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Medio Oriente - Asia - Africa

28 de abril del 2004

Golpe de Sharon: Luz verde de los EE.UU

James Bennet
New York Times

Jerusalén, 14 de abril - El miércoles, al apoyar el plan israelí de retirarse de la Franja de Gaza, el Presidente Bush aportó seguridad diplomática que representó una victoria para el Primer Ministro Ariel Sharon.

El Sr. Sharon quería tres compromisos: Al retirarse de Gaza, deseaba el reconocimiento de los EE.UU. de que seguiría reteniendo partes de la Ribera Occidental, además de obtener el rechazo americano ante el derecho de millones de palestinos refugiados de la guerra árabe- israelí de 1948 y de sus descendientes a volver a sus tierras en lo que ahora es Israel. Obtuvo todo al prometer intercambiar algo que la mayoría de los israelíes ya no quieren: los asentamientos de Gaza y un puñado de asentamientos en la Ribera Occidental. Y lo obtuvo sin tener que negociar con los palestinos.

Los oficiales palestinos se oponían fuertemente a entregar toda la Ribera Occidental y a la no- aceptación del 'derecho al retorno', y habían explorado compromisos en el pasado. Pero contaban con ambas demandas para poder negociar. Ahora el Sr. Bush ha avanzado para quitarles ambas.

"Imagínense que los palestinos dijeran, 'bueno, le damos California a Canadá'," dijo Michael Tarazi, un consultor legal de la Organización de Liberación Palestina. "Los Americanos deberían dejar de preguntarse por qué tienen tan poca credibilidad en el Medio Oriente."

Por primera vez para la diplomacia americana en Medio Oriente, el Sr. Bush anunció que grandes asentamientos judíos en la Ribera Occidental habían conseguido el status que querían: "hechos sobre la tierra", o, como les decía el Sr. Bush, "Grandes centros de población israelí ya existentes." El elemento innovador, aunque arriesgado, de la estrategia del Sr. Sharon era intercambiar sus concesiones en Gaza y la Ribera Occidental, no a los palestinos, como parte de un acuerdo negociado, sino a los americanos, a pesar de una oposición palestina atónita.

Para Israel, el riesgo es que los palestinos ahora rechacen como 'impuesto' cualquier plan de paz según el esquema del Sr. Bush, descrito en su declaración desde la Casa Blanca y en una carta al Sr. Sharon. Para los EE.UU., el riesgo es que, con los árabes y musulmanes ya sospechosos de los motivos americanos, la administración Bush se verá como aliada de Israel para vaciar los derechos palestinos.

El Sr. Bush hizo hincapié en su apoyo a un futuro estado palestino. Indicó repetidas veces que simplemente estaba esbozando un esquema realista para cualquier plan de paz, como los sugeridos por los acuerdos pasados con intervención americana, sobre asuntos como los asentamientos o el derecho al retorno. Pero los palestinos no fueron convencidos.

"Por lo que me importa, Sharon y el Sr. Bush pueden decidir cancelar Ramadan," dijo Saeb Erekat, un alto negociador palestino, en referencia al mes santo. "Pero eso no significa que los musulmanes no harán el ayuno."

Hubo muchas sonrisas y chistes suaves mientras el Sr. Bush y el Sr. Sharon se paraban uno al lado del otro en la Casa Blanca el pasado miércoles, como líderes que veían fuertes razones políticas por tener una alianza más estrecha.

Los dichos del Sr. Bush seguramente tendrán buena recepción entre los judíos y cristianos que apoyan a Israel en los Estados Unidos. También son consistentes sus dichos con el giro en la política hacia Israel desde que asumió el gobierno, negándose a reunirse con Yasser Arafat, el líder palestino, que acusaba de ser un obstáculo para la paz.

Ese giro se tornó más pronunciado después de los ataques del 11 de septiembre en los EE.UU., que llevaron al Sr. Bush a declarar una guerra contra el terrorismo, que ha parecido copiar las tácticas militares de Israel, además de reflejar sus mismos miedos. El Sr. Bush raramente ha enfatizado a los asentamientos israelíes como 'obstáculos para la paz', la vieja expresión de la política americana. Notando que los asentamientos de la Ribera Occidental habían multiplicado su tamaño después de que fueron firmados los acuerdos de Oslo, los palestinos los señalan como evidencia de que Israel nunca piensa apartarse de gran parte de la Ribera Occidental.

Cuando se le preguntó el lunes si los asentamientos eran un obstáculo para su iniciativa de paz en Medio Oriente, la hoja de ruta, el Sr. Bush habló del terrorismo. "El problema es que existen terroristas que matarían a gente para poder frenar el proceso.", dijo él.

