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Medio Oriente - Asia - Africa

3 de marzo del 2004

Violencia, colonización y liberación en Argelia

Pablo Jäger
Observatorio de Conflictos, Argentina

"Antes de la rebelión era la vida, el movimiento, la existencia del colono y, frente a él, la permanente agonía del colonizado. Antes de la rebelión era la verdad del colono y la nada del colonizado. Después de 1954, el europeo comprueba que otra vida se ha puesto en movimiento, paralelamente a la suya, y que en la sociedad argelina las cosas ya no son como antes. El europeo, después de 1954, sabe que algo secreto se le oculta."
(Frantz Fanon, Sociología de la Liberación) (1)

Es este año, el de 1954, donde comienza una nueva etapa de la guerra por la Liberación argelina. Resistencia que empieza desde el día en que el agresor externo pone sus garras en su territorio, y con ello considera válida su autoridad para disponer a su antojo de las personas que habitan ese suelo, de las tierras por ellos trabajadas, de su cultura -violentar su historia. Él y ella, los argelinos, rompen nuevamente ese tenso silencio, "acá estamos, acá somos"; "nuestro cuerpo y nuestra cultura hasta aquí soportan, ahora actuamos y decimos las cosas nosotros".

Fanon observa esto en 1959, pero el poder colonialista francés no escucha; no se hace eco de la magnitud de la situación. No considera sentarse al diálogo, no considera necesario escuchar lo que se tiene para decir, lo que se está diciendo: "Ningún cambio político se ha presentado tras cinco años de lucha. Los responsables de la política de Francia siguen proclamando que Argelia es francesa. Esta guerra ha movilizado a la totalidad del pueblo, y lo ha obligado a invertir masivamente sus reservas y recursos más ocultos. El pueblo argelino no se ha concedido ni un instante de respiro, entre otras cosas, porque el colonialismo al que se enfrenta no se lo ha permitido" (1). Es la "[...] lucha de un pueblo convulsionado por 130 años de dominación, contra un enemigo tan decidido y feroz como el colonialismo francés" (2).

En contra de lo que se piensa en la "metrópoli", el proceso ya está en marcha, y la vuelta atrás es imposible; el pueblo argelino ha fijado pautas en común, se ha revalorizado frente al colonialismo: "Un ejército puede reconquistar en un momento dado el terreno perdido, pero ¿cómo reinstalar en la conciencia de un pueblo el complejo de inferioridad, el miedo y la desesperación? ¿Cómo suponer que los argelinos 'vuelvan a sus hogares', según la invitación ingenua del general de Gaulle?" (3).

Es que hay cambios profundos en la conciencia y en la vida de los argelinos; es que "[...] la muerte del colonialismo, a la vez, es la muerte del colonizado y la muerte del colonizador" (4). Tanto en el plano de la persona como el del conjunto social, reconocerse como colonizado y rechazarse como tal, implica comprometerse en la vía de la Liberación. A su vez, esa toma de conciencia tiene como correlato que el europeo vea comprometida "[...] la vida que había edificado sobre la agonía del pueblo colonizado, [que] pierde seguridad" (5).

Con esta conciencia, la identidad. Identidad que se expresa en la lucha, que consolida en el pueblo argelino una existencia nacional, que exige la necesidad de la independencia, romper con el vínculo colonial que ata al argelino a la "metrópoli": "A través de la guerra que han emprendido los suyos, el argelino afirma su comunidad" (6).

El 5 de julio de 1830 Francia comienza a ocupar el territorio argelino, que se hallaba bajo la influencia del Imperio Otomano. El interés por Argelia, que es el centro del Maghreb, se debió a que era un lugar estratégico para la política del imperio francés de fundar colonias en África septentrional. Incluso -y esto es lo importante- se había transformado "en un centro de gran actividad comercial con Francia y Europa" (7). Un dato relevante del desembarco es que la maniobra estuvo financiada por la banca Rothschild, mediante la suma de 100.000 millones de francos (8).

