó…'