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Nuestro Planeta

SOBERBIA SUICIDA (PARTE II)

Claudio Tygier
ARGENPRESS.info*

Este artículo corre el velo sobre las consecuencias de la utilización de la soja transgénica en América Latina y los productos asociados a esta como el glifosato, poniendo especial énfasis en dos aspectos: la salud humana y la diversidad biológica.

Ver también:
SOBERBIA SUICIDA (PARTE I)


La soya transgénica Roundup Ready

La soya Monsanto Roundup Ready (SRR) es una variedad de soya manipulada genéticamente, conteniendo genes de un virus mosaico del coliflor, CMV, de una petunia y de una bacteria (Agrobacterium sp). El código genético bacterial le confiere la resistencia al glifosato, los otros códigos genéticos insertados están destinados a controlar la expresión del 'gene-glifosato'. Como consecuencia de la 'inmunidad inducida' al herbicida, éste puede usarse para eliminar malezas en sembradíos de soya sin dañarla. De acuerdo con esto, determinar el o los impactos potenciales de la SRR liberada en el ambiente y en la salud requiere plantear las siguientes cuestiones:
(1) Qué efectos de tipo ecológico puede generarse a través de la liberación indiscriminada en el medioambiente y del uso de soya genéticamente manipulada, conteniendo genes de otras especies.
(2) Cómo podría modificarse el patrón de uso del herbicida glifosato y de qué modo podría repercutir este cambio en la salud humana y en el ambiente.
(3) Qué riesgos podrían, como consecuencia de las modificaciones hechas a la soya, amenazar la salud de los consumidores humanos.
Con este fin, es fundamental no perder de vista las peculiaridades del mercado de la soya y de los acuerdos comerciales en torno a él. La soya es un bien transable en el mercado internacional, y Monsanto es una transnacional que opera en numerosos países. Si ha de procederse de acuerdo con criterios lógicos, lo más razonable sería evaluar los posibles efectos en el entorno ambiental de mayor riesgo. Es éste, precisamente, una de las más flagrantes omisiones en el informe de Monsanto elaborado para las autoridades gubernamentales de los Estados Unidos y de la Unión Europea. Este se basa solamente en datos recogidos en los EEUU, Canadá, Costa Rica y Puerto Rico. No se trata únicamente de cuestionamientos de carácter metodológico en relación con las pruebas llevadas a cabo en esos países, sino que las conclusiones obtenidas de ellas no reflejan en lo más mínimo el escenario posible en regiones como el Lejano Oriente o Sudamérica, donde los posibles impactos pueden ser sensiblemente mayores.

Los peligros y su geografía

La Academia de Ciencias de EEUU declaró con relación a esta cuestión que 'Norteamérica, en especial los Estados Unidos, encierra hábitats de muy escasas especies cultivables, dado que la agricultura allí se basa mayormente en plantas de origen foráneo. Esta pobreza de variedades de cultivos de origen nativo implica que habrá relativamente pocas oportunidades para que ocurra en el territorio estadounidense una hibridización entre plantas genéticamente modificadas y especies silvestres emparentadas. Puede esperarse que la incidencia de hibridizaciones entre cultivos genéticamente modificados y especies silvestres emparentadas sea menor aquí que en Asia Menor, en el sudeste asiático, en el subcontinente indio y en América del Sur, y puede requerirse un mayor cuidado al introducir organismos vegetales genéticamente modificados en esas regiones.' Una clara advertencia que no ha sido oída.

