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Medio Oriente - Asia - Africa
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La Naci�n �rabe: Historia, Realidades y Perspectivas
Nuredd�n Awwad
Comit� Democr�tico Palestino - Chile
"Una naci�n permanece fuerte mientras se preocupa de sus problemas reales
y comienza su decadencia cuando puede ocuparse de los detalles accesorios"
ARNOLD.J.TOYNBEE (1889-1975)
Introducci�n
Aunque los cl�sicos de la sociolog�a pol�tica contempor�nea definen la aparici�n
de las naciones, como un fen�meno del capitalismo, basados en la evoluci�n
hist�rica de las sociedades europeas, la historia de la civilizaci�n �rabe
isl�mica, presenta el surgimiento y el desarrollo de la naci�n �rabe en el siglo
VII, como un hecho singular, en el marco del desarrollo integral de la
humanidad, condicionado y determinado por circunstancias hist�rico � concretas
peculiares, inherentes a la situaci�n conflictiva imperante en la pen�nsula
ar�biga, y sus alrededores. El m�s importante y c�lebre fil�sofo hist�rico de la
civilizaci�n �rabe isl�mica, ABDULRAHMAN BEN KHALDUN (1322- 1406), en su famosa
enciclopedia INTRODUCCI�N DE BEN KHALDUN, al estudiar los fen�menos sociales,
buscando el alcance de la relelaci�n entre "causas" y "efectos", someti�ndola a
"leyes", hace un an�lisis profundo y global, de ese fen�meno, partiendo de su
propio concepto de que � "la historia, en el conjunto de sus acontecimientos,
est� interrelacionada y entrelazada en el tiempo y el espacio, y no termina en
un punto determinado". Asever� expl�citamente, que "el desarrollo es la ley de
la vida social" �Es curioso! el principio de ARNOLD.J.TOYNBEE sobre la
comprensi�n totalizadora e integradora de la (parte) y el (todo) en la filosof�a
de la historia, de una manera u otra, reproduce ese mismo enfoque.
S�ntesis hist�rica
El gran cambio que signific� La Revoluci�n Isl�mica, encabezada por MOHAMMAD BEN
ABDULLAH BEN HASHEM (570 � 633), provoc� transformaciones pol�tico- sociales,
econ�micas y �tico-morales radicales, en la sociedad existente en aquel
entonces, en la pen�nsula ar�biga, que tuvieron fuertes repercusiones en las
civilizaciones circundantes y en las futuras conquistas isl�micas, que se
extendieron hasta la pen�nsula ib�rica en el Oeste y hasta la China en el Este.
A pesar del car�cter idealista (divino) de la teor�a ideol�gica que inspir� el
cambio, en todo su alcance cognoscitivo, sus normas, preceptos, objetivos y
pr�cticas, (cual teolog�a de liberaci�n), se convirti� en una fuerza material de
gran envergadura, en las manos de los grupos sociales m�s despose�dos, pobres,
esclavos y vulnerables, que devinieron una parte importante del Poder del
Estado, constituido sobre criterios, fundamentalmente, ideol�gicos. No se
aceptaba de ninguna manera divorcio alguno entre teor�a y pr�ctica, la ideolog�a
ten�a que ser reflejada en la conducta de los sujetos sociales. Es por ello que
se defin�an como enemigos irreconciliables del proceso a los fariseos,
hip�critas, oportunistas y se les auguraba el peor castigo, tanto en la vida
terrenal como "en la ulterior".
La evoluci�n paulatina y positiva del proceso de cambio radical en la situaci�n
concreta de la pen�nsula, fue posible porque la teor�a transformadora, parti�
ante todo de las condiciones socio-econ�micas imperantes, reflejadas en una
determinada estructura de valores pol�ticos, �tico-morales, que en su conjunto,
formaban un escenario cr�tico, que demandaba, a gritos, dada la magnitud de las
contradicciones de toda �ndole, un cambio radical. Incluso, prolifer� un
fen�meno de adivinadores y profec�as, que auguraban la aparici�n de un sujeto
�nico y diferente a todos los reyes y emperadores conocidos en la regi�n, como
expresi�n an�mica del deseo y la necesidad hist�rica de c cambio.
La sociedad ar�biga de entonces, estaba conformada por un conjunto de actores,
tribus de distintos tama�os, recursos y poderes (desarrollo diferenciado), que
determinaban sus conductas internas y externas, tanto entre las propias tribus,
como entre las dos potencias vecinas del norte: el imperio romano y el imperio
persa, ya que el imperio etiope (vecino del sur) se encontraba en decadencia y
sin influencia. Sin embargo, exist�a un centro semi-urbano, con una fuerte
posici�n econ�mico-pol�tica, y poder militar considerable, que le garantizaba un
liderazgo indiscutible en la pen�nsula: LA MECA. Exist�a un gobierno de
coalici�n (Quraish) formado por los grandes mercaderes, los m�s ricos y los
notables de La Meca, hist�ricamente conocidos como la �lite.
Seg�n Husein Muruwwah:
El dominio de la aristocracia financiera y comercial de Quraish, tenia que
producir inevitablemente su instituci�n pol�tica, conocida hist�ricamente como
Dar Alnadwah, lo cual quiere decir club, que fue la primera semilla del Estado
de la sociedad de La Meca, que podr�a regular las relaciones de poder de ese
dominio, con los dem�s grupos sociales, sometidos a su explotaci�n econ�mica en
aquel entonces, d�ndole un car�cter legal a esa relaci�n, apropiado con la
situaci�n hist�rica, imponiendo su legitimidad sobre dichos grupos, que deb�an
ser sometidos pol�ticamente, al igual que econ�micamente, a la aristocracia
gobernante de Quraish�.
Al otro lado del escenario social, aparec�an la mayor�a de los individuos y
grupos que no reun�an tales m�ritos, condiciones y se clasificaban como
despose�dos, esclavos y oprimidos. Este proceso de polarizaci�n social en La
Meca se debi� a la funci�n econ�mica de las tribus, y el tr�nsito de la
actividad de servicios de hospitalidad a la actividad del comercio, hecho que
condujo a la acumulaci�n de riquezas en las manos de las �lites tribales,
representadas en el gobierno, dando as� un golpe demoledor al sistema tribal, al
abrir paso a la aparici�n de clases sociales, determinadas por la posici�n
ocupada con respecto a la riqueza (capital financiero) y al comercio (capital
comercial).
