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Latinoamérica

Entrevista al jurista Fábio Konder Comparato

"El Gobierno fue incapaz de presentar un proyecto de país"

por Nilton Viana
Brasil de Fato

En opinión de uno de los más respetados pensadores actuales de Brasil, el PT no estaba preparado para enfrentar el juego del poder. Y por eso el país encaminado por un camino sin vuelta, rumbo al crecimiento de la pobreza y de la miseria, el deterioro de las pequeñas y medias empresas Al hacer un análisis de las perspectivas sociales y económicas de Brasil, después de evaluar las medidas concretas tomadas en el primer año del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, el jurista Fábio Konder Comparato promueve una dramática vuelta al pasado - sus críticas al gobierno actual prácticamente son las mismas hechas al gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Con un agravante, según él: Lula, que profundizó las directrices del gobierno pasado, llegó apoyado por una esperanza muy grande. Maestro del pensamiento contemporáneo, Comparato cita a Confucio, un maestro del pensamiento antiguo: "un gobierno no puede existir sin el mínimo de confianza del pueblo". Por eso, en esta entrevista exclusiva a Brasil de Fato, el jurista de renombre internacional dice que corresponde al pueblo, a los movimientos sociales, "en todo momento mostrar al gobierno la realidad que él no quiere ver, apuntar implacablemente los errores cometidos, de manera ensordecedora, sin darles un minuto de descanso porque, la verdad, ellos son siervos del pueblo".
Brasil de Fato ­ ¿Cómo usted analiza el primer año del gobierno Lula? Fábio Konder Comparato - La situación es preocupante. Desde hace mucho tiempo el Producto Interno Bruto (PIB) crece sin ninguna posibilidad aparente de mejorar la distribución de renta. El gobierno Lula vino apoyado por una esperanza muy grande, un calor humano extraordinario, y está en poco tiempo destruyendo nuestra esperanza - lo que es muy grave, porque gobernar no es sólo ejercer el poder. Es también tener un fundamento de las acciones del gobierno en la conciencia y en la esperanza del pueblo. Este gobierno adoptó la política económica del pensamiento único y profundizó las directrices del gobierno pasado. El crecimiento del año 2003 fue negativo, la clase trabajadora está empobreciendo y aumenta la miseria. Al mismo tiempo, se ve una verdadera explosión de lucro de las instituciones financieras. O sea, nos embarcamos de cuerpo y alma en el capitalismo financiero, un sistema económico que nada produce y vive de la intermediación y de la especulación.
BF - ¿A qué le atribuye ese comportamiento frustrante desde el punto de vista de la izquierda brasileña? Comparato - Yo no creo que esa opción del gobierno Lula tenga razones meramente económicas, sino una razón política. La cúpula del Partido de los Trabajadores entendió, en junio del 2002, que el candidato Lula no podría perder por cuarta vez la carrera por la presidencia de la República. Si eso aconteciese, el PT tendría que mudar enteramente, cambiando todo el equipo de dirección. Era, por lo tanto, un juego de todo o nada y ellos apostaron a esa posibilidad casi desesperada de llegar al poder. Así, el poder significó para ellos una aceptación del juego de poder como él es, o sea, separado de la vida del país. La historia del poder se cierra sobre sí misma. Esa es una tendencia incontenible: todo poder tiende a concentrarse y se concentra sobre sí mismo, es una especie de enfermedad psicológica. Los hombres en el poder tienen la tentación de sólo entreverse a sí mismos, ellos no vislumbran más la realidad fuera del ciclo de poder. Quedan ciegos y sordos mas, evidentemente, no quedan mudos; al contrario, ellos hablan para dar la impresión de que todavía mantienen contacto con la realidad social. Eso no significa que los hombres del gobierno Lula, comenzando por él mismo, sean malos, tenga una deficiencia de carácter, lejos de eso. Sólo que ellos no estaban preparados para enfrentar ese juego del poder, creyeron que dominarían el establishment.
BF ­ La justificación del gobierno es de que este año fue de preparación para el crecimiento y para los cambios.
