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Medio Oriente - Asia - Africa

Modelo de desarrollo y cooperación o simple crecimiento hegemónico

China y su crecimiento ¿sin petróleo?


Carlos Genatios y Marianela Lafuente
Red Voltaire
China presenta un crecimiento económico sostenido que la perfila como contendor de la hegemonía de EE.UU. para mediados de siglo. Su población es un enorme potencial para la actividad económica, especialmente si se mantienen medidas de planificación estrictas y nacionalistas, con una apertura exitosa a la inversión extranjera. Pero su talón de Aquiles es la insuficiencia de energía. Por ello la guerra de Irak y los conflictos del medio oriente son enfrentamientos con China. En esa perspectiva Venezuela soberana tiene mucho que hacer, por su propio futuro.

La geopolítica habla hoy de una recomposición de la bipolaridad para mediados de siglo, con el sostenido crecimiento chino, frente a la hegemonía de EE.UU. China pisa los talones a Japón como segunda potencia económica mundial, y las proyecciones muestran que lo superará. Su economía en expansión no cesa de generar bienestar a un segmento cada vez más amplio de su población.
China crece. China salió del mapa del hambre de inicios del siglo XX, para disponer hoy en día de reservas de cereales para ocho meses para su población de más de 1.300 millones de chinos, la cuarta parte de la del planeta. Si hasta la década de los 70 el transporte era en carretas y bicicletas y la indumentaria uniformizada tipo Mao la mostraban todos por igual, hoy Beijing es una efervescente ciudad con cinco anillos de autopistas y una espectacular arquitectura que se prepara para los juegos olímpicos de 2008, luego de haber logrado el segundo lugar en las de Atenas de 2004.
Desde finales de los 70 se dieron reformas que orientaron el crecimiento económico y fortalecieron la productividad agrícola y las mejoras en la calidad de vida del campesinado para limitar el éxodo a las grandes ciudades. Con esa base se emprendió una reforma que condujo al desarrollo industrial actual, basado en la gran fortaleza de su mercado interno, en las herencias de la organización imperial, y luego comunista central, que impone decisiones que impulsan el crecimiento, y en las grandes masas de trabajadores que dan movimiento a las maquiladoras.
También la agresiva política de "joint ventures" ha permitido desarrollar la industria al interior de China, e iniciar la colocación de industrias chinas en el extranjero. Otro ejemplo es Shangai, la que fue ciudad del opio y del té, del comercio y la colonia, es hoy el más espectacular laboratorio de arquitectura del siglo XXI, que impone una velocidad extenuante y un discurso artístico que marca el fin de un siglo y el comienzo de otro, señala los pasos de un tipo de régimen político a otro, y la aparición de una nueva China.
En esa ciudad de lugares ancestrales, clubes ingleses y talleres de maquiladoras, están los edificios más modernos del mundo. Como ejemplo mencionemos el del Comité Central del PC, que surge desde una base sólida, monolítica, similar a la de los edificios de mármol que construyó Stalin en Moscú y Varsovia, y al crecer en altura cambia su fachada progresivamente a una ilusión de vidrio que va escondiendo el contenido interior, orientando la luz cada vez en más sentidos y llegando a lo más alto en espacios irregulares y ventanas que no se repiten. ¿Una imagen de un comunismo de siglo XXI? Podría también hablarse de Cantón, y de otras muchas ciudades que muestran un crecimiento acelerado.
Ese nuevo comunismo. Su población es un enorme potencial para la actividad económica, especialmente si se mantienen medidas de planificación estrictas y nacionalistas. Hoy se promocionan vacaciones para incentivar el turismo interno, para que los chinos viajen, conozcan su país y hagan que el dinero circule, estimulen inversiones y expectativas de crecimiento en todo el país, especialmente en el oeste chino, bastante despoblado, extenso y atrasado.
Con una organización planificada de tradición imperial, se pueden permitir decisiones que orienten el consumo e incentiven industrias convenientes para el desarrollo. Imaginemos que el gobierno central decida que todo chino debe comprar un nuevo par de zapatos o un pañuelo para el uniforme escolar de los niños, y casi por arte de magia aparece una enorme demanda que hace surgir la correspondiente industria. Así crece la economía.
La estabilidad política, los incentivos planificados, los regímenes especiales de impuestos, el propio mercado interno de grandes magnitudes, el aumento de los costos de la mano de obra en los países desarrollados y los bajos costos de la misma en China, desplazaron industrias y capitales desde los países desarrollados y los instalaron en esa China. Los "joint ventures" han sido un procedimiento fundamental de inversión y de transferencia tecnológica. Ese mecanismo estimula la presencia extranjera en China y es utilizado por China para colocarse en el extranjero.
Por otro lado, empresas de construcción chinas han realizado obras importantes como represas, trenes, edificios y puentes en países en desarrollo, especialmente en África, desde hace algunas décadas, desarrollando su propia industria de la construcción y relaciones de apoyo al desarrollo.
¡Cómo consume! En 2003 China consumió la mitad de la producción mundial de cemento, 36% de la de acero, y 30% de la de carbón, su desarrollo requiere de grandes cantidades de materia prima. Consume y crece, y es que su mercado interno, con crecimiento sostenido, es un fenómeno económico. El mundo todavía no tiene clara idea de lo que es China hoy, y poco a poco se irá dando cuenta. Una pragmática política de promoción de la imagen de fortaleza nacional y de estímulo para recibir turismo internacional, ha logrado llevar las olimpíadas a Beijing, pero también está desplazando convenciones, como la conferencia mundial de Ingeniería Sísmica que tendrá lugar en 2004.
