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Latinoamérica

COORDINACION ECUMENICA DE LA IGLESIA DE LOS POBRES
EN EL SALVADOR ( C E I P E S )

Carta abierta al pueblo de dios y a sus pastores
ante la toma de posesión de Antonio Saca

Nosotros, la Coordinación Ecuménica de la Iglesia de los Pobres en El Salvador (CEIPES), que agrupa a varios grupos cristianos e instituciones de servicio a las comunidades pobres, y empeñados en la instauración del Reino de Dios, a través del presente mensaje, manifestamos la necesidad de hacer un alto ante la coyuntura histórica nacional y analizar con seriedad el momento que vive nuestro país.

1. Ante el inicio de un nuevo gobierno
En pocos días, nuestro país estrenará Presidente en el Organo Ejecutivo, sin novedades esperanzadoras. Se suman ya cuatro períodos de gobiernos del partido derechista Arena. El Salvador seguirá siendo gobernado por los grandes empresarios, por quienes poseen la Banca financiera y la industria, y nunca se dan por satisfechos en la generación de utilidades, apoyados sumisamente por un grupo político que se desvive por mantener en el poder un sistema económico injusto, inmoral e inhumano, calificado por Juan Pablo II como "salvaje".
Para consolidar el poder que ostentan desde hace 15 años, no les ha bastado con implementar los fríos principios neoliberales, ni con establecer alianzas entre ellos para obligar a los pequeños y microempresarios a cerrar resignadamente sus negocios, establecidos con grandes esfuerzos y sacrificios en búsqueda de la autosostenibilidad y superación de la pobreza. En su afán por perpetuarse en el gobierno, empresarios y políticos de derecha no han escatimado esfuerzos ni dinero, y más bien han recurrido a estrategias electorales carentes de ética y de objetividad, con el único propósito de conservar, al precio que sea, la Presidencia del país, pues sólo así pueden asegurar la consolidación de políticas y medidas que den legalidad y protejan sus intereses lucrativos, dejando desprotegida a la mayoría, pobre y sin alternativas dignas de desarrollo.
2. Agudización de la pobreza y de la injusticia
La historia de los salvadoreños en los últimos 15 años está marcada por la agudización de la pobreza, contrariando, a partir de la realidad cotidiana, los informes -expresados sobre todo fuera del país- por parte del Ejecutivo. Nunca, como en los últimos años, los extremos de la pobreza en El Salvador habían captado la atención de organismos internacionales. El año pasado, el PNUD dio a conocer que en nuestro país, el 20% de los hogares más ricos percibió el 58.3% del ingreso nacional, mientras que el 20% más pobre sólo recibió el 2.4%. Señaló también que de cada 100 salvadoreños, 43 permanecen en la pobreza. En el área rural las estadísticas son aún más escandalosas, pues el 55% sufre la pobreza y el 29% es agobiado por la pobreza absoluta, sobreviviendo con menos de un dólar cada día. La canasta básica ha aumentado hasta 40%. El salario mínimo se mantiene en los $144 mensuales, sin que alcance a cubrir las necesidades elementales de las familias salvadoreñas. La economía del país ha llegado a depender del empleo en maquilas, de las remesas desde el extranjero y del comercio informal.
En resumen, durante los tres gobiernos sucesivos de Arena, se han visto frustradas las expectativas y esperanzas del pueblo, especialmente de los más pobres: hemos sufrido leyes que sólo favorecen al monopolio y a la oligarquía; hemos sido expectadores impotentes de la privatización de instituciones y servicios, cada vez menos accesibles a nuestro bolsillo; hemos sido forzados a adoptar una moneda extranjera, que ha generado un coste altísimo e insoportable de la canasta básica; hemos visto a nuestros gobernantes presentando en el extranjero un país fantasioso, totalmente alejado de nuestra realidad, presenciando a la vez el alejamiento de la cooperación internacional, sin que nuestras comunidades hallan todavía arribado a una razonable autosostenibilidad económica; hemos visto con dolor y desconcierto cómo cientos de nuestros hermanos y de nuestras hermanas, emigran hacia el norte buscando un nuevo sitio para mantener viva la esperanza; hemos visto caer el azote de la "mano dura" e indiscriminada sobre quienes el mismo sistema neoliberal ha orillado a la marginación social, al desempleo, a la migración, y en última instancia a la delincuencia misma; y al mismo tiempo hemos presenciado indignados la fuga e impunidad de delincuentes de cuello blanco, de funcionarios corruptos, y de "profesionales" inmorales que abofetean la dignidad de las mujeres y son capaces de asesinar aun a sus propios hijos; hemos visto pisoteada la soberanía nacional, para apoyar una guerra absurda e inhumana contra la población iraquí, exponiendo la vida de soldados de humilde rango y llamando socarronamente "héroe" a quien no tuvo más alternativa que morir lejos de los suyos, defendiendo un imperio ajeno y abusivo.