Perjuicios ecológicos derivados del uso de SRR

La soya constituye la principal fuente en el mundo de aceite vegetal comestible, así como de suplemento proteínico para alimentar el ganado. Tiene también un amplio espectro de usos distintos en la industria alimentaria y otras. Es un alimento importante para consumo humano en Asia. La soya es un bien transable de intercambio global, que se transporta por vía marítima en grandes cantidades hacia muchos destinos, para su procesamiento o consumo final. Los Estados Unidos, Brasil, China y Argentina producen algo más del 90 % de la cosecha mundial de soya. Los dos primeros y Argentina son los principales exportadores de soya y abastecen los mercados de Japón y de Europa. Además de los países mencionados en el anterior párrafo, Monsanto llevó cabo pruebas de campo en Argentina. En 1994 realizó también pruebas en ámbitos semi-aislados en Japón. La empresa dejó claro que la SRR no será separada de las otras soyas convencionales, es decir, no manipuladas. También advierte que la soya transgénica ha de ser cultivada y comercializada en todo el mundo, incluyendo Sudamérica y el Lejano Oriente.
Una de las cuestiones clave en la evaluación de riesgo ambiental de los cultivos genéticamente modificados, es si el gene foráneo introducido puede transferirse por polinización cruzada a una especie nativa, emparentada o no, y causar así contaminación genética. Aunque la soya cultivada es principalmente autopolinizante, el polen puede también ser transportado por abejas hacia otras plantas de soya y a parientes silvestres o a alguna otra maleza. Este último caso podría ser el más peligroso para Bolivia. Las malezas 'contaminadas' con la resistencia al glifosato podrían volverse tóxicas para especies de insectos polinizadores, causando serios desequilibrios en los ecosistemas entre éstos y otros insectos predadores. Las consecuencias podrían ser catastróficas en las poblaciones de plantas.
La soya puede cruzarse con otros miembros del género Glycinus, que se hallan en Australasia, incluyendo al Japón. Se sabe que la hibridización natural ocurre entre soya cultivada y G. soya, una maleza común en Japón. Cabe aclarar que no existen parientes compatibles en los Estados Unidos o en Europa.

Tercer Mundo: a mayor peligro, menor control de impactos

Los peligros ecológicos son, evidentemente, mayores en el Lejano Oriente y América del Sur. Entonces, el potencial para que la SRR cause daños ecológicos debería ser específicamente analizado en dichos entornos ambientales. En la determinación de riesgos de esta naturaleza, al solicitar autorizaciones para la importación de la SRR en Europa, Monsanto ha considerado solamente la posibilidad de transferencia de genes en Europa, donde no existen especies emparentadas. En el caso de los Estados Unidos, esta empresa ha utilizado un argumento similar. Sin embargo, resulta claro que no es el propósito y el objetivo de Monsanto que la siembra y comercialización de la soya modificada genéticamente se limite a esas regiones del globo.
Debería evaluarse el riesgo de transferencia de genes en aquellos países ricos en biodiversidad, y no solamente donde la SRR puede ser cultivada sino también donde puede importarse. Como comentaba un experto recientemente, 'dado que las semillas viajan cientos de kilómetros entre el sitio de venta, el de siembra y la planta industrial de procesamiento, los derrames de semillas durante el transporte son inevitables y causan mucha más preocupación que la diseminación de polen'.
Otra cuestión importante en la evaluación de riesgos ambientales y, también agrícolas, es si la SRR puede o no perdurar en el medioambiente y desplazar flora o fauna silvestres, o convertirse en una maleza invasora. En razón de la susceptibilidad de la SRR a la escarcha, éste ha sido un argumento usado por Monsanto para apoyar su afirmación en cuanto a la seguridad ambiental de este cultivo. Sin embargo, en las pruebas experimentales descriptas por Monsanto en sus solicitudes para la desregulación en EEUU y su aplicación también en el mercado europeo, no se ha investigado el potencial de la SRR para perdurar en el ambiente. Las parcelas experimentales son rutinariamente destruidas mediante el pulverizador de disco una vez finalizados los experimentos diseñados únicamente para testear propiedades agronómicas, no impactos ecológicos.


