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Latinoamérica

Prescripción, otra derrota de Fox

Julio Pomar

A Fox y a la derecha se les apareció otra vez la derrota, en su pretensión de consignar penalmente al ex presidente Luis Echeverría. En un yerro más de los incuantificables que lleva cometidos, de nueva cuenta no se les hizo ni a Fox ni a los panistas ni a los foxistas en este asunto. La resolución fue ayer, sábado 24, del juez segundo de distrito en materia penal, César Flores, quien negó la orden de aprehensión contra el ex mandatario bajo el argumento de que los delitos por los que se pedía su detención ya prescribieron. Esto viene a poner en claro dos cosas:
(1) Que el juez segundo de distrito en materia penal actuó con independencia plena y no hizo caso a las intensas presiones públicas del foxismo derechista encaramado por hoy en el poder, quien quería con toda su pasión que Echeverría fuese huésped de la cárcel, con vistas a las elecciones del 2006 y en prosecución de su intento de dirimir todas las querellas políticas, y ahora hasta las históricas, en la vía judicial (ya no se saben más que ese método, propio de verdugos y persecutores de quinta categoría, nunca de políticos genuinos), con lo cual están emponzoñando la lucha democrática; y (2) que el fiscal especial Ignacio Carrillo Prieto no supo en lo que se metía al aceptar el encargo de persecutor directo de hechos que ya son propiedad de la historia --buena, mala o pésima, pero que son de la historia-- y que las pasiones desbordadas en el 68 y en el 71 ya no tienen por qué repetirse a 36 y a 25 años, respectivamente, de aquellos lamentabilísimos sucesos de represión, no de genocidio. Asumir éste se llama rencor patológico, sobre todo en un personaje que se supone buscador de la justicia.
Marcelino Perelló, indiscutido líder estudiantil del movimiento del 68, hace ya tiempo desmarcado de los otros líderes entonces jóvenes, definió el actual proceso de presunto enjuiciamiento de Echeverría de manera muy clara, palabras más palabras menos, por televisión: Es una maniobra de Fox en la que a éste no le importa un cacahuate el 68; Fox no está mirando al 68, sino al 2006. O sea, Fox está jugando con la sangre del 68 con fines prosaicamente electorales y eso es tan innoble como perpetrar represiones, bajo la supuesta cobertura de lucha por la justicia y la reparación histórica de las injusticias.
De eso debían percatarse los ex líderes del 68; esto es, que son utilizados (y no ellos a Fox) para una causa de las derechas, la aparentemente centrista de Fox y el PAN y la extrema del Yunque, el ex MURO, ahora el ProVida (o ProLana) y demás especies faunescas del protofascismo vernáculo. La pretensión de las derechas es llevar al banquillo de los acusados al priísmo de todo tipo, y de refilón al PRD. Están intentando una campaña mediática anticipada para reverdecer en el 2006 los supuestos lauros del 2000, a cambio de que en tres años y medio de gobierno no han podido hacer absolutamente nada, dada su evidente incapacidad, por resolver los graves problemas del país. Fox y los suyos están utilizando el poder público como oficina persecutora y no como instrumento para gobernar, porque no nos vengan con el cretinismo de que utilizar las vías judiciales resuelve los problemas entre fuerzas políticas y eso es gobernar. Las izquierdas del "voto útil" más bien hacen el papel de los "tontos útiles" de esta derecha, que no ha aprendido nada ni ha olvidado nada.
El genocidio como pretexto del proceso incoado por Carrillo Prieto es absolutamente absurdo. Si este se tipifica como "crimen de Estado realizado con fines de eliminación masiva de grupos sociales determinados por motivos raciales, políticos o religiosos", en el 68 y en el 71 no sólo no se dio este fenómeno, sino que se trató de una represión, brutal y sangrienta, sí, que denunciaba las incapacidades del poder de entonces para hacer vida democrática, pero que no se trató de un genocidio. Mas el fiscal especial y la izquierda del "voto útil" se fueron con la finta engañosa y engañadora del genocidio, que además de inexistente, ya para hoy está prescrito, según con evidente objetividad e independencia dictaminó el juez segundo de distrito en materia penal, César Flores.
Otra derrota de Fox y las derechas que lo acompañan.