Otro elemento fundamental de la vida de aquella sociedad consisti� en la
aparici�n y desarrollo de un mercado interno, hist�ricamente famoso y conocido
con el nombre de UKADH que servia de factor unificador de la sociedad, al crear
v�nculos de interdependencia econ�mica, social y cultural, pues las distintas
tribus, grupos e individuos, acud�an peri�dicamente a ese mercado, a
intercambiar las mercanc�a mediante el dinero y/o el trueque, contra�an
matrimonios entre distintas tribus, como un medio de estrechar relaciones, hacer
alianzas y establecer la paz; celebraban competencias de artes militares y de
cultura literaria ( poes�a y prosa) y practicaban sus rituales religiosos en un
marco de unidad de la diversidad.
Se consagraba el atesoramiento de las riquezas (capital financiero) como
instrumento de poder que determinaba la jerarqu�a de los integrantes del
gobierno, se practicaba el comercio estacional, se obstaculizaba la
redistribuci�n y as� se interrump�a el ciclo econ�mico peri�dicamente, con
implicaciones empobrecedoras para las bajas capas sociales, mientras se
acrecentaban las riquezas de las altas capas, la �lite. Esa polarizacion
socio-econ�mica estaba acompa�ada por una conjunto de valores �tico-morales, que
serv�an los intereses de poder de la �lite, legitimaban su gobierno, y
justificaban el statu quo y la estabilidad de aquella sociedad.
Con la aparici�n de la ideoogia de MOHAMMAD, que ridiculizaba y rechazaba
aquella sociedad, empez� a gestarse una situaci�n revolucionaria, que hizo
estallar las ya antag�nicas contradicciones entre los cambios experimentados
acumulados en el contenido social, y la forma de gobierno. Se intent� llevar a
cabo el proceso de cambio, con m�todos pac�ficos (lucha ideol�gica) pero aquello
fue imposible, dada la magnitud de los privilegios de la �lite. Hubo que
recurrir a las v�as violentas (lucha armada), s�lo despu�s de que MOHAMMAD y sus
compa�eros, fueron hostigados, torturarados f�sicamente (algunos asesinados),
sitiados, y desterrados. El propio MOHAMMAD, fue objeto de un intento de
asesinato premeditado, planeado y ejecutado por la �lite (por unanimidad).
MOHAMMAD, cual profeta, adquir�a su legitimidad dada por "DIOS", pero tambi�n,
reun�a las condiciones como un l�der carism�tico indiscutible, y se convirti� en
un paradigma de atracci�n social para la mayor�a de la gente en toda la
pen�nsula y en las zonas vecinas (por ejemplo, Etiopia, Egipto).
Podr�amos destacar algunos aportes interesantes de su concepci�n:
-MOHAMMAD asegura constantemente no tener ning�n car�cter divino, sino es un ser
humano al igual que los dem�s.
-MOHAMMAD repudi� a los reyes y a los emperadores, neg�ndose a convertirse en
uno de ellos. Previ� la derrota de los imperios romano y persa, y su expulsi�n
de las tierras �rabes.
-A�n contando con autoridad m�xima e indiscutible, MOHAMMAD, no practicaba la
hegemon�a de poder de decisi�n o de acci�n, siempre consultaba con sus
compa�eros buscando el consenso.
-Para �l, el trabajo es la �nica fuente de la riqueza; el trabajo se combina con
el culto y otorg�ndole prioridad y preferencia al primero que es un derecho y un
deber social: "trabaje para su vida terrenal como si fuera a vivir eternamente,
y trabaje para su otra vida como si fuera a morir ma�ana".
-Prohibir el atesoramiento de las riquezas, la obligatoriedad de ponerlas en
circulaci�n en el marco del ciclo de producci�n y redistribuci�n de los bienes.
Fustigaba tanto al oro y la plata, que sus compa�eros pensaron que los iba a
prohibir tambi�n.
-Fustigar al mercado ordenando a los seguidores� "no sean los primeros en entrar
al mercado, ni los primeros en salir de �l, el mercado es el caldo de cultivo de
los diablos"..
-Prohibir tajantemente la usura, dando un golpe contundente al capital
financiero y sus funciones improductivas, oblig�ndolo a circular en la
producci�n material. Tambi�n, fue prohibida la monopolizaci�n de cualquier
mercanc�a o bien, incluyendo el conocimiento.
-Rechazar el estilo de vida n�mada sustituy�ndolo por otro de estabilidad
urbana, y el modelo tribal de los �rabes prevaleciente en la era preislamica,
construyendo una nueva comunidad social, en la cual el individuo sustituye su
lealtad a la tribu por su lealtad a la NACI�N, cuyo pilar principal es la nueva
doctrina (ideolog�a)
-Asimismo, es importante tomar en cuenta que, la aparici�n por primera vez del
concepto Naci�n en la historia pol�tica �rabe, sin atribuirle el contenido
�tnico y racial, destaca el papel decisivo del idioma, como factor
socio-cultural aglutinador en la formaci�n de la naci�n, lo cual se convirti�
progresivamente en un hecho real "�el �rabe es una lengua, quien lo habla es
�rabe". Es de subrayar que la nueva ideolog�a y sus pr�cticas
f�sico-espirituales se encuentran planteadas y plasmadas en idioma �rabe.
Rechaza categ�ricamente cualquier tipo de fanatismo� "No es de nosotros quien
abogue por fanatismo, no es de nosotros quien combata por fanatismo, no es de
nosotros quien muera por fanatismo. No o hay fanatismo en el Islam".
-La consagraci�n de la dignidad humana universal, por encima de cualquier otro
criterio� "hemos dignificado a los humanos�". y la igualdad de los seres humanos
independientemente de su raza, color o naci�n.
-Inmediatamente, despu�s de la eliminaci�n del modelo tribal, empez� a
prevalecer un sentimiento de unidad de raza y de naci�n, hecho demostrado
mediante la posici�n asumida por los nuevos �rabes, hacia la liberaci�n de
YEMEN, del dominio etiope, y hacia las victorias logradas por las tribus �rabes
del norte sobre los persas en la batalla de "DHI QAR".
