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Internacional

3 de febrero del 2004

Bush, Cheney y la mafia

Antonio Maira
Cádiz Rebelde

Sin cambiar una coma, Bush y Cheney insistieron últimamente en su habitual proclama imperialista y militarista que es también una parte de su inmediata propuesta electoral. El presidente ante el Congreso, en el discurso sobre el estado de la Unión; el vicepresidente ante el Foro de Davos.

Bush reafirmó la paranoica visión de un mundo de conspiraciones terroristas y "regímenes al margen de la ley" amenazantes, que le ha servido para la generación de un estúpido patriotismo interno y el lanzamiento de una guerra universal y permanente, regulada y activada, en lugar y en tiempo, por los Estados Unidos. "No hemos llegado tan lejos para dejar la labor inconclusa". Habló del peligro extremo que representaba la conjunción de esas dos amenazas: "rehusamos vivir a las sombras de ese peligro máximo". Pidió la renovación de la Ley Patriótica (Patriot Act) que mantiene a los ciudadanos norteamericanos en una situación de terror permanente tan útil a un gobierno de características neofascistas.

Ante un auditorio en general complaciente, que se movía entre el entusiasmo republicano y la cortesía demócrata, siguió desgranando Bush su decálogo de falsedades. Se refirió a la guerra de Irak como el "cumplimiento de las exigencias de las Naciones Unidas" y a la situación de los iraquíes como la de "un pueblo libre". Afirmó que "el 'Informe Kay' ya identificó docenas de actividades relacionadas con los programa de armas de destrucción masiva y cantidades significativas de equipo que Iraq escondió de las Naciones Unidas. Si no hubiésemos actuado, los programas de armas de destrucción masiva del dictador continuarían hasta hoy".

Calificó de "matones" a los miembros de la resistencia iraquí, y expresó brutalmente los límites del multilateralismo de Washington: "Estados Unidos nunca pedirá permiso para defender la seguridad de nuestro país"

Anunció el incremento de la intervención de EEUU en Oriente Medio en nombre de la Libertad. "Para derrumbar las barreras de la propaganda odiosa, la Voice of America y otros servicios de difusión están ampliando su programación en árabe y persa, y pronto, un nuevo servicio de televisión comenzará a proporcionar noticias e información fiables en toda la región". "Les enviaré una propuesta para duplicar el presupuesto de la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy), y para concentrar su nueva labor en el desarrollo de elecciones libres, y los mercados libres, la prensa libre y los sindicatos libres en el Medio Oriente".

Por fin, con el más puro lenguaje imperialista, Bush afirmó la misión universal de los EEUU: "Estados Unidos en una nación con una misión, esa misión proviene de nuestras creencias más básicas. No tenemos ningún deseo de dominar ni ambiciones imperiales. Nuestro objetivo es una paz democrática, una paz basada en la dignidad y los derechos de cada hombre y mujer. Estados Unidos actúa en esta causa con amigos y aliados de nuestro lado, sin embargo, entendemos nuestro llamado especial: Esta gran república dirigirá la causa de la libertad."

En Davos, Cheney reclamó con dureza más esfuerzo militar de Europa en la lucha contra el terrorismo y los regímenes que lo apoyan. Cheney ofreció una visión del tercer mundo como un conjunto de "viveros de odio y fanatismo" y no dejó ninguna duda sobre el punto crucial. La determinación de las conductas y grupos terroristas, y de los regímenes que los apoyan, es tarea exclusiva de los EEUU.

Tal vez lo más preocupante del doble discurso Bush-Cheney sean las conclusiones que han sacado de la última intervención militar realizada con desprecio de todo el derecho internacional y de las Naciones Unidas:

"Hasta cierto punto, si se usa la fuerza militar como hicimos en Iraq se facilita la labor diplomática a la hora de enfrentar otros problemas" (Cheney en Davos).

"Nueve meses de negociaciones intensas que involucraron a los Estados Unidos y Gran Bretaña han tenido éxito en Libia, mientras que 12 años de diplomacia en Iraq no lo tuvieron. Y una de sus razones es clara: Para que la diplomacia funcione, las palabras deben ser dignas de creerse, y ahora nadie puede dudar la palabra de los Estados Unidos." (Bush ante el Congreso).

La afirmación de Bush y Cheney, muy cierta desde luego, es la expresión perfecta de la práctica mafiosa de la extorsión. Con golpear a uno es suficiente. Eso sí, hay que golpear de manera ejemplar, sin reserva alguna, tan brutalmente como sea posible. Y de esa manera ejemplar y brutal que recomiendan los cánones de la mafia lo hicieron los EEUU y el RU, responsables con el embargo de la muerte de cientos de miles de personas durante la larga preparación de la guerra, y de decenas de miles en los gigantescos bombardeos de las primeras semanas de campaña militar.

La idea mafiosa de emplear la fuerza para vencer la resistencia obstinada de unos y asegurar la obediencia de los otros es la norma principal de relación internacional de los Estados Unidos.