Comparato ­ Yo me pregunto si las personas que están allá encima, que es inteligente y tienen conocimientos de los datos, cree realmente lo que dice.
El año 2003 el total de las inversiones en el país fue 10% menor de lo que fue el 2002. Y eso no puede cambiar en el 2004, pues lo que asfixia la economía brasileña es el grado de endeudamiento del Estado. No sirve invocar la herencia del gobierno anterior porque, en vez de reducir la crisis, el actual gobierno la profundizó. Aumentaron los constreñimientos financieros que no habían sido exigidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), como el aumento del superávit primario. Además el ministro de Hacienda, Antônio Palocci - que ha sido elogiado casi todos los días por el presidente de la República - acaba de decir que ese superávit primario de 4,25% tiene que durar por lo menos diez años. Es imposible crear un ahorro público para inversión con ese constreñimiento. Yo no creo que el personal del Banco Central y del Ministerio de Hacienda no sepan hacer cuentas. Ellos tienen perfecta noción de eso. Al contrario, podría decirse: ¿qué significa no pagar la deuda pública? Existen la deuda externa y la interna. La deuda interna es, en gran parte, manipulada por los bancos, que tienen, seguramente, la mitad de los títulos públicos emitidos por el gobierno en su cartera. El resto la distribuyen entre fondos de inversión. Las conversaciones con los bancos tienen que ser "de poder" para "súbdito", y el gobierno se coloca en una posición inferior, de alguien obligado a someterse al poder dos bancos. Eso no tiene cabida. En la cuestión de la deuda externa, sería perfectamente posible negociar si el gobierno tuviese un plan coherente para enfrentar el problema de la falta de ahorro público. Lo que acontece es que, un año después de instalado, el gobierno se reveló incapaz de presentar un proyecto de país. Nosotros no sabemos para donde vamos, tenemos simplemente que creer en las informaciones repetidas de que la prosperidad está en la esquina, sólo se debe esperar un poco, se precisa tener paciencia... Claro que, durante algunos meses, nosotros dimos ese crédito de confianza. Pero ahora queremos hechos, y los hechos están ahí: cada vez menos inversión, cada vez más desempleo, desnacionalización de la economía brasileña y manifiesta imposibilidad de conseguir recursos, aunque fueran modestos, para enfrentar el programa de políticas sociales presentado. No hay recursos para la educación, para la salud, para la reforma agraria. Y, como constatamos, entre reducir las tasas de interés o reducir los beneficios de la seguridad social, el gobierno se quedó con esa última opción. Significa que, en el choque entre los banqueros y la gran masa del pueblo pobre, el gobierno optó por no indisponerse con los banqueros. Todo eso es desastroso. Sin embargo, esa situación no puede durar mucho tiempo. Falta una base económica para que ese sistema permanezca.
BF ­ ¿Qué piensa de las políticas sociales lanzadas hasta ahora, como los programas Fome Zero (Hambre Cero) y Bolsa-escola (Beca-escolar)? Comparato - Son migajas. Hay un principio fundamental que no fue entendido por el gobierno: el desarrollo económico tiene que apoyarse en una política económica correcta. La desigualdad social no es provocada por la falta de políticas sociales, sino por una política económica perversa, intrínsicamente reductora de la igualdad social y cada vez más concentradora de la renta. No se lucha contra la miseria por medio de políticas sociales, simplemente. Es preciso corregir esa fábrica de miseria que es el sistema capitalista. Para enfrentar ese sistema, es preciso una buena preparación, una preparación ética, sobretodo. Optar por mantener el sistema capitalista significa optar por mantener a aquellos que machacan (que oprimen) al pueblo. No hay absolutamente la menor justificación, la más leve explicación aceptable, legítima, de que, para resolver problemas financieros del gobierno, sea preciso poner en la calle a un millón de trabajadores empleados, con contrato firmado -que son, por lo tanto, despedidos- y arruinar millares de pequeñas y medianas empresas. Eso sólo es posible cuando se acepta el pensamiento único, como si la economía fuese una ciencia de la naturaleza, como si no tuviese nada que ver con la vida humana.