El colonialismo francés en Argelia tuvo su fundamento, y su condicionamiento de permanencia -entre otras excusas-, en la población francesa que se había instalado allí desde un primer momento. Proceso de inmigración facilitado y promovido por las condiciones climáticas favorables. Era colonia de explotación y población. Hay que añadir a esto los fuertes intereses que se iban creando en torno a esos grupos de colonos. El proceso de ocupación de tierras estuvo marcado por la violencia: el francés colonialista se abría paso con la "masacre de poblaciones, robo, degüello de tribus sorprendidas durmiendo, venta de mujeres, mutilaciones, devastación de ciudades y aldeas, confiscación de bienes [...]" (9); es decir, matanzas y destrucción indiscriminadas que quedan como huellas imborrables en el colonizado (10).

Desde 1830, el argelino es privado de las mejores tierras fértiles, y su reclamo o defensa será la bandera de lucha en los sucesivos levantamientos del campesinado desplazado. Esto termina fijando una tradición combativa y de resistencia en el mundo rural, que será fundamental para el proceso de guerrillas que desemboca en la Independencia.

En torno a la Primera Guerra Mundial, la resistencia toma otro matiz. Se centra en la aparición de organizaciones nacionalistas, que seguirán la suerte que tuvo la resistencia en el siglo XIX: persecución, disolución. Incluso, en este contexto, el "árabe es proscrito por 'idioma antinacional'" (11).

En 1945 ocurre un hecho de represión de gran escala: la matanza de Sétif y de Guelma, 45.000 muertos durante 20 días. Fanon, al referirse al hecho, observa que adquiere alcance internacional, que el mundo toma conocimiento de lo que ocurre en Argelia. Pero la situación va más allá, será trascendente para el argelino, un hecho fundante:

"Los propios argelinos manifiestan (signo previo de transformaciones más profundas) un cambio a partir de los hermanos muertos o mutilados y a través de la simpatía ferviente de hombres y mujeres de América, Europa y África. El despertar del mundo colonial y la liberación progresiva de los pueblos oprimidos durante mucho tiempo, sitúan a Argelia en un proceso que la desborda, al mismo tiempo que le da sus cimientos" (12).

Así se llega a 1954, con una opinión francesa generalizada -y que va más allá de las fronteras de ese país- que se espanta ante la locura cruel del nazismo y la ocupación de su territorio nacional, y hace la vista gorda a su opresión de más de un siglo sobre un territorio y su gente. Humanismo universal. El "humanismo a la francesa", humanismo acotado para los franceses; libertad, libertad a los franceses. Un humanismo que condena a la humanidad. El que lucha contra la ocupación nazi, poco o nada se cuestiona su ocupación de Argelia.

A la descripción anterior hay que agregar un hecho fundamental, y es que la sociedad argelina en su conjunto estaba netamente dividida, estratificada entre el francés - sea europeo o argelino- y el argelino "autóctono". Esto ocurre desde el inicio del colonialismo. División entre el colonialista y el colonizado. División que es económica, social, de acceso a la educación, etc. (13) División que se plasma geográficamente en Argel: por un lado la ciudad europea, por el otro la Casbah -de la cual el argelino, una vez iniciada la guerra por la Liberación, deberá someterse a control para salir.

El 1º de noviembre de 1954, el Frente de Liberación Nacional (FLN) llama a la insurrección armada: en la ciudad y en el campo. Primero el Frente, luego el pueblo argelino -el que se siente así- toma como propia la guerra contra el opresor; las masas tomarán la posta iniciada por un núcleo:

"La impresión difusa de que ocurre algo decisivo se refuerza también por la decisión solemne de los patriotas que expresan la aspiración secreta del pueblo y encarnan su voluntad, todavía ayer vacía de contenido, de existir como nación, y por el deterioro objetivo y evidente de la serenidad del colono" (14).

El colonialismo recrudece sus técnicas; torturas generalizadas y aplicadas sistemáticamente, terrorismo, guillotina!!! Este es el aspecto no racista e igualitario del francés colonialista: todo argelino, o europeo vinculado a la Revolución, tenía acceso a lo anterior. Entre 1954 y 1962, de 800.000 a 1.000.000 de argelinos muertos y otro tanto torturados y en prisión (15).

