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Medio Oriente - Asia - Africa

17 de febrero del 2004

Palestina: la aldea contra el muro

Amira Hass
Haaretz
Traducido para Rebelión por L.B.

En 1948 Budrus perdió la mayor parte de sus tierras: cerca de 20.000 m2 [1 dunam = 1.000 m2] quedaron en Israel. Hoy, los 1.400 habitantes de la aldea temen perder una quinta parte de lo que aún les queda.

Un perro de expresión adusta y cuencas hundidas cruzó libremente la desnuda franja de terreno situada al oeste de las aldeas de Kibiya y Budrus y que proviene de la aldea de Rantis, unos cinco kilómetros al norte.

Un joven habitante de Kibiya que guiaba a los visitantes por entre los olivares de su aldea hasta el lugar por donde pasa el muro cruzó apresuradamente el foso que estaba siendo excavado a ambos lados de la carretera y desapareció raudo entre los árboles. Pronto se hizo evidente la razón: un vehículo israelí de seguridad que había avistado al grupo que caminaba sobre la pista desnuda se aproximaba desde el norte.

El vehículo se detuvo y dos hombres descendieron de él. Uno de ellos, el más bajo y de más edad, oriundo de Kfar Yonah, portaba un rifle; el segundo procedía de una comunidad beduina en Galilea. El hombre del rifle exigió iracundo a los visitantes llegados a pie que se marcharan inmediatamente, pues de lo contrario llamaría a la policía para que les explicara, si persistían en su actitud, que estaban en una zona militar cerrada, aunque él careciera de documentos para demostrarlo. Su compañero, que había servido en el ejército durante siete años y había obtenido su licencia hacía apenas seis meses, calmó la situación antes de que se saliera de madre.

El hombre del rifle dijo que la presencia de cámaras anima a la gente a venir y a manifestarse y que así es como comienzan las oleadas de incidentes. "¿No sois vosotros, con vuestro trabajo, los que provocáis las oleadas de tumultos?", preguntó, pero nadie comprendió el sentido de su pregunta. "¿De qué estás hablando? Nosotros estamos realizando nuestro trabajo", explicó el más joven. "Y naturalmente que estoy a favor del muro, pues quiero evitar que mi familia y yo estallemos en un restaurante".

Los "incidentes" a los que ambos se referían consistían en una serie de manifestaciones en contra del muro que los habitantes de Budrus habían venido realizando durante cerca de un mes. "Decidimos que, a diferencia de lo ocurrido hasta la fecha en otros lugares donde activistas pacifistas internacionales han liderado la lucha contra el muro con el apoyo de los palestinos, nosotros, los habitantes de Budrus, encabezaríamos nuestra propia lucha".

Quien así habla es Ayad Murar, de 42 años de edad, un veterano activista de Fatah que junto con su hermano Naim es uno de los fundadores del Comité Popular de la aldea "para la lucha contra el muro del apartheid". El Comité Popular, dice, enfatizó ante los vecinos la necesidad de que la lucha contra las excavadoras y los numerosos soldados y policías que las protegen se desarrolle sin violencia.

Toque de queda y detenciones

Todos los habitantes -jóvenes y ancianos, hombres y mujeres-- respondieron a la convocatoria de manifestación. Lo que comenzó como una huelga a lo largo del trazado del muro alcanzó su cenit el 30 de diciembre. Alguien vio una excavadora aproximándose al olivar. El altavoz de la mezquita rápidamente propagó la noticia y todas las personas que se encontraban en la aldea corrieron en dirección oeste hacia el olivar.

Los niños salieron pitando de las aulas con sus libros en la mano. Ni los gases lacrimógenos ni las balas de caucho ni los golpes consiguieron detener a los vecinos, que se dispersaron y regresaron de nuevo para hincarse en el terreno, de pie o sentados, enfrente de los soldados y la policía. Testigos presenciales afirman que las estudiantes se sentaron delante de los soldados y que éstos retrocedieron hasta sus jeeps. A ello contribuyó la aparición de varias cámaras de televisión.