Maleza 'supervillana'
En una prueba se detectó SRR 'voluntaria' (nombre dado a la planta de soya que, no habiendo sido cosechada, persiste como maleza), en la siguiente temporada de siembra, sin embargo, estas plantas fueron destruidas mediante pulverización de disco en el suelo, y no se investigó nada al respecto. Además, y más preocupante aún, es el hecho de que el potencial para la persistencia en países que no sean los EE.UU: o los europeos, no ha sido nunca estudiado, por ejemplo en el Lejano Oriente y Sudamérica, donde, por otro lado, la escarcha no regula la persistencia entre temporadas. No existe información de que en algún sitio se hubiera llevado a cabo pruebas de esta naturaleza.
Más aún, igualmente a lo sucedido con el potencial para hibridarse, Monsanto no ha provisto datos cuantitativos respecto a la capacidad invasiva de la SRR o de enmalezamiento . Monsanto también se sirvió de la Lista de Baker, para argumentar que es improbable que la soya manipulada se convierta en una maleza invasora. Se trata de una lista de características comúnmente asociadas con malezas y que fue utilizada para predecir el enmalezamiento de plantas. La confiabilidad de esta lista ha sido cuestionada por científicos, que solían verificar si mediante ella podía predecirse el enmalezamiento de malezas conocidas, especies ya existentes como tales, al constatar que no es confiable en este respecto.
La transferencia de genes a plantas silvestres y la persistencia de la SRR son temas de suma importancia en el ámbito de la ecología. Puede que la codificación genética para crear tolerancia al glifosato no fuese neutra en términos ecológicos. La tolerancia misma constituye una ventaja competitiva, en presencia del herbicida, determinando que la persistencia y la propagación de la SRR o, eventualmente, alguna especie emparentada con la cual ésta se cruce, amerite un tratamiento serio y en profundidad. Aun sin la presencia del glifosato, el gene de tolerancia podría persistir y causar polución genética. Las presunciones en el sentido de que los genes que brindan tolerancia no perdurarían en el ambiente, porque se convertirían en un mero 'bagaje genético', y pasarían entonces a constituir una desventaja, han sido socavadas mediante experimentos que mostraron que la colza manipulada genéticamente no era menos capaz de sobrevivir que su similar sin manipulación (Crawley et al., 1993). Como conclusión podemos afirmar que el estudio de riesgo ecológico de Monsanto es deficiente y exhibe insuficiencias en varios aspectos importantes porque:
(1) presenta un escenario optimista injustificable, evaluando los riesgos solamente en el contexto de los EEUU y de Europa, mientras que la SRR ha de sembrarse y/o exportarse a entornos ambientales de elevado riesgo ecológico en América del Sur y en Asia.
(2) ha omitido realizar experimentos adecuados para investigar los riesgos posibles para la ecología, porque se ha limitado exclusivamente a investigar características agronómicas, dejando de lado su invasividad, propensión al enmalezamiento o capacidad de hibridación.
(3) se ha basado en métodos de predicción no confiables para argumentar que la SRR es ecológicamente segura. En el contexto del mercado global de la soya, los resultados obtenidos por Monsanto con relación a la inocuidad de la SRR no pueden ser confiables.

Diferencias que producen alergias

Una peligrosa diferencia existente entre el cultivo normal y la manipulación genética, es que ésta aumenta enormemente el riesgo de que la planta desarrolle compuestos tóxicos o alergénicos. Tales cambios inesperados han sido observados en algunos cultivos genéticamente modificados.
La inserción de un gene nuevo puede, en algunos casos, alterar la síntesis de compuestos químicos en la planta. Las alteraciones pueden consistir en incrementos significativos en los niveles existentes de compuestos tóxicos, o en el desarrollo de compuestos alergénicos. No existe forma de predecir estos efectos, y sería azaroso detectarlos sin realizar durante muchos años pruebas e investigaciones independientes y detalladas, en sujetos de test que, obligadamente, deben ser personas. Los efectos tóxicos graduales habrían de ocurrir a lo largo de semanas, meses o años o aún décadas y no habría conciencia acerca del daño a la salud hasta que fuese muy tarde.
Otro riesgo importante de los alimentos genéticamente manipulados, es la posibilidad de que la exposición en forma regular a material de ADN y de ARN extraños, insertados en estos alimentos artificiales, causara reacciones alérgicas o enfermedades en el propio sistema inmunológico del consumidor. Algunas investigaciones recientes han revelado que, puede detectarse fragmentos de ADN de ingredientes de alimentos manipulados genéticamente en el cerebro de animales alimentados con ellos.
En el Reino Unido los científicos verificaron un crecimiento del 50% de alergias a la soya en un solo año. Ellos consideran que este aumento de las alergias a la soya puede ser causado por el creciente uso en la manufactura alimentaria de ingredientes hechos a base de soya genéticamente manipulada.

