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Internacional

Las Islas Kuriles: un conflicto a lo Kafka

 Daniel Boglione
Observatorio de Conflictos, Argentina
http://ar.geocities.com/obserflictos

A MODO DE INTRODUCCIÓN:

Entrar a ese universo lejano de las Kuriles, desde una óptica en las antípodas, significa sumergirse en - literalmente -- "otro" mundo. Desde el principio las informaciones son confusas, duplicadas, los datos obtenibles difieren según la fuente y/o el país y/o la organización en los cuales se los buscan.
Las Islas Kuriles reciben su nombre de la lengua rusa: Kuril'skiye Ostrove, del verbo ruso kuril que significa "echar humo", "fumar", lo que bautizaría a las islas como Islas que Echan Humo o Islas Humeantes (Chisima-retto, en japonés); posiblemente debido a la cadena volcánica que se halla presente en la totalidad del arco insular que abarca desde la isla norte de Japón, Hokkaido, en dirección sur-nor-­noreste hasta quedar paralelas al extremo sur de la Sajalin o Sakhalin en japonés Karafuto) No hay un acuerdo en los nombres ni en la cantidad de islas e islotes que componen el grupo, sí hay datos concretos en relación a su superficie aproximada, unos 15.600 km2, y a su población semi-estable, que oscila en unas seis mil personas de origen ainu o aino, descendientes de los pobladores originales. Respecto al poblamiento, éste se inicia en el siglo XVIII con una colonización no conjunta pero sí simultánea de rusos, japoneses y asiáticos del continente, sin conflicto al principio. La etnia ainu se mestizaría como resultado de estas corrientes colonizadoras más el agregado de grupos ocasionales de pescadores, transportadores de madera y azufre (principales industrias de las islas) (1) e inmigrantes ocasionales. A esto se debe agregar, en tiempos modernos, una afluencia constante de técnicos (vulcanólogos, geólogos, ecologistas, meteorólogos, etc.) que cumplen funciones temporales en las islas.
No hay datos fidedignos en la cuestión de cantidad de islas: según la Enciclopedia Microsoft hay unas treinta grandes y veinte pequeñas, de acuerdo a los rusos (2) el archipiélago comprende unas treinta y seis islas (pequeñas, las llama) y otras fuentes solo se dignan a nombrar las mayores y omiten el resto de las "pequeñas".
Pero tampoco existe uniformidad al nombrar a las islas: según el ministerio ruso las islas mayores se llaman Urup, lturup (nombres de origen ruso), Shikotan y Kunashin (de origen japonés), pero según información internacional (3) las islas serían Etorofu (aparentemente la más importante y coincidiría con Urup), Habomai (la cual denomina un grupo de islas pequeñas e islotes) y las ya conocidas Kunashiri y Shikotan.
En verdad las diferencias de nombres no deben pesar más que como detalles técnicos, ya que es de acuerdo desde qué lado del mostrador se halla quien habla, pero igual llevan a la confusión pues desde afuera uno no sabe bien de cuántas se habla y de si son las mismas de las que estamos hablando. Un detalle más, Tokio las llama "territorios del norte", con el mensaje subliminal de que son territorios "propios", con lo que agrega una pizca de condimento a la confusión.
Lo anterior como un prefacio levemente kafkiano, ahora vendría el primer plato. Antes de ingresar en el desarrollo fáctico de la historia corta de las islas, hay un tema que se debe saber, pues el mismo (soberanía, poder ocupacional) sobrevolará toda su historia contemporánea pues - al mismo tiempo - se enclava en raíces antiguas.
Para el mundo la Segunda Guerra Mundial finalizó en 1945, ganaron los Aliados, perdió el Eje, todo muy bien, ¿correcto? ... absolutamente erróneo. La URSS, como entidad política, triunfó como parte de los aliados, luego sobrevino la debacle de 1989 y la Federación Rusa tomó la posta del imperio (aunque es otro tema sigo opinando que el imperio sigue o trata de seguir, lo que ha cambiado es nada más que el nombre) y hoy, año de 2002, nos encontramos con que ni la URSS en su momento ni la Federación en la actualidad han firmado la paz con Japón (ni Japón con ellos). ¿Siguen en guerra? Técnicamente hablando.., si.