Nosotros podemos errar en la parte de técnica económica, pero éticamente no podemos aceptar la continuidad de una dirección de la economía que perpetúe la miseria.
BF ­ Ese análisis del actual gobierno es similar a la evaluación que usted hizo del gobierno Fernando Henrique Cardoso, hace cuatro años.
Comparato - Es verdad, hay mucha semejanza en las críticas que hice al gobierno anterior. Con el agravante de que había mucha confianza en Lula. Y sobre esa cuestión de la confianza en el gobierno, me gustaría recordar un diálogo entre Confucio y un discípulo: - ¿Maestro, en qué consiste el arte del gobierno? - pregunta el discípulo.
- En tres cosas. Dar alimentos a la población, distribuir armas y suscitar la confianza - responde Confucio.
- Pero, si tuviésemos que eliminar una de esas tres cosas, ¿cuál seria? - cuestiona el joven.
- Las armas - dice el maestro.
- ¿Y entre las dos restantes? Si tuviésemos que optar, ¿cuál de ellas eliminaríamos? - insiste el muchacho.
- Los alimentos, que la muerte acompaña a la humanidad desde el inicio. Pero un gobierno no puede existir sin el mínimo de confianza del pueblo - es la lección de Confucio.
Es por eso que nuestra situación me parece trágica. Podemos decir que los últimos sondeos de opinión muestran que el pueblo continúa teniendo confianza personal en el presidente Lula - no la tiene en el gobierno, pero la tiene en el presidente. Es verdad, pero eso es típico de la relación política actual, en todo el mundo, y sobretodo en Brasil. el pueblo no hace una reflexión crítica sobre el gobierno. Las personas tienen sentimientos e intuiciones, y son dominadas por el carisma personal. El carisma personal de Lula permanece prácticamente igual desde la elección. Un trabajador no se da cuenta, por ejemplo, de que si fuera despedido es porque los bancos presionaron a su empresa; él no sabe que, si los bancos tienen ese poder, es porque el gobierno está aliado a los bancos. Si el trabajador hiciese ese razonamiento, la popularidad del presidente caería prácticamente a cero. No digo a cero porque todavía quedaría un porcentaje de personas ligadas a los bancos, e incluso a la gran industria.
BF ­ Entonces, ¿el pueblo está a merced de ese compromiso del gobierno con los bancos? Comparato ­ Se habla de la posibilidad de que el PT se enfrente a los poderosos. Pero yo me pregunto si el gobierno no tiene contacto con la gran industria, que también está sufriendo con esa hegemonía bancaria. Las pequeñas y medianas industrias están comiendo el pan que el diablo amasó.
Políticamente, por lo tanto, sería viable que el gobierno intentase aliarse con ese sector económico. En vez de hostilizarlo, llamarlo para ser su aliado delante de los bancos. Pero el gobierno no hace eso. En este caso, el juicio moral es horrible - ellos aceptaron tomar el poder sabiendo que no podrían hacer nada por el pueblo. Eso es inadmisible. Tenemos que dar siempre a las personas un mínimo de confianza e no podemos hacer u juicio definitivo del carácter de las personas. Yo todavía pienso que esa situación en que el gobierno se colocó es una situación típica del aprendiz de hechicero, el viejo mito del doctor Fausto, que asumió el poder y pensó que podría negociar con el diablo en condiciones ventajosas. El gobierno sobreestimó su capacidad de negociar con el diablo y ahora va a sentir amargamente su situación de sujeción. Como dije antes, el gobierno sólo está observándose a sí mismo, no está viendo el entorno. Es preciso que alguien de fuera del Estado les diga una verdad simple: el PT no asumió el gobierno para aumentar la miseria del pueblo, para arruinar pequeñas y medianas empresas. Ese es un camino sin retorno.
