Internacional
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Los hechos a la manera de Bush
Joseph Stiglitz
El Pa�s
En las elecciones del mes pasado en Estados Unidos vimos a los dos bandos
arrojar datos, cifras e interpretaciones contrarias al desdichado electorado. Es
un viejo truco: lanza suficiente barro, que algo se pegar�. Confunde a los
votantes, que al final habr� m�s probabilidades de que la mayor�a se quede con
lo malo conocido.
El presidente Bush habl� de que se hab�a producido un enorme crecimiento del
empleo en los 13 meses anteriores, y afirm� que el mercado laboral hab�a doblado
la esquina.
�Es cierto? El citado aumento de los puestos de trabajo apenas ha seguido el
ritmo de crecimiento de la poblaci�n activa. Aunque la tasa de empleo fue
intensa en octubre, en septiembre se crearon s�lo 96.000 nuevos puestos de
trabajo, 50.000 menos de los necesarios.
A estas alturas del ciclo, lo normal es que EE UU estuviera creando puestos a un
ritmo r�pido para compensar las p�rdidas de empleo en las primeras fases del
ciclo, como hizo entre 1993 y 1995. Es la peor recuperaci�n del empleo de las
nueve recesiones sufridas por EE UU despu�s de la guerra. Ninguna tergiversaci�n
puede alterar este hecho. EE UU no ha doblado la esquina. Por el contrario, la
mayor�a de los analistas prev�n que 2005 ser� peor que 2004.
Pero no culpen a Bush. La econom�a estaba en recesi�n cuando �l asumi� el cargo
en 2001, y el 11-S e Irak empeoraron las cosas. Es cierto que la econom�a se
estaba ralentizando cuando Bush asumi� el cargo, pero tambi�n hered� un enorme
super�vit presupuestario, equivalente al 2% del PIB, que ha transformado en un
enorme d�ficit, equivalente al 4,5% del PIB. Un cambio presupuestario de esta
magnitud proporcionar�a un enorme est�mulo.
La econom�a deber�a ir viento en popa. La principal preocupaci�n deber�a ser la
inflaci�n, no los puestos de trabajo. No ha sido as� porque Bush ha introducido
un recorte fiscal que no estaba pensado para estimular la econom�a, sino para
beneficiar a los ricos. Una reducci�n de impuestos a las rentas bajas o unas
prestaciones por desempleo m�s elevadas supondr�an un est�mulo mucho mayor para
el consumo, del mismo modo que una deducci�n temporal de impuestos por inversi�n
habr�a aumentado mucho m�s el gasto de capital que la reducci�n de los impuestos
sobre dividendos.
La proporci�n de la inversi�n de capital fijo en el PIB es hoy un 2% menor que
hace cuatro a�os.
Dos factores amenazan la recuperaci�n estadounidense. En primer lugar, el fuerte
endeudamiento de los hogares supone que si aumentan los tipos de inter�s, como
sucede en las recuperaciones, las familias se encontrar�n cortas de dinero.
Adem�s, los precios de las propiedades inmobiliarias podr�an caer en picado, en
cuyo caso muchas familias se encontrar�n con que el valor de su hipoteca supera
el de su casa.
La tasa de quiebras en EE UU es ya un 33% m�s elevada que hace cuatro a�os.
�Puede realmente culparse a Bush de que los estadounidenses se est�n endeudando
demasiado? Se puede y se deber�a. El que no se creara un incentivo fiscal
adecuado para estimular la econom�a hizo que el peso recayera en la pol�tica
monetaria. Los tipos cayeron hasta m�nimos hist�ricos, lo cual ayud� a la
econom�a, pero no estimul� mucho la inversi�n.
La segunda amenaza para la recuperaci�n son los elevados precios del crudo. La
fracasada pol�tica de Bush en Oriente Pr�ximo es s�lo parte del problema.
Deber�a haber fomentado medidas m�s en�rgicas para el ahorro energ�tico; si las
hubiera implantado hace cuatro a�os, el consumo estadounidense y los precios del
petr�leo ser�an m�s bajos hoy. Jap�n y otros pa�ses desarrollados prueban que un
alto nivel de vida s�lo requiere una fracci�n de energ�a por d�lar de PIB.
Pero Bush propuso subvencionar a las empresas petrol�feras para fomentar una
mayor producci�n interna. Esta pol�tica de "agotar primero Estados Unidos" har�
que el pa�s sea m�s vulnerable en el futuro.
Sabemos por la reciente campa�a electoral estadounidense que los hechos no
siempre hablan por s� mismos. Pero no se necesita mucho para dilucidar d�nde
est� la econom�a estadounidense hoy, hacia d�nde se encamina y de qui�n es la
culpa. M�s importante que encontrar al culpable es corregir los errores.
Desafortunadamente, el presidente Bush se ha mostrado tan reacio a admitir los
errores de su pol�tica econ�mica como en el caso de su desgraciada aventura
iraqu�.