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Medio Oriente - Asia - Africa

27 de abril del 2004

Advertencia a los que se atreven a criticar a Israel en el país de la libre expresión
Otro caso: Mary Robinson

Robert Fisk
CounterPunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Consideremos a Mary Robinson, ex presidente de Irlanda, ex Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, posible oradora en la ceremonia de graduación de la Universidad Emory en Estados Unidos. Cometió un grave error. Se atrevió a criticar a Israel. Sugirió - horror de horrores - que la "causa raíz del conflicto árabe-israelí es la ocupación". ¡Basta ya, Mary, espera un poco! "¿Ocupación? ¿No suena algo anti- israelí?

¿Sugiere realmente que la ocupación militar de Cisjordania y de la Franja de Gaza por Israel, su uso de ejecuciones extrajudiciales contra militantes palestinos, el baleo de escolares palestinos que lanzan piedras, el robo generalizado de tierra palestina para construir casas para judíos, tendrían algo de malo?

Tal vez la oí mal. Debe ser eso. Porque su respuesta a esas insidiosas calumnias, a esas difamaciones contra su derecho a la libre expresión, a esos ataques infamantes contra su integridad, fue un quejido de minino. Se sintió "muy dolorida y consternada". Es, declaró a The Irish Times, "penoso que se hagan afirmaciones que no tienen fundamento alguno".

Debería haber amenazado a sus acusadores con entablar una acción legal. Cuando yo advierto a los que pretenden en sus maliciosas tarjetas postales que mi madre fue la hija de Eichmann que van a recibir una carta de mi abogado - Peggy Fisk estuvo en la Fuerza Aérea británica en la II Guerra Mundial, pero no importa - se callan instantáneamente.

Pero no, usted se siente "dolorida". Usted está "consternada". Y usted permite que el profesor Kenneth Stein de la Universidad Emory anuncie que está "preocupado por la aparente ausencia de debida diligencia por parte de los que tomaron la decisión de invitarla [a Mary Robinson] a hablar". Adoro eso de "debida diligencia". Pero, hablando en serio, ¿cómo puede permitir que no se castigue la versión deformada de su integridad?

Consternada. Ay, Mary, ¡pobrecita!

Traté de encontrar la ortografía de una palabra inglesa poco usual en Webster's, el inspirador principal diccionario de EE.UU. No tuve suerte. Pero, ¿para qué preocuparme si el Webster's Third New International Dictionary define "antisemitismo" como "oposición al sionismo: simpatía con los oponentes del estado de Israel"?

¿Qué? Si tú o yo sugerimos - o, por cierto, si la pobrecita Mary lo sugiere - que los palestinos están siendo maltratados bajo la ocupación israelí, nos convertimos en "antisemitas". No deja de ser justo, desde luego, si cito la lamentable respuesta del publicista oficial de Webster's Mr. Arthur Bickwell, al que se pidió que respondiera por la grotesca definición.

"Nuestro trabajo", respondió, "es reflejar exactamente el inglés tal como es utilizado en la realidad. No formulamos juicios, no somos políticos". Incluso más histéricamente divertido y repugnante, dice que los editores del diccionario tabulan "evidencia citacional" sobre el antisemitismo publicada en "libros cuidadosamente escritos en prosa y revistas". Por ridícula que sea, esta hipócrita observación merece la más sardónica de las carcajadas.

Incluso los malapropismos del inglés estadounidense están ahora de rodillas ante los que censuran fuera del aire las críticas de la política medio-oriental de Israel.

Y quiero decir 'fuera del aire'. Acabo de recibir una nota justamente indignada de Bathsheba Ratskoff, productor y editor de Media Education Foundation (MEF) de EE.UU., que dice que su nuevo documental sobre "la clausura del debate sobre el conflicto israelí palestino" - en realidad, una película sobre los organismos de relaciones públicas de Israel en EE.UU. - ha sido convertido en un objetivo del "Equipo Operativo Acción Judía (sic) ["Jewish Action (sic) Task Force", JAT]. La cinta "Paz, Propaganda y la Tierra Prometida" debía ser proyectada en el Museo de Bellas Artes de Boston.