-La centralizaci�n del poder supremo en la idea absoluta de un DIOS �NICO y la
aceptaci�n de la autoridad prof�tica como liderazgo �nico, sirvieron de una base
organizativa del movimiento hist�rico hacia la instauraci�n de un ESTADO
CENTRAL, para una NACI�N NACIENTE, que llevar�a a los �rabes a transitar de un
estado tribal a otro estado nacional. MOHAMMAD instaura el primer Estado
Isl�mico en Yathreb (la urbe que lo recibi� cuando emigr� de La Meca) y le
brind� todo el apoyo material y moral necesario. M�s tarde, MOHAMMAD cambia el
nombre de Yathreb por Almadinah Almunawwarah, (que quiere decir la ciudad de las
luces, como una se�al de los nuevos tiempos que se avecinaban). El Estado
contaba con sus instituciones correspondientes, para dirigir los procesos de
cambio y poder ordenar la sociedad naciente y regular las relaciones
internacionales con Etiopia, Egipto, Persia, Roma y otros reinos ar�bigos al
norte y sur de la a pen�nsula. Y as�, parafraseando a Jos� Mart�, podr�amos
decir: Un principio justo desde el fondo de una cueva pudo m�s que los
ej�rcitos.
Desde entonces, los factores geogr�fico, econ�mico-social, e hist�rico-cultural,
jugaron su rol en la cristalizaci�n y fortalecimiento de la naci�n �rabe, que
fue el n�cleo decisivo de la difusi�n del ISLAM en el mundo conocido entonces y
abri� el camino a la aparici�n de la "Naci�n Isl�mica"que difiere
sustancialmente del concepto marxista y occidental del t�rmino. La naci�n
isl�mica se basa �nica y exclusivamente en una supuesta unidad de ideolog�a
religiosa (�) "nosotros vivimos un nacionalismo impregnado de la religi�n,
porque el Islam es el que le ha dado al arabismo su valor, cultura, din�mica,
universalidad y extensi�n en el mundo (�)ha podido arabizar muchos pueblos
mediante el Islam (�)no podemos separar la civilizaci�n �rabe de la civilizaci�n
isl�mica". Sin embargo, en la pr�ctica hist�rica, los sistemas pol�ticos, los
regimenes pol�ticos, los valores �tico morarales religiosos, han sido tan
dis�miles y contradictorios, y muchas veces contrarios a los fundamentos
originarios de su propia ideolog�a, debido a que cada pueblo o naci�n convertida
al Islam, le incorporaba elementos de su cultura, tradiciones, costumbres e
intereses, consagr�ndolos en su pr�ctica como si fueran componentes isl�micos.
Incluso, el propio Cor�n, no descarta el conflicto armado entre creyentes
isl�micos (facciones y Estados), y establece las normas que deben regir la
actitud de los dem�s grupos, con respecto a la soluci�n pacifica o violenta del
mencionado conflicto hecho que demuestra que la unidad ideol�gica no es
suficiente para evitar los conflictos de distinta �ndole, ya que en �ltima
instancia los factores econ�micos son decisivos.
Preocupado por la influencia mutua de los intereses materiales y espirituales en
la interacci�n de las clases y grupos sociales, MAX WEBER (Erfurt 1864-Munich
1920), investig� los v�nculos entre ideas religiosas y conductas econ�micas en
las sociedades.
Si es cierto, en el caso de la naciente naci�n �rabe, que las ideas religiosas
desempe�aron un rol decisivo en la culminaci�n del cambio de las relaciones
econ�micas prevalecientes, d�ndoles un rumbo racional en su desarrollo ulterior,
determin�ndolas en forma y contenido, es cierto tambi�n, que con el decursar del
tiempo y la evoluci�n de la sociedad, dicha influencia desaparece
paulatinamente, y en algunos sectores de la econom�a y de la sociedad en general
ha desaparecido completamente. Es decir, tales idedeas tuvieron influencia
relativa, circunscrita a un momento hist�rico determinado, al depender de otros
factores materiales, tales como el grado de desarrollo econ�mico-social,
naturaleza del poder pol�tico y del liderazgo,�etc. adem�s de otros factores
exteriores y objetivos, derivados de la estructura de las relaciones
internacionales tanto pol�ticas como econ�micas.
Sobre la evolucion de la Nacion Arabe
Aunque el Islam, en su surgimiento en tanto revoluci�n social, no admite
nacionalismo de ninguna �ndole, debido a su car�cter internacionalista� "cada
profeta fue enviado a un pueblo, y yo he sido enviado a toda la humanidad" en la
pr�ctica hist�rica, ocurri� todo lo contrario. La revoluci�n de proyecciones
universales no pod�a realizarse sin un vector social, y el mismo no pod�a ser
sino �rabe, ya que tanto el propio profeta como su obra, el Cor�n, su medio
natural (humano, geogr�fico, cultural) eran puramente �rabes. En realidad la
naci�n �rabe, como tal, naci� simult�neamente con el Islam, donde se e fundieron
sentimientos, esperanzas, objetivos, idioma, cultura y destino, en un
nacionalismo �rabe- isl�mico, que perdura hasta nuestros d�as. La naci�n �rabe
se fortaleci� y alcanz� su auge civilizatorio con el Islam, hecho que no la
eximi� de decaer a manos de musulmanes no �rabes.
En la historia de la naci�n �rabe, se ha vivido esa contradicci�n milenaria,
entre el ser nacional y el ser isl�mico, sin llegar a una soluci�n definitiva
del dilema. De manera que esa aparente "unidad de la dualidad", hace imposible
concebir un componente sin el otro. En distintas �pocas del desarrollo del
Estado �rabe isl�mico, se manifestaba esa contradicci�n dando lugar al
debilitamiento del ser nacional �rabe a favor del ser isl�mico, en el propio
ESTADO, y en su LIDERAZGO. En nombre de esa realidad hist�rica, la naci�n �rabe
entr� pr�cticamente en una hibernaci�n prolongada -de cuatro siglos- bajo el
dominio del imperio isl�mico turco (otomano), sumiendo a la naci�n en el atraso,
la opresi�n y la peor explotaci�n hasta la a primera guerra mundial (1914-1918).
Sin embargo, la opresi�n otomana, sobre todo en los �ltimos tiempos de su
dominio, constituy� un desaf�o a la naci�n �rabe, al incentivar y fortalecer su
nacionalismo, a la luz de "las reformas organizativas liberales (1839-1878) en
el imperio otomano".
