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Latinoamérica

APORTE: LA GEOARQUEOLOGÍA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA

AQUÍ HUBO PERSONAS ENTERRADAS

Fabián Werner
Brecha

Mientras el lunes el Tte. Gral. Santiago Heber Pomoli asumía la Comandancia del Ejército y pedía dejar atrás los revisionismos, casi a la misma hora un equipo integrado por un ingeniero, una geógrafa y dos antropólogos entregó al Poder Judicial un informe pericial de 20 páginas sobre la existencia de tumbas clandestinas en el Batallón Blindado de Infantería número 13. El documento confirma científicamente lo que hasta ahora no había pasado de ser "tradición oral": que entre fines de 1984 y principios de 1986 hubo movimientos de tierra que sólo podrían corresponder a exhumaciones de restos humanos y a posteriores inhumaciones en el mismo predio pero en lugares distintos. Las huellas de la Operación Zanahoria parecen estar ahí.

El informe geoarqueológico fue elaborado por un equipo interdisciplinario formado por el ingeniero agrónomo Daniel Panario, la geógrafa Ofelia Gutiérrez (ambos de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República), los antropólogos Horacio Solla (Instituto Técnico Forense) y Elizabeth Onega (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación). Se realizó a pedido del juez Alejandro Recarey, cuando todavía estaba encargado de la investigación de la existencia de cuerpos de detenidos desaparecidos en el predio militar de Avenida de las Instrucciones, antes del milagroso regreso al juzgado de su titular Eduardo Cavalli.
Gracias al análisis con diferentes técnicas de 14 fotografías aéreas del cuartel, los técnicos pudieron establecer con exactitud cuáles fueron los cambios realizados en el predio desde 1945 hasta 2000, poniendo especial atención en el período que va desde 1975 hasta 1986. En base a los testimonios publicados en diferentes medios de prensa, los que señalaban con precisas descripciones algunos lugares donde podrían haber existido inhumaciones y exhumaciones, se pudieron determinar "cinco sitios claramente determinables, dos zonas de remoción y una zona con estructuras que no tienen explicación aparente".
LAS HUELLAS El primero de los cinco sitios se ubica cerca de una cabaña que aparece por primera vez en la fotografía de 1969 y que ya no figura en la de 1985. En 1997 el ex soldado Ariel López Silva señaló a la revista Posdata (11-IV-97) que había participado en la inhumación de cuerpos y menciona como referencia la existencia de una cabaña. En la fotografía aérea de 1980, cerca de la pequeña construcción con techo a dos aguas aparece una zona de 242 metros cuadrados que llama la atención de los técnicos por la intensidad con que refleja la luz solar, lo que haría pensar en la existencia de grandes cantidades de cal. Según varios testimonios de individuos que participaron en estos enterramientos, esta sustancia se utilizaba para tratar de robar definitivamente la identidad a los asesinados.
Reafirma la presunción de que allí se produjeron enterramientos el hecho de que en 1985 aparece en la misma zona, pero en una superficie mayor, una remoción de tierra que no tiene explicaciones aparentes, ya que en los años ulteriores no se realizó ningún tipo de obra que la justificara. Ese lugar permanece hasta hoy sin vegetación alguna, presumiblemente por el exceso de cal en el suelo.
Un segundo sitio de interés prioritario para los técnicos se ubica al nor-noroeste del predio, a pocos metros del arroyo Miguelete y en medio del bosque de sauces. Allí se pueden ver en las fotografías de 1985 y 1986 pequeñas elevaciones provocadas por remociones de tierra difícilmente justificables en ese lugar y "que coinciden en su forma, tono y textura con las tumbas en tierra del Cementerio del Norte", según la comparación realizada con fotografías tomadas ese mismo día. El tercer sitio indicado en el informe se ubica a pocos metros del arco de la cancha de fútbol del cuartel, en un área de 187 metros cuadrados. Este lugar también fue mencionado por el soldado López Silva y por otros testimonios publicados en medios como La República y BRECHA, como referencia para localizar los cuerpos enterrados en el Batallón 13. Algunos metros al noreste de este punto, ya dentro del bosque de sauces, se ubica el cuarto lugar señalado por los técnicos en su informe presentado el lunes al juzgado, hoy a cargo de Graciela Barcelona. Allí se detectó "una estructura cuadrangular de tres metros de largo por 2,30 de ancho, ubicada junto a un árbol joven" con menos de cinco años de plantado para 1981. Ese punto sigue claramente visible en las fotografías aéreas de 1985 y 1986.