La violencia, la tortura, el asesinato. Pero hay una distinción entre la violencia del colonialista y la del colonizado (16). Este último la aplica por un motivo y hacia un objetivo que considera indispensable e impostergable para su continuidad (17). Dos cosas se dirán al respecto. En primer lugar, la violencia del colonizado se puede tomar como "respuesta" a una violencia ejercida durante casi 130 años de manera indiscriminada. Y no sólo violencia física, del cuerpo: ya hemos visto la división en el interior de la ciudad, por ejemplo. En segundo lugar, ese objetivo vital del fin de la opresión, no seamos ingenuos, no iba a ser concedido por Francia, ni por los colonos de Argelia. Tenía que ser ganado, conquistado. No fue una concesión, fue lo inevitable del proceso; el colonizado se había quitado las garras de encima. El poder colonial no se iba a retirar ni por convicción, ni porque el colonizado diga "bueno, es suficiente". (l8) La violencia del colonizado es la "devolución" de la violencia ejercida durante cierto tiempo por el colonialista (en su persona y en la memoria de su pueblo). Algo así: la violencia le "vuelve" al colonialista. Si a mí me pisan la cabeza y constantemente niegan y desprecian mi forma de ser, hoy o mañana -si no lo hice ayer- reacciono. Pero para reaccionar me tengo que encontrar con la plena conciencia de que estoy en esa condición de opresión. Veamos lo que dice Sartre, hablando como un francés, en el Prefacio a "Los Condenados de la Tierra".

"Nos servirá la lectura de Fanon; esa violencia irreprimible, lo demuestra plenamente, no es una absurda tempestad ni la resurrección de instintos salvajes ni siquiera un efecto del resentimiento: es el hombre mismo reintegrándose. Esa verdad, me parece, la hemos conocido y la hemos olvidado: ninguna dulzura borrará las señales de la violencia; sólo la violencia puede destruirlas. [...] de lejos, consideramos su guerra como el triunfo de la barbarie; pero procede por sí misma a la emancipación progresiva del combatiente, liquida en él y fuera de él, progresivamente, las tinieblas coloniales. [...] matar a un europeo es matar dos pájaros de un tiro, suprimir a la vez a un opresor y a un oprimido: quedan un hombre muerto y un hombre libre"(19).

Pero Sartre va un poco más allá, comprende la violencia del colonizado y critica a sus colegas, a sus compatriotas sobre todo:

"La izquierda metropolitana se siente molesta: conoce la verdadera suerte de los indígenas, la opresión sin piedad de que son objeto y no condena su rebeldía, sabiendo que hemos hecho todo por provocarla. Pero de todos modos, piensa, hay límites: esos 'guerrilleros' deberían esforzarse por mostrarse caballeros; sería el mejor medio de robar que son hombres. [...] un solo deber [tiene el argelino], un objetivo único: expulsar al colonialismo por todos los medios. Y los más alertas entre nosotros estarían dispuestos, en rigor, a admitirlo., pero no pueden dejar de ver en esa prueba de fuerza el medio inhumano que los subhombres han asumido para lograr que se les otorgue carta de humanidad: que se les otorgue lo más pronto posible y que traten luego, por medios pacíficos, de merecerla. Nuestras almas bellas son racistas"(20).

Es que, como reza la canción, "la paz no es el arma de los débiles, sino de los espíritus más recios". Y esto de la no violencia es moneda corriente hoy. Hay un rechazo ciego a la violencia; negación universal y abstracta, como abstracto es el humanismo universal. Un ejemplo:

"El comportamiento francés tenía como consecuencia también una desvalorización moral enorme de los derechos humanos como idea universal. En un breve capítulo, Maran refiere la relativización que Frantz Fanon, en su libro `El año 5 de la revolución argeliana´ [Sociología de la Liberación], hace de la tortura. El uso de la tortura por la policía francesa lo lleva a casi justificar la tortura dentro de la lucha de liberación. Pero no es sólo esto. En su libro `Los condenados de la tierra´, un bestseller durante muchos años y lectura obligada para todos los luchadores contra el colonialismo y neocolonialismo durante décadas, Fanon desarrolla la tesis de la fuerza liberadora de la violencia antiimperialista"(21).