Si en el milenio anterior, las olas sucesivas de las Cruzadas europeas y sus
pactos nada sagrados con los t�rtaros y mongoles, buscaban eliminar al Islam y
los musulmanes, y rescatar el "Santo Sepulcro"- sin lograrlo- en el siglo XIX
empez� la ofensiva colonialista europea contra distintas regiones (provincias)
de la Gran Patria �rabe, como continuaci�n de aquellas guerras de exterminio,
pero esa vez, con el objetivo manifiesto de dominar y saquear las riquezas
naturales y humanas de la naci�n, sin descartar los actos de exterminio masivo
contra la naci�n �rabe, sobre todo en el siglo XX y en lo que va de siglo XXI,
como lo atestiguan los casos de Argelia, Libia, Palestina e Iraq. No es casual
que los colonialistas frananceses y espa�oles prohibieran en Argelia y en el
Sahara Occidental, el aprendizaje, la ense�anza y el uso del idioma �rabe y la
religi�n isl�mica. Tampoco es casual, que los ide�logos y los l�deres que
dirigieron los Movimientos de Liberaci�n Nacional �rabe, contra el colonialismo,
han sido �rabes isl�micos. Esta vez se busca eliminar el vector social del
Islam, cambiar el Islam o eliminar a ambos, sobre todo si sabemos que los
ide�logos del imperialismo, auguran y promueven el choque y la guerra de las
civilizaciones al decir de S. HUNTINGTON, mientras los nuevos c�sares,
aprovechando la coyuntura internacional actual, caracterizada por un mundo
unipolar, correlaci�n de fuerza favorable, y supremac�a militar absoluta,
reclaman sin pudor revivir las cruzadas contra el "enemigo verde": El Islam. O
cuando menos, al decir de PARSONS� "el camino m�s eficaz del desarrollo, lo
marca la evoluci�n de la sociedad occidental. Por lo tanto, el �mbito de
elecci�n de las restantes sociedades, se limitar�a a decidir si i se
occidentalizan o por el contrario si desean mantener en vigor un sistema
aut�ctono que las condena al atraso, o lo que no es mucho mejor, a un panorama
de disoluci�n permanente" (PARSONS, 1974; 1979). En otras palabras, o nos
adaptamos al nuevo status quo o desaparecemos. Enfoque puramente apocal�ptico.
El llamado err�neamente "mundo �rabe", presenta en estos momentos una situaci�n
deplorable, que no tiene nada que ver ni con el Islam ni con el arabismo. Una
naci�n desgarrada y dividida hasta el momento, en 22 supuestos "Estados
Nacionales", supuestos gobiernos leg�timos, publicitadamente isl�micos o
musulmanes, todos arabistas. Sin embargo, la realidad es totalmente distinta.
Es de se�alar, que a lo largo de 14 siglos de la existencia de la naci�n �rabe,
no ha habido realmente, a nivel de toda la naci�n, ninguna revoluci�n social en
el sentido cient�fico de la palabra, que cambiara radicalmente y negara
dial�cticamente la formaci�n socio-econ�mica, prevaleciente desde la comunidad
primitiva. Lo que ha existido en general, y sobre todo, a lo largo del siglo XX
y lo que va del XXI, es transici�n o cambio de un r�gimen pol�tico a otro, en el
marco del mismo sistema pol�tico imperante, en toda su diversidad, mutilaciones
y metamorfosis. La pen�nsula ar�biga preisl�mica, viv�a principalmente de la
econom�a natural- el agua y el pastoreo defin�an las relaciones econ�micas y las
alianzas pol�ticas entre las tribus- simult�neamente, funcionaban elementos de
otras formaciones, como la esclavitud (compra-ventata de esclavos, y
esclavizaci�n de deudores y prisioneros), el feudalismo (en menor grado) y los
nuevos elementos de un "capitalismo incipiente", como lo fueron los capitales
financiero y comercial.
Esta situaci�n no ha cambiado de esencia en la actualidad, pues, adem�s de todo
lo anterior, se suma la realidad de que ni siquiera ha triunfado alguna
revoluci�n burguesa genuina, en tiempos del capitalismo desarrollado y mucho
menos en tiempos de imperialismo en fase de transici�n imperial.
La falta de revoluciones aut�nticas, cual procesos de transformaci�n radical de
los modos de producci�n, ha propiciado la convivencia de elementos tanto de la
superestructura como de la infraestructura, trayendo como consecuencia un
"desarrollo propio", que no sigue un modelo determinado. Por eso observamos, una
naci�n en estado de conflicto permanente, ni ha preservado lo mejor de su acervo
cultural y civilizatorio, ni ha podido emular e incorporarse al veh�culo de la
modernidad. La Naci�n est� en una crisis aguda: polararizacion social, dinast�as
gobernantes, oligarqu�as financieras, dependencia total de sus enemigos
hist�ricos de la naci�n, reg�menes dictatoriales contra los pueblos de la naci�n-
algunos flagrantes y otros encubiertos- falta de legitimidad de los gobiernos,
inclusive algunos reg�menes presidenciales republicanos han hecho un aporte
hist�rico trascendental a la ciencias pol�ticas, al convertir el sistema
republicano en mon�rquico hereditario, (al respecto el poeta nacional palestino
MAHMUD DARWISH, en su poema a BEIRUT dice� "Dentro de un rato, se reunir�n todos
los reyes, con todos los tipos de reyes, desde el coronel hasta el m�rtir"),
reg�menes y capas sociales aliados estrat�gicos del imperialismo�y una naci�n
que vive gobernada con el hierro y el fuego, sumida en la incultura, debido a la
acci�n de sus gobernantes, que convirtieron la ideolog�a de la naci�n (el Islam)
de un arma liberadora del ser humano y de la naci�n, en un arma de enajenaci�n,
dominaci�n y sojuzgaci�n.
La teor�a isl�mica rechaza el nacionalismo, omite la divisi�n de clases, no
proh�be la propiedad privada, proh�be la divisi�n o sectarizacion de la sociedad
sobre cualquier criterio, y recurre a los valores humanistas y de credo, adem�s
de leyes econ�micas, en busca de simbiosis y sinergias sociales.