Durante los días siguientes el ejército israelí impuso el toque de queda en la aldea para impedir que sus habitantes salieran a manifestarse. Los jóvenes, principalmente, violaron el toque de queda y se encaminaron al olivar para impedir trabajar a las excavadoras. Hasta esta semana las excavadoras siguen aún sin regresar después de haber arrancado cerca de 60 olivos. La gente de Budrus atribuye esto a su obstinada determinación.

Pocos días después de esta manifestación el ejército israelí arrestó a Naim Murar. Lo pusieron en libertad el 11 de enero, pero no pudo permanecer en su casa más que tres días porque el ejército volvió a arrestarlo a él y a su hermano Ayad. El fiscal militar ordenó para ambos detención administrativa.

En la corte militar de la base militar de Ofer, el juez, comandante Adrian Agassi, decidió poner en libertad a Ayad. "Juzgué procedente intervenir en la decisión del comandante militar", dictaminó Agassi en su resolución. "Al fin y al cabo, no podemos autorizar al comandante militar que haga uso de su autoridad para ordenar la detención administrativa de una persona solamente por su actividad [en contra del muro]. Estimo que se trata de una decisión equivocada que no responde a motivaciones claras de seguridad".

A pesar de ello, el juez decidió aprobar la decisión del comandante militar de aplicar a Naim Murar el régimen de detención administrativa. Como es preceptivo en las detenciones administrativas, sólo el juez estaba autorizado a examinar la documentación clasificada aportada por los agentes de Shin Beit y según la cual "los documentos de la inteligencia le atribuyen actividades en apoyo del terror en del marco de la organización Tanzim".

Pero en Budrus la gente está convencida de que la segunda detención de Naim Murar -al igual que la de los otros ocho activistas contra el muro- no es más que un intento de desmantelar la oposición existente en la aldea. Desde el amenazado olivar de Budrus llega el eco de disparos --el ruido de ejercicios militares. Proceden de la base militar de Adam, situada a unas pocas decenas de metros hacia el oeste, a 20 ó 30 metros de la Línea Verde.

En Budrus la gente piensa que debido a esta base militar, situada a unos pocos metros de la Línea verde, el trazado del muro ha sido desplazado directamente sobre el hermoso olivar que han venido mimando durante décadas. Budrus perdió la mayor parte de sus tierras en 1948: muchos millares de dunams --algunos dicen que hasta 20.000-- se quedaron en el lado occidental de la Línea Verde [dentro de Israel].

Algunos terrenos quedaron en la zona desmilitarizada, cuyo acceso estaba prohibido tanto para las fuerzas israelíes como jordanas. Desde 1967, dicen los vecinos, la zona desmilitarizada se ha transformado en territorio israelí, y tampoco se les ha permitido regresar a ella para cultivar sus tierras.

El trazado del muro, tal como aparece dibujado en el mapa de los servicios de seguridad israelíes, parece coincidir exactamente con la Línea Verde. En realidad toda la diferencia reside en varias docenas de metros hacia el este de la Línea Verde. Ahora, de los 5.000 dunams de tierra que todavía les quedan a los aproximadamente 1.400 habitantes de Budrus, los vecinos calculan que perderán cerca de una quinta parte.

Parte de esta tierra está siendo confiscada para la construcción del muro, y un sector de la aldea va a quedar detrás del muro -entre el muro y la Línea Verde. Los vecinos calculan que 3.000 olivos, que cubren un área de 5.000 dunams, van a caer bajo las fauces de las excavadoras o van a quedar atrapados en zonas cuyo acceso les estará prohibido.

Los vecinos de Budrus calculan que el complejo del "muro", consistente en dos zanjas que se excavarán a ambos lados de él, más dos alambradas de espino, más una valla electrónica con sus sensores, más carreteras de patrullaje que discurrirán por entre las alambradas, más las torres de vigilancia, se expandirá hasta casi llegar a tocar algunas de las casas más occidentales de la aldea, incluida la escuela.

Enclave aprisionado

La ocupación y preparación del terreno aquí, al oeste de Kibiya y Budrus, se está llevando a cabo en el marco de la segunda fase de construcción del muro de seguridad. De acuerdo con el plan, y mientras no se decida o demuestre lo contrario, en esta fase se crearán dos enclaves palestinos al oeste de Ramallah.

