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Nuestro Planeta


9 de april del 2004

Faltan las palabras...
La radiación en Irak equivale a 250.000 bombas de Nagasaki

Bob Nichols
dissidentvoice
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Como escritor, me faltan las palabras para describir lo que son 61 grados C a la sombra. He visto 49 grados C en Phoenix y 43 grados C en la sauna que utilizo. Sesenta y un grados centígrados me dejan sin habla. Trata de imaginar 61 grados C con un casco puesto, una camisa de manga larga, pantalones largos, un chaleco a prueba de balas, botas, y con una mochila de 35 kilos.

En comparación, los inuit de Alaska y Canadá tienen treinta y siete palabras para describir con precisión diferentes tipos de nieve.

De manera que, ahora que la cosa se calienta en Irak, me pareció el momento oportuno para presentar esta historia a diferentes sitios en Internet y a publicaciones noticiosas. En 2003 hubo una historia sobre un soldado británico de 19 años cuya tarea militar era trabajar en un tanque británico. En Irak. En el verano. Se dice, en Londres, que olvidó beber suficiente agua y que literalmente se coció en su tanque.

Pero, esta historia no trata de la temperatura en Irak. Pero puedes estar seguro, sin embargo, de que el tiempo será algo verdaderamente importante para esos estadounidenses suficientemente desgraciados como para permanecer en Irak este verano.

Esta historia trata de armas estadounidenses hechas con componentes de uranio para el trabajo duro. Casi todas las balas estadounidenses, las granadas de 120 mm de los tanques, misiles, bombas bobas, bombas inteligentes, bombas de 250 y de 1.000 kilos, misiles crucero, y todo lo demás fabricado para ayudarnos en la guerra de nosotros contra ellos contiene uranio. Montones de uranio.

En el caso de un misil crucero, hasta 400 kilos del material. Este artículo habla de cuánto uranio radioactivo nuestros muchachos, que nos representan a nosotros, los ciudadanos de Estados Unidos, hicieron llover sobre Irak. Resulta que usaron unos 2.000.000 de kilos del material, más o menos. Un montón.

Ahora bien, la mayoría de la gente no tiene la menor idea de lo que son 2 millones de kilos de algo, mucho menos de Polvo de Uranio (UD, por su sigla en inglés), que es en lo que se convierte este material cuando lo disparan o estalla. Baste decir que es algo como 1.333 coches a 1.500 kilos por coche. O sea, muchos coches, pero, podemos imaginarnos un aparcamiento con mil trescientos treinta y tres coches. Lo importante: fue y es una operación de poderío industrial. Y no ha terminado.

No, jefe. Hacer llegar 2 millones de kilos de polvo de uranio radioactivo (RUD) al suelo de Irak fue un asunto definitivamente "especial". No fue "por accidente". Nosotros, los ciudadanos de Estados Unidos, a través de nuestros muchachos en el Ejército, lo hicimos intencionalmente.

Cuando las balas, los misiles, o las bombas de uranio dan en algo o estallan, la mayor parte del uranio radioactivo se convierte instantáneamente en partículas de polvo muy, muy, pequeñas, demasiado finas incluso para ser vistas. Cuando los soldados de EE.UU. o los iraquíes aspiran aunque sea una pequeña cantidad en sus pulmones, basta con un gramo, es como si les hicieran una radiografía por hora durante el resto de su acortada vida.

El uranio no puede ser extraído, no hay tratamiento, no hay cura. El uranio vivirá mucho tiempo más que los cuerpos de los veteranos y de los iraquíes, porque, sabes, vive virtualmente para siempre.

Pero la cosa es aún peor. Parece que un Almirante, que es el antiguo Jefe del Estado Mayor Naval de India, quiso saber cuánta radiación significaba esta situación. También quiso expresar el monto mediante una cifra fácilmente comprensible para el mundo, especialmente para el mundo no-estadounidense.

El Almirante decidió calcular cuántas bombas atómicas de Nagasaki serían necesarias para arrojar el equivalente del monto total de radiación liberada en Irak en 2003 por 2 millones de kilos de uranio.

El Almirante también quería calcular cuánta radiación las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han diseminado en las últimas cinco guerras de EE.UU., las así llamadas Cinco Guerras Nucleares.

Es una tarea bastante fácil para alguien como el Jefe del Estado Mayor Naval de un país miembro del Club Nuclear: pero la utilización de la bomba de Nagasaki como medida es un giro algo horripilante. Para aquellos de ustedes en EE.UU., que no lo saben, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos lanzaron dos bombas atómicas en Japón al terminar la II Guerra Mundial. Todo el resto del mundo lo recuerda.

Una bomba atómica fue lanzada por EE.UU. sobre la ciudad de Hiroshima, la otra sobre la ciudad de Nagasaki, tres días más tarde. Unas 170.000 personas fueron incineradas inmediatamente. Fue algo tremendo.

Es una medida muy significativa para el resto del mundo, pero, no tanto en Fox News (Justas & Equilibradas) (c) o en el resto de medios estadounidenses similares a Fox. El Departamento de Energía sigue mencionando las detonaciones de Hiroshima y Nagasaki como "ensayos". El almirante publicó las cifras hace meses en una conferencia científica en India. Este artículo es la primera mención de los datos en Estados Unidos. Será publicado primero en Internet.

