|  
        
        Latinoamérica 
     | 
  
Traducción exclusiva de Rebelion.org
El informe de Carter deja en evidencia a oposición y medios
(Informe íntegro sobre el referéndum de Venezuela)
Jimmy Carter 
Rebelión 
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Después de dejar Georgetown, llegué a Caracas por la tarde del 13 de agosto y 
fui informado por el embajador Shapiro, Jennifer McCoy, Francisco Diez, Rachel 
Fowler y otros miembros del Centro Carter. Les di una evaluación de mi visita a 
Guayana y me informaron de altas tensiones en Venezuela ante la proximidad del 
referéndum revocatorio programado para el 15 de agosto. A la mañana siguiente me 
reuní con Gaviria, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, 
y con los ex presidentes Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde, ambos de Argentina, 
Belisario Betancur de Colombia, y Rodrigo Carazo de Costa Rica, y con el 
personal de nuestro Centro Carter para discutir nuestro enfoque común de 
nuestros deberes de control. 
Con la exclusión de los presidentes, nuestro grupo se reunió a continuación con 
el presidente Chávez durante cerca de dos horas. Parecía bastante confiado, pero 
prometió que renunciaría de inmediato si perdía la votación del referéndum y 
dijo que en ese caso descansaría durante una semana y luego reiniciaría la 
campaña para la reelección. Hacia el fin de nuestra reunión, le rogué que fuera 
generoso en la victoria, que hiciera todo esfuerzo posible por reunir al país 
dividido, y que nos permitiera que ayudásemos a establecer un foro para el 
diálogo entre el gobierno y los grupos de oposición. No respondió directamente 
pero se mantuvo muy tranquilo mientras yo hablaba y luego dijo que siempre había 
deseado que el país estuviese unido. Subsiguientemente, dijo que necesitaba 
pasar más tiempo conmigo y preguntó si podíamos almorzar juntos el lunes. 
Después visitamos el Consejo Nacional Electoral (CNE) donde respondieron a 
muchas de nuestras preguntas, incluyendo algunas sobre cambios de personal a 
última hora en los centros y trabajadores electorales, y nuestro acceso a todos 
los aspectos de los procedimientos de votación. En general, quedamos 
satisfechos. Luego nos reunimos con dirigentes militares, cuyas fuerzas siempre 
han jugado un papel importante en las elecciones. El ministro de defensa estuvo 
finalmente de acuerdo con ajustarse a todas las directivas del CNE y a cancelar 
el plan militar de examinar todas las tarjetas de identidad de los votantes, lo 
que podría haber sido considerado como intimidación. 
Nuestra siguiente reunión fue con dirigentes de la oposición, donde escuchamos 
una letanía de predicciones catastróficas sobre engaños, intimidación y 
violencia real planeada por el gobierno para el día de la elección. Informamos 
sobre las seguridades que nos habían dado el CNE y los militares, que respondían 
a la mayoría de sus preocupaciones. 
Gaviria y yo tuvimos entonces una conferencia de prensa desbordante, en la que 
pudimos responder a numerosas preguntas que se habían presentado sobre nuestra 
libertad como observadores y sobre rumores de planes del CNE y de los militares. 
Nuestra última reunión del día fue con los medios noticiosos de propiedad 
estatal y privada. Este último grupo predijo que habría violentos ataques contra 
su propiedad y dijeron que las fuerzas militares del gobierno no los 
protegerían. Prometí que compartiría su preocupación con el ministro de defensa, 
y éste cumplió con mi pedido de reforzar la seguridad. 
Salimos temprano la mañana de la elección y nos sorprendió la increíblemente 
gran participación, con miles de personas que esperaban en fila antes de que las 
votaciones comenzaran. Venezuela tiene un sistema de votación electrónico (con 
el respaldo de boletas electrónicas de papel) y las impresiones digitales de los 
votantes son registradas electrónicamente, transmitidas por satélite, y 
comparadas casi instantáneamente para impedir el voto múltiple. Un voto "No" 
apoyaba a Chávez y un "Sí" pedía su salida. El comienzo fue relativamente lento, 
pero un 99,5 por ciento de las máquinas de votar estaban en línea a las 10.30 de 
la mañana. Algunos de los operadores de huellas digitales no se presentaron al 
trabajo, pero no se permitió que eso interfiriera con la votación. Las inmensas 
multitudes que esperaban estaban de buen humor, y saludaban ruidosamente cada 
vez que nos presentábamos. 
Durante el día, los líderes de la oposición nos presentaron a nosotros y a sus 
partidarios lo que resultó ser datos erróneos de boca de urna que mostraban que 
Chávez perdía la votación por 20 puntos o más, y también enviaron esta 
información a su propia gente y a los medios de noticias extranjeros. Sin 
embargo, los medios noticiosos cumplieron con la decisión del CNE contra la 
emisión de cualquier clase de presuntos resultados de la votación en el 
interior. Mientras tanto, las largas filas de votantes permanecieron intactas 
hasta después de la hora de clausura a las 4 de la tarde; más allá de otra hora 
de clausura a las 8 de la noche, y hasta medianoche, cuando finalmente terminó. 
