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Latinoamérica

Chile - Haiti y el autoritarismo de Lagos
Eduardo Andrade Bone
La Fogata

La decisión de enviar contingente militar a Haití, por parte del Gobierno neoliberal de Ricardo Lagos, le ha suscitado las más diversas críticas y condenas, más aún si éstas obedecen a los pro- pios dictados establecidos por la administración terrorista del Gobierno de G. Bush.

En un arrebato de histería autoritaría y realizando un denodado esfuerzo por jugar un papel protágonico en Latinoamérica y el mundo, el presidente Ricardo Lagos bajo las presiones ejercidas por Colin Powell, decidió enviar personal militar al país caribeño, reflejando claramen- te su servilismo a las políticas agresivas de la Casa Blanca, lo que ha contribuido además, a un aislamiento mayor de Chile en el contexto regional.
El trasfondo de la medida y la participación de personal militar chileno en la ocupación de Haití, no tiene otro propósito que blanquear la intervención militar yanki y el derrocamiento de un presidente que fuera elegido democráticamente, lo que genera un grave precedente para el sistema democrático en la región y en el mundo. Lo que refleja además que los pasos segui-dos en torno de la situación de Haití, era algo que estaba previamente preconcebido, creando las condiciones necesarias para la intervención de fuerzas militares extranjeras en la crisis de Haití.
La conducta asumida por Lagos, ha sido críticada por el propio presidende del Senado, Andrés Zaldivar (DC), que al manifestar su opinión a la prensa local señalaba: "Me enteré a través de la televisión que el gobierno enviaría a 340 militares, de allí que estoy muy molesto con la falta de deferencia del Gobierno a la Cámara Alta. Hice presente que se había cometido un error pués el Presidente debía pedir autorización al Senado para despachar fuerzas especiales a Haití.
Se debería haber mandado primero la solicitud de autorización y luego haber dado a conocer la noticia", puntializó Zaldivar. Lo cierto, que ante la aplicación de la política de los "hechos con- sumados", el parlamento chileno se vió en la obligación de tener que aprobar una autorización tardía de manera que el Gobierno de Lagos no se viera envuelto en un bochorno internacional.
Por otro lado, el parlamentario pinochetista, Alberto Cardemil (RN), presidente además de la Comisión de Defensa protestó por la falta de prolijidad y pulcritud que tuvo el Presidente para disponer la salida de personal militar, porque por tratarse de una cuestión de Estado no bastaba sólo la decisión del ejecutivo, sino también de los otros poderes.
Mientras tanto el senador Carlos Ominami, uno de los delfines en crisi del presidente Lagos expresó que los "golpes de autoridad no funcionan". "El Parlamento y los partidos políticos están pasando por un momento muy difícil y el trato que reciben (del Presidente) no es parti- cularmente delicado. Sus golpes de autoridad tienden más bien a profundizar su crisis y la mala percepción ciudadana respecto de ellos".
El propio senador socialista, luego agregá que Lagos " a su juicio aparecería avalando una operación de Washington para apartar del poder al Presidente Aristide con la ominosa presen- cia de los marines, el estilo de matriz autoritaria que Ricardo Lagos le ha impuesto a la ges- tión presidencial está agudizando la relación entre los partidos políticos y la propia actividad parlamentaria. Pero ésto, no es sólo de Lagos. Ha sido una constante en la relación del Gobier- no con el Parlamento, en la que éste siempre queda en condiciones desmedradas. Eso pudo tener una justificación histórica cuando se requería un Presidente fuerte frente a un ex dictador y Comandante en Jefe. Pero eso ha dejado de tener sentido", afirma Ominami.
Carlos Ominani, luego indica que él espera que prosperen las reformas al sistema político de manera que morigeren este presidencialismo exacerbado, de allí que se solicita una mayor deferencia con los partidos y el Parlamento, para superar la crisis y el descrédito que sufren no ayuda el hecho de funcionar sobre la base de golpes de autoridad. Los partidos y el Par- lamento son instituciones fundamentales de la democracia y por ello merecen un trato más respetuoso. El principal problema que tiene Chile hoy es la mala calidad de su democracia y si esto persiste no tenemos ninguna posibilidad de transformar nuestro país", afirma el senador socialista.