Adem�s de todos esos factores hist�ricos, a lo largo de los �ltimos dos siglos
(XIX y XX) la naci�n �rabe ha sido objeto de invasiones y guerras de rapi�a, ha
sido balcanizada a manos de los ingleses y los franceses (el pacto de Syx-Picot
1916), en primer lugar para poder dominarla, en segundo lugar para impedir su
reunificaci�n futura y por �ltimo, para facilitar la incorporaci�n, desde
posici�n de fuerza, supremac�a y liderazgo, del "Estado Sionista de Israel" a la
zona, mediante el propagandizado plan yanqui "El Gran Medio Oriente", que ser�a
el tiro de gracia, en caso de consumarse, para las esperanzas de reunificaci�n y
renacimiento de la naci�n �rabe.
Indudablemente, la divisi�n de la Gran Patria �rabe desde el Atl�ntico hasta el
Golfo, en 22 territorios, la instauraci�n de regimenes pol�ticos afines ( en
diferentes grados) a Occidente, muchos impuestos por obra y gracia del viejo y
nuevo imperialismo, y los que no, carecen de autoridad moral y legitimidad,
tanto a nivel territorial como a nivel nacional, ya que la mayor�a llegan al
poder mediante golpes de estado violentos o pac�ficos, y los menos mediante
procesos seudoelectorales, pero todos tienen un factor en com�n: ilegales,
ileg�timos, intentan perpetuarse en el poder, como i individuos, familias,
tribu, secta o camarilla, en contra de la voluntad de sus pueblos y naci�n.
Durante las d�cadas que se ha prolongado esta situaci�n, se han creado los
llamados "estados territoriales" (algunos los llaman estados nacionales), como
expresi�n de la intenci�n de consagrar la divisi�n de la naci�n, pretendiendo,
sobre la base de privilegios materiales, ansias de poder y de liderazgo,
eternizar el status quo en detrimento de la unidad, los intereses vitales y el
destino de la naci�n en su conjunto.
Si a nivel de reg�menes pol�ticos �rabes, se han perdido las voluntades y
fundamentos para reunificar la naci�n, a nivel popular y nacional, si se
mantiene, mayoritariamente, el sentimiento de pertenencia, la unidad de las
esperanzas, la historia, la geograf�a, la identidad, el idioma, la religi�n y la
convicci�n de que, ese trance es transitorio en t�rminos hist�ricos, y la naci�n
volver� a ocupar su lugar entre las dem�s naciones del mundo.
Realidades del presente de la Naci�n �rabe
La situaci�n conflictiva actual que est� viviendo la naci�n �rabe se caracteriza
por las realidades siguientes:
-Bancarrota e incapacidad del r�gimen oficial �rabe (la sumatoria de los
regimenes pol�ticos territoriales) de preservar los intereses territoriales y
nacionales de la naci�n �rabe. La incapacidad de celebrar una cumbre de jefes de
estados territoriales, en el marco de la "liga de los estados �rabes", mientras
la naci�n est� enfrentando presiones externas y colosales desaf�os, tanto en
Palestina como en Iraq, demuestra la crisis pol�tica, de pertenencia y de
identidad tanto de los dichos estados como de la Liga. La posterior celebraci�n
de dicha cumbre (22-23 de mayo 2004) no ha hecho m�s que demostrar la
aseveraci�n anterior.
-Crisis de la oposici�n, pues no ha sido capaz de presentar un programa
alternativo, tampoco ha podido superar sus limitaciones subjetivas, para
constituirse en una fuerza de vanguardia que atraiga a las masas populares e
involucrarlas en las luchas multifac�ticas, con la perspectiva de producir los
cambios necesarios, en los escenarios territoriales, como premisa indispensable
para lograr un nuevo cauce nacionalista unionista. La crisis envuelve a los
distintos destacamentos del Movimiento de liberaci�n Nacional �rabe, comunistas
e islamistas tradicionales, as� como nacionalistas cl�sicos.
-En respuesta a esta dura realidad, en las �ltimas d�cadas, han surgido nuevos
actores pol�tico-militares, de car�cter marxista leninista, isl�micos radicales
y extremistas retr�gradas. Todos han sido objeto de persecuci�n, hostigamiento e
intentos de eliminaci�n f�sica, a manos del imperialismo, el sionismo, y sus
lacayos y afines, a nivel territorial y nacional, mediante la repartici�n de las
funciones y los papeles ad hoc, en el conflicto global.
-Se observa un aumento cualitativo en la conciencia pol�tica de las masas �rabes
en general, en su enfrentamiento a los desaf�os externos que fundamentalmente,
amenazan su existencia y su futuro como naci�n. Aunque esa conciencia empieza a
materializarse, en muchos territorios, en acciones concretas como las
manifestaciones contra el imperialismo, el sionismo, el boicot a las mercanc�as
occidentales como arma de presi�n econ�mica, el apoyo material y moral a las
causas nacionales (el L�bano, Palestina, IRAQ), todav�a no han alcanzado los
niveles requeridos para impulsar cambios significativos en los sistemas
pol�ticos territoriales imperantes. Es que las masas populares �rabes, junto a
sus expresiones de vanguardia, est�n obligadas a librar una lucha compueuesta y
compleja, lucha nacional contra el enemigo externo (el imperialismo y el
sionismo) y lucha de clases contra el enemigo interno (los regimenes pol�ticos
en el poder).
La intensificaci�n de la ofensiva imperial-sionista contra la naci�n en su
conjunto, incluso contra sus propios "aliados". Esa ofensiva tiene cuatro
vertientes principales:
La militar: escalada sin precedentes tanto en Palestina como en Iraq, buscando
quebrantar la voluntad y el esp�ritu de dignidad, nacionalismo y lucha,
genocidios y cr�menes de guerra y de lesa humanidad, con el fin de imponer un
status quo de larga duraci�n favorable a sus intereses estrat�gicos.
La cultural: mediante la destrucci�n intencionada del patrimonio cultural y
civilizacional de la naci�n, principalmente en PALESTINA E IRAQ.