En el siglo XXI China invade occidente. En Estados Unidos los jóvenes estudiantes chinos se destacan por su alta competitividad y ocupan lugares destacados no sólo en universidades prestigiosas, sino también en la educación secundaria. China tiene desde hace algunos años estudiantes en los más importantes centros tecnológicos del mundo. Como ejemplo, la Universidad de California en Berkeley perdió su hegemonía en EE.UU., como laboratorio de referencia en Ingeniería Sísmica, frente el Laboratorio de la Universidad de Buffalo, Nueva York, dirigida por un chino, con intensa participación de sus paisanos. En la Universidad de Marne La Vallée, Francia, estudiantes chinos se destacan en mecánica de materiales compuestos, para uso espacial. En Europa estudian todas las disciplinas y se van preparando para invadir los mercados, porque van conociendo los hábitos de compra, los estudian y diagnostican para diseñar productos y conocer e incidir en las demandas, de la misma manera como lo hizo Japón. Por otro lado autobuses llenos de chinos turistas recorren las ciudades y compran.
Sin petróleo no hay futuro. Pero China no tiene energía para su crecimiento. Aun cuando construyan actualmente la mayor represa hidroeléctrica del mundo, necesita petróleo. Esto lo sabe Estados Unidos, los primeros afectados en su balanza comercial por el crecimiento chino. Una vez más la hegemonía se juega alrededor del petróleo, como cuando los rusos defendieron con su vida Volvogrado (en la época Stalingrado) ante el avance de los alemanes hacia Bakú, la capital petrolera rusa, y al ganar los rusos luego de muchos meses de muertos y humo, Alemania comenzó definitivamente a perder la segunda guerra mundial. Por ello el conflicto de Irak tiene la ventaja de colocar a EE.UU., en una posición más cercana al control de las fuentes de petróleo, el necesario para sus requerimientos a gran escala, el que no se pudo sacar de Alaska por razones ecológicas, está en Irak, aunque le quemen los pozos por la ocupación. La guerra de Irak es contra China, para buscar acorralarla y dificultarle el futuro.
La situación económica de EE.UU. presenta un déficit fiscal de más de 400 mil millones de dólares, luego de haber tenido un superávit de más de 200 millones de dólares a finales de la época Clinton. Algunos asocian este déficit a la reducción de ciertos impuestos, otros lo relacionan con el déficit comercial con China, de la misma manera como fue relacionado con el de Japón en décadas pasadas. También EE.UU. presenta importantes preocupaciones en relación con su futuro energético, por lo que tener acceso directo a los productores, no le resulta inconveniente, y Arabia Saudita, Irak, e Irán, son regiones de gran producción y reservas. No hablemos de Venezuela, proveedor de EE.UU.
La guerra del petróleo. Los precios del petróleo alcanzaron máximos históricos en 1974, con el embargo árabe y la guerra de Yom Kippur y en 1981 con el inicio de la guerra Irán-Irak. El valor del barril en 1974 llegó a unos 10 dólares, mientras que en 1981 llegó a 26,5 dólares (ver Energy Economics Newsletter www.wtrg.com). Al aplicar correcciones inflacionarias se consigue que en dólares de 2004 esos precios equivalen a 35 dólares y 54,5 dólares respectivamente.
Las guerras del Medio Oriente han determinado los precios del crudo, pero... ¿quién ha determinado las guerras del Medio Oriente? Es tan directo el mecanismo de incremento, que resulta inocente pensar que los astronómicos precios del petróleo en los momentos de conflicto, y las inmensas masas de dinero que desplazan de unas manos a otras, no están motivados por intereses particulares.
El mecanismo es repetido. Las causas de esas guerras están allí, han estado históricamente, y se renuevan en las actualizaciones de los conflictos. Pareciera que buenas son diversas excusas, tales como las armas de destrucción masiva en Irak, o el enfrentamiento ideológico contra los ayatolá por intermedio del para entonces amigo de occidente Saddam Hussein. Y en ese contexto se busca construir equilibrio y paz internacional, sin abordar tal vez los problemas de fondo.
La pelea es peleando. En ese escenario Japón se mueve, construye sus alianzas. Su primer ministro hace visitas e insiste en que todos los países de Europa deben dejarse de diferencias con EE.UU., y emprender la imposible paz iraquí, para que no se queme el petróleo, aunque la subversión no para y Vietnam se mantiene presente desde su recuerdo. Mientras tanto Japón hace préstamos muy ventajosos y desarrolla una sólida relación económica con Irán.
En 2001 les prestó 3 mil dólares millones para garantizar el suministro petrolero, y en febrero de este año aprobó invertir 2 mil 500 millones de dólares para el desarrollo petrolero de Azadegán, frente a las airadas protestas de Estados Unidos.
¿Y el petróleo de Venezuela? En esa perspectiva la Venezuela soberana tiene mucho que hacer. Muchos desarrollos tecnológicos chinos convienen a Venezuela por sus características de sencillo mantenimiento, pero se debe poner atención a la protección ambiental. China es una opción para el intercambio comercial, específicamente petrolero.

<Y no por ello estamos diciendo que Venezuela debe abandonar sus intercambios con los EE.UU., ni siquiera debe disminuirlos, al contrario, puede consolidarlos, pero al mismo tiempo, la herramienta comercial nacional debe diversificarse. Se puede negociar participación china en espacios de producción necesarios: agrícola, metalmecánico, tecnológico. Así como Venezuela ha mantenido parte de su flota de aviones de combate de origen norteamericano, francés, israelita, y ahora ruso y posiblemente brasileño, a fin de no colocar todos los huevos en la misma canasta, Venezuela puede abrir sus horizontes petroleros, para resguardar su futuro.

* Carlos Genatios y Marianela Lafuente. Ingenieros y Licenciados en Filosofía, Profesores Titulares de la UCV, con Doctorado en INSA, Francia.