Latinoamérica
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Leocenis García
www.antiescualidos.com
11-Ene-2004
Recordando el festival del quitate tú que me pongo
yo... Sé que cada vez que recordamos el once de abril, nos vienen múltiples
recuerdos.
El que pueda decir sin macula de mentira que en esos días pudo siquiera jugar
domino, no mostrará sino ser un insensible. También sé que se ha dicho tanto
sobre el tema .Pero, esta última semana en casa de unos amigos conversé sobre
el tema del 11.Honestamente reí varias veces ante lo silogismos del Profesor
Aponte. Pero llegamos a una conclusión digna de una tesis. Precisamos varias
cosas.
Aquel día que cual pichón de rey, el señor Carmona parecía erguirse en el pensamiento
del monarca francés Luis XV .¡Oh pueblo si yo me ocultara no habría mas luz,
pues me habéis llamado el Rey Sol!. Servido por la sirviente derecha, tirado
por los caballos seudo medievales: Coca cola, Pepsi cola, Parmalat, Recaos,
Cisneros, Phels. Mientras otros, en casa preparaban sus bellos trajes para lucirlos
en la gran gala del entronizado Rey .Y ensañaban aplausos en sus cuartos, para
el gran evento, para loar con hidalguía. Para que destacara el panegírico.
Los generales mediáticos, cual Reina Enriqueta preparando los calzoncillos de
su rey, gritaban: ¡Salve el rey!, mientras se mordían la uñas y la emoción los
devoraba .Por fin se habían librado del caído señor de la verruga. Nada les
causaba más alegría que ver la pequeña sonrisa del nuevo seudo monarca, sus
dientes brillaban, como su calva transpirada por el poder absoluto .Desde tierras
del norte venían las salutaciones al nuevo Rey Sol.
Todo estaba listo .Y entre tanto olor a perfumes Calvin Klein, el costoso Carolina
Herrera, entre las joyas y diamantes, entre los Mercedes Benz, que rodeaban
el palacio. En fin entre tanta ausencia de cualquier bastión de pobre, apareció…Sí…El
único negro que había en la ceremonia…Que haría.
El negro que salía en medio de las blancas pieles de todos, era mirado con suspicacia,
mientras entraba el pichón de Montesquie que leería el decreto de entronización
más ridículo de principios de siglo. Sólo comparable con una revista empolvada
de Condorito. Pero, de vuelta al negro… Qué haría En aquel festival del quitate
tú que me pongo yo. Donde impávido el cuadro de Bolívar había sido destinado
a la cocina del Palacio, para que no opacara al Rey Sol. Mientras declaraban
las burguesas, cual duquesas del poder. Y los zapatos negros y patentes habían
sido lustrados en escuetos minutos, y algunos de los hidalgos caballeros habían
pasado su mano mojada con saliva por su recogido copete…Qué haría; el negro…claro.
El negro que observaba como gritaban libertad, democracia, por los pobres del
reinado, y alzaban las copas de vino, otros mas atrevidos con un coñac .En fin
el negro no había sido destinado a sentarse junto al eminente Cardenal, ni siquiera
a saludar a los ilustres e interesados invitados. ¡No ,hazme el favor¡.El negro
había sido destinado por la delincuencia aristocrática, a mover el micrófono,
a cuidar los detalles de semejante disparate, y mantenerse parado, detrás, mientras
la euforia de la burguesía porque se disolvía hasta los matrimonios de toda
la nación, hacía de pronto que se moviera el micrófono.
Entonces el negro volvía a acomodar el micrófono .Que papel el del negro en
ese festín de 48 horas.
Pero, lo peor al negro le dejaron la responsabilidad de pronunciar lo que ellos
habían escrito borrachos: "Apertura del acto con motivo de la instalación del
gobierno de transición democrática".El negro cumplía el papel que le queda a
todos ellos, en un gobierno de derecha, servir con mano de obra barata a los
monarcas…Mover el micrófono. Acomodar el micrófono…Sin importar el disparate
que pronuncie el Rey Sol.