Serán dos de los 81 enclaves palestinos que han sido o serán creados a lo largo del trazado del muro y que son objeto de análisis en el informe realizado por B'Tselem. Algunos estarán situados entre el muro y la Línea Verde, otros en pequeños "meandros" creados por el muro, y otros serán el resultado de "obstáculos secundarios", según la jerga empleada por el ejército israelí.

Budrus es una de las nueve aldeas palestinas que se encontrarán encerradas dentro de un enclave de 53,2 kilómetros cuadrados de superficie. Las aldeas atrapadas en este enclave incluyen Luban al Gharabiyeh, Rantis, Shukba, kibiya, Shabtin, Budrus, Midya, Na'lin y Dir kadis. La aldea de Midiya quedará rodeada por todas partes por el muro de separación, como encerrada en un bucle.

Observando el mapa de los servicios de seguridad israelíes podía concluirse inmediatamente que aquí se iba a crear un enclave. Los trazados de las vallas occidentales y orientales son del mismo color, como si no hubiera diferencias entre ellas.

Portavoces militares explicaron de hecho a miembros del equipo de apoyo a la misión negociadora palestina que la valla oriental no sería igual que la occidental y que aparentemente estará compuesta por lo que se denomina un "obstáculo secundario" (un sistema de fosos y vallas de alambre de espino) y una puerta oriental sobre las carreteras de Ramallah y las aldeas circundantes, puerta que sería cerrada y bloqueada solamente en situaciones de alerta de seguridad. Pero en cualquier caso, esta promesa no tranquiliza a los habitantes de la aldea, que saben que están perdiendo miles de dunams de tierra.

En los últimos tres años [los palestinos] han tenido más de una oportunidad para experimentar las barreras que impiden su acceso a las aldeas vecinas o a la cabecera de comarca, Ramallah. E incluso si la puerta o puertas de la valla "secundaria" --la valla del este-- permanecen abiertas la mayor parte del tiempo, en Rantis, en Budrus y en las otras aldeas señalan los mapas y las nueva geografía política que está siendo creada delante de sus ojos.

Los dos pequeños enclaves palestinos que se están creando al oeste de Ramallah dejan fuera a dos enormes bloques de asentamientos judíos que se adentran profundamente en territorio palestino y que se unen en territorio israelí hasta borrar en esta zona cualquier vestigio de la Línea Verde.

"Por eso luchamos contra este muro", dice Ayad Murar desde su casa, refiriéndose a esta nueva geografía. "Forma parte de nuestra lucha por una solución pacífica del conflicto y por el establecimiento de un estado Palestino al lado de Israel".

Entre noviembre y diciembre del 2003 comenzaron a distribuirse órdenes militares en Rantis, Budrus y otras aldeas, relativas a la apropiación "temporal" de tierras (hasta diciembre del 2005) para fines militares. Según esas órdenes, que llevan la firma del Comandante del Comando Central, general Moshe Kaplinsky, la anchura de las franjas de tierra confiscadas a las aldeas oscilará entre 68 y 490 metros. La longitud total de la valla (primaria o secundaria) que rodeará a las nueve aldeas del enclave será de 32,2 kilómetros.

Mientras tanto, algunos habitantes de Budrus continúan entrando a pie en Israel subrepticiamente en busca de sustento, principalmente en el sector de la construcción. Otros, que han perdido sus trabajos en Israel durante los últimos años, han encontrado empleo en el área de Ramallah. Pero si se les encierra en un enclave corren el riesgo de perder su puesto de trabajo. Los empleadores palestinos no están en condiciones de soportar los problemas de retrasos y absentismo forzoso que provocan los retenes y las barreras israelíes.

"O te mudas a Ramallah o pierdes tu empleo", les dicen. Propietarios de tiendas de alimentación están acusando ya el cambio. La gente entra, compra a crédito y adquiere sólo lo indispensable. Es difícil imaginarse lo que ocurrirá cuando el inmenso olivar caiga aplastado bajo las palas de las excavadoras o quede engullido al otro lado de la valla y cuando ya sea imposible del todo trabajar en Israel.

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