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Internacional


BUSH, EL BUEN AMIGO DE LAS CORPORACIONES (PARTE II)

Por: Iván Salgado*

Además, Firestone, propiedad ya desde entonces de la empresa japonesa Bridgestone -que esta corporación adquirió en los ochentas- implantó, de acuerdo con las exigencias de productividad de sus dueños nipones, la jornada laboral de ¡12 horas! para poder cumplir con la demanda de llantas de los Explorer. Según los obreros, las inspecciones de las llantas recién hechas no tomaban más de 10 segundos. Además, para poder emplear el caucho seco y caduco -seguramente como consecuencia de la huelga, mucho material se quedó embodegado- se le aplicaba, ¡imagínense!, solvente, para que se volviera pegajoso y, así, poderlo emplear. También se redujo el curado o cocimiento de los neumáticos, procedimiento mediante el cual, empleando un intenso calor, las diferentes capas que conforman una llanta son unidas. Ese tiempo pasó de 26 minutos a ¡16 minutos!, es decir, casi un 40% menos. O sea, que los dueños se decidieron por el camino fácil: hacer trabajar más a sus obreros, disminuyendo las normas de calidad.

Sin embargo, los problemas provocados por las llantas mal hechas no terminan ahí. De acuerdo con los investigadores, resulta, además, que existe, también, un problemas en el diseño, no sólo de las llantas de Firestone, sino de otras marcas. Se trata de la ausencia de una capa de nylon, un elemento fundamental para una llanta que será sometida a altas velocidades, la cual en la actualidad ya se eliminó porque, según los fabricantes, las bajas velocidades a las que circulan los autos no las justifican. Así, de esa manera, sobreexplotando a sus trabajadores, disminuyendo el tiempo de fabricación, reciclando el material viejo y no cumpliendo con normas de diseño (la capa de nylon), Firestone estaba cumpliendo puntualmente con la cuota de sus neumáticos Wilderness AT, exigida por Ford, para equipar sus demandadísimos, rudos Explorers.

Antes de que el escándalo se hiciera público en Estados Unidos, se habían reportado accidentes con los Explorers y las llantas Firestone. En Arabia Saudita, en 1999 se reportaron 14 muertes por esa razón. En este caso, Firestone alegó en su favor que sus llantas no estaban hechas para terrenos ásperos y malos caminos, así como para condiciones de climas cálidos o por llantas sobre o subinfladas. Evidentemente esta 'justificación' es absurda, y demostraría un implícito, ofensivo punto de vista discriminatorio, como diciendo que sus llantas estarían hechas solamente para los 'buenos caminos, bien asfaltados y clima templado' de Estados Unidos y no para los malas, polvosas terracerías, llenas de hoyos y charcos de los países subdesarrollados.

También se reportaron problemas con las llantas de los Explorers en Latinoamérica, específicamente en Venezuela, Ecuador y Colombia desde el año 1998, pero, claro, como se trataba de países de segunda, de gente de segunda, de compradores de segunda, ni Ford, ni Firestone atendieron la situación. Transcurrió más de año y medio, antes de que Ford comenzara la reposición de los neumáticos en alrededor de 30,000 vehículos y, claro, culpó a Firestone por producir llantas defectuosas. Pero Firestone insistió en que no era así, y que sólo había cumplido con las especificaciones señaladas por Ford?¦ pareciera el viejo juego de '¿dónde quedó la bolita?'.

Esto muestra, simplemente, el grado de irresponsabilidad de estas empresas y que, en realidad, salidos los productos de sus distribuidoras, lo que menos les interesa es lo que pueda suceder si salen defectuosos y si esos defectos ponen en riesgo la vida de los consumidores.

Sin embargo, fue gracias al abogado Randy Roberts que el tema cobró relevancia. Roberts representó legalmente a la familia de una adolescente fallecida en una volcadura de un Explorer, el 16 de octubre de 1998, la joven Jessica LeAnn Taylor. El abogado fue tan tenaz que logró atraer la atención de la agencia gubernamental encargada de la seguridad del tráfico automovilístico, la NHTSA (National Highway Traffic Safety Administration), pues pudo demostrar que el accidente se debió al desprendimiento de la capa exterior de uno de los neumáticos Firestone.

Así, gracias a su acción, otros demandantes pudieron dar paso a sus casos legales contra las dos empresas y fue, hasta entonces, después de varios meses de negligencia, que el gobierno dio curso a sus litigios. Aquí hay que hacer notar cómo, hasta el gobierno, es en parte responsable de que las compañías hayan desdeñado a los demandantes, pues, a pesar de que la NHTSA ya poseía algo de información sobre los accidentes (sabía de unos 50 casos reportados en el curso de una década), nada pudo o quiso hacer contra las dos empresas antes del escándalo. Claro, en el caso de Ford, seguro gracias a sus contribuciones a los republicanos, el problema se retrasó, no así en el caso de Firestone, empresa que su propietaria japonesa Bridgestone decidió eliminar.

De todos modos las dos empresas fueron demandadas: Ford, por $590 millones en indemnizaciones. Firestone, mientras existió, debió reponer nada menos que ¡seis y medio millones de llantas defectuosas! A $70 dólares cada llanta, eso significa que debió erogar $455 millones de dólares, aparte de que, también, debió asumir indemnizaciones, como la que aceptó pagar a una familia del estado de Tejas, de origen mexicano, en agosto del 2000, por siete y medio millones de dólares.

La conclusión aquí es que ambas empresas compartieron la responsabilidad: probablemente las llantas en ese vehículo tendían a fallar por la baja calidad de éstas , pero, por otro lado, el vehículo presentaba varios graves problemas de diseño y, ni siquiera con mejores llantas podía evitarse que fuera tan peligroso. Si esto hubiera sido así, resultaría extraño, entonces, que Ford, por fin, a partir de su Ford Explorer modelo 2002 se decidiera a incorporar las especificaciones de seguridad que los ingenieros indicaron para el prototipo original, tales como mayor ancho del chasis, 6.3 cm, y una menor altura. Lo que Ford denominó el 'totalmente nuevo Explorer, con un nuevo nivel de seguridad', sencillamente incluyó mejoras en el diseño que se señalaron hace más de una década. De todos modos la empresa tuvo un mal comienzo con su 'nuevo vehículo', pues apenas estaba en las salas de exhibición, cuando se retiraron del mercado 47.000 unidades, debido - ¡esto es de plano increíble! -, a que sus neumáticos presentaron rajaduras ocasionadas por la línea de montaje cuando se estaban armando.


* Iván Salgado es catedrático de la UNAM (Universidad Autónoma de México).