3. Estrategias de la derecha para continuar en el poder
Un hálito de esperanza brilló en los dos últimos eventos electorales (2003 y 2004), cuando el partido Arena, confrontado y cuestionado popularmente en un proceso histórico de toma de conciencia y de planteamiento de posturas críticas, vio debilitada su permanencia en el poder. Pero la astucia de "los hijos del mundo..." los hizo trascender y transgredir los códigos éticos y recurrieron a una serie de artimañas publicitarias para obtener un triunfo legal, pero no legítimo; un triunfo numérico, pero no representativo; un triunfo sorpresivo, pero no bienvenido por los pobres de El Salvador. Para agenciarse el triunfo del pasado 21 de marzo hicieron creer a quienes viven de las remesas que les envían sus familiares, que tales envíos serían restringidos si ganaba el partido contrario; explotaron en su propaganda imágenes visuales desfasadas, haciendo una reminiscencia convencional y tendenciosa de los acontecimientos históricos previos a la firma de los Acuerdos de Paz; tuvieron plegados a su servicio a los medios de comunicación social más fuertes del país; irrespetaron los convenios interpatidarios, según los cuales harían una campaña honesta y respetuosa; infundieron incansablemente el temor y la angustia entre la gente, mediante un bombardeo psicológico continuo para bloquear la legítima aspiración popular al cambio de escenario político; varios empresarios intimidaron a sus empleados pronosticando un futuro negro y desalentador si se generaba el cambio deseado; algunas personalidades extranjeras fueron traídas al país y presentadas en los medios de comunicación, días antes de las elecciones, con el propósito de desalentar a la ciudadanía respecto a la posibilidad de elegir un gobierno diferente; alentaron y permitieron la injerencia de funcionarios extranjeros, que no vacilaron en manifestar públicamente, el apoyo de su país al candidato oficial, con lo cual prácticamente y con la prepotencia característica "exigieron" al pueblo votar por el señor Saca; observadores internacionales advirtieron sobre fraudes ejecutados con el apoyo de extranjeros centroamericanos a los cuales se les proporcionó DUI y transporte para que, atravesando sus fronteras, vinieran a votar por Arena, y hasta hoy no hemos escuchado que se haya investigado tal anomalía.
4. Expectativas de los pobres para los próximos 5 años
Sin afán de constituirnos como "profetas de mal agüero", y basados en la realidad que vemos, vivimos y sufrimos a diario con nuestro pueblo, podemos vislumbrar un quinquenio agónico. Y las imágenes que el nuevo Presidente tiene ya ante sí, son tristemente reveladoras:
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muchos campesinos en todo el país no han podido comenzar a sembrar sus tierras, propias y alquiladas, no sólo por falta de lluvia, sino ante todo por falta de recursos económicos; en consecuencia, su propia subsistencia y la de sus familias, se ve amenazada si la reactivación de la actividad agrícola no se prioriza en el nuevo gobierno;
de no reactivarse adecuadamente el agro, cientos de salvadoreños y salvadoreñas, como muchos otros antes, optarán por emigrar hacia el norte en busca de mejores condiciones de vida; lamentablemente, el norte es cada vez más restrictivo, so pretexto del terrorismo, y varios de nuestros compatriotas, al igual que en el pasado, serán deportados una y dos veces para continuar sobreviviendo en la miseria, o volverán al país dentro de un ataúd;
ante las manifestaciones populares de inconformidad con el sistema, el Ministerio de Gobernación, está impulsando una ley represiva que pretende socavar los únicos espacios abiertos que el pueblo tiene para expresar su voz; como salvadoreños, tenemos dignidad, la cual se expresa en nuestra capacidad de pensar y transformar lo que nos rodea; tenemos dignidad cuando entendemos la libertad como un compromiso para asumir retos que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos y de las ciudadanas;
es un secreto a voces que el nuevo Presidente aprobará en su momento el incremento del IVA hasta un 16 o 17 %, afectando más aún la economía de los pobres;
el señor Saca no seguirá el ejemplo sensato de los gobernantes de España, Honduras y República Dominicana, que ordenaron el retiro de sus tropas de Irak, pues es evidente el sometimiento que sus predecesores han mantenido y avalado a favor de Estados Unidos;
el nuevo gobierno no ha ofrecido alternativas concretas para la reinserción de los jóvenes en riesgo, sino más bien ha prometido un incremento en el accionar policial y jurídico contra ellos, lo cual no sólo evidencia la ineptitud en el manejo de la cuestión social y de las necesidades populares, sino que también nos provoca el deseo de que no se repita en El Salvador el exterminio del que pueden estar siendo objeto los llamados "mareros" en otros lugares;
el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, seguirá su curso a sabiendas de los mismos empresarios de que representa más desventajas que ventajas para el país; los resultados a corto y mediano plazo serán los que comprueben que el rechazo popular no era infundado.