En principio, no creo que Fanon justifique la tortura "revolucionaria", por llamarla de algún modo. Pero eso no es lo importante, es sólo una interpretación. El tema es que la violencia del colonizado, es analizada por Fanon en ese contexto colonial, de opresión. No hay una promoción de la violencia. Pareciera que hoy se está diciendo "si te están esclavizando, no seas violento: aguardad el momento; se paciente". En el análisis de la violencia hay que ver su contexto, por y para qué es aplicada; incluso ver su necesidad. Es necesario ver el origen. Ahora veamos el segundo punto señalado. Fanon era demasiado claro en 1959:

"¿Por qué el gobierno francés no termina con la guerra de Argelia' ¿Por qué se niega a negociar con los miembros del gobierno argelino? Estas son las preguntas que en 1959 un hombre honesto está obligado a plantearse. [...] Los europeos de Argelia no han perdido la esperanza de romper con Francia e imponer su ley de bronce a los argelinos. Es la única constante de la política colonialista en Argelia. Hoy, el ejército francés está seducido por la idea. Por lo tanto, no debemos tomar en serio los rumores de paz que surgen aquí y allá. Francia hará la paz con Argelia reforzando su dominio sobre Argelia o rompiendo el feudalismo europeo de Argelia. Fuera de ambas soluciones, sería preciso que la paz le fuera impuesta internacionalmente por las naciones Unidas o militarmente por las fuerzas argelinas. Es fácil ver que la paz no es para mañana. Demostraremos también que Francia no puede volver a comenzar su dominio sobre Argelia. Aún cuando este dominio se reduzca y disimule. El gobierno francés está obligado a condenar a algunos cientos de criminales de guerra o a encubrir cada vez más el genocidio que se ensaña con Argelia"(22).

Cuarenta y un años después, en el 2001, William Pfaff -un norteamericano- nos cuenta que los sucesivos gobiernos no se sacaron las anteojeras, que hubo una tolerancia histórica. Se sabe que las autoridades políticas contemporáneos a la lucha estaban al tanto de la situación, que se callaron por su complicidad. No condenaron los asesinatos, la tortura sistematizada. Esquivaron responsabilidades. ¿Esquivaron?

"Hasta hace muy poco, el Gobierno francés era reacio incluso a llamar guerra a aquella guerra. Supuestamente fueron unos meros incidentes en Argelia los responsables de la crisis nacional que devolvió al general Charles de Gaulle al poder en 1958 y le llevaron, dos años después, a dejar Argelia a los argelinos, incluso a costa del amotinamiento de parte del Ejército francés. Antes del regreso del general De Gaulle, hubo torturas, ejecuciones sumarias y asesinatos de civiles en Argelia. De Gaulle consideraba la tortura absurda y ordenó que se le pusiera fin. Sus predecesores la habían considerado indispensable. En aquellos días, todo esto se sabía, o se daba por supuesto; pero ni el Ejército ni el Gobierno lo reconocieron hasta el pasado mes de noviembre, cuando dos altos mandos retirados admitieron su responsabilidad en las torturas, uno con candor y arrepentimiento, el otro con cinismo y desafío. Incluso entonces, tanto el primer ministro, Lionel Jospin, como el presidente, Jacques Chirac, se opusieron a las peticiones de iniciar una investigación parlamentaria"(23).

Hoy en día, Francia, Europa, Estados Unidos y otros núcleos importantes de poder se encuentran frente a la falta de una profunda revisión crítica de su pasado, falta que constituye su presente. Se sabe que el proceso abierto con la Revolución consumada en 1962 en Argelia no fue ni es fácil. La homogeneidad que se dio durante la Revolución se rompió; era circunstancial. Pero cumplió su función histórica. Era la homogeneidad frente al colonialismo; colonialismo que tuvo una gran responsabilidad en la promoción de los conflictos al interior de la sociedad argelina. El poder francés -que aún conserva sus garras en Argelia-, al igual que Europa y los Estados Unidos, deciden; de la misma forma lo hicieron antes. Sucedió en África, en América del Sur, en el Caribe, Asia. Sucede notoriamente en Irak, en Venezuela, Cuba, en Argelia. Hoy, cuando se considera y decreta que algo es "peligroso" se interviene con el mismo fundamento de antaño -llámese Civilización, democracia, derechos humanos- y se instalan gobiernos funcionales a sus intereses; reemplazan "tiranías" por sus tiranías. Las circunstancias históricas son diferentes, la geografía varía, los métodos diversos, la violencia física y psíquica se gradúa a necesidad, el fin es el mismo.