Lo cierto en que en toda está situación de envió de tropas a Haití, el presidente Lagos ha dado a conocer una parte de la verdad, puesto que el personal militar enviado al caribe y de acuerdo a la resolución 15 29 del Consejo de Seguridad de la ONU, el organismo internacional sólo ha autorizado el envió de una Fuerza Multinacional Provisoria y no de paz, como ha pretendido asegurar el mandatario chileno. Esto ha significado que el personal militar de este país se ha tenido que poner a las ordenes de las fuerzas militares ocupantes, encabezadas por Estado Unidos y Francia. Además de tener que financiar todos los gastos que significa está incursión militar, a costa de las necesidades del pueblo chileno. Ahora, los costos de la operación militar en tierras haitianas por el momento sumarán más de 4 millones de dólares, bajo responsabili- dad del Estado chileno.
Con toda esta disposición que ha manifestado el Gobierno de Lagos., con una conducta más que servil a los ínteresés norteamericanos en la zona, lo único que ha logrado es avalar el golpe de Estado organizado por los aparatos de inteligencia de Francia y Los EE UU, para instalar un gobierno títere a disposición de las políticas neofascistas e imperiales que G. Bush ha pre- tendido imponer en el Caribe y América Latina y que se ha convertido en una intervención oscura y condenable.
El presidente Lagos, en cuestión de horas respondió a los requerimientos de la Casa Blanca para ocupar Haití, con una presunta fuerza de paz. No tuvo en cuenta para nada los anteceden- tes que ya existían con respecto a la forma en como se saco del poder a Aristide, él que poste-riormente denunció a la prensa internacional que "fue secuestrado y obligado a renunciar de una forma ilegal y bajo amenazas de uso de las armas y de un baño de sangre. Que fue vícti- ma de un golpe de Estado moderno".
Tampoco Lagos tuvo en cuenta, las voces que surgierón de los 17 mienbros de la Comunidad Caribeña (Caricom), de acuerdo con una declaración de su presidente Percival Patterson, primer ministro de Jamaica, el que expresaba: "No se puede encontrar ninguna excusa al retiro anticonstitucional de cualquier dirigente, ya que lo ocurrido establece un precedente muy peligroso no sólo para Haití, sino para todos los dirigentes democráticamente electos y los gobiernos del mundo". Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores de Sudáfrica, Nkozana Dlamini-Zuma fue más lejos y reclamó una investigación auspiciada por la ONU, puesto que lo ocurrido en Haití tendrá graves consecuencias para el respeto de la ley y la democracia en el mundo entero", puntualizó la ministra.
Otro golpe a la decisión apresurada de Lagos, ha sido la decisión del CARICOM, que se reunió el fin de semana pasado y que resolvió no reconocer al Gobierno títere impuesto por los EE UU además de solicitar a la ONU que investigue el derrocamiento del presidente Jean- Bertrand Aristide. Los 11 jefes de gobierno que estuvieron presente en el encuentro cumbre estimaron urgente investigar las circunstancias que rodearon la caída de Aristide. También agregaron que no se realizarán ningún tipo de acciones que permitan el reconocimiento de las fuerzas paramilitares y mercenarias al servicio de la política intervencionista de los Estados Unidos.
Por su parte el Grupo de Amigos de Haití, del cual Chile forma parte y que fuera creado a instancias de la OEA en el año 2001, el embajador de Venezuela ante ese foro, Jorge Varela, de- claró "que en aquel país hubo una alteración sustantiva del orden constitucional y un golpe de Estado en cámara lenta. Esa situación debió ser examinada a la luz de la Carta Democrá- tica Interamericana", afirmó el embajador. Estamento legal que el Gobierno de G. Bush se niega a respetar.
Toda está situación y al márgen de la gran cantidad de problemas que tienen los Estados Unidos en Afganistán e Irak, además de la condena y el repudio internacional ante los hechos acaecido en estos países y Haití, esperan transformarse en un nuevo dolor de cabeza para la administración Bush. Lo que a la larga puede además, producir un enfrentamiento en la ONU sobre quién ostenta el cargo y, con ello la representación ante la organización. Ahora toda está operación diplomática, política y militar de los estados Unidos, para la que se ha prestado Chile, en esa parte del caribe, puede derivar en un problema mayor para quienes desde la Casa Blanca intentan controlar los hilos de todo el mundo.
Mientras tanto en Chile, desde la Federación de Estudiantes de Chile (Fech), la Red Chilena de Objeción de Conciencia (ROC), Amnistía Internacional (Chile), la Juventud y el Partido Comunista de Chile e innumerables organizaciones políticas y sociales, han criticado y con- denado la decisión autoritaria del Gobierno de Ricardo Lagos, de enviar personal militar a Haití, para ejercer la represión en contra del pueblo de éste país.
Eduardo Andrade Bone 29.03.04