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Latinoamérica

Escándalo

José Ríos R.

Si el escándalo es "la sombra inseparable de la política" (Trotsky), el de Toledo es un gobierno totalmente cubierto de éstas, literalmente desde el comienzo de la administración chakanista. Ahora bien, en el caso del escándalo Almeida "la sombra ha adquirido dimensiones grotescas".
¿Qué otra cosa podía esperarse de un gobierno desde sus primeras horas no aspiró sino a convertirse en el heredero del fujimorismo? La continuidad ha resultado ser mucho más amplia que la del "fujimorismo económico". Fuera de los "modales democráticos", la continuidad entre ambos períodos resulta abrumadora. La corrupción, profundamente arraigada en nuestro país, desde la época colonial (¿o antes?), llegó a sus más altos niveles en los 90. La burguesía y el propio estado llegaron a los más altos niveles de corrupción.
Si la burguesía nativa, como clase, devino una clase mafiosa, y el propio Estado también, cualesquier gobierno que advenga resultará inscrito en el proceso de corrupción general, no hay escapatoria posible, salvo un cambio radical, un cambio de sistema económico-social, una revolución, para decirlo con todas sus letras.
Montesinos, el gran manipulador, el extraordinario titiritero, conocedor profundo del alma ambiciosa, carente en lo absoluto de principios, de la burguesía nativa, supo armar su estrategia, su celada, para lograr tener en sus manos a la "nueva clase política" toledista. Él, que supo lidiar con "zares" gringos, y tarifarlos en la "justa medida", pudo hacerlo con la burocracia de la chakana sin la menor dificultad.
No sólo ha logrado tumbarse a un gobierno, al que por lo demás no necesitaba derribar por sus arrestos anti-corrupcionales (el acuerdo entre fujimorisimo y toledismo ha rebasado las expectativas del "Doc"), Montesinos ha logrado desacreditar al movimiento anti-mafioso mostrando la miseria moral y la profunda degradación de los supuestos moralizadores.
Era perfectamente previsible el mensaje que Toledo dio a la nación, ningún arrepentimiento sincero, ni un ápice de vergüenza que lo debería haber llevado a la renuncia definitiva. Por el contrario, la necedad por delante, la ambición y la angurria extremas, pretenden seguir esquilmando el erario nacional por 28 meses más, hasta julio del 2006.
No se imagina Alejandro Toledo su vida sin la banda presidencial, no puede, simplemente le resulta imposible. No más etiquetas azules sin costo, no más viajes por medio mundo a la hora que se le antoje, no más fines de semana en el extremo costa-norteño de la patria, sin costo también, no más viajes en helicóptero ni en el avión presidencial, no más vestidos ni sueldos millonarios para la primerísimo, no más granjerías para la panaca toledo-manrique y todos sus sobrinísimos, y todos sus hermanísimos (y taita Anatolio también pues), no más 18 mil verdes por mes, no más "business".
Se acabó, en un par de semanas a lo sumo, todo se acabó, ¡y debería acabarse para siempre para éste y para los que vienen!.
A partir de hoy mismo las ratas comienzan a fugar del barco toledista. Por lo pronto, ¡y bien rápido!, Rospigliosi (preocupadísimo post-conocimiento del audio de Almeida), ahorita vienen varios elementos de la "bancada" oficialista (la Arpasi y alguien más por allí se aprestan a seguir los pasos de Alejos). Esta semana el desbande será todo un espectáculo, que nos servirá de termómetro de la crisis terminal de este gobierno que definitivamente "ya fue".
Alan García y Lourdes Flores están a buen recaudo, los dos lejos del "Acuerdo Nacional". Toledo no los puede ubicar ni con el satelital con el cual detuvo por unas horas la renuncia de Raúl Diez Canseco. Ya no es hora de concertar señor Toledo, los muertos no concertan, se meten a su cajón y se van tranquilitos no más.
Al pueblo le corresponde tomar nota de lo sucedido, no volver a cambiar mocos por babas. Si la burguesía quiere elegir a cualquier otro mandadero, que lo haga, los trabajadores no deben servir de furgón de cola de nadie.
Trabajar por levantar un programa de transformaciones. No sólo un pliego de reclamos. Los trabajadores requieren contar con un programa que dé cuenta de sus propuestas para transformar la sociedad, y que sea aplicable desde ahora, desde las condiciones en las cuales nos desenvolvemos.
Necesitamos discutir una política de utilización de recursos nacionales (los recursos del Perú para los peruanos), requerimos de una política de protección del mercado interno (defensa de la fuerza laboral nacional, consolidación de un sector industrial intensivo en uso de mano de obra y transformador de nuestras materias primas), debemos adoptar una política de desarrollo agrario (que elimine los últimos rezagos feudales y apoye la modernización de la agricultura promoviendo la asociación de los productores), necesitamos del control estatal de la explotación minera (que compatibilice su desarrollo con la preservación de las tierras agrícolas, que asegure el equilibrio ecológico), requerimos, con urgencia, de una política educativa nacional (que articule la educación en el proyecto nacional de desarrollo, asegurando la formación de ciudadanos con conciencia, ciencia y tecnología, sin exclusiones), precisamos de una política de salud popular (que se oriente a la salud preventiva, y que esté al alcance de todos). Necesitamos, en fin, de definir una Estrategia de Desarrollo desde la perspectiva del pueblo y la nación, apuntando a las transformaciones de base que se requieren sin posibilidad de postergación, llevándolas hasta donde sea factible con el nivel actual de desarrollo de las masas y de su conciencia. Contraponer al programa neo-liberal vigente los elementos de un programa alternativo, que se enmarquen en una perspectiva de liberación de las fuerzas productivas.
Son los propios sectores populares quienes tienen que comprometerse en esta labor, centralizándola a nivel regional y nacional, sin perspectiva estatal no hay posibilidad de vertebrar el proyecto alternativo.
Si hay que votar dentro de 5 meses o más, hagámoslo por un programa, ni los candidatos ni los partidos van a resolver los problemas del pueblo.
José Ríos R.
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