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Europa

La globalización, las deslocalizaciones y la clase obrera industrial. (1ª parte)

Salva Torres
Rebelión

Desde hace unos años en nuestro país y en la mayor parte del mundo industrializado los trabajadores y sus sindicatos asisten impotentes a la destrucción del tejido industrial, al desmantelamiento de regiones enteras, al cierre de empresas emblemáticas, algunas con beneficios enormes, que trasladan la fabricación a países con mano de obra barata. Las deslocalizaciones (offshoring) y la contratación de servicios externos (outsourcing) por las empresas se han convertido en una de las prácticas habituales de las transnacionales como Lear, Valeo, Samsung, Mango, El Corte Ingles, como ejemplos cercanos y recientes. Pero ocurre lo mismo en Europa.

Según el Bundesbank, hasta el 2000 las compañías alemanas han creado más de 2,4 millones de empleos fuera de su país mientras el paro supera los 4 millones y el empleo industrial se ha reducido de 15'4 millones en 1990 a 13'1 en 2002, una reducción de 2'3 millones de obreros o un 10% desde 1990 hasta hoy(1). Y los datos que llegan desde EE.UU., primera potencia mundial, confirman esta tendencia. En el mes de febrero de 2004 el Departamento de Trabajo norteamericano daba estas cifras:"en la industria se han perdido 3.000 puestos y, aunque la cifra está por debajo de la media de los últimos seis meses, ya son 43 meses seguidos en los que las fábricas de EE UU destruyen empleo. El sector industrial es uno de los que más ha sufrido desde que la recesión acabó en noviembre de 2001" (2). Pero también pierde empleo la construcción y el sector servicios que como el financiero neoyorquino ha destruido 35.000 puestos de trabajo desde el 2000, el 18% del empleo total en el sector. Levis, líder mundial de los jeans, ha cerrado todas sus fábricas en su país y en Canadá y ha practicado la deslocalización. Desde el 90 al 2002 EE.UU. ha duplicado su PIB mientras que los empleos industriales caían del 26 al 21 % lo que se traduce en una pérdida neta de 2'5 millones de trabajadores(2.1).

Pero el caso concreto de la industria manufacturera es espectacular: no ha habido variación apreciable del número de trabajadores manufactureros en medio siglo(2.2)

Estos datos mundiales son algunos de los muchos que hablan de esta catástrofe laboral mundial y que abundan en la prensa en estos meses de "recuperación económica" desde que acabó la crisis del 2001. La globalización capitalista vendió en los 90 la siguiente idea:" ...La antigua lógica de que las mejoras en tecnología y los avances en productividad destruirían puestos de trabajo pero crearían otros tantos nuevos empleos...... EE UU disfruta del incremento más acusado en su productividad desde 1950(3) y, sin embargo, el desempleo sigue igual de alto. Siempre se había contemplado a la productividad como el motor para la creación de empleo y prosperidad. Los economistas han argumentado durante mucho tiempo que la productividad permite a las empresas producir más bienes y servicios con menores costes. Los bienes y servicios más baratos estimulan a su vez la demanda. El incremento en la demanda lleva a más producción y servicios y a mayor productividad que, a su vez, incrementa más aún la demanda, en un ciclo interminable. Así pues, incluso si las innovaciones tecnológicas dejan a algunas personas sin empleo a corto plazo, el aumento de la demanda de productos y servicios más baratos garantizará que se siga contratando a gente para cubrir el incremento de la producción. Y si los avances tecnológicos tuvieran como consecuencia despidos masivos, al final, el número de desempleados crecería, haciendo que los sueldos bajasen hasta el punto de que sería más barato volver a contratar a los trabajadores que invertir en tecnología para ahorrar empleo..."(4).

En los últimos años ha sido constante en todo el mundo y espectacular en EE UU el aumento de la productividad, pero con cada incremento se despide a más trabajadores. ¿Se están perdiendo puestos de trabajo industrial en todo el mundo?. Los economistas capitalistas dicen que gracias a la globalización, los países del tercer mundo podrán salir del subdesarrollo con la industrialización. Lo que es malo para unos (obreros del primer mundo)es bueno para los del Europa del Este, China o India.

Las deslocalizaciones son un fenómeno imperialista y de la mundialización del capital.

Las deslocalizaciones no son nada nuevo. Es un fenómeno económico producto de la mundialización del capital, de los mercados y de la división internacional del trabajo en manos de poco más de 200 grupos trasnacionales o holding financiero-industriales. La misma definición de una multinacional nos permite comprender el fenómeno del que hablamos: "...La moderna Compañía transnacional coordina una red compleja y móvil de inversiones en sectores de vanguardia, y en todo tipo de países, de manera que distribuye entre ellos una gama amplia de productos complementarios o incluso descompone "la cadena" de producción entre ellos, buscando siempre los mercados de suministros abundantes y/o mano de obra barata, los que presentan ventajas fiscales o políticas, los de mejor salida para los productos acabados, y se desplaza por el mundo en su busca sistemática. ..." – deslocalización (5). A través de los acuerdos internacionales y libertad de flujos de capitales exprimen a sus filiales con royalties(con el beneplácito de las autoridades locales) y repatrían los beneficios hasta las casas matrices situadas en su mayoría en los países de la tríada: EE.UU., Europa y Japón. La centralización productiva y financiera de las multinacionales destruye la industria nacional y estatal (privatizaciones) y las pequeñas producciones de los países, incapaces de competir en igualdad de condiciones y eficacia productiva y financiera con estos holding con poder superior a muchos grandes Estados del planeta. Millones de personas quedan a merced de las leyes del mercado mundial y de la competencia internacional.