BF ­ ¿Qué piensa del castigo a los integrantes del PT que se rebelaron contra los rumbos del gobierno? Comparato ­ Es lamentable. En el pasado, el PT ya expulsó partidarios. Pero el PT del pasado no es el PT del presente. El PT tenía autoridad moral para expulsar. Hoy, hace alianza con el PTB, acuerdos con José Sarney y con Antônio Carlos Magalhães, negocia con plantadores gauchos de soja transgénica. ¿Cuál es la autoridad que el PT tiene para expulsar a esas personas? BF­ ¿Cuál es su análisis de la política externa del gobierno? Comparato - Hasta ahora, la política externa ha sido prácticamente la única cosa que se salva en este gobierno. No es que los demás ministerios, fuera de los del área económica, estén presentando un mal desempeño. Sino que están siendo asfixiados por la política económica. En el caso de la política externa, tradicionalmente esa asfixia no acontece. A pesar de todos los cortes hechos por la Secretaría del Tesoro en el Ministerio de Relaciones Exteriores -que hacen que muchas veces los diplomáticos brasileños enfrenten estrecheces en el exterior- la política externa puede desenvolverse libre de esos constreñimientos financieros porque no es una política de inversión económica. Ocurre que ninguna política económica progresista puede permanecer mucho tiempo en esa línea con un gobierno conservador y retrógrado, pues hay una contradicción evidente en el gobierno brasileño. Al mismo tiempo en que lidera movimientos de liberación de la periferia del mundo capitalista, de las imposiciones que vienen del centro del sistema, se conforma aplicadamente con todas las obligaciones que son impuestas al país por el Fondo Monetario Internacional. Un país con crecimiento significativo de su economía y que reduce su pobreza tiene autoridad para hablar de los pobres. Pero un gobierno que se ahonda el estancamiento económico y lo único que hace es lamentar la desigualdad social no es un buen ejemplo para los demás países pobres del mundo. Es preciso entender eso. Durante el gobierno militar, por ejemplo, está claro que la política militar del país no podía ser favorable a la defensa de los derechos humanos. Sería una contradicción manifesta con lo que existía en Brasil. Esa contradicción comienza a aparecer ahora en el campo de la política económica. Argentina, por ejemplo, suspendió el pago de la deuda pública y con eso tuvo un alivio extraordinario -el país volvió a crecer y el desempleo fue reducido de manera substancial. Argentina mostró que ya estaba pudiendo respirar fuera de la cámara hermética en que había estado encerrada por los gobiernos anteriores, mancomunados con los organismos financieros internacionales. Por eso Argentina presenta mejores condiciones que Brasil para propugnar la realización de una política externa independiente. Y la cosa se coloca e perspectiva: Brasil, hasta ahora, gracias a la excelente administración del Ministerio de Relaciones Exteriores, ha mantenido una política independiente en lo que respecta a las presiones que vienen de Estados Unidos en cuanto a la formación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Pero todo eso debe ser visto con cuidado. Yo pregunto ¿por qué los Estados Unidos acabaron aceptando la posición brasileña sobre el ALCA. No se puede olvidar que ellos están en las vísperas de elecciones presidenciales? Un fracaso en ese campo acabaría repercutiendo negativamente. ¿Hasta qué punto, si venimos a depender una vez más del FMI, los Estados Unidos no estarán por detrás del Fondo para presionarnos, exigiendo una política más razonable con relación a la constitución del ALCA? Son esas dudas que quedan girando sobre todos nosotros. Y una vez más repito: no se trata de algo que viene de la maldad de los hombres en sí. Los hombres del gobieerno tomaron una opción errada y entraron con todo en un sistema de poder que difícilmente permite una salida.
BF ­ El PT representa la mayor acumulación de fuerzas conquistada por las fuerzas de izquierda en el país, en los últimos años. ¿Usted cree que un fracaso de un gobierno del PT podría traer serias consecuencias a la izquierda brasileña? Comparato ­ Yo no soy tan pesimista así. Yo pienso que la izquierda va a sufrir una especie de depuración. Va a tener que abandonar seriamente esa creencia de que, llegando al poder, va dominar las fuerzas que tradicionalmente organizan, o desorganizan, el país. La izquierda va a entender que es preciso otro tipo de camino para el país, sobretodo otro tipo de preparación para el ejercicio del poder.
fuente: Brasil de Fato