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Latinoamérica


17 de enero del 2004

Sindicalistas anuncian la tercera insurrección

econoticias.com

La inminente aplicación de fuertes medidas económicas antipopulares y el rechazo gubernamental a las demandas laborales han puesto en pie de combate a los principales sindicatos y organizaciones populares de Bolivia.

En la ciudad de Potosí, en un congreso de trabajadores, el secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), Jaime Solares, lanzó una virtual "declaratoria de guerra" a la actual administración gubernamental, que encabeza el presidente Carlos Mesa desde la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada en el pasado octubre, informó el matutino regional "El Potosí".

"¡Guerra!": esa fue la palabra que utilizó el máximo ejecutivo de los trabajadores al inaugurar el VIII Congreso Ordinario de la Central Obrera Departamental (COD) de Potosí, encuentro en el que también el dirigente de la Central Obrera de El Alto, Roberto de la Cruz anunció que se preparaba la tercera insurrección contra el neoliberalismo, señala el informe. El primer levantamiento popular, con un saldo de más de 33 muertos y 200 heridos a bala, se produjo en febrero y el segundo en octubre del 2003 con más de 70 muertos y 500 heridos.

Otros dirigentes laborales se expresaron con similares conceptos y cuestionaron airados el rumbo que sigue el gobierno del presidente Carlos Mesa, que se apresta a lanzar mayores cargas tributarias sobre los asalariados, eliminar la subvención al gas licuado doméstico consumido por los hogares más pobres y elevar el precio de los carburantes, según anticiparon sus más cercanos colaboradores.

Uno de ellos, el jefe del sector financiero, el ministro de Desarrollo Económico, Xavier Nogales, fue muy claro al señalar a los periodistas en La Paz que las medidas económicas que se anunciarán oficialmente a fines de este mes le costarán al pueblo "sangre, sudor y lágrimas".

Ante este anuncio oficial, los sindicalistas convocaron a los trabajadores a organizarse y movilizarse para impedir la aplicación de medidas económicas antipopulares, tal como ocurrió en febrero del 2003, cuando un levantamiento cívico – policial obligó al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a dejar sin efecto el "impuestazo" sobre los salarios, medida que ahora intenta poner en marcha su reemplazante, el presidente Mesa.

TOMA DEL PODER

Según consigna El Potosí, el minero Solares habría convocado a los trabajadores a preparar "huelgas, bloqueos y otro tipo de medidas que paralicen el aparato productivo del país para pelear contra el gobierno que sólo acata las recetas económicas de Estados Unidos".

"La teoría de la revolución se pondrá en práctica con el camino a la insurrección", dijo Solares al señalar que la oligarquía debe caer para que el pueblo tome el poder.

La revolución –dijo- se debe encarar con unidad y desde las bases que están lideradas por sus secretarios ejecutivos ya que, sin la participación de las mismas, será imposible cambiar el modelo neoliberal. A la vez, el dirigente hizo un llamado al sector campesino para unir fuerzas con un solo objetivo: tomar las riendas del Estado para que el pueblo gobierne y tenga un salario justo de acuerdo a la canasta familiar.

APRONTE CAMPESINO

En La Paz, el ejecutivo de la Confederación de Campesinos, el "Mallku" Felipe Quispe anunció, por su parte, su intención de lograr la unidad con la COB y el Movimiento Sin Tierra, que ha comenzado a ocupar predios y propiedades rurales de familiares de ex funcionarios de la administración de Sánchez de Lozada.

Hasta ahora, según Quispe, el gobierno de Mesa no respondió favorablemente a las peticiones de los campesinos ni a las demandas de los trabajadores urbanos, incumpliendo las promesas con las que asumió el cargo el 17 de octubre.

"La tregua (de 90 días) se está acabando", dijo al denunciar que Mesa ni siquiera intentó reunirse para hablar con los campesinos.

"Él (Mesa) sólo escucha a la Embajada de Estados Unidos y a las transnacionales".

UNA NUEVA CONSTITUCIÓN

La desilusión en torno a Mesa ha llegado a tal punto que, en el Congreso laboral de Potosí, Roberto de la Cruz afirmó que actualmente se realiza un "trabajo de hormiga" para consolidar la tercera rebelión popular contra el neoliberalismo. El movimiento podría terminar en una convulsión social de grandes dimensiones para consolidar una Asamblea Constituyente popular y revolucionaria y, a la vez, rechazar la Constituyente que plantea el sucesor de Sánchez de Lozada.

El dirigente, que encabezó la revuelta popular de octubre en la ciudad de El Alto, precisó que la sociedad civil en su conjunto, las organizaciones cívicas y sindicales deben elegir a sus mejores representantes para que redacten la nueva Constitución Política del Estado. Esa nueva Constitución debe estar bajo los principios del Ama Llulla (no seas flojo), Ama Qella (no seas mentiroso) y Ama Sua (no seas ladrón) y bajo el nuevo modelo económico comunitario mixto y socialista, dijo el dirigente de la Central Obrera de El Alto. Con la nueva Constitución que plantea el dirigente, el pueblo elegiría a sus propias autoridades en todos los ámbitos, informó el matutino El Potosí.