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Latinoamérica

Escuela antiterrorista del coca

La cara oculta de EE UU en Ecuador

En los sesenta la meca de la contrainsurgencia latinoamericana se llamaba Panamá. Hoy tiene varios nombres, demostrando con ello que la expansión de la presencia militar estadounidense en el continente es un hecho consumado. Uno de esos nuevos nombres es Coca, y está en Ecuador.

Kintto Lucas - Desde Quito
Brecha

El lunes 9 de agosto por la tarde, tres horas antes de partir el avión de Lan Chile rumbo a Santiago, se acercaron al mostrador de esa empresa aérea en el aeropuerto Mariscal Sucre dos hombres con acento chileno para indagar si había lugar en el avión porque necesitaban regresar de inmediato a la capital chilena.
Al no encontrar una respuesta afirmativa, los hombres insistieron en que ellos debían tener un trato distinto al de los pasajeros comunes, porque cumplían una misión especial en Ecuador y tenían pasaporte diplomático. Enseguida abrieron sus documentos y mostraron una hoja en inglés en la que se daba cuenta de que eran efectivamente "diplomáticos". Sin embargo, aclararon que no pertenecían al Ministerio de Relaciones Exteriores, sino a la fuerza aérea chilena.
Más tarde explicaron que se encontraban en Ecuador haciendo cursos de antiterrorismo. ¿Antiterrorismo? "Sí, aquí está la mejor escuela de antiterrorismo de América Latina, por eso vienen soldados de todos lados", dijo uno de ellos.
"Todos los cursos son dados por militares estadounidenses, los ecuatorianos no tienen nada que ver en esto. Los estadounidenses saben bien de lucha antiterrorista porque sufrieron el terrorismo en carne propia, y son los que pueden dar una buena instrucción en la materia", dijo el otro. Ante la duda sobre la posibilidad de un ataque terrorista en Chile, señalaron que "Chile tiene muchas posibilidades de un ataque porque en su territorio está la mayor colonia palestina de América Latina", dando a entender que para su gobierno y las fuerzas armadas chilenas, una colonia palestina que lleva años realizando actividades civiles, podía ser sinónino de terrorismo, adaptándose así a los nuevos códigos generados desde Estados Unidos luego de los atentados del 11 de setiembre de 2000.
ESCUELA ANTISUBVERSIVA
Los militares chilenos confirmaban lo dicho por la propia embajadora de Estados Unidos en Ecuador, Kristey Kenney, quien el 29 de marzo de este año, durante una visita a la Escuela de Selva y Contrainsurgencia del Coca, calificó a ese centro de instrucción militar como uno de los mejores del hemisferio.
Según un oficial del ejército ecuatoriano consultado por Tintají, desde 2002 la Escuela del Coca se ha venido "adaptando a las nuevas exigencias de Estados Unidos".
"Por un lado ya no se habla de contrainsurgencia sino de antiterrorismo, y por otro se ha puesto un mayor énfasis en la formación técnica de quienes reciben este tipo de instrucción, que son en su mayoría latinoamericanos", aseguró la fuente que prefirió mantener su nombre en reserva.
Explicó además que si bien los efectivos nacionales y extranjeros hablan de "escuela de antiterrorismo", se ha preferido mantener el nombre anterior porque el cambio podría levantar rechazo en la opinión pública y en el propio Congreso Nacional, que podría intentar fiscalizar sus actividades.
También aseguró que durante el último año la actividad de la escuela ha sido más intensa con el aumento en la participación de "alumnos" de otros países, y la "presencia permanente de los gringos".
Para el militar, el cambio en la actividad de la escuela es parte de la adaptación de las fuerzas armadas ecuatorianas "a la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo, y a la nueva fase del Plan Colombia".
Por su parte, un ex soldado denunció que en la escuela funciona una especie de compañía de seguridad que se encarga de brindar protección a las empresas petroleras extranjeras que explotan crudo en la región. "Esta especie de compañía de seguridad para petroleras es dirigida por militares estadounidenses, pero los que trabajan como guardias en las empresas son soldados ecuatorianos", aseguró el ex soldado.
Si bien era pública la intervención directa del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos en la Escuela de Selva y Contrainsurgencia del Coca, ahora es evidente que se ha transformado en una pieza muy importante de la nueva estrategia militar y geopolítica estadounidense para la región andina y amazónica.
Ya en 1999, desde la base naval de Iquitos, en Perú, y de la Escuela de Selva de Coca, en Ecuador, se movilizaban efectivos dotados de una avanzada tecnología en inteligencia de guerra, para neutralizar incursiones de la guerrilla y de narcotraficantes colombianos. Las dos bases eran y son financiadas por el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
La caída, en julio de 1999, de un avión militar estadounidense RC-7B en la frontera de Colombia y Ecuador demostraría claramente la intervención encubierta de Estados Unidos en Colombia desde Ecuador.
El accidente del RC-7B puso en evidencia la capacidad operativa de Estados Unidos en la zona, pues en pocas horas fueron movilizados desde la Amazonia ecuatoriana 24 aviones para ayudar en la búsqueda del aparato, que se estrelló contra un cerro, señaló el diario The Miami Herald.
LA GUERRILLA COMO EXCUSA
Las fuerzas especiales operativas estadounidenses asisten a las fuerzas armadas de Ecuador y Perú en operaciones combinadas y en planificación y con equipos de entrenamiento, explicó en abril de 1999 el Departamento de Defensa al Congreso de Estados Unidos. Según esa información, el propósito era interceptar comunicaciones de los narcotraficantes y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
La mayoría de los efectivos estadounidenses en Ecuador y Perú son pilotos calificados para operar estaciones de radar e interpretar imágenes de cámaras multiespectro del tipo de las que producía el avión RC-7B, que pueden identificar objetivos en la selva.
Tropas ecuatorianas y estadounidenses realizaron 20 días antes del accidente del RC-7B la Operación Sucumbíos, para eliminar dos supuestos campamentos de entrenamiento de las FARC en territorio de Ecuador. Al mando de los efectivos estadounidenses estuvo el mayor Bernard Sparrow, comandante de la Compañía C del Tercer Batallón del Séptimo Grupo de Fuerzas Especiales, estacionado hasta ese momento en Panamá. Ese batallón fue destacado por sus servicios en Colombia, según una publicación de mayo de 1999 del Comando Sur.
La actividad estadounidense desde la base de Manta y el hundimiento ilegal de navíos ecuatorianos es bastante conocido, la Escuela del Coca se mantiene como la cara oculta de Estados Unidos en Ecuador.