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Cumbre Extraordinaria de las Américas en Monterrey
EL PRESIDENTE KIRCHNER PARTIO ANOCHE A LA CUMBRE HEMISFERICA

Por Fernando Cibeira
11-Ene-2004

El presidente Néstor Kirch-ner partió anoche hacia Monterrey, México, sede de la reunión de la Cumbre de las Américas donde entre lunes y martes se encontrarán los 34 presidentes del continente –todos, con excepción de Fidel Castro– pletóricos de buenas intenciones. Basta decir que los tres temas que se tratarán allí serán el crecimiento económico con equidad, el desarrollo social y la gobernabilidad democrática. Pero en la última semana el desarrollo de la Cumbre en sí pasó a un segundo plano con la confirmación del encuentro del martes entre Kirchner y George Bush, con pronóstico de nocaut. También Kirchner y el ministro Roberto Lavagna se verán mañana con el titular del FMI, Horst Koehler; el mismo día que el canciller Rafael Bielsa cruzará espadas con el secretario del Departamento de Estado, Colin Powell. Un fixture de lo más atractivo con el escenario de una de las ciudades más modernas e industriales de México.
La Cumbre de las Américas se reúne cada cuatro años. La última se llevó a cabo en el 2001 en Québec, Canadá, y la próxima será en el 2005 en Argentina. Sucedió que en el 2002, luego de las Torres Gemelas, Afganistán, Irak y los innumerables contratiempos del ALCA, Canadá, en sintonía con Estados Unidos, propuso una reunión extraordinaria. El por entonces muy activo canciller mexicano Jorge Castañeda tomó el pedido y promovió la cumbre de Monterrey, que comenzará mañana a las 17.30 con la palabras del primer ministro de Canadá, Paul Martin, y el presidente anfitrión, Vicente Fox.
Explicándolo sencillo, la Cumbre de las Américas es el todo, el ALCA es su parte económica. Brasil, desde el vamos, se opuso a participar de la reunión extraordinaria de la cumbre si el principal tema a discutir sería el ALCA, la zona de libre comercio que Estados Unidos pretende imponerle al resto del continente. Dada las muchas resistencias que genera, el ALCA, que cuenta con sus propias reuniones como la de noviembre pasado en Miami, finalmente fue excluido.
Con el desastre de Irak sobre sus espaldas y unas cuantas cumbres comerciales que terminaron en fracaso, Estados Unidos se dedicó a diagramar Monterrey con una agenda que suena a chiste: el documento final que ya prepararon las cancillerías participantes es el anti Consenso de Washington. Todo lo que antes Estados Unidos y el FMI proponían como receta infalible, ahora es denostado.
“Guiados por la necesidad de trabajar juntos para impulsar la prosperidad, promover la inclusión social, una distribución más equitativa del ingreso económico, eliminar el hambre, elevar los niveles de vida, generar nuevas oportunidades de empleo y de inversión, promover el trabajo decente así como enfrentar las nuevas amenazas de seguridad, reafirmamos nuestro compromiso”, dirá el preámbulo de lo que se conocerá como la Declaración de Nueva León y que será firmada por todos los presidentes. Sí, por Bush también.
Las preocupaciones yanquis de último momento pasan porque los presidentes americanos le otorguen un mayor énfasis a la lucha antiterrorista y acepten una convención que se ocupe específicamente de ese tema. En el largo documento que los cancilleres vienen redactando con algunas dificultades, el terrorismo sólo ocupa los párrafos finales.
Segundos afuera
Como suele suceder en este tipo de cumbres hemisféricas, mucho más interesante que las sesiones en sí –que apenas durarán unas horas– es todo lo que suceda a su alrededor.
Hasta la semana pasada, la participación de Kirchner tenía el atractivo adicional de tener a su cargo el discurso de cierre, dado que Argentina será sede de la próxima cumbre en ciudad todavía a decidir.
Ya estaba acordado que habría un almuerzo con Fox en el que también participarán el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el de Chile, Ricardo Lagos. La foto de los –¿fabulosos?– cuatro ya se convirtió en una postal típica de las cumbres hemisféricas.
El más que oportuno llamado de Koehler del viernes adelantándole a Kirchner que el FMI había al fin aprobado el cumplimiento de las metas del acuerdo sirvió para distender el clima con el que la delegación argentina subió al Tango 01. Con todo, eso no garantiza que el encuentro que Lavagna y Kirchner mantendrán mañana a las 11 con el titular del FMI marchará sobre rieles. El Fondo, acicateado por los gobiernos europeos, busca presionar al Gobierno para que mejore su oferta por la deuda y cierre trato con los acreedores privados. Washington busca lo mismo.
El plato fuerte de Monterrey, cómo dudarlo, serán los 15 minutos de Kirchner versus Bush, Bush versus Kirchner, segundos afuera. Un primer análisis permite dividir el encuentro en dos, con un costado político y otro económico.
Luego de los entredichos que comenzaron con la intervención del subsecretario de Asuntos Hemisféricos, Roger Noriega, y el posterior respaldo del secretario de Estado, Colin Powell, es muy difícil que el tema Cuba no aparezca en el encuentro. Con todo, en la Cancillería argentina todavía sostenían que la política argentina hacia la isla no sería tema de debate en la reunión.
Para ello, repetían el argumento que como el conflicto público ya se produjo y, además, Bielsa tendrá un round previo el lunes con Powell, en la pelea de fondo no se tocará. “Se equivocan los que pronostican que va a haber retos. La reunión Bush-Kirchner ahora va a servir para distender”, sostenía un funcionario cercano al Presidente.
Sin embargo, esa visión no atiende la advertencia que envió la poderosa consejera de Seguridad de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, acerca del supuesto “aliento” que pretenden darle a Argentina para que adopte “las difíciles decisiones que necesita tomar”. La oscura recomendación se la interpretó en dirección a la demorada reestructuración de la deuda externa.
Según insisten a su alrededor, el presidente Kirchner no quiere bajarse de ninguna forma de su propuesta de quita del 75 por ciento del valor de los bonos, mientras que el viernes en Economía surgió la idea, consignada por Página/12, que evaluaba la posibilidad de reducir la quita al 60 por ciento (ver recuadro). Kirchner y Lavagna tampoco coincidieron en sus agradecimientos por el anuncio de Koehler del viernes. Mientras que Lavagna ponderó la mediación de los funcionarios norteamericanos, Kirchner recalcó que la comunicación con el titular del FMI la había tenido él. “Hicieron lo que tenían que hacer”, sostuvo el Presidente.
Ahora queda por saber qué piensa Bush al respecto