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Argentina: La lucha continúa

Un nuevo gabinete y los ministros "progresistas"
Las realidades contra las que se estrellan las ilusiones del "giro a la izquierda" del gobierno

Prensa de frente

         'Somos todos kirchneristas; ahora olvidate del gremio', le aconsejó la ex frepasista ahora devenida diputada kirchnerista Diana Conti a su colega Edgardo Depetris, dirigente de ATE y kirchnerista histórico. Lo hizo el 23 de noviembre, cuando en el primer plenario del bloque del Frente para la Victoria, a Depetris se le ocurrió pedir que en uno de los proyectos que queda por tratar antes de fin de año, el de la prórroga de los impuestos a las ganancias, el gobierno modifique su proyecto para subir el piso en el que los asalariados deben empezar a pagar el impuesto, actualmente a partir de los 1.700 pesos. La reprimenda, algo más que una anécdota, es un dato respecto de las expectativas de que, tras los cambios introducidos en el Ejecutivo nacional, Néstor Kirchner comienza 'su verdadero gobierno'.
            Luego de las elecciones de octubre, la gestión estaría marcada por una mayor preocupación social y políticas concretas a favor de una mejor distribución de la riqueza, objetivo que tendría como corporización más visible el reemplazo de Roberto Lavagna por Felisa Miceli en el ministerio de Economía, acompañados por la llegada de Nilda Garré a Defensa y de Jorge Taiana a Relaciones Exteriores.
            Ya es conocido que, con los cambios ministeriales ya concretados, el jefe de gabinete Alberto Fernández ya se encargó de aclararles personalmente a algunos jefes sindicales que no habrá ningún cambio a favor de los asalariados en el proyecto de prórroga de los impuestos.
            Más importante todavía, la salida de Lavagna del ministerio de Economía no implica ninguna intención del gobierno de Kirchner de cambiar el proyecto de ley de Presupuesto para el 2006 que también debe aprobar el Congreso antes de fin de año, nada menos que la principal herramienta de política económica.
            Ese proyecto de presupuesto contiene, como ejes fundamentales, los mismos criterios de congelamiento de salarios, jubilaciones y cantidad y monto de los planes sociales con los que se manejó Lavagna en 2004 y 2005.
También incluye mayores montos en calidad de subsidios directos e indirectos a los grandes grupos económicos. Y, sobre todo, reitera el recurso de subestimación de ingresos y sobrevaloración de gastos que le permitieron al gobierno acumular 20 mil millones de pesos por sobre el superávit presupuestado en 2004 y 2005. Ese excedente -destinado nada más que a pagar deuda fraudulenta e ilegítima al mismo Fondo Monetario Internacional que Kirchner suele cuestionar en sus discursos- sumaría otros 12 mil millones de pesos en 2006.
            Ni el ya lejano pasado de militante guevarista de Felisa Miceli, ni los también añejos contactos de Garré y Taiana con el peronismo combativo desembocaron en el más mínimo amague de cambio del perfil de política económica y social con el que Kirchner mostró, desde su llegada al poder en 2003, que encarna la variante más lúcida, más 'vendible' de esta etapa del capitalismo para un país con las características de la Argentina. No será ninguno de los tres nuevos ministros, ni el conjunto del gobierno de Kirchner en su nueva configuración, los que resuelvan los problemas de los trabajadores ocupados y desocupados, de los millones de compatriotas que lidian todos los días, muchos de ellos profundizando sus experiencias de organización autónoma y sus nuevos métodos de lucha, contra el hambre, la miseria y la exclusión.