El último lugar señalado con particular interés se ubica en el extremo este del predio. El sitio, que ya había sido mencionado en el informe preliminar presentado en diciembre de 2003, es una superficie rectangular de 13 metros de largo por dos de ancho, que aparece por primera vez en la fotografía de 1985 y puede verse en las tomas aéreas de los años siguientes. Esa marca está acompañada de huellas de pesadas maquinarias que llegan hasta ahí luego de bordear todo el bosque de sauces a orillas del arroyo Miguelete.
Los peritos también llaman la atención sobre otras tres zonas de interés para la prospección arqueológica, ya que después de 1975 se produjeron movimientos de tierra u otro tipo de actividades para las que no se encuentra explicación. Se trata de dos lugares muy cercanos al polígono de tiro ubicado en la zona central del predio militar. Uno de ellos es una zona de remoción de forma cuadrangular, que
aparece por primera vez en 1985 y cuyo rastro persiste hasta 2000.
El otro es una serie de marcas circulares de un diámetro aproximado de 130 centímetros, que aparecen en 1980. En la foto tomada al año siguiente, éstas desaparecen bajo una construcción que coincide exactamente con la ubicación de dichas marcas. Aun si quisiera justificarse su aparición por la construcción de cimientos para la misma, su cantidad resultaría excesiva dada la baja altura de la edificación.
Luego de la identificación de todos estos lugares de interés para la prospección arqueológica, señalados en el informe de los peritos al Poder Judicial, hay un elemento que surgió recientemente y que sustenta las presunciones sobre la efectiva existencia de un traslado de cuerpos dentro del predio militar en los lugares señalados.
La concreción del Plan de Saneamiento Urbano de Montevideo generó un áspero debate entre la Intendencia capitalina y el arma de tierra, debido a las diferencias generadas por el trazado sugerido por los técnicos municipales dentro del Batallón 13. El asunto cobró mayor relevancia todavía cuando el juez Gustavo Mirabal determinó una zona en la que se prohibía la realización de trabajos ante la posible existencia de tumbas clandestinas.
Las diferencias en el trazado dentro del cuartel no son menores, ya que la zona de servidumbre sugerida por la IMM coincide en dos puntos con el área de interés para la prospección arqueológica mencionada por los técnicos en el documento presentado el lunes. Sin embargo, en el cambio propuesto por el Ejército, que implica un mayor gasto en la construcción debido a la necesidad de una excavación más profunda, se eluden elegantemente todas las zonas mencionadas.
¿Y AHORA? El equipo interdisciplinario que elaboró el informe realiza algunas puntualizaciones sobre la tarea que podría realizarse en la zona señalada. Aclara que el predio no presenta ninguna dificultad para la prospección arqueológica, y los lugares indicados son absolutamente abordables por sus reducidas dimensiones. Todo lo contrario a lo que supo señalar el asesor presidencial Carlos Ramela a la hora de desalentar cualquier incursión "revisionista".
También se recomienda la realización de estudios estratigráficos para confirmar la remoción de tierra, análisis botánicos en busca de vegetación que abunda en las zonas con fuerte presencia de sustancias calcáreas, la búsqueda de indicios sobre la existencia actual o pasada de fosas clandestinas, y la prospección magnética para confirmar la alteración del terreno por la realización de hoyos. Para esto se propone la colaboración de un geoarqueólogo francés, que también facilitaría el
equipamiento necesario. Fabián Werner