La amenaza interior


El asunto de mayor relevancia a considerar, es la posibilidad de que las proteínas producidas por la planta de soya modificada pudiesen ser tóxicas o alergénicas.
La SRR contiene un gene obtenido de una bacteria, Agrobacterium sp., que comprende la enzima (proteína) 5-enolpiruvilshikimato-3-fosfato (EPSPS su sigla en inglés). El glifosato actúa sobre esta enzima inhibiéndola, lo cual causa la muerte a la planta, dado que se trata de una enzima importante para una de las secuencias de reacciones bioquímicas de las plantas. La nueva forma de la enzima, CP4 EPSPS, que ha sido introducida en la soya no es sensible al glifosato. En esto consiste la tolerancia al mismo.
La interrogante más grande consiste en saber, si la proteína modificada (CP4 EPSPS) podría o no ser alergénica en los productos derivados de la soya que la contienen. No existen análisis cualitativos para predecir la alergenicidad de algún elemento. Las comprobaciones recientes de que un gene de la castaña que especifica una proteína rica en metionina introducida en la soya, causa reacciones alérgicas en personas sensibles, a pesar de que las evaluaciones anteriores fueron negativas, arrojan cierta luz en este sentido. Esto resalta los posibles graves efectos de la transferencia de genes que codifican proteínas nuevas.

Dos casos ilustrativos

Tienen razón los consumidores y las organizaciones que los representan al desconfiar de la salubridad de los alimentos que contienen insumos obtenidos a partir de OGM. Basta con recordar dos casos de triste celebridad. Al dársele partes de ovejas muertas como alimento a las vacas, nadie imaginó que esto podría llevar a la enfermedad de las vacas locas, encefalitis espongiforme bovina, (BSE por su sigla en inglés). Una vez que esta enfermedad se manifestó, nadie quiso creer que podría transmitirse a los seres humanos al comer carne. Los riesgos de la SRR son desconocidos y, de hecho, son incognoscibles, al menos en un modo preventivo, es decir, que no fuese 'ex post facto'.
En 1989, una compañía japonesa introdujo un complemento proteínico, 'tryptophan', en el mercado de los EEUU. Se trataba de un suplemento alimenticio producido a partir de una bacteria genéticamente manipulada. Pero 37 personas murieron y otras 1.500 quedaron con discapacidades permanentes luego de ingerirlo, con síntomas previos como inflamación de articulaciones, hinchazón de la piel, jaquecas e inmunosupresión.
De hecho, no ha podido llegarse a una comprensión del suceso, porque no existe, dada la novedad del fenómeno, conocimiento del modo cómo operan los vínculos entre el inusual dímero (polímero resultante de la unión de dos monómeros) L-tryptophan que puede haber sido producido como subproducto marginal por las bacterias genéticamente manipuladas (que no se logró remover mediante filtrado a través de carbón activo) y la bacteria Eosinophilia mylagia, que de por sí genera una toxina en la sangre contra gusanos parásitos y los muchos decesos ocurridos a la gente que ingirió el citado dímero.