Notas

1 Frantz Fanon, Sociología de la Liberación, editorial Presente, Bs. As., 1969, p. 9.

2 Ibid., pp. 11-12.

3 Ibid., p. 17.

4 Ibid., pp. 17-18.

5 Ibid., p. 58.

6 Ibid., p. 56.

7 Salvador M. Stoppani, Presencia francesa en África durante el siglo XIX. En http://www.mgar.net/africa/argelia.htm. De la misma fuente: "[...] así se formó una red de tráficos legales e ilegales, que eran los más, amenazando el comercio marítimo de las otras potencias. [...] La disminución de los ingresos de la piratería y la concentración de los beneficios en las casas de comercio europeas debilitaron económicamente la regencia, haciéndola deudora de grandes potencias. Fue por una disputa financiera entre Argelia y Francia el pretexto [...]".

8 G .H .L., Francia y sus dobles discursos, para reflexionar. En http://usuarios.lycos.es/ladecadadel70a/2/bb19.htm

9 Ibid.

10 En 1871 ya eran 5.000.000 de hectáreas las confiscadas por el colonialismo, que eran otorgadas a empresas y colonos franceses. Serán 2 millones los argelinos muertos y asesinados en esta etapa previa a 1954 (datos de Ibid.). Además, es interesante observar lo que trae aparejado este despojo territorial: "La sociedad árabe - argelina se regía sobre la tierra, sobre el trabajo en el ámbito tribal , o sobre la simple vida en común. El colonialismo actuó contra la indivisión (destinada a defender la integridad del patrimonio contra el excesivo fraccionamiento, las incursiones extranjeras y la absorción de las pequeñas parcelas por los grandes latifundios). [...] [Así se presenta una] crisis provocada por la pérdida de las mejores tierras de cultivo y por el continuo repliegue hacia las zonas semidesérticas del Sur" (Salvador M. Stoppani, Presencia francesa en África durante el siglo XIX. En http://www.mgar.net/africa/argelia.htm).

11 G .H .L., Francia y sus dobles discursos, para reflexionar. En http://usuarios.lycos.es/ladecadadel70a/2/bb19.htm. Es importante decir que el árabe fue un elemento distintivo, y de cohesión, de estos movimientos nacionalistas. Fanon dice al respecto: "[...] los militantes de la Kabylia o de Aurés aprendieron el árabe con motivo de sus actividades nacionalistas. Antes de 1954, hablar árabe y rechazar el francés como lengua y como modalidad de opresión cultural, es una forma privilegiada y cotidiana de singularización, de existencia nacional" (Frantz Fanon, Sociología de la Liberación, editorial Presente, Bs. As., 1969, p. 71).

12 Ibid., pp. 54-55.

13 "En vísperas del alzamiento las cifras son elocuentes. Hay entre los árabes un 90 % de analfabetismo. Mientras que 1 de cada 227 colonos franceses llega a la educación superior, solo lo hace 1 de cada 15.432 argelinos, hay 5.000 habitantes para un médico, 14.500 para un farmacéutico y 19.400 para un dentista. El 50 % de los niños muere antes de los 5 años por desnutrición y falta de atención médica. El colono recibe una alimentación de 3.000 calorías, el colonizado 1.500. Argelia es un polvorín a estallar" (G .H .L., Francia y sus dobles discursos, para reflexionar. En http://usuarios.lycos.es/ladecadadel70a/2/bb19.htm).

14 Frantz Fanon, Sociología de la Liberación, editorial Presente, Bs. As., 1969, pp. 55.

15 G .H .L., Francia y sus dobles discursos, para reflexionar. En http://usuarios.lycos.es/ladecadadel70a/2/bb19.htm. Otra fuente dice que sólo hubo 250.000 muertos (En http://www.rebelion.org/sociales/golds040602.htm).