La pol�tica: principalmente mediante la imposici�n de la rendici�n total a la
naci�n �rabe tanto a los reg�menes pol�ticos como pueblos, la consagraci�n de la
existencia del artificial, ilegal e ileg�timo (desde el punto del vista del
derecho internacional) "Estado de Israel", como un hecho consumado, bajo la
influencia del poder militar de supremac�a absoluta a escala mundial, la
imposici�n del plan del gran Medio Oriente y el plan de reformar y democratizar
el mundo �rabe). La ideol�gico- espiritual: mediante la destrucci�n del Cor�n y
la tradici�n del profeta, es decir el Islam, ya que est� en circulaci�n por
Internet una nueva versi�n del Cor�n, que lo desvirt�a y lo tergiversa por
completo, y mediante la latinizaci�n del idioma �rabe, cambiando su abecedario
por letras latinas. Por �ltimo, y como consecuencia de las dos vertientes
militar y pol�tica, propagar la frustraci�n y la desesperanza entre las masas
�rabes e imponerles la resignaci�n al determinismo imperial.
La guerra yanqui �sionista contra la religi�n isl�mica y el idioma �rabe, traer�
como consecuencia, ya visible, el arraigamiento de los sentimientos e
identidades cultural y nacional y radicalizar� la animosidad a EE.UU. y
Occidente. Pese a todo ese sombr�o panorama, existen otras realidades, que
se�alan el camino, fortalecen las convicciones, la esperanza y los sentimientos
nacionalistas progresistas, con perspectivas promisorias capaces de sacar a la
naci�n del atolladero actual:
1) El nacimiento y desarrollo de nuevos actores de islamismo, patriotismo,
nacionalismo y marxismo leninismo, militantes y combatientes, conscientes y
comprometidos con la patria y la naci�n, mediante la lectura, interpretaci�n, y
aplicaci�n de la teor�a, a la luz de las condiciones hist�rico concretas
actuales, sobre todo en lo que se refiere a la teor�a isl�mica del conflicto, y
su interpretaci�n del tablero del conflicto internacional, sus prioridades, sus
fuerzas, sus contradicciones y sus proyecciones. Por primera vez, la Naci�n
�rabe en la etapa contempor�nea recupera con la fuerza de las ideas y de las
armas, territorios �rabes ocupados y usurpados por "Israel". La Resistencia
Isl�mica de HIZBOLLAH, realiz� esa haza�a al expulsar a las tropas de ocupaci�n
militar sionista del sur del L L�bano en mayo 2000. Anteriormente en 1983,
oblig� a las tropas yanquis acantonadas en Beirut, a retirarse
incondicionalmente despu�s de inflingirles, en una acci�n de leg�tima y legal
defensa de la patria, cuantiosas bajas militares.
Los movimientos de la resistencia isl�mica HAMAS y YIHAD en Palestina,
desempe�an un papel activo y principal, junto a los dem�s destacamentos de la
Resistencia (patri�ticos, nacionalistas, marxistas) en defensa del pueblo
palestino ante la barbarie sionista.
En Iraq, la resistencia contra la ocupaci�n militar yanqui ha aglutinado en
buena medida, a los factores y actores territoriales y nacionales, en torno a la
lucha armada por la liberaci�n y la recuperaci�n de la dignidad de la naci�n.
Participan lo mismo sunitas, shiitas y nacionalistas, en la epopeya. A pesar del
poder�o militar y tecnol�gico, incluyendo las armas de exterminio masivo en
manos de EE.UU e "Israel", la alianza y su coalici�n no han podido y no podr�n
quebrantar la voluntad de la naci�n de liberase y vivivir con dignidad. La
firmeza de ideas y convicciones religiosas o no, junto a las modestas armas
b�licas, podr�n m�s que todo el arsenal tecnol�gico-militar, de los
neofascistas, hu�rfanos de ideas, sentimientos y justicia.
Para mayor sorpresa, nada m�s y nada menos que el filosofo de la ultraderecha
conservadora, Samuel HUNTINGTON, padre de la teor�a de choque de civilizaciones,
abog� p�blicamente por la retirada de las tropas de Iraq, porque el piensa que
la victoria es imposible. Dice textualmente�
"el presidente Bush ha puesto a los EE.UU en guerra contra el Pueblo Iraqui,
donde no podr� lograr la victoria. Por ello es ineludible reducir la presencia
militar all�, y entregar el PODER, al Pueblo Iraqui (�)la guerra no ha logrado
ventajas sino ha convertido a los iraqu�es en un nuevo enemigo de los EE.UU"(�)record�
sus declaraciones del a�o pasado, cuando expres� que " los EE.UU libr� dos
guerras en Iraq: la primera contra Saddam logrando la victoria; y la segunda
contra el Pueblo Iraqui, en la cual jam�s�s podr� lograr la victoria"(�)asever�
asimismo "lograr la victoria en una guerra depende de dos elementos: intereses
nacionales y valores �ticos a defender. Ambos no existen en la actual guerra
contra Iraq�".
2) La naturaleza del excluyente plan enemigo (peligro externo) provocar�
inevitablemente una respuesta (oficial) interna, que de alguna manera
obstaculizar�a la ofensiva desenfrenada. En el plan yanqui no hay cabido ni
siquiera para sus mas cercanos "aliados". Esta cruda verdad est� provocando
distintas reacciones (respuestas) en los distintos reg�menes pol�ticos
gobernantes:
� Indiferencia total como si no tuvieran nada que ver con la ofensiva.
� Adaptaci�n total o parcial a las exigencias (presiones) yanquis.
� Rendici�n preventiva frente a guerras preventivas.
� Oposici�n pasiva
� Oposici�n semiactiva
� Indecisi�n con perspectivas de sumisi�n.