Han pasado cincuenta y siete años a la fecha y la guerra sigue, a Kafka le gustaría.
POSIBLE HISTORIA DE LAS ISLAS HUMEANTES: El dominio, la ocupación, la pelea sobre las islas, se encuentra encerrado en el marco del ascenso japonés desde un puesto de segundo orden -medieval, arcaico, limitado- a la categoría de potencia mundial, potencia moderna que mira al resto del mundo cara a cara y a los ojos.
Es cierto que la colonización (desorganizada, sin metas ni propósitos a futuro) había comenzado a mediados del siglo XVIII, más posiblemente por la invitación de los bosques de abetos, pinabetos y, en menor medida, alisos y abedules, a la explotación de la madera en un país como Japón, que la consume en forma excesiva; también por las minas de azufre y, no en último lugar de importancia, por las facilidades para la pesca de ciertas especies preciadas por sus mercados. Pero no pasó más que de una ocupación "liviana" por más de un siglo.
El eje de inflexión, el gozne, habría que marcarlo en la llamada Etapa Imperial, que comienza en 1868 (Emperador Meiji, muerto 1912) y se cierra en 1945 con la derrota que clausura la expansión iniciada setenta y siete años antes.
Desde la década del setenta hasta fines del siglo XIX, la nueva dirigencia japonesa se concentró en lograr dos objetivos principales: 1) definir y asegurar la posición internacional de su país y 2) revisar y aniquilar los llamados tratados desiguales, que lo relegaban a ser una potencia de segundo orden. (4) El primer punto lo lleva adelante el Ministerio de Negocios Extranjeros, no solo con el propósito visible de convertirse en una potencia sino insinuando la tendencia, que se volvería avalancha más tarde, hacia una expansión imperialista en pos de territorios.
Los hitos del gobierno tienen fechas clave: 1871, tratado comercial con China que lo vuelve parte dictante de las condiciones; 1872, control administrativo de las islas Riu ­Kiu (Ryukyu, en japonés) del sur, dos años después soberanía sobre las mismas; 1873, las islas Bonin (en el mar de Filipinas) bajo control administrativo; 1875 caen las Kuriles bajo control japonés por un tratado con Rusia a cambio de la Sajalin, abandonando la administración bipartita iniciada en 1855, (movida política que, según veremos, fue un gambito para luego quedarse con todo) que fija por primera vez la frontera entre ambos países en el área de Siberia.
Una vez logrados estos primeros pasos, Japón se lanza ya (copiando a las potencias europeas y norteamericana) a la intervención directa sobre los países del continente, Corea primero y China después.
Con la guerra de expansión contra China (1894-95) se apodera, luego del "tratado de paz" de Shimonoseki (1895), de Formosa, Port Arthur (a posteriori Rusia lo toma (1898), las islas Pescadores (P'enghu en japonés) y obliga a China a reconocer la independencia de Corea, obviamente ya con un fuerte ejército nipón instalado en Seúl que era el que dictaba la política coreana.
Finalmente los famosos "Tratados Desiguales", desgastados por treinta años de diplomacia pero más por la actitud de fuerza de Japón, se caen a fines del siglo XIX (1899) y en 1902 el mundo se asombra con el primer tratado de "iguales" entre Gran Bretaña y el Imperio del Japón, un tratado de alianza. Traducido al lenguaje del poder: Japón se había puesto los pantalones largos y era ya uno más de los iguales entre los grandes. Como detalle, fue el primer tratado firmado ínter-pares entre una nación europea y una asiática. Pero Japón, en una etapa como ésta, no podía detenerse y fue por más.
En conocimiento de la debilidad y falta de preparación rusa, da comienzo la guerra en 1904, produciendo un shock internacional al ser la primera nación del Este que vence a una europea. Como nota al margen, la batalla del estrecho de Tsushima (27.05.04) en la cual fue destruida la flota rusa debería ser materia de un análisis por separado sobre la ineficiencia, la pésima preparación y varios ítems más sobre la armada del Zar.