Para el Sr. Sharon, los beneficios políticos de las afirmaciones y la carta de Bush son obvios. Enfrentando una dura oposición de la derecha política, ahora puede presentar su retirada como una iniciativa americana-israelí en un referéndum que tendrá lugar en su facción del Likud el 2 de Mayo. Aquellos que voten en su contra estarán votando en contra del aliado más importante de Israel. El Sr. Sharon, que tiene una costumbre de contar mucho, hasta desastrosamente con su propio juicio, está haciendo una vez más una apuesta tremenda. No fue sin motivo que el Sr. Bush haya calificado a sus intenciones de 'históricas y valientes." Los colonos se oponen vehementemente a cualquier retirada. Muchos ven al territorio conquistado por Israel en 1967 como un derecho judío, entregado a ellos por Dios a través de lo que consideran una victoria milagrosa. "Transfieran a Sharon, no a los asentamientos", decía el cartel de uno de los manifestantes que estaba enfrente de la residencia de Sharon el miércoles.

Los colonos ideológicamente comprometidos -- los mismos que viven en los asentamientos que el Sr. Sharon quiere evacuar, en vez de en las grandes comunidades que quiere resguardar -- ven el abandono de cualquier asentamiento como el quiebre en la lógica para poder retener a los demás. Muchas 'palomas' israelíes que apoyan los planes de Sharon comparten este punto de vista. Creen que una vez que Israel empiece a retirarse de los asentamientos, se retirará de casi todos.

El Sr. Sharon apuesta a que puede usar los compromisos del Sr. Bush para detener la retirada en dónde él lo decida, y para retener hasta la mitad de la Ribera Occidental, dijo un alto oficial israelí. Este oficial comparó la retirada propuesta a una táctica que lo había dejado anonadado mientras miraba un partido de fútbol americano: se sorprendía de ver a la pelota llevada hacia atrás antes de mover hacia adelante.

El Sr. Sharon le dijo al diario Haaretz la semana pasada que perseguía este plan ahora porque "se ha creado una situación en la cual es posible hacer lo que yo quiero y a la vez obtener un compromiso americano."

Pero si los partidos de la extrema derecha se oponen a la coalición gobernante de Sharon en cuanto al plan de retirada, puede ser impulsado a dirigirse a su izquierda, al Partido Laborista, por apoyo. El Partido Laborista casi seguramente presionaría por una retirada más importante, como también el reinicio de las negociaciones.

Para el Sr. Sharon, que no es un hombre religioso, los asentamientos siempre han sido instrumentos de negociación y de seguridad. Los pensaba destinar a agrandar las fronteras israelíes contra un posible ataque árabe. Después de la guerra de 1967, el Sr. Sharon y otros líderes israelíes veían a los civiles que se mudaban a la Ribera Occidental y a Gaza como legitimantes del control de Israel sobre el territorio de una manera que nunca podría lograr un ejército de ocupación.

Además, el Sr. Sharon veía a los asentamientos como elementos para profundizar la identificación israelí con esa tierra, dándoles incentivos para quedarse con ella. "Sí, quiero poner a los niños antes de los tanques, " le dijo al New York Times hace más de 25 años.

Pero el Sr. Sharon, que diseñó el plan de asentamientos en Gaza, cree que el control de Israel allí se ha transformado en una responsabilidad. En Gaza, sólo 7.500 israelíes viven en enclaves fortificados entre 1,3 millones de palestinos. En la Ribera Occidental, unos 230.000 colonos viven entre 2.3 millones de palestinos. Otros 200.000 colonos viven en áreas de Jerusalén que fueron capturadas por Israel en 1967. El Sr. Sharon argumenta que su plan significa que Israel ya no será visto como el responsable en el mundo del bienestar de los palestinos, por lo menos en Gaza. Eso podría ser una especie de salto de fe, ya que el Sr. Sharon piensa conservar el control militar de las fronteras de Gaza, su aeropuerto y su puerto al mar.

Tampoco queda claro si, como fue sugerido por algunos analistas de Medio Oriente, los Estados Unidos se encontrarán con nuevas obligaciones en Gaza, ahora que han bendecido el abordaje del Sr. Sharon.

De hecho, entre todos los puntos de acuerdo americano-israelí el miércoles, existían indicios de divergencia a lago plazo. El Sr. Bush insistió en que el abordaje del Sr. Sharon encajaría con su propia hoja de ruta y con "abrir las puertas al progreso, hacia un estado palestino pacífico y democrático." Pero el Sr. Sharon, argumentando que los palestinos han demostrado ser poco confiables hasta ahora como socios de paz, ha dicho que su abordaje cierra la puerta a negociaciones sustantivas y a un estado palestino en los próximos años. "Terminará con sus sueños," le dijo recientemente al diario israelí, Maariv.

Traductor: Analí T.B., especial para Panorama Internacional