El problema es que esos reg�menes, en general, pusieron hist�ricamente todas las
frutas en una sola cesta, la occidental, y su presencia en el poder pol�tico, ha
sido condicionada a "los servicios" que deben ofrecer a cambio sin demora y sin
discusi�n. Ninguno ha tenido realmente en su historia una estrategia seria para
enfrentarse al imperialismo o al sionismo, porque siempre han tenido a las masas
y a los pueblos ausentes y al margen de cualquier batalla. Temen m�s a sus
pueblos que al imperialismo. Pero a la vez, ya tienen sus propios intereses y
privilegios territoriales, que ahora est�n amenazados por el supuesto plan de
reforma y democratizaci�n. Poror ello, manifiestan su inconformidad con el Plan,
pero a la vez no lo pueden rechazar (est�n entre dos fuegos, el menos caliente
quema). Los reg�menes �rabes est�n precisados a tomar decisiones, bajo las
presiones externas (EL PLAN YANQUI) y las internas (las necesidades y demandas
de los pueblos de cambios favorables). Es incre�ble que ninguno de ellos ni
siquiera de forma oportunista, haya pensado en "reconciliarse" con su "pueblo" e
insisten en ese divorcio legal e irreversible entre gobernador y gobernado. 3)
El frente POLISARIO, l�der leg�timo del pueblo saharaui y de la Republica �rabe
Saharaui Democr�tica, aunque actualmente est� en un proceso pac�fico-legal,
tendiente a lograr sus anhelos hist�ricos en la liberaci�n y la independencia,
sin renunciar a su derecho leg�timo de recurrir a las armas si es necesario,
constituye otro ejemplo positivo de firmeza y resistencia de la naci�n frente a
los enemigos.
4) El plan yanqui en Iraq ha entrado irremediablemente en una derrota
estrat�gica. Esa situaci�n, junto a la de Palestina y el L�bano, pueden ser el
pivote de un nuevo despertar �rabe nacionalista, a lo largo y ancho de la
Patria, con consecuencias imprevisibles tanto para los reg�menes territoriales
como para los planes de hegemon�a imperial-sionista en la zona y en el mundo.
Conclusiones
De toda esta breve exposici�n, se puede llegar a las conclusiones siguientes:
1- La Naci�n �rabe y la ideolog�a isl�mica surgieron simult�neamente,
fundi�ndose en un hecho hist�rico que ha pasado las pruebas del tiempo, creando
la civilizaci�n �rabe � isl�mica, que propici� en buena medida el renacimiento
europeo, a trav�s del legado civilizatorio en la pen�nsula ib�rica. Cualquier
actor en el escenario �rabe (sea cual fuera su ideolog�a) que pretende realizar
el cambio social, tendr� que partir de esa realidad si quiere culminar su gesta
con el �xito.
2- La unidad de la Naci�n �rabe, desde hace 14 siglos, ha atravesado momentos
hist�ricos que han amenazado su ser y su desarrollo. Sin embargo, seg�n TOYNBEE,
"siempre ha tenido la capacidad de respuesta a los desaf�os efectivos, dentro de
su PODER DE VOLUNTAD. Nada puede detener la voluntad de las masas y vencer�n, y
ese triunfo se convertir� en un fuerte factor de la construcci�n de la unidad�LA
ENTIDAD SIONISTA, constituye un desafi� a la Naci�n �rabe, que tiene la
capacidad intr�nseca y la voluntad hist�rica de responder a ese desafi� y
expulsarlo definitivamente, de la tierra de los �rabes".
3- La divisi�n actual de la Naci�n �rabe, responde fundamentalmente, a poderes
extraterritoriales (colonialismo, imperialismo y sionismo) y marca un momento
hist�rico transitorio. Al decir de TOYNBEE, "el tiempo hist�rico no tiene el
porque limitarse a nuestra vida actual"�el conflicto impuesto a la Naci�n �rabe
"tiene una ra�z civilizacional hist�rica" La Naci�n tiene poder de resistencia y
continuidad, y la historia no termina en un punto determinado. "Mi Naci�n se
extinguir� cuando ame la vida y odie la muerte".
Perspectivas
Al partir del enfoque materialista de la historia y de su movimiento, del
momento hist�rico que est� viviendo la humanidad, caracterizado por la
globalizaci�n, cual proceso objetivo de desarrollo del mundo, con sus "contras"
y sus "pros", y a la luz de la sentencia isl�mica: " Dios tiene sus
peculiaridades en el espacio y el tiempo", se puede observar la existencia de
factores que impulsan la naci�n hacia la unidad, como proceso hist�rico, en el
cual se conjugan lo subjetivo y lo objetivo, lo hist�rico-concreto y lo nuevo,
lo material y lo esespiritual, con �nfasis en la transformaci�n del ser humano,
como sujeto esencial en cualquier proceso de cambio social. "Dios no cambia la
situaci�n de un pueblo hasta que cambien lo que tienen en sus almas".
Pese al fracaso del primer intento contempor�neo de unificaci�n �rabe: "La
Republica �rabe Unida 1958-1961" entre Siria y Egipto de JAMAL ABDULNASSER, que
desat� una fiebre nacionalista pan�rabe� "derrocando al gobierno separatista
liban�s de Kamil Simon, y al Reino Hashimita en Iraq" y una histeria
imperialista que tuvo su cl�max en� "la intervenci�n militar yanqui en el L�bano
y la intervenci�n militar brit�nica en Jordania (1958), (que Seg�n Reuter y
Associeted Press), m�s de medio mill�n de libaneses marcharon, a pie, desde su
territorio hasta Damasco, para patentizar su compromiso con NASSER, que estaba
de visita en Siria".
Existen en la actualidad algunas realidades que justifican esta perspectiva:
� "El mundo �rabe" evidencia alto grado de nivelaci�n econ�mico-social, que no
exist�a en los 50 y los 60, cuando el desnivel civilizacional y social entre los
territorios �rabes fue un obst�culo infranqueable ante el proceso de la
unificaci�n. Los ingresos del petr�leo y la migraci�n dentro y fuera de la
Patria �rabe, posibilitaron lograr altos niveles de desarrollo econ�mico y
desarrollo de las instituciones sociales, educativas, sanitarias y de servicios
a la vez se incierta en el proyecto cosmopolitizador global.
� Existe un salto estrat�gico en el nivel de la conciencia general en los
territorios �rabes, a ra�z de la nivelaci�n de las �lites intelectuales,
ideol�gicas y pol�ticas de los territorios del Oriente Ar�bigo y Egipto, con sus
hom�logas en los territorios del Oeste Ar�bigo, el Golfo, Arabia Saudita y
Yemen. Habr�a una maduraci�n en sus conceptos sobre naci�n, patria, ciudadan�a,
racionalidad pol�tica�que provocar�a alto grado de acercamiento conceptual,
ideol�gico y personal.
