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Latinoamérica

Una de cal y otra de canto

Hugo Cores
Contratapa

1 Presiones ilustradas

Si tuviera que ilustrar estas anotaciones lo haría con una foto en el interior de la Casa de Gobierno en la noche del 13 de junio de 1968.
En las primeras horas de la tarde Pacheco había implantado aquella especie uruguaya del "estado de sitio" que eran las Medidas Prontas de Seguridad". Pronto los cuarteles y las cárceles se llenarían de sindicalistas o simples huelguistas presos a disposición de la autoridad arbitraria del Poder Ejecutivo.
Esa noche, delegaciones de entidades patronales, encabezadas por la Asociación Rural, formarían cola para saludar a Pacheco "que se había decidido a poner fin a la dictadura de los sindicatos".
Otra foto, reflejaría el momento en que, con el Parlamento clausurado por los militares, más o menos las mismas entidades representativas del gran capital, concurrieron a presentar sus saludos y su respaldo al golpe de Estado del 27 de junio de 1973.
La tercera está a mano: sería el facsímil de la "uno" de cualquier periódico del 1º de noviembre dando cuenta que, esta vez, el inolvidable 31 de octubre, no había triunfado un candidato que contara con el apoyo de "los galerudos". El o los candidatos del gran capital habían sido derrotados. Había ganado el candidato contra el cual se unieron todas las formas del privilegio uruguayo.

Enlazar y domar

Pero, como decían los padres del socialismo, hay mil hilos que constantemente procuran unir al poder económico con el poder político. Que se proponen atar, con lazos invisibles e indestructibles, al poder político, nacido de una opción democrática, con el poder económico de las clases conservadoras.
Cordeles para enlazar, los más toscos, amonedados o abilletados. Y otros, en número casi infinito, con formas más sutiles e intermediadas. Cualquier director o ex director de Aduanas, de la DGI o del BROU, si se lo propusiese, podría escribir un voluminoso diccionario que ordenara alfabéticamente todas las formas con que se suele presentar el sencillo acto de comprar a uno o a varios políticos o altos funcionarios.

La baba antidemocrática

De estos empresarios aprovechados se podría decir lo que alguna vez se sentenció para la burguesía alemana: no han olvidado nada ni han aprendido nada.
Lo que esta vez no han aprendido es que hay un tiempo que se terminó. Ya no están en condiciones de dictarle al nuevo gobierno que política tendrá que desarrollar. Ni pueden pretender "vetar" el nombramiento de un funcionario para el Instituto Nacional de Carnes por el hecho que no lo pueden manejar desde el poder económico, porque no está en la trenza que une a algunos ganaderos, con los bancos y con los frigoríficos.
Las fracciones coimeras, como la araña, no pueden con su condición: segregan constantemente una baba que se hace hilo y que quiere engancharse al poder y enroscarlo. Solo que los que resultaron vencedores el 31 de octubre son duros de enlazar. Esta vez, nones. Deben hacer un esfuerzo por incorporar esa idea. Mandarán los que eligió el pueblo y no los más ricos, poderosos ni los más hiladores de baba.

2 La horma de su zapato

Pienso que no sólo los frenteamplistas sino cualquier uruguayo de convicciones democráticas y buen sentido deben haber disfrutado especialmente uno de los nombramientos dados a conocer la semana pasada. Uno entre tantos, también destacables.
Me refiero al de la Dra. Azucena Berrutti para el Ministerio de Defensa Nacional. Sindicalista y abogada de presos, militante socialista de toda la vida, es, a la vez, de una femineidad sonriente y afectuosa y la imagen misma de la mujer comprometida con la lucha, o, mejor, las luchas de su generación.
Los que hemos trabajado junto a ella sabemos de su firmeza, de la claridad de su pensamiento y de la solidez de su formación jurídica. No parece ser de las personas a quien se doblega con actos de prepotencia o con gestos de arrogancia. ¡Eso, después de tantos años y tan diversas muestras de viriles genuflexiones ante las botas!
Apenas conocido su nombramiento, un periodista de Búsqueda, probablemente mal orientado por su jefe, la abordó con la intención de poner a la flamante ministro en un aprieto.
El periodista recibió una lección que, si es capaz de meditar serenamente, le dejaré una inmejorable lección.
Pregunta Búsqueda: "¿Cree que el tema de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura está laudado o restan cosas por hacer?
Responde Azucena Berrutti: "¿pero en qué país vive usted? Naturalmente que quedan cosas por hacer. ¿A usted le parece que esas investigaciones están cerradas?
Búsqueda: "Yo no opino; yo sólo pregunto, porque Ud. sabe que muchos opinan que esos temas están cerrados.
Berrutti: "Bueno. Yo opino que esos temas no están cerrados.
Preguntada sobre la misiones de paz en las que participan las fuerzas armadas uruguayas, la futura ministra sostuvo que la consideración de ese tema no la consideraba prioritaria. "Que iba a empezar por definir que es la defensa nacional"

¿En qué país vive usted?

La respuesta de Berrutti, que expresa exactamente el pensamiento del Frente Amplio en la materia es también una lección acerca de la seriedad con que deben ser tratados estos temas. Seriedad que el FA siempre ha tenido y que se plasma en el pensamiento y la acción que en la materia ha desarrollado la Comisión Especial de Defensa, presidida por el General Victor Licandro y plasmada en sendas resoluciones de los congresos de la izquierda a lo largo de los años.
El diálogo, tal como lo publica el semanario, resulta ilustrativo. No es verdad que el periodista, tal como él declara, "no opina".
Opina a través de la pregunta, una de las formas más hábiles de hacerlo. Al suponer que el tema de las violaciones a los derechos humanos pueda considerarse que está laudado, el notero desconoce lo que en otras páginas o en ediciones anteriores ha publicado Búsqueda, como ser la citación al dos veces presidente Julio María Sanguinetti para que informe acerca de las razones que lo llevaron a archivar la investigación sobre los asesinatos en Argentina de Michelini y Gutiérrez Ruiz. O la singular situación en que vive libremente Juan Carlos Blanco, mientras la justicia termina por definir cual es la carátula con la cual lo procesa, si la de coautoría de desaparición forzada o la de homicidio. ¡Casi nada lo del laudo!
He mencionado solo dos casos. Sabemos que hay cientos: los detenidos desaparecidos y los familiares que reclaman verdad y justicia.
¿Alguien tiene derecho a ignorar que esos crímenes están pendientes de esclarecimiento y reparación, que a ellos no llegó el estado de derecho, ni la verdad ni la justicia y que para una parte muy extendida del pueblo uruguayo el fin de la impunidad es condición fundamental para la vigencia de la democracia?

13 de diciembre de 2004