Por el Tratado de Portsmouth (1905), el ahora llamado con justicia Dai Nippon (Japón Imperial, aunque etimológicamente significa "el origen del sol se apodera de la Sajalin -que poco antes había cedido al ahora derrotado-, Port Arthur -que recupera-, y el Protectorado sobre Corea (un formulismo) y Manchuria, que era la ambición de la industria bélica japonesa; en 1910 da la última vuelta de tuerca y, directamente, se anexa Corea.(5) Japón es ya una gran potencia.
Los por qués de esta expansión victoriosa, sin fallas, se pueden rastrear en vanos factores que se aglutinaron en la tercera parte del siglo XIX y comienzos del XX, período que se cierra antes de la Primera Guerra Mundial y que comprenderla la expansión paralela del capitalismo de fines de siglo (y como necesidad inherente a su propio desarrollo), que esa expansión económica estimula la psicología del imperialismo y, factor estratégico, una reacción de defensa ante una situación militar juzgada amenazante; o sea expandirse antes de ser dominados. Esta filosofía se mantiene hasta 1926 en que sube al trono el emperador Showa (Hirohito) y se produce un nuevo cambio en la política exterior. La expresión más visible de la nueva tendencia es el llamado Memorial Tanaka, por el primer ministro de dicho nombre que lo dio a conocer, en el cual se explicita la política de expansión y de dominación del Asia Oriental a manos del Dai Nippon. La bisagra de este cambio define una política de expansión agresiva, sólidamente sustentada por el viraje del liberalismo a un militarismo dominante pero ampliamente apoyado por las fuerzas económico-sociales y político-ideológicas dominantes en el país.(6) Hagamos una pausa y vayamos al fin de la Segunda Guerra Mundial. El intervalo entre los belicosos treinta y la guerra no influye en la historia de las Kunles, sí el "final" de la guerra.
La URSS toma revancha de los golpes japoneses y recupera la Sakhalin y ocupa las Kuriles llevando la frontera rusa hasta la isla Hokkaido (isla más al norte del archipiélago nipón).
Luego comenzaron las discusiones sobre la soberanía de las islas.., hoy siguen.
COMENTARIOS SOBRE LA ¿SITUACIÓN? ACTUAL: Suponer ingenuamente que una potencia (¿mediana?, hoy día) como la Federación Rusa se niegue a entregar un puñado de islas sin valor estratégico declarado a un país como Japón, con FF. AA. que se han convertido casi en simbólicas y cuyos propósitos declarados son económicos (la otra forma del imperialismo), solo por cuestiones políticas o meramente de orgullo nacional, sería menoscabar las profundidades del entramado de intereses internacionales.
¿Cómo se podría leer esto? Comencemos por comentarios de la prensa internacional de agosto del 2002, en ocasión de la visita del presidente Vladimir Putin a Japón y a las reuniones con el premier Yoshiro Mori, conversaciones durante las cuales Putin se volvió a negar a retornar a las fronteras "naturales" con la isla Etorofu como límite norte de Japón, comentando: "... no puede ser admitida... (...) sin que vayan precedidas por un mejoramiento en otros campos" (7). En buen romance esto se refería a tres puntos considerados cruciales para la diplomacia rusa, a saber: Mayores inversiones niponas en el Extremo Oriente Ruso (dinero que Putin no puede conseguir de Occidente); ayuda monetaria con devolución incierta para pagar los costos del desarme nuclear; y -punto casi imposible de tragar para todos, especialmente EE. UU.- que no pueden abandonar territorio japonés mientras otros países posean bases militares en territorio nipón, aquí debe leerse claramente: mientras los EE. UU. tengan bases.
Pero antes de esta declaración, que se podría juzgar como legítima o lógica, la información internacional y los intereses ídem desnudan de a poco las caras ocultas de los por qué no. Según la Agencia EFE (8) los japoneses están que aúllan contra coreanos y rusos por los nuevos permisos de pesca que éstos concedieron a los primeros... sobre el mar comprendido en las Islas Kuriles. Es sabido que la Federación necesita dineros frescos, vengan de donde vengan (y recuerden esto para lo que viene) y los coreanos pagarían cincuenta y siete dólares por tonelada de pesca (pez paparda) y calculan hasta quince mil toneladas de pesca en cinco meses. Hagan números.
Obvio que Japón protesta y argumenta que se debe cerrar el trato con su intervención y en Tokio. Es fácil imaginar la actitud rusa.