¿Y qué pasó? El "JAT" exigió que se presentaran excusas a la comunidad judía y una "promesa (de) más sensibilidad (sic) futura cuando se aborde el conflicto de Israel y el Medio Oriente". Los miembros del JAT "podrían considerar la amenaza de anular sus membresías y dejar de hacer contribuciones".

En su momento, una cierta Susan Longhenry del Museo de Bellas Artes, escribió una repulsiva carta a Sut Jhally del MEF, refiriéndose a las preocupaciones de "numerosos miembros de la comunidad de Boston" - que, por cierto, no fueron identificados de otra manera - sugiriendo una presentación reprogramada (porque la proyección original iba a realizarse durante el Sábado judío), y una discusión que permitiera que críticos condenaran la película. La carta terminaba - y aquí llamo a aprender las palabras ratoneras del poder - que "hemos hecho todo lo posible por evitar la anulación total de las presentaciones de esta película; sin embargo, si usted no está en condiciones de apoyar el enfoque modificado, temo que no tendremos otra alternativa que hacer precisamente eso".

¿Quiere ser laucha Ms Longhenry? ¿O quiere que el verbo "ser longhenry" aparezca en Webster's? ¿O por lo menos en el Oxford? No temas, el jefe de Ms Longhenry invalidó su pusilánime misiva. Por el momento, por lo menos.

¿Pero dónde termina todo esto? El domingo pasado, me invitaron a hablar en TV3 de la televisión irlandesa, en su programa de mediodía sobre Irak y el apoyo del presidente Bush para el nuevo muro de Sharon en Cisjordania. Hacia el fin del programa, Tom Cooney, un profesor de derecho en University College, Dublin [UCD], afirmó repentinamente que yo había calificado a una unidad del ejército israelí de "chusma" (absolutamente correcto - lo son) y que informé que habían cometido una masacre en Yenín en 2002.

No dije que cometieron una masacre. Pero debería haberlo dicho. Una posterior investigación mostró que las tropas israelíes habían acribillado a sabiendas a inocentes civiles, matado a una enfermera y conducido un vehículo sobre un parapléjico en silla de ruedas. "¡Sangrienta calumnia!" gritó Cooney. TV3 se disoció de inmediato - y correctamente - de esta calumnia. De nuevo, noté la participación de una eminente universidad - UCD es una de las mejores instituciones académicas de Irlanda y sólo puedo esperar que Cooney ejerza mejor disciplina académica con sus jóvenes estudiantes que lo que hizo en TV3 - en esta difamación. Y, por cierto, comprendí lo que quería decir. ¡Cierra la boca! No critiques a Israel.

Pero déjenme terminar con una nota positiva. Igual como Bathsheba es judío- estadounidense, los judíos británicos se destacan también en una organización llamada Deir Yassin Remembered, que conmemora la masacre de árabes palestinos por milicianos judíos en las afueras de Jerusalén en 1948. Este año, recordaron a las víctimas árabes de esa matanza - 9 de abril - el mismo día en el que los cristianos conmemoraron el Viernes Santo.

El día también marcó el cuarto día de los ocho días de la Pascua Judía. También cayó en el aniversario de la ejecución por los nazis en 1945 del pastor Dietrich Bonhoeffer en el campo de concentración de Flossenburg. La liberación judía hace 3.000 años, la muerte de un judío palestino hace 2.000 años, la muerte de un cristiano alemán hace 59 años y la matanza de más de 100 hombres, mujeres y niños palestinos hace 56 años. Es una lástima que Deir Yassin Remembered no reciba la publicidad que se merece.

El diccionario Webster's calificaría engañosamente a sus partidarios de "antisemitas" y "numerosos miembros de la comunidad de Boston" seguramente no objetarían. Un eminente profesor de derecho de la UCD gritaría "¡Sangrienta calumnia!" Sigamos diciendo las cosas tal como son. ¿No es eso lo que se quería que nos enseñara la escuela de periodismo estadounidense?

24 de abril de 2004
* Robert Fisk es periodista de The Independent y autor de "Pity the Nation". También contribuye al nuevo libro de CounterPunch "The Politics of Anti-Semitism"