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5. Lectura desde la fe cristiana
Los gobiernos de Arena, consciente o inconscientemente, han contribuido a construir en nuestro país visiones y actitudes contrarias a nuestra fe:
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Sobre la persona humana: han hecho creer que una persona vale por su eficiencia en el mercado, por su capacidad competitiva, por su dominio tecnológico, por su capacidad de consumo; han creado un perfil robotizado y domesticado para responder al orden mundial que construyen las superpotencias. Es urgente recuperar la visión antropológica bíblica: somos imagen y semejanza de Dios, nuestro valor radica en la grandeza de ser comunidad, en la capacidad de asumir compromisos por la defensa de la vida hasta las últimas consecuencias.
Sobre Dios: en una sociedad que se dice cristiana, muy pocos siguen al Dios compasivo y misericordioso; más bien se da la exclusión de los más débiles en la participación de los bienes del país; se impone a la población cargas tributarias asfixiantes; se multiplican las "iglesias" avaladas por el sistema y que predican la engañosa "teología de la prosperidad"; al mismo tiempo, asistimos a la instauración de una "religión" cuyo dios es la tecnología y el consumo, al servicio de la cual está la poderosa máquina de los medios de comunicación social para hacernos pensar como ellos quieren. Para los creyentes, y particularmente para los pobres, Dios es una experiencia de fe, que coloca en el centro de su actuar la dignidad de la persona humana, y hace opción preferencial por los excluidos del sistema. No es casual que la experiencia del Resucitado llevara a los primeros cristianos a vivir su fe compartiendo sus bienes, viviendo en comunidad (Hech 2,42ss).
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6. Llamamos, pues urgentemente:
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Al nuevo Presidente, Antonio Saca: a cambiar la mentalidad de poder, es decir, a aceptar y reconocer que los gobernantes no son los dueños de una hacienda, sino los servidores de un pueblo con mucha dignidad, con sentido profundo de libertad. Demasiada paciencia ha tenido el pueblo para soportar todas las medidas antipopulares impuestas. Pero la paciencia tiene su límite y ya se comprobó históricamente en la década de los 80. Continuar ejerciendo el poder excluyendo a las mayorías, es repetir los errores del pasado.
Al pueblo salvadoreño: vivimos un momento decisivo de nuestra historia y de nuestro destino. Debemos juntarnos como pueblo, con identidad y raíces propias, con una memoria histórica construida desde los pobres y con un proyecto histórico definido por nuestros héroes y mártires. Si nuestra generación no lo hace realidad, las piedras gritarán.
A los obispos, sacerdotes, pastores y líderes de todas las iglesias cristianas: a reflexionar sobre las anteriores consideraciones y otras que la realidad cotidiana pone ante sus ojos, y valorar la definición de una postura que como pastores deben al pueblo de Dios. A colocarse históricamente donde Cristo se colocaría hoy, al lado de los pobres; de lo contrario jugarán el triste papel de complicidad en la muerte de los hijos e hijas de Dios. A acercarse más a las comunidades, a compartir con los pobres, a renovar la opción preferencial por ellos y, como Jesús, a estar dispuestos a dar la vida por las ovejas. A condicionar con gestos proféticos el reconocimiento del nuevo gobierno, en la medida en que satisfaga prioritariamente las expectativas del pueblo y relegue los intereses de los grupos de poder. A infundir esperanza en el pueblo crucificado, aportando desde su responsabilidad de pastores a la instauración del Reino de Dios, con espíritu humilde y de servicio a los preferidos de Jesús de Nazareth, los pobres.
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San Salvador, 24 de 2004 - Año Jubilar Monseñor Romero
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