� Las �ltimas tres d�cadas, evidenciaron mayor movimiento expedito e intercambio
entre las �lites ideol�gicas �rabes, en eventos celebrados a lo largo y ancho de
la patria �rabe�esas �lites ya manifiestan un sentimiento de la necesidad de
reanudar- despu�s de la segunda guerra del Golfo- sus proyectos culturales y
pol�ticos, m�s all� de los limites estrechos trazados por los regimenes
territoriales.
El asombroso desarrollo de los medios de comunicaci�n v�a sat�lite e Internet,
ha desbaratado las fronteras territoriales y liberado a una parte de los
ciudadanos �rabes de la hegemon�a del pensamiento �nico del Estado gobernante�el
monopolio y la censura a la informaci�n, en los marcos territoriales, ya no
funcionan, donde el empleo de la nueva tecnolog�a de las comunicaciones se ha
extendido. Las fuerzas unionistas pueden aprovechar esas ventajas de la
revoluci�n inform�tica, para fomentar una corriente popular amplia en los
distintos territorios. El concepto de seguridad pol�tica en el "mundo �rabe"
tendr� que cambiar inevitablemente con la revoluci�n inform�tica. La seguridad
preventiva (bloquear las ideas y las ininformaciones y el control de su
filtraci�n) perder� su papel paulatinamente, y se encontrar� ante dos
alternativas: intensificar los medios de represi�n directa, para frenar las
posibilidades del cambio y la revoluci�n; o aceptar amplias reformas en su
estructura pol�tica, que garantice mayor participaci�n en la toma de la decisi�n
pol�tica y las riquezas econ�micas.
� La vida pol�tica actual de los territorios �rabes, sin excepci�n, manifiesta
una tendencia "t�mida y vacilante" hacia la apertura pol�tica y hacia dosis
graduales de libertades pol�ticas, debido al desarrollo y la maduraci�n de las
�lites intelectuales, sus necesidades de expresi�n, su conciencia cr�tica, su
gesti�n en aras de participar en la toma de decisi�n, y el uso de los medios de
la revoluci�n inform�tica.
Tambi�n se debe esa apertura, en parte, a las presiones externas ejercidas por
el PODER DE LA SUPERPOTENCIA, en el marco de su plan de hegemon�a regional y
global, desde una posici�n oportunista de fuerza que busca:
� Ejercer mayores presiones sobre los reg�menes pol�ticos territoriales para
obtener mayores concesiones de todo tipo, que beneficien su estrategia e
intereses nacionales en la regi�n. (Enti�ndase petr�leo, mercado y la seguridad
estrat�gica de Israel).
� Presentarse ante los pueblos �rabes territoriales, ansiosos de libertades y
derechos vulnerados por sus propios reg�menes pol�ticos, como "el Cristo
salvador" y as� comprometer a cualquier posible y futuro r�gimen pol�tico.
(�)". Adem�s los pr�ximos diez a�os traer�an muchas sorpresas, tales como la
ausencia de un numero de los lideres tradicionales en el "mundo �rabe", la
apertura de espacios ante una nueva �lite que acceder� al gobierno, y ser�a
distinta (en mentalidad, l�gica y lenguaje) a los lideres pol�ticos
conservadores tanto del gobierno y como de la oposici�n�
La maduraci�n de esas tendencias positivas y el control de sus cursos,
llev�ndolas a su destino, plantear� ineludiblemente la cuesti�n de la Unidad
�rabe sobre el tapete.� c�mo lograrla?". La historia siempre tiene la virtud de
sorprendernos.
Notas:
1-Pron�sticos de TOYNBEE sobre la unidad �rabe y la desaparici�n de Israel",
01-01-2002. www.azzaman.com.
2-Idem
3-Las tendencias materialistas de la filosof�a �rabe isl�mica" Tomo I, P�g.230.
IV edici�n. Editorial Alfaraby. 1988 Beirut. Archivo del autor.
4-Para m�s detalles ver la obra de Waldo D�az Garc�a, Mahoma y los �rabes. P�g.
130-131. Ciencias sociales de la Habana, 1990.
5-Cita del profeta Mohammad. Patrimonio cultural �rabe. Archivo del autor.
6-Idem.
7-para m�s detalles ver la obra de Sayyed M. alqomny, Las Guerras del Estado del
Profeta, P�g. 193.Archivo del autor.
8-Cita del profeta. Patrimonio cultural �rabe
9- �dem
10- Cor�n, capitulo 17 (ISRAA), Aya 70.
11- Ver la obra de Sayyed. M. Alqomny, Las Guerras del Profeta, P�g.194.
12-Su eminencia erudito referencial Mohammad Husein Fadlalah. Ver ponencia
"Entre el Islam y el Arabismo". www.bayynat.org/www/arabic/moukhtarat/quds.htm.
13-Ver detalles en Cor�n, capitulo 49, Aya 9.
14- Cita del profeta Mohammad. Patrimonio cultural �rabe.
15-Ver Paul Salem "conceptos de nacionalismo y el caso �rabe". Revista
Dimensiones, mayo 1995. www.lcps-lebanon.org.
16- Ver diccionario critico de ciencias sociales/ teor�a de las transiciones.
17- Arabismo: pertenencia a una sola naci�n (ar�biga) de un contenido
civilizatorio peculiar vinculado con el Islam.
18-Mahmud Darwich, un fragmento del poema "elogio a la suprema sombra",
1982.Archivo del autor.
19-entrevista de S. HUNTINGTON con el peri�dico italiano La Republica, mayo
2004. Yusuffadl@yahoogroups.com.
20-Ver "Pron�sticos de TOYNBEE sobre la unidad de la naci�n �rabe y la
desaparici�n de Israel".01-01-2002. www.azzaman.com.
21- Idem
22- Cita del profeta Mohammad. Patrimonio cultural �rabe.
23- Cita del profeta Mohammad. Patrimonio cultural �rabe.
24- �dem
25- Ver Dr. SSafwat Hatem, ponencia "La unidad �rabe y las interrogantes del
nuevo siglo". 5 de mayo 2004. www.arabs48.org.
26-Ver Dr. SSafwat Hatem, ponencia "la unidad �rabe y las interrogantes del
nuevo siglo". 5 de mayo 2004. www.arabs48.org.
27- �dem.
28-�dem
29-�dem
30-Ver Dr. SSafwat Hatem, ponencia "la unidad �rabe y las interrogantes del
nuevo siglo". 5 de mayo 2004. www.arabs48.org.