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Latinoamérica

8 de marzo del 2004

Las ocho mentiras de un editorial de El País sobre Venezuela

Pascual Serrano
Rebelión

Los editoriales son posicionamientos de un medio ante determinados hechos, por lo que se desarrollan mediante argumentaciones y juicios de valor que, como tales, no se sitúan en el ámbito de la verdad o la mentira. Sin embargo, sus razonamientos se apoyan en supuestos hechos o datos expresados en el texto que, esos sí, pueden ser pretendidamente falsos con el objeto de justificar una posición o propuesta política. Es lo que sucede en el diario El País del lunes 8 de marzo, dedicado a la situación venezolana tras la insuficiente recogida de firmas de la oposición para conseguir una referéndum contra el presidente Hugo Chávez, y titulado "La caldera venezolana".

Veamos una por una cuáles son esas mentiras.

1.- "El propio Chávez era partidario de la idea de una referéndum revocatorio". Un presidente no puede ser partidario de que sus ciudadanos quieran revocarlo de su mandato, podrá asumir y aceptar el resultado pero no desear que salga adelante. Si fuera así, antes dimitiría o firmaría él mismo la petición del referéndum.

2.- "Era claro que la oposición recogería sin problemas los 2'4 millones de firmas necesarias para su convocatoria". De claro nada, como ha demostrado el recuento y supervisión por parte del Consejo Nacional Electoral y de los supervisores internacionales, que sólo reconoce 1'9 millones.

3.- "El presidente se ha distanciado del experimento, al que ahora considera un fraude". Si de las supuestas 3'4 millones de firmas recogidas, el arbitro consensuado previamente sólo reconoce como válidas 1'9 millones y dudosas 870.000, algo de fraude parece claro que ha existido, porque hay 630.000 firmas ya reconocidas como falsas por pertenecer a fallecidos, menores o extranjeros. ¿Qué otro nombre se le puede dar?.

4.- "El Consejo Electoral, donde Chávez tiene mayoría". El Consejo Nacional Electoral podría ser proclive a Chávez si lo hubiese elegido la Asamblea Nacional, pero la oposición logró que lo hiciese el Tribunal Supremo de Justicia con el objetivo de garantizar que el partido en el gobierno no tuviese mayor influencia.

5.- "El Consejo Electoral (...), con el aval de las Fuerzas Armadas". El ejército venezolano, como el español, ni avala ni desautoriza las decisiones de las instituciones, simplemente las acata, como corresponde en cualquier país democrático.

6.- "Organismos mediadores como la Organización de Estados Americanos y la Fundación Carter (...) opinan que la autoridad electoral está abusando de los tecnicismos". Las instituciones citadas no son organismos mediadores sino observadores, invitado además por el gobierno venezolano. Pero, además, no existe ningún pronunciamiento afirmando que se "está abusando de los tecnicismos". Al contrario, en su comunicado del 24 de febrero afirman su "preocupación acerca de la validez de las firmas" y su respeto a "la autonomía de las decisiones del CNE". Incluso la Unión Europea, en su declaración de la presidencia del 23 de febrero "reconoce que han podido cometerse fraudes" en la recolección de las firmas.

7.- "Chávez (...) cuenta con el apoyo de los militares". Es como afirmar que Aznar cuenta con el apoyo del ejército español. Como he referido anteriormente, los militares ni apoyan ni dejan de apoyar a Chávez, respetan la legalidad constitucional y las instituciones, como procede en una democracia.

8.- "Está el hecho crucial de una economía comatosa por la polarización social". La economía venezolana no tiene nada de comatosa, su política de control de cambios ha permitido tener 22.300 millones de dólares en reservas, su producción petrolera se ha recuperado al cien por cien tras el paro empresarial del pasado año y el propio editorial de El País afirma dos líneas antes que el país es "el quinto exportador mundial de petróleo". Una situación envidiable para ser una "economía comatosa".

Tras la concatenación de mentiras el editorial termina proponiendo "una válvula de escape constitucional que permita a los venezolanos sustanciar en las urnas la opinión que les merece su turbulento liderazgo". Es decir, no hace falta ni recoger firmas para el referéndum revocatorio ni contar las que hay, lo que hayan decidido los venezolanos sobre la aceptación o no del referéndum es irrelevante, El País cree que hay que hacerlo. Con eso es suficiente.