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Latinoamérica

La cara más negra de las petroleras

Investigan los efectos de la extracción de petróleo en una reserva natural de Ecuador


El Mundo
(Diario de Valladolid)

Un vallisoletano ha sido testigo de cargo de la cara más negra del petróleo. Ha podido verificar en Ecuador los efectos de la explotación de crudo en un entorno natural protegido y en la vida de las comunidades que lo habitan. Leandro Velasco, miembro de la Plataforma de Comercio Justo de Valladolid, acaba de regresar del país latinoamericano, donde ha formado parte de la ‘Misión de verificación de los impactos petroleros en Yasuni’ junto a otras 16 personas de siete nacionalidades.
El Parque Nacional Yasuni fue creado en 1979 y declarado por la UNESCO reserva nacional de la biosfera 10 años después. Una tercera parte es territorio ancestral de los huaorani. Encana, Occidental y Repsol-YPF son las multinacionales que extraen petróleo de los diferentes bloques en que está dividido. Leandro y sus compañeros entraron el pasado 1 de agosto en el parque tras obtener los permisos de la comunidad huaorani y de las autoridades de Ecuador. Sus objetivos eran visitar las explotaciones y recoger testimonios de los indígenas.
Pese a la "compra de voluntades" de las compañias y al poco tiempo de que dispusieron antes de ser obligados a salir, tuvieron ocasión de hablar con varios afectados por los derrames de crudo y la contaminación del agua y la atmósfera que provocan las incineraciones de las petroleras. Dawo, un huaorani arrepentido de haber abandonado la selva atraído por el dinero de las petroleras, ejemplifica para Leandro el "genocidio cultural" de ese pueblo indígena, "mendigo" de las multinacionales del oro negro "en su propio territorio", y que camina hacia su extinción.
Los datos no pueden ser más elocuentes: un millón de hectáreas de bosque deforestado en uno de los 10 lugares que posee mayor diversidad biológica del planeta, 100.000 millones de litros de aguas residuales vertidas a los ríos con componentes de alta toxicidad, más de 235 millones de metros cúbicos de gas quemados al aire libre. La contaminación s extiende a los lugares donde beben los animales y se lavan los indígenas.
Una mujer perdió a su hijo recién nacido tras consumir agua infestada durante el embarazo, hecho que ha denunciado sin resultado. Su casa está al lado del oleoducto, por donde fluye a alta temperatura el petróleo, lo que provoca emisiones nocivas de vapor.
"Hemos constatado un aumento de enfermedades como la malaria, la hepatitis, la sífilis y la gonorrea, junto a trastornos dermatológicos, gastrointestinales y respiratorios", antes desconocidos para los huaoranis. Sin mencionar los cambios en su modo de vida como consecuencia de las multinacionales, la caza y la pesca han desaparecido y con las petroleras llegan los prostíbulos.
Para Leandro, las enormes trabas de Repsol a la presencia de observadores internacionales están llenas de significado: "¿Qué tienen que ocultar? Nos dijeron que podían ordenar a las fuerzas armadas que nos desalojaran". Y así fue. Los miembros de la misión tuvieron que abandonar Yasuni escoltados por el ejército, al no tener permiso de la empresa que les impidió transitar por Vía Maxus, una calzada de 180 km que cruza el parque. "Su carretera", señala Velasco, "nos lo dejaron muy claro, y que los huaorani dependían de ellos". Repsol, además de poseer el único transporte que la recorre, se ocupa de la educación de las comunidades indígenas. "Debe sufragar los gastos de la escuela y los maestros, pero no cumple, ha convertido en su casa un territorio de un país soberano", denuncia. "Ha sido una segunda conquista".
Tras su salida de Yasuni, la misión elaboró un informe que presentó al subsecretario de medioambiente de Ecuador. "Los dijo que al Estado le interesaba la explotación petrolera y que seguirían dando concesiones". Más del 80% de los beneficios van a parar a las compañias, y el resto lo emplea el gobierno para pagar la deuda externa. No repercuten en el bienestar de los ecuatorianos, que ha visto como la pobreza del país se ha duplicado desde que comenzase la extracción de los yacimientos.
Una nueva transnacional, Petrobras, empresa estatal de petróleos del Brasil, pretende operar en breve en el corazón del parque, en una de las áreas más protegidas. "Abrirán más carreteras, instalarán campamentos, helipuertos y pozos, que destruirán decenas de hectáreas de los bosques". Un grupo de organizaciones sociales interpuso el pasado 25 de Agosto un recurso de amparo en el Tribunal de lo Contencioso-Administrativo frente a la concesión de la licencia ambiental a favor de Petrobras, que parece inevitable.
La construcción de un complejo turístico amenaza el norte del país
La explotación va mucho más allá de Yasuni. Leandro Velasco se ha implicado también en dar a conocer la realidad del proyecto turístico "Paraíso Ecuatorial Costa del Pacífico", que las autoridades pretenden poner en marcha en Esmeraldas, en la costa caribe del norte del país. 52.000 hectáreas de la zona, que ya ha sufrido la destrucción del manglar por las empresas camaroneras, se han declarado zona franca para construir un macrocomplejo turístico.
"Lo han hecho de espaldas a los pobladores del área, obligados a desplazarse y a abandonar sus medios de vida tradicionales, como la pesca. No tendrían ninguna alternativa de obtener trabajo en esos hoteles, porque no hablan inglés", El proyecto cuenta con fondos de Cooperación Internacional española. Sus promotores lo consideran de interés para el desarrollo de la zona, como ocurre con el crudo.
Por eso, Leandro aboga por impulsar estudios independientes frente a los que existen a cargo de dos estaciones científicas de Universidades a las que financian las multinacionales. "Las condiciones para la explotación en Tasuni son el empleo de tecnología punta y que se garanticen las buenas relaciones con la comunidad, pero hemos visto que nada de esto se cumple". Además, "el petróleo del parque tiene un alto componente de agua y se calcula que en 20 años dejaría de interesar", apunta".