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Latinoamérica

12 de abril de 2004

Chile: más antecedentes sobre detenidos desaparecidos en Colonia Dignidad
Recuerdos del infierno

Pascale Bonnefoy M.
La Nación

Antes de viajar a Alemania, José Efraín Morales, secuestrado 36 años en Colonia Dignidad, entregó antecedentes sobre el ocultamiento los autos de los detenidos desaparecidos y la muerte de Boris Weisfeiler.

Por años Paul Schäfer se movilizó en distintos autos con patentes falsas o modificadas con huincha aisladora, pero el vehículo favorito era un Chevrolet café y beige de doble cabina, afirma José Efraín Morales Norambuena, quien huyó de la ex Colonia Dignidad, tras permanecer allí 36 años contra su voluntad y donde fue rebautizado como José Efraín Vedder Veuhoff.

En 1988, recuerda Morales, ese Chevrolet fue enterrado en un valle interior de Villa Baviera junto a otros doce autos desarmados que pertenecieron a detenidos-desaparecidos. Como a sus dueños, los vehículos también debían desaparecer.

Sólo un puñado de colonos sabe dónde ocultaron los restos del centenar de prisioneros políticos cuyo rastro se pierde al interior del enclave alemán, cuando tras el golpe militar de 1973, la DINA utilizó el recinto como centro de detención y tortura, con la complicidad de los colonos.

Del entierro de autos se enteraron muchos más. No era todos los días que se desmantelaban vehículos perfectamente operativos –algunos incluso recién pintados- para cargarlos a un camión y darle "sepultura" en algún lugar de las 17 mil hectáreas que posee Dignidad, a 40 kilómetros de Parral.

Los colonos no saben cuando llegaron los vehículos a Colonia –con o sin sus dueños-, pero sí supieron que la quincena de vehículos guardados en un galpón a disposición de los jefes del enclave había pertenecido a los detenidos-desaparecidos.

Años antes de su insólito entierro, los vehículos –incluyendo el Chevrolet favorito, un jeep verde y una citroneta- habían sido pintados, refaccionados sus motores y cambiadas su patentes para pasar los controles. Estaban plenamente funcionales cuando Schäfer ordenó deshacerse de ellos. Por largos años nadie los había molestado, pero en 1988, sin sus aliados en el poder la situación iba a cambiar Ese año el ministro Guillermo Navas había sido designado por la Corte Suprema para investigar los vínculos de Colonia Dignidad con las violaciones de los DD.HH, por petición expresa del gobierno de Alemania, que había retenido un crédito a Chile a condición de ello. A pesar de la actitud amistosa del ministro Navas hacia los colonos, la jerarquía de Villa Baviera temió que detectaran los vehículos en un eventual allanamiento.

Por precaución, Schäfer mandó a Willi Malessa, uno de sus hombres máxima confianza, que ocultara la torpe evidencia. Malessa, epecialista en manejo de armas y experto karateca, junto a Ulrich Schmidtke Miottel, desmantelaron y cargaron los vehículos en un camión. Por dos semanas, Malessa sepultó los restos con ayuda de una retroexcavadora Caterpillar 235 en un valle cercano, bajó la atenta protección del jefe de seguridad del enclave, Erwin Fage, otro incondicional de Schäfer.

José Morales recuerda que a fines de 1988, Malessa y Fege –instructores de tiro de los colonos más leales, en el largo subterráneo de la bodega de papas- también fueron los encargados de hacer desaparecer los restos de los prisioneros.

Schäfer les habría ordenado "remover (versetzen) el paquete (paket)" y ocultarlo en alguno de los valles fuera del cerco, ante posibles excavaciones por orden judicial. Otra vez, Malessa partió solo a un valle interior, llevándose el paket, que según los colonos más antiguos, se refería sin duda, a los restos de los gesuchten, los buscados, los desaparecidos.