Supongamos que, hasta ahora, todo se desarrolla dentro de los carriles acostumbrados de la política y los negocios mundiales. Por un lado el que tiene la cosa y por el otro los que la perdieron, mientras la tenga -utilizando o no excusas políticas o geoestratégicas- y le rinda beneficios será difícil que la suelte.
Pero faltaba el segundo plato a lo Kafka, el suceso, el acontecimiento que nos da vuelta el esquema y nos hace preguntar, seriamente, si todo esto no es parte de un delirio, de un algo absurdo y fuera de control.
En Noruega existe una fundación, básicamente imparcial, con fuertes apoyos ecologistas y técnicos, que abrió la ventana a un escándalo -piadosamente tapada por los medios "informativos" mundiales- con relación a un artículo publicado por Monitor Nuclear de WISE/NIRS (9) cuyo título dice nada más que esto: "¿Arrojará Rusia desechos radioactivos en un volcán?" Esta información salta por una frase que se le escapa al Ministro de Energía Atómica de Rusia, Alexander Rumyantsev que, en una entrevista, comentó que aceptarían desechos radioactivos de Taiwán.
Automáticamente todo el mundo negó tal posibilidad, ya que Rusia tiene leyes que solo le permiten importar combustible nuclear "gastado", no desechos. Pero un señor de nombre Slivyak, copresidente de Ecodefense (Moscú) filtró documentos secretos, negados al principio, semi-aceptados luego, de la operación.
Antes mencionamos el tema de buscar dineros de donde y como vinieran, aquí se cumple: Taiwán ofrece a Rusia la suma de diez mil millones de dólares (incluyendo dos mil millones para gastos de construcción) para guardar sus desechos radioactivos; los rusos "descubrieron" el lugar justo: la isla Simushir, territorio dominado por el volcán activo Milna y sísmicamente inestable. Parece un buen motivo para las palabras de Putin en Tokio cuatro meses después.
Pero lo jugoso aparece luego. ¿Quiénes intervenían en este proyecto demente? Por la parte rusa actuaban el Minatom o Ministerio de Energía Atómica como socio, el famoso Instituto Kurchatov como monitoreador y controlador de la parte técnica, la empresa Neftegas para la construcción de los almacenadores y miembros del parlamento ruso para el apoyo legislativo, sus nombres no aparecen en el informe.
De la parte taiwanesa surge el nombre de la ATT o Asia Tat Trading Co. Ltd. Como la gestora de la oferta y que proveería los fondos y, por supuesto, los desechos. Existe en esto un detalle casi surrealista, la ATT es de capitales mixtos de Taiwán y Japón.
Los mismos japoneses, política y oficialmente reclamadores de las Islas, están invirtiendo para provocar un más que posible desastre ecológico de niveles que, a la fecha, ni Greenpeace (interviene como demandante del negocio) ha podido calcular.
¿Será el destino de las Islas Humeantes terminar no en manos de un país sino de una corporación económica? ¿O será su sino convertirse en un basurero nuclear con todo lo que eso conlleve? De un simple problema menor de la política internacional, las islas han pasado a ser una posible mina de oro (contaminada e inútil, eso sí), pues los volúmenes de dinero que se manejan sobrepasan con exceso las licencias de pesca, las explotaciones madereras y azufreras y, en verdad, ¿qué son seis mil habitantes cuando se habla de semejantes sumas? ¿Los derechos de los ainus...? Bien, gracias.
NOTAS (1) Enciclopedia Microsoft® Encarta® 97 ©, año 1997 (2) Ministerio Ruso de Turismo, vía Internet (3) Prensa Internacional, 10.08 .02, vía Internet (4) Esta llamada y otras a continuación: Ediciones Dolmen, Grandes Batallas IIGM, Madrid, 2001.
(5) Idem a punto 4 (6) La plenitud de la expansión exterior, época Imperial de Japón, 1868-1945, www.artehistoria.com/frames, (7) Idem a Nota 3 (8) Se intensifica disputa entre Corea y Japón, La Prensa, Panamá, 28.06.01.
(9) Fundación Bellona, CC 2141, Grunerlokka, 0505 Oslo, Noruega.