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Nuestro Planeta

Brasil busca energía limpia en la basura

Mario Osava
IPS

Hacer factible económicamente la generación de energía a partir de la basura puede ser uno de los primeros resultados de la aplicación del Protocolo de Kyoto, que entra en vigencia el 16 de febrero, en busca de frenar el recalentamiento de la Tierra. En esa dirección, al menos, apunta el primer proyecto registrado en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo.

Se trata del plan brasileño NovaGerar, que aprovechará el gas metano extraído de la basura de Nueva Iguazú, un municipio de un millón de habitantes en la periferia de Río de Janeiro, para alimentar una central termoeléctrica con capacidad de generación de 12 megavatios.

Así se evitará que en los próximos 21 años sean expulsados al aire gases que provocan el llamado efecto invernadero equivalentes a 14,07 millones de toneladas dióxido de carbono.

Esa reducción de las emisiones de gases se convertirá en certificados que valen dinero en un mercado en gestación.

La electricidad de NovaGerar costará cerca de 140 reales (unos 50 dólares) el megavatio, mucho más caro que la energía hidroeléctrica que predomina en Brasil, admitió a IPS Adriana Montenegro Felipetto, gerente de Ambiente de S.A Paulista, una de las empresas que desarrollan el proyecto.

Por ello su factibilidad económica depende de los créditos de carbono, de "la venta directa a consumidores comerciales que pagan tarifas elevadas y de los subsidios del gobierno a fuentes alternativas de energía limpia", observó.

El gas de la basura "tiene impurezas, hay que limpiarlo" y esos equipos de la central termoeléctrica tienen que ser importados, todo lo cual encarece la generación de energía, explicó, a su vez, Nuno Cunha e Silva, director de Ecosecurities, empresa transnacional de consultoría en el llamado mercado de carbono.

De todos modos, la basura de las regiones metropolitanas de Brasil representan un gran potencial, pues podría generar unos 400 megavatios, estimó.

Esa cantidad es relativamente poca energía, si se tiene en cuenta que equivale a sólo 0,5 por ciento de la capacidad de generación actual del país. Sin embargo, la ventaja es que se produce en el mismo local de consumo y presenta variados beneficios ambientales y sociales para el lugar, además de contribuir a preservar el clima global, destacó Silva a IPS.

NovaGerar es una asociación entre la Ecosecurities y la S.A Paulista, una firma brasileña de construcción y de gestión de basura que en 2001 ganó la concesión para administrar y explotar por 20 años dos depósitos de basura en Nueva Iguazú.

El compromiso inicial fue sanear el basural de Marambaia y rehabilitar el local en que fueron depositados dos millones de toneladas de basura a cielo abierto.

Esto significó cerrarlo y aterrarlo en 2002. Exige ahora implantar sistemas de captación de los gases y drenaje del agua producida de la descomposición de los residuos para evitar la contaminación de la napa freática y de los ríos.

La retirada de los gases se debe hacer de cualquier forma, porque pueden provocar explosiones. En tanto la parte no aprovechada en la generación eléctrica será quemada.

Así, el relleno sanitario de Adrianópolis sustituyó al basural de Marambaia para recibir adecuadamente las 2.000 toneladas diarias de basura municipal y también forma parte del proyecto.

La recuperación de Marambaia solucionó otro grave problema, el de las decenas de familias que sobrevivían extrayendo alimentos y bienes vendibles del basural. El proyecto ofreció 150 empleos formales para la reforestación local, mejorar el paisaje, para administración y la operación de equipos, absorbiendo a los hurgadores, señaló Felipetto.

"Nuestro mayor orgullo" es haber contratado formalmente gente como Jaqueline Silva, que mantenía su familia excavando el basural "en condiciones infrahumanas" y hoy trabaja dignamente sembrando plántulas, ejemplificó.

Nueva Iguazú fue elegida por la S.A Paulista por "su ubicación ventajosa y la oportunidad de mercado". Es un modelo que puede aplicarse en otras regiones metropolitanas, por la asociación entre gobierno y empresas privadas con "ventajas para todos", sostuvo.

La alcaldía recibirá 10 por ciento de los ingresos por la venta de la electricidad generada y los créditos de carbono, que serán pagados por el Fondo Holandés de Desarrollo Limpio, vinculado al Banco Mundial, destacó Silva.

En la evaluación del director de Ecosecurities, proyectos con el sector público pueden complicarse por la limitada duración de los gobiernos. Es necesaria una garantía de largo plazo, como la concesión por 20 años asegurada a NovaGerar, acotó.

Pero hay incertidumbre sobre qué pasará después de 2012. Por el Protocolo de Kyoto, que se pone en vigor el 16 de febrero al lograrse la ratificación de Rusia, 38 países industrializados y de Europa oriental asumen el compromiso de reducir la emisión de los gases del efecto invernadero en 5,2 por ciento respecto del volumen de 1990, hasta 2012. Metas posteriores serán negociadas a partir del próximo año.

El MDL permite cumplir tales compromisos a través de proyectos en países en desarrollo, creando el mercado de certificados.

Los créditos de carbono son un estímulo adicional para que las alcaldías brasileñas cumplan su obligación constitucional de darle una disposición sana a la basura, opinó José Maria Mesquita, coordinador de un programa de control de la basura en el estado de Río de Janeiro.

NovaGerar representó un avance en la larga batalla para contener las fuentes de contaminación de la Bahía de Guanabara, cuyas aguas y playas hoy presentan mala calidad por recibir gran parte de los residuos y el agua servida de 8,2 millones de personas que viven en sus orillas, a través de 35 ríos.

La contaminación de toda esa cuenca, además de destruir la biodiversidad, disemina enfermedades como la hepatitis, diarreas, leptospirosis y otras de transmisión hídrica, incluyendo las dermatológicas, observó Adauri Souza, productor de video que colabora voluntariamente con el no gubernamental Instituto Bahía de Guanabara, en defensa de ese recurso natural.