"Hoy quizá ya creció un bosque en ese lugar y es imposible saber dónde están los restos. Pero están preocupados, porque el tema no está cerrado. ¿Cuándo despertarán y ayudarán a tantos chilenos diciendo lo que saben? Malessa y Fege algún día van a llegar al cielo y tendrán que dar cuentas a su Dios. Pero hoy tienen casas en el sur y viven como reyes," afirmó Morales.

LOS REYES DEL SUR

Tanto Malessa como Fege viven hoy fuera de Villa Baviera, sin embargo, hay fuertes sospechas, que sólo cumplen nuevas ordenes de Schäfer.

A mediados de 2002, Willi Malessa, recibió 90 millones de la ex Colonia para instalarse en una casa-villa con 12 habitaciones y 12 baños en Los Angeles, VIII Región.

Erwin Fege salió en marzo de 1998, luego que el ministro en visita Hernán González ordenara una vigilancia policial de 30 días al interior del enclave. Junto a su esposa Brigitte Malessa, abandonaron el recinto y pidieron protección al gobierno de Alemania. Allá vivieron algunas semanas hasta que Fege se enteró que lo citarían a declarar, viajó a Canadá pero como no lo autorizaron a quedarse regresó a Chile y se radicó en Purranque, cerca de Osorno. Aunque Fege dijo que huía de la Colonia en busca de libertad, al retornar a Chile, estrechó relaciones con los directivos de Dignidad.

En mayo de 2000, Fege, su esposa y cuatro socios alemanes, compraron por $100 millones de pesos el Lote A-2 del Fundo Tres Puentes, en Purranque, donde instalaron la Sociedad Agroindustrial Tierra Nueva, Ltda. Sus antiguos amigos colonos le regalaron ganado, camiones cargados de forraje y diversos productos.

A pesar de haber sido el responsable de la seguridad y los sistemas de vigilancia, control y comunicaciones en todo el predio y sus edificaciones desde 1970 hasta 1998, Fege le asegura a la policía chilena no saber nada de lo que ocurría en el enclave.

Pero según Morales, Erwin Fege también puede aclarar la suerte que corrió el ruso- norteamericano Boris Weisfeiler.

EL "ESPÍA" JUDÍO

Fue Fege quien, en enero de 1985, recibió a Boris Weisfeiler de manos de una patrulla militar. Según un suboficial de Ejército y miembro de la CNI que participó en la detención del matemático, "el prisionero fue entregado al jefe de seguridad de Colonia". Así lo informó a la embajada de Estados Unidos, cuando usando el seudónimo de 'Daniel', tomó contactos en 1987, 1990 y 1997.

La patrulla militar habría estado compuesta por siete hombres de distintas unidades que vigilaban el perímetro noroeste de Colonia. Bajo órdenes perentorias del vice comandante del Ejército, Julio Canessa, debían arrestar a cualquier extraño y entregarlo a los alemanes.

Weisfeiler estaba mochileando cerca del cruce de los ríos Ñuble y Los Sauces, a pocos kilómetros de Villa Baviera, y casi a los pies de Cerro Maravilla, donde se sospecha que eran enviados los prisioneros políticos a campos de trabajo, en complicidad con el Ejército, que controlaba esos terrenos.

Tras arrestar al turista, acusándolo de ser espía judío, la patrulla lo condujo hasta un puesto de guardia en el perímetro sur del enclave, donde el teniente a cargo lo entregó al jefe de seguridad. Gran parte de las pertenencias del detenido fue enviada a la sede de la CNI en Santiago.

Entre enero y mayo de 1985, "Daniel" dijo haber visto a Weisfeiler desde lejos trabajando dentro de la propiedad de Colonia. Otras dos veces entró al enclave germano por el lado oriente, oportunidades en que conversó con un joven guardia, quien le preguntó si él había participado en el arresto del "judío". El guardia le expresó su angustia por lo que otros colonos le habían contado: que Weisfeiler era torturado en Colonia, y vivía como "un perro judío en condiciones de animal".