El almirante en India calculó la cantidad de átomos radioactivos en la bomba de Nagasaki y la comparó con la cantidad en los 2.000.000 kilos de uranio abandonados en Irak como resultado de la guerra de 2003. Ahora bien, créanmelo, es mucho más complicado que eso, pero, es esencialmente lo que hicieron los expertos en India.

¿Cuántas bombas nucleares como la de Nagasaki equivalen a la radiación liberada en la guerra de Irak de 2003? Respuesta: unas 250.000 bombas nucleares.

¿Cuántas bombas nucleares como la de Nagasaki equivalen a la radiación liberada en las últimas Cinco Guerras Nucleares de EE.UU.? Respuesta: Unas 400.000 bombas nucleares.

¿Quién es capaz de hacer algo semejante?

Nosotros. Los únicos en la historia del mundo que emprenden Guerras Nucleares son los estadounidenses, ciudadanos de Estados Unidos. Supuestamente, los alemanes y los japoneses de la II Guerra Mundial también quisieron emprender guerras nucleares, pero los militares de EE.UU. les ganaron la apuesta, por decirlo.

Respetados eruditos académicos podrían discutir eternamente si o no Herr Hitler, Führer de Alemania, hubiese utilizado municiones de uranio en Sudetenland si las hubiera poseído. Por cierto, los alemanes sabían tanto sobre guerras de uranio como nosotros en la época. Parece dudoso que Adolph Hitler habría ordenado el uso de municiones de uranio en ese sitio porque Sudetenland estaba tan cerca de la Patria: Alemania nazi.

Un general estadounidense llamado Leslie Groves estuvo a cargo de la operación de producción de la bomba llamado el Proyecto Maniatan. En 1943, el Departamento de Guerra sabía exactamente para lo que sirven las balas y las bombas de uranio.

Si las armas nucleares no hubieran detonado en Japón, el uso de balas y bombas de uranio constituían la alternativa. Recién durante la presidencia de Ronald Reagan el re- bautizado Departamento de Defensa resucitó las letales balas, bombas y misiles radioactivos de uranio. No sorprende que hayan recibido el apodo popular de Ronnie Ray-Guns.

Los militares de EE.UU. conocieron también los síntomas de envenenamiento por radiación en 1943; comenzando por una garganta irritada para llegar a una muerte terrible por cocción interior del organismo.

El presidente Bush prometió invadir doce países en su discurso sobre el Estado de la Unión de 2003. Por algún motivo, algunos estadounidenses desorientados no le creyeron, o pensaron que estaba "exagerando". Pero el resto del mundo tiene motivos suficientes para creerle.

Pero no hay que preocuparse, el presidente tiene suficiente materia prima para municiones de uranio radioactivo. Hay más de 77.000 toneladas almacenadas en las 103 plantas de desechos nucleares y en los varios laboratorios de armas nucleares en EE.UU. Cada una produce 125 kilos más de material radioactivo al día para balas, bombas y misiles radioactivos. Redondeando, eso basta para 40,5 nuevas campañas gloriosamente exitosas como la guerra nuclear en Irak de 2003.

En esta época, todos los años, los vientos del sur dejan una fina arena del desierto sobre los parabrisas de los coches aparcados a la intemperie en Europa continental y Gran Bretaña. Pronto esa arena llevará una sorpresa. Gracias a los estadounidenses. Gracias a nosotros. Es lo que le hemos hecho al mundo Y, no puede sorprender que nos odien y nos desprecien tanto.

El efecto de asesinato indiscriminado de estas armas de uranio da un significado totalmente nuevo a la antigua expresión: carne de cañón. En Irak, pasa lo que pasa.

Si no son las armas de uranio propiamente tales, el polvo de uranio se encontrará en los cuerpos de nuestras fuerzas armadas al volver, bombas de tiempo que lentamente van destruyendo las vidas de los ingenuos e ignorantes con su propia fuente de radiación interna, la carne de cañón de las guerras nucleares de EE.UU. del siglo XXI.

27 de marzo de 2004

bobnichols@cox.net.
* Bob Nichols escribe en Oklahoma City y es el autor de editoriales en DemoOkie.com. Bob Nichols escribe para LiberalSlant, Democratic Underground, OnlineJournal, AmericaHeldHostage, y otras publicaciones punto com. Nichols escribe frecuentemente para The Oklahoma Observer y otras publicaciones impresas. Vive y trabaja en Oklahoma. Es miembro de CASE, -- Citizens' Action for Safe Energy, y presidente de la Carrie Dickerson Foundation. CASE ha derrotado exitosamente dos intentos serios y bien financiados de construir plantas de energía nuclear en Oklahoma y varios intentos de ubicar lo que ahora es conocido como el "Yucca Mountain Reactor Dump" en Oklahoma. Todos estos esfuerzos por construir instalaciones nucleares han fracasado CASE ganó en todas las ocasiones. Copyright 2004, Bob Nichols. All rights reserved. Se permite la reproducción siempre que se coloque el texto completo y la atribución correspondiente.