Unos pocos votaron hasta a las 3 de la mañana. 
Aproximadamente a las 12.30 de la noche, nosotros y dirigentes de la OEA fuimos 
invitados a presenciar la información sobre la primera tabulación electrónica, 
que mostró los votos por el "No" con un 57 por ciento y los por el "Sí" con un 
43 por ciento, entre los 6,6 millones de votos contados hasta esa hora (de 10,5 
millones que se esperaba que votarían). Gaviria y yo decidimos invitar a los 
dueños de los medios privados y a otros dirigentes de la oposición a mi suite en 
el hotel para informarles al respecto y para decirles que era compatible con 
nuestros propios resultados rápidos del recuento. Algunos de ellos dijeron que 
aceptarían nuestra opinión mientras que otros estaban furiosos, resentidos, y 
afirmaron que toda la votación era fraudulenta. Los instamos a que controlaran 
sus propias muestras de los resultados de la votación e indicamos que 
obtendríamos resultados actualizados durante la mañana siguiente antes de hacer 
una declaración pública sobre nuestra opinión. Estábamos en Venezuela para ser 
neutrales, para observar el sistema electoral, y para hacer una cuidadosa y sana 
evaluación final sobre si se expresaba la voluntad del pueblo. Chávez me llamó, 
y yo lo exhorté a que esperara con toda reivindicación de la victoria hasta 
después de un anuncio del CNE y a que fuera generoso y positivo en su 
declaración de victoria. Prometió que lo haría. 
Finalmente, después de tres horas, ofrecimos a los líderes de la oposición, que 
seguían iracundos, nuestros servicios para resolver cualesquiera de sus dudas 
restantes antes de tener que partir (después de dos días más). Luego de haber 
insistido durante el día de la elección en una derrota de 20 puntos para Chávez, 
su encuestador (Súmate) admitió antes de partir que sus datos mostraban ahora 
una derrota de sólo cinco puntos y que todavía seguían recibiendo datos de 
recuentos rápidos. Temprano, la mañana siguiente, informaron que esos resultados 
se habían invertido, con un 55 por ciento a favor de Chávez, pero los dirigentes 
de la oposición seguían afirmando que había un masivo fraude y que su lado había 
obtenido la victoria. Los resultados finales de la votación, incluyendo los 
centros con votos manuales, mostraron 59-41 a favor de Chávez, con su victoria 
en 22 de los 24 estados. 
Gaviria y yo tuvimos otra conferencia de prensa temprano en la tarde del lunes 
para confirmar la legitimidad de los resultados del CNE. Llamé al Secretario de 
Estado Colin Powell para informarle de nuestra corroboración de los resultados, 
y prometió que publicaría una declaración desde Washington refrendando nuestros 
resultados. 
El lunes, cenamos con Chávez y lo vimos ansioso de iniciar diálogos 
fundamentales con dirigentes responsables de la oposición que estén dispuestos a 
reciprocar. Lo instamos a que mostrara generosidad hacia Súmate y algunos otros 
que están siendo acusados de crímenes que datan del golpe en su contra, que 
asegure una participación equilibrada en el CNE ya que hay elecciones locales y 
estatales planificadas para fines de septiembre, y que permita que Bill Ury 
vuelva a Venezuela para orquestar esfuerzos a fin de reducir la tensión en el 
país. Se mostró receptivo a estas sugerencias y apoyó una auditoría adicional de 
las papeletas electrónicas de papel de respaldo de las máquinas que calmen a 
todos los escépticos que puedan quedar. 
Aunque el país estaba tranquilo, algunos dirigentes de la oposición seguían 
angustiados, como lo indicaron los titulares de los matutinos del martes. 
"Catástrofe", "El fraude permanente" y "serias dudas". Después de reunirnos con 
Súmate y otros representantes de la oposición que afirmaban que había 
diferencias entre las papeletas de respaldo y los resultados transmitidos por 
vía electrónica, acordamos que habría un segundo proceso de auditoría para un 
doble control de la correlación. Les aclaramos a ellos y al público que esto no 
implicaba ninguna duda por parte del Centro Carter o de la OEA respecto a la 
integridad del proceso electoral o a la exactitud de los resultados entregados.
Después de tomar estas medidas, nos reunimos con obispos católicos y luego 
tuvimos una cena final con un grupo de unos 20 empresarios. 
Jennifer McCoy y Rachel Fowler permanecieron en Caracas para supervisar la 
segunda auditoría de las máquinas que haremos con la OEA y el CNE.