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Latinoamérica

El gas, y los recursos naturales, para los peruanos

José Ríos R

Camisea sonó en los ochenta por el tema del gas. Sonó, precisamente por tratarse de un recurso natural, de los tantos que hicieron decir a Raymondi que el Perú era "un mendigo sentado en un banco de oro". Es cierto que el Perú tuvo no sólo uno sino varios «bancos de oro», y sucede que se los fueron llevando uno a uno. Uno a uno los bancos de oro» terminaron en otras manos, en otras tierras, dejando aquí unas cuantas migajas en manos de los intermediarios nativos que se dieron la "gran vida" con ellas.
El oro y la plata del Perú (y del alto Perú) fueron a dar a Europa y Asia, como mercancías de lujo, el primero, y como medio de pago y asesoramiento en el caso del segundo. Fue tanto el volumen que los investigadores de la historia económica estudian hoy en día la vinculación de la plata del antiguo Perú con la inflación asiática concurrente históricamente.
Inglaterra y su reina intervinieron como corsarios para apoderarse del oro del Perú, desviando buena parte de los volúmenes remitidos por España.
El guano y el salitre tienen otra historia, ya de los tiempos de la revolución industrial, a su momento permitieron a los europeos abaratar sus costos agrícolas y viabilizaron la modernización agrícola de las tierras de Europa. Tan grande fue la importancia de estos recursos, que la rubia albión, Inglaterra, no vaciló en financiar y apoyar a Chile para que se apodere del salitre y se los brinde en mejores condiciones y relación de Poder.
El cobre y el petróleo, por un lado, y el caucho por el otro, cubren similares experiencias de saqueo y expoliación de los recursos naturales del Perú. El caucho dejó de ser un recurso explotable luego de descubrirse un sustituto sintético, y de sembrase el árbol en otras tierras, previa destrucción de tierras y personas. Y el cobre y el petróleo continúan siendo objeto de explotación, hasta agotar el último cerro, el último campo de cultivo, y hasta secar el último pozo.
Habría que agregar otros recursos explotados y depredados como la anchoveta, que hicieron del país el primer país del mundo en pesca industrial, haciendo fortunas testaferros nativas y enormes riquezas para los extranjeros, con su secuela de muerte y poder.
Igualmente, debe mencionarse los recursos biológicos que se hurtan para patentarlos como propiedad y patente de los imperialistas.
En esto entra el tema de la coca, la hoja milenaria, utilizada hoy en gran parte para la fabricación de cocaína, cuya comercialización en USA y el lavado del dinero generado, favorecen a grupos nativos de los EEUU en un 90%, y del cual pretenden apropiarse los imperialistas registrándolo como suyo (en el futuro la peruanísima hoja se conocerá como "coke", como ya sucede en el caso de la famosa "coca-cola").
¿Qué ha quedado de todo esto para el Perú y para su población? ¿En qué se ha beneficiado nuestro país de la explotación de todos estos recursos? Estoy seguro que si hiciéramos un balance del saqueo de esta parte del tercer mundo, si totalizáramos luego de un largo trabajo contable e histórico, llegaríamos a la conclusión que con una mínima parte de lo que se llevaron los de fuera con la ayuda de sus sirvientes nativos el desarrollo hubiera sido una realidad hace muchísimo tiempo.
Hoy, pretenden llevarse el gas por 60 centavos de dólar por mil pie3 (equivalentes a 28,320 litros de gas, vale decir, a us$ 0.00002, a S/.
0.00007 cada litro de gas, multiplique usted esa miserable cantidad por los litros que trae un balón de gas, ¿20?, y sabrá cuanto pagarán los gringos por nuestro gas, S/. 0.00148 por lo que un peruano paga 29 soles, ¡qué tal lisura!, ¿verdad?).
Esta es la verdad de las cosas, esto es lo que debe saber el pueblo del Perú, y levantar como un aspecto central del Programa Popular, una reivindicación fundamental: «el gas y los recursos naturales del Perú para los peruanos, en un nuevo Perú».
Exijamos, desde nuestros barrios, desde nuestros sindicatos, desde nuestras frentes regionales, que el Congreso Nacional debata el tema del gas, que recoja la opinión ciudadana, centralizada por un Comité de Defensa del Gas.
Ya es hora que acabe el saqueo y la expoliación, no esperemos a que el país quede totalmente depredado, ¡basta ya!.
José Ríos R., 03-03-04