16 Fanon anota: "Tras de haber afirmado que no `entregaría a los árabes un millón de sus hijos´, Francia proclama hoy que no abandonará jamás el Sahara y sus recursos. Es evidente que tales argumentos no tienen ningún valor para el argelino, quien responde que la riqueza de un país no puede justificar su opresión" (Frantz Fanon, Sociología de la Liberación, editorial Presente, Bs. As., 1969, p. 13). Uno aplica la violencia para mantener su economía colonial, el otro porque ve que la dominación extranjera carece de significado, que la opresión tiene que llegar a su fin. Sartre dice con respecto a la violencia colonial, que "[...] no se propone sólo como finalidad mantener en actitud respetuosa a los hombres sometidos, trata de deshumanizarlos" (Frantz Fanon, Los condenados de la tierra, Fondo de Cultura Económica, México, 1994, p. 14).

17 Y es que como hay dos violencias hay dos historias, entre las cuales me identifico con la que escribe el conquistado. Ésta cumple una función, tiene un sentido válido; función histórica y revolucionaria. Aunque contradictorio, la "verdad" es perecedera. Se encuentra en eterna discusión. Incluso, en una persona no hay nunca una verdad eterna. Aunque mañana un médico encuentre unas venas dentro de las venas conocidas, no por ello vamos a desechar la vieja teoría. Por esto, lo que cuentan los pueblos oprimidos, machacados durante siglos, y que se encuentra por fuera de la ciencia histórica (y que es llamado despectivamente "folclore"), cumple su función, da identidad, da unidad, cohesión, da ánimo para resistir y luchar. Que llegue un momento en que se haga necesaria una revisión crítico-constructiva es otra cosa.

18 "[...] en Argelia es la conciencia nacional, la miseria y el terror colectivos quienes impulsan ineludiblemente al pueblo a tomar en sus manos las riendas de su propio destino. Argelia es virtualmente independiente, los argelinos se consideran ya soberanos. Sólo falta que Francia lo reconozca, y esto es sin duda lo más importante. Pero también aquel sentimiento es importante. Y debe ser conocido, ya que limita en forma radical las esperanzas militares y políticas del colonialismo francés" (Frantz Fanon, Sociología de la Liberación, editorial Presente, Bs. As., 1969, p. 14).

19 Frantz Fanon, Los condenados de la tierra, Fondo de Cultura Económica, México, 1994, p. 20.

20 Ibid., pp. 19-20.

21 Comentario del libro Crímenes de Estado. Ideología y tortura en la guerra de Argelia, de Rita Maran; por Rainer Hule, del Centro de Derechos Humanos de Nuremberg. En http://www.derechos.org/diml/

22 Ibid., pp. 14-15.

23 William Pfaff, Vietnam, Argelia... deudas pendientes. Estados Unidos y Francia se enfrentan a su pasado de forma distinta. En http://www.elpais.es/suplementos/domingo/20010513/09viet nam.html. Vale agregar que Jacques Chirac fue apoyado por el "progresismo" mundial contra su oponente Jean-Marie Le Pen. Sobre este último se sabe que está acusado de torturar personalmente a argelinos durante la guerra de Liberación (En http://www.jornada.unam.mx/2002/jun02/020604/028n3mun.php). Además, un viejo militar francés, Paul Aussaresses, que hace unos años reconoció lo acontecido en Argelia, será juzgado por apología de crímenes de guerra, ya que está "amparado por la prescripción de los crímenes de guerra y por la difícil aplicación del concepto de crímenes contra la humanidad" (En http://www.webislam.com/numeros/2001/07_01/Mitterrand_tortura.htm). Este general fue "el primer militar de alto rango que confesó las torturas, las ejecuciones sumarias y la desaparición forzada de personas a la que sus `servicios´ sometieron a los argelinos durante la llamada batalla de Argel" (Eduardo Febbro, La batalla de Argel en Baires. En http://www.webislam.com/numeros/2001/07_01/Batalla_Argel.htm). Incluso muchos militares franceses "instructores" asesoraron en sus técnicas a sus pares de Argentina y Sudamérica durante los años sesenta (Ibid.)

http://ar.geocities.com/obserflictos