Lo malo conocido u omitido

El descubrimiento del potencial alergénico de la soya genéticamente manipulada de Pioneer Hi-Bred, ocurrido en forma previa a su empleo como fuente alimenticia para humanos, tuvo lugar gracias a una ventaja singular: el organismo donante del gene, la castaña, es un alimento con propiedades alergénicas conocido y, se disponía para efectuar las pruebas, de muestras de plasma sanguíneo de personas que se sabía de antemano que eran alérgicas a la castaña. Monsanto enfrenta una dificultad peculiar para evaluar el potencial alergénico de la SRR, porque, a diferencia de la proteína de la castaña, la que fuera introducida en su soya no proviene de una fuente identificada como alergénica. Entonces, Monsanto no dispone de prueba específica alguna que pudiera llevar a cabo para reunir evidencias que sugieran su seguridad. En esta situación, a Monsanto no le quedó otra opción que basarse en métodos más cuestionables, como la comparación con otros compuestos, en lugar de una evidencia experimental. Por ejemplo, Monsanto ha puesto énfasis en el hecho que EPSPS no tiene homología secuencial con otras proteínas alergénicas. Sin embargo, un experto declaró recientemente que 'es imposible identificar la mayor parte de las proteínas alergénicas previamente a la manipulación genética. Estas proteínas no parecen tener secuencias de aminoácidos en común, entonces la comparación de sus antígenos determinantes, ligados a la inmunoglobulinaE, resultará con probabilidad infructuosa'.
Monsanto también hace hincapié en la pequeña cantidad de EPSPS que estaría presente en la dieta y en que, la mayor parte de los alergénicos son proteínas importantes en la dieta humana. A pesar de ello, no es ésta la situación real, por cuanto el gene CP4 EPSPS está siendo usado en otros cultivos también, de forma tal que puede que la exposición a éste no se halle limitada a la soya. CP4 EPSPS también se produce en cantidades superiores en la soya manipulada genéticamente, a la del gene normal EPSPS producida en la soya convencional. Además, se ha señalado que debe llevarse a cabo las evaluaciones de digeribilidad con la proteína aislada, como así en la forma en la que ha de ser ingerida. No hay evidencias de que Monsanto hubiese realizado las pruebas con el alimento intacto bajo condiciones reales. De acuerdo con lo que antecede, la evaluación realizada por Monsanto de la probabilidad de riesgos de alergenicidad de la SRR resulta deficiente pues:
(1) puede que el riesgo de alergenicidad sea bajo, pero es esencialmente impredecible.
(2) los alimentos que contienen SRR no serán etiquetados, por consiguiente, el más importante mecanismo protector disponible para la gente sensible, que permite evitar el alimento alergénico, no estará accesible en caso de que surgieran problemas.
(3) puede que el gene bacterial EPSPS también esté presente en otros productos no fabricados en base a la soya, que influirán en el riesgo.
Los serios riesgos potenciales asociados con alergias alimentarias son injustificables al ser impredecibles e imposible su determinación mediante tests. Esto sumado al hecho de no estar disponibles los métodos normales de evitar los alimentos alergénicos (etiquetado), torna irrelevante su evaluación sobre la seguridad de la SRR, porque Monsanto ha ignorado en forma deliberada estas cuestiones.

Efectos teratogénicos

Finalmente, diremos que algunos cultivos genéticamente manipulados cambian de forma tal, que desarrollan sus propios niveles de pesticidas. Por ejemplo, se ha mostrado que los cultivos genéticamente manipulados para producir la toxina Bt emiten muy elevados niveles de esta toxina. Las plantas genéticamente manipuladas para producir la toxina Bt producen, al menos 1.000 (mil) veces más toxina Bt por hectárea que el resultante de aplicarla directamente en las plantas. Puede que esto lleve a problemas con la ingestión de tales alimentos en el largo plazo - maíz genéticamente manipulado y edulcorantes fabricados a partir de él -. Aun en el caso de que las plantas genéticamente manipuladas no produzcan pesticidas, se ha demostrado de manera concluyente que los herbicidas usados en algunas de estas plantas artificiales (soya o maíz) son extremadamente tóxicos y pueden causar defectos en los nacimientos.

* Claudio Tygier es periodista-investigador y traductor. Premio nacional de periodismo científico 1997, miembro correspondiente del Center for Amazonian Literature and Culture, CALC, Smith College, Northampton, Massachusetts, EEUU.