El guardia era Miguel Becerra Monsalve, quien a los 13 años fue llevado a Colonia por su padre, el agente de la DINA Miguel Angel Becerra Hidalgo, quien creía que el niño recibiría una buena educación de los colonos. Hoy Becerra Monsalve continúa en Colonia, es experto karateca y ha recibido entrenamiento en el uso de armas por parte de Erwin Fege.

"Daniel" dijo que en junio 1987 fue informado por otro ex integrante de la patrulla militar que arrestó a Weisfeiler, que éste aún vivía en la Colonia, pero que hacía poco se había dado la orden de "limpiar" las zonas subterráneas que pensaba se utilizaban para mantener prisioneros.

En octubre de 1997, "Daniel" afirmó que Weisfeiler fue asesinado "por los alemanes, sin presencia de chilenos", pero no especificó en qué fecha. A esas alturas el matemático había sido declarado muerto por inmersión y el caso sobreseído. Aunque el norteamericano no fue incluido como víctima de violaciones a los DD.HH en el Informe Rettig, el caso fue reabierto en el 2000.

Cuando "Daniel" tomó ese último contacto, Colonia atravesaba uno de sus peores momentos. Ya había perdido su personalidad jurídica como "sociedad benefactora", y en 1996 se habían reactivado las investigaciones sobre abuso sexual de menores, abriéndose más de diez procesos en contra de Schäfer. A mediados de 1997, Dignidad acumulaba una treintena de juicios legales por delitos que iban desde fraude, obstrucción de la justicia, evasión tributaria, y encubrimiento, a violaciones sodomíticas y secuestro, involucrando a gran parte de la cúpula.

"No recuerdo fechas, pero los jerarcas se preocuparon del caso Weisfeiler cuando hubo una protesta de organizaciones de DD.HH. con letreros en la entrada de Colonia Dignidad. Yo escuché hablar de él. Se decía que fue asesinado allí, pero las huellas fueron borradas", afirmó el ex colono José Morales a LND, quien abandonó el enclave alemán en diciembre de 2002, y en marzo pasado salió del país.

Morales recuerda que Ricardo Alvear, chileno y vocero de Villa Baviera, recopiló y procesó toda la información de prensa, radio y televisión sobre el caso Weisfeiler. Personalmente comunicaba sus conclusiones a Schäfer. A éste le preocupaba el caso y quería saber cuán implicada estaba Dignidad, en ojos del público y los investigadores.

Alvear es el encargado de mantener contactos con el exterior. Se afirma que tiene lazos en las Fuerzas Armadas, ministerios, intendencias y el Congreso. También se servía de sus relaciones con funcionarios del SAG en Parral, con médicos y políticos. Además organizó un club de caza en Colonia Dignidad, para que los colonos estuvieran autorizados para portar armas.

NOMBRES DE GUERRA

Para evitar su arresto, en 1998 Paul Schäfer se esfumó de Villa Baviera con tres de sus ayudantes -Friedhelm Zeitner, Peter Schmidt y Mathías Gerlach. Una semana después, la jerarquía se deshizo de documentación comprometedora. En la cocina y con una alegre complicidad, Rudolf Cöllen, Karl Van Den Berg y Hans Jürgen revisaron una gran cantidad de archivos.

"De los documentos leían los 'nombres de guerra' que habían usado en sus operaciones con los militares, y se mataban de la risa" cuenta Morales, quien estaba a cinco metros detrás de una cortina. "A veces se levantaban y quemaban algunos documentos en el horno de la cocina grande".

Dos años más tarde, el 19 de septiembre de 2000, la Policía de Investigaciones incautó los depurados "archivos" de Colonia Dignidad, expuestos en un pasillo y organizados en tres kárdex metálicos y cientos de archivadores. Decenas de carpetas se encontraron vacías, incluyendo la caratulada "Boris Weisfeiler".