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Medio Oriente - Asia - Africa

15 de april del 2004

El gueto interior

Uri Avnery
Traducido para Rebelión por L.B.

"Es más fácil sacar a los judíos del interior del gueto que sacar el gueto del interior de los judíos". Esta máxima de los primeros sionistas está adquiriendo en la actualidad un nuevo significado. Israel se está aislando del mundo y encerrándose en un gueto, y no sólo físicamente.

En La Haya los procedimientos de la Corte Internacional de Justicia sobre el Muro de separación se han puesto en marcha. La gente de Sharon entiende que no tienen ninguna posibilidad de ganar y por consiguiente han decidido boicotear la sesión. En lugar de razonar su caso ante la corte, han decidido organizar una ceremonia callejera en el espíritu de la clásica conseja israelí: "Si tu causa es débil, ¡alza la voz!".

En el interior de la sala del tribunal se expusieron los argumentos legales. Los representantes palestinos argumentaron que el Muro es ilegal puesto que está siendo construido en mitad de Cisjordania. Según su razonamiento, si Israel teme a los suicidas bomba tiene derecho de construir un muro así en sus fronteras, pero no en el corazón del territorio ocupado, donde hacina a la población palestina en enclaves parecidos a prisiones. Nadie rebatió ese argumento dentro de la sala.

Fuera, la gente de Sharon organizó un colorido espectáculo. Como un truco efectista para los medios de comunicación, se trajo desde Israel un autobús bombardeado y su correspondiente lote de expertos en recolección de miembros humanos. También se trajeron a docenas de familiares de víctimas de ataques. La embajada israelí distribuyó las fotografías de 900 víctimas y estudiantes judíos las llevaron en procesión. El mensaje: los judíos sufren; también en Israel son víctimas de progroms.

Más tarde durante la misma jornada los palestinos organizaron un contraespectáculo. En el curso del mismo se deploró la muerte de los 3.000 palestinos caídos en la Intifada, así como los sufrimientos de la población palestina que vive bajo la ocupación. Los ciudadanos de La Haya fueron obsequiados con una especie de Campeonato Mundial de Víctimas. Los medios de comunicación internacionales dedicaron algunos minutos a los espectáculos, dividiendo sus atenciones equitativamente entre las dos partes. Sin embargo, para ellos el evento principal lo constituían las sesiones que se estaban desarrollando en el interior del Palacio de Justicia.

Mientras tanto, en Israel se estaba presentando una fotografía de los acontecimientos completamente distinta. En un estilo que recuerda al de la Unión Soviética, los medios de comunicación israelíes se sumaron como un solo hombre a la operación de lavado de cerebro. Todas las cadenas televisivas, todas las estaciones de radio y todos los periódicos, sin excepción, participaron en este esfuerzo nacional. Desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche todas las emisoras de radio y televisión ofrecieron una cobertura ininterrumpida desde La Haya y crearon la impresión de que el mundo entero estaba pendiente del espectáculo callejero montado por los israelíes.

Los procedimientos judiciales propiamente dichos se presentaron como asunto baladí, como un miserable show propiciado por árabes y otros antisemitas. La manifestación israelí fue transformada en un acontecimiento de alcance mundial. El autobús destripado apareció en la pantalla de todas las cadenas israelíes decenas de veces, igual que los familiares de las víctimas. Una vez, y otra vez, y otra vez. La contramanifestación palestina sólo se pudo ver durante unos pocos segundos, al igual que las sesiones de la Corte Internacional. Y para demostrar lo liberales que somos, se permitió al representante palestino pronunciar tres frases en pantalla.

Pero el mensaje para el espectador y radioyente israelí fue inequívoco: estamos ante una enorme victoria israelí. El mundo entero comprende ahora que en esta historia las víctimas somos nosotros, que los palestinos son terroristas, que el Muro es necesario para salvar nuestras vidas, que "las vidas de los judíos son más importantes que la calidad de vida de los palestinos" -una frase repetida hasta la saciedad a lo largo de la jornada. Una miríada de oficiales del ejército, de personal de los servicios de seguridad, de reporteros, comentaristas y académicos hablaron a chorros en todas las cadenas y todos dijeron exactamente lo mismo: estamos siendo atacados, los perseguidos somos nosotros, los árabes son asesinos, sólo nos estamos defendiendo.

La ocupación no se mencionó ni una sola vez. ¿Por qué habría de mencionarse?

¿Qué tiene que ver la ocupación con todo esto?

Mientras la retransmisión proseguía, los movimientos pacifistas israelíes se manifestaban en contra del Muro frente a la residencia del Primer Ministro en Jerusalén. El Canal 1, de propiedad estatal, mostró imágenes de la manifestación durante un total de cuatro segundos. Durante todo el día no hubo una sola cadena de TV o emisora de radio israelí que permitiera a nadie pronunciar una sola palabra en contra del Muro o a favor de la Corte Penal Internacional.

Esto es aterrador, pues está ocurriendo en una democracia. Ni la KGB ni la Gestapo amenaza la vida de los periodistas, ningún Gulag o campo de concentración aguarda a quienes se desvían de la línea oficial. Todo tiene lugar de forma voluntaria, desde la convicción interna.

Cierto, en los democráticos EEUU los medios de comunicación libres se comportaron de forma similar durante los primeros días de la guerra de Irak. Pero ellos, al menos, no padecían el síndrome del "Todo El Mundo Está Contra Nosotros".

Al día siguiente de la primera sesión de la Corte, el viceministro de Defensa israelí, Ze'ev Boim, dijo en la Knesset que todos los musulmanes son asesinos innatos que llevan el crimen inscrito en sus genes. Y un amigo personal de Ariel Sharon reveló en TV: "Arik me ha dicho que está muy preocupado por el ascenso del antisemitismo cristiano. Por ejemplo, en la película de Mel Gibson "La Pasión de Cristo". Y ahora, una gran parte del mundo musulmán está también infectado de antisemitismo".

Ésta es la mentalidad del gueto. Fundamos el Estado de Israel para poder convertirnos en una nación normal, en "un pueblo entre los pueblos". Los acontecimientos de esta semana demuestran que hemos fracasado. Llevamos el gueto profundamente enraizado dentro de nosotros.

Esto arroja otra luz sobre el Muro de separación. El Muro encierra a los palestinos en enclaves, pero al mismo tiempo nos retrotrae a la realidad del gueto, y no sólo físicamente.

La lucha contra el Muro tiene muchos aspectos. No es solamente una lucha para liberar a los habitantes de Cisjordania del monstruoso obstáculo que hace de su vida un infierno y les coloca bajo presión para que abandonen su tierra "voluntariamente". No es solamente una lucha para liberar a los dos pueblos de este país de una situación que impone sobre ambos un ciclo creciente de sangre. Es también una lucha para liberar a la nación israelí del gueto que llevamos en nuestro corazón.