Stephen Roach, economista jefe de la correduría Morgan Stanley hablaba así en el Foro de Davos del 2004: "...un mundo rodeado por desequilibrios sin precedente es un polvorín que puede ser incendiado fácilmente por la mínima chispa...". La globalización ha acumulado ingentes cantidades de capital (alrededor de 400 billones de dólares anuales- el PIB mundial es de unos 40 billones) que se mueven "ociosos" buscando la máxima rentabilidad empresarial en dividendos, pero sobre todo bursátiles, pues los inversores exigen más y más y más. Valorizar semejante monto de capitales en un clima actual con graves tensiones geopolíticas, la guerra de Irak, los enfrentamientos comerciales entre países, el fracaso del ALCA, la lluvia de conflictos comerciales en la OMC, el fracaso de la ONU, la reducción del comercio mundial, la sobreproducción, obliga a las empresas a una lucha despiadada y sin cuartel para mantener la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Esa ley que Marx estableció como la espada de Damocles del capital. La tasa de ganancia es el cociente entre la plusvalía que los capitalistas se apropian y el capital necesario para realizarla. Ese capital es la suma de los medios de producción, las materias primas y el trabajo vivo obrero(salario). Sólo el trabajo obrero crea plusvalía. En la medida que la tecnificación y las técnicas de fabricación para mejorar la productividad o tasa de plusvalía acrecientan la masa de capital necesaria a invertir, decrece el trabajo vivo obrero que genera la plusvalía. La tendencia irrefrenable de sustituir el trabajo vivo por el muerto -las máquinas- provoca la caída de la tasa media de ganancia.

Hay muchas maneras de bloquear eso. Una de ellas es el aumento de la explotación de los trabajadores mediante las deslocalizaciones del trabajo industrial intensivo en mano de obra barata y sin derechos. De esa manera, los holding dejan los procesos de más plusvalía en las casas matrices con enormes inversiones en bienes de producción y trabajadores altamente cualificados (ingenierización) y llevan la producción industrial intensiva con poca inversión a otros países con trabajadores baratos y sin derechos, lo que les permite recuperar la cantidad de trabajo vivo y la tasa de plusvalía. Pero ha llegado el tiempo en que todos se preguntan hasta dónde se puede llevar la caída de salarios y condiciones de trabajo y si no tendrá en algún momento límites sociales y políticos infranqueables en esta etapa histórica.

Hay otras maneras de bloquear la caída de la tasa de ganancia, como el abaratamiento de las materias primas. En los últimos años se ha producido un caída brutal de los precios de la mayoría de las materias primas, con toda clase de chantajes a los países productores. El ALCA a pesar de su fracaso estaba inmerso en este escenario. Sólo la posición estratégica del petróleo esta provocando guerras como la de Irak. Pero cada vez más gente se pregunta también si el camino de ese abaratamiento no tiene también límites ambientales, que empezó a indicar el protocolo de Kyoto.

La tasa de ganancia también se recupera invirtiendo y conquistando nuevos mercados, a lo que ayudan y mucho las deslocalizaciones. La sobreacumulación de capitales carentes de inversión productiva de la mundialización se pueden absorber en parte con inversiones productivas en otros países (tigres asiáticos, China, India, etc.) que destruyen el tejido productivo local, domestican y dominan esos mercados, hasta que las condiciones (políticas, fiscales, laborales) se vuelven desfavorables y una parte del capital fijo desvalorizándose se queda anclado al territorio, que se desertiza y el resto del capital emigra a conquistar otras zonas. Medios basados en definitiva en la predación, fraude, violencia, robo, guerra, etc. Con la caída de las dictaduras estalinistas, la apertura de sus mercados, la entrada de China en la OMC y la llegada de los tentáculos de las multinacionales al último rincón de la Tierra podemos decir que la expansión del mercado mundial alcanza la última frontera. Así durante los 90, incorporando vastas regiones y poblaciones al sistema productivo controlado por el capital, este ha gozado de un período largo de eficiencia del circuito de la producción y circulación de bienes y servicios, que ha ayudado a bloquear la caída de la tasa media de ganancia. La ofensiva imperialista de recolonización de todo el planeta todavía tiene márgenes de desarrollo. Pero si la caída del Muro de Berlín, la entrada de China y la India como potencias mundiales, colosos que tienen la tercera parte de la humanidad, no ha logrado un relanzamiento mundial sostenido del capitalismo, las proyecciones de crecimiento no pueden ser ya demasiado optimistas haciendo comparaciones con otros períodos históricas que vivió en el pasado ese mismo sistema social y productivo.

La inversión en nuevas tecnologías: automatización, informatización y telecomunicaciones ha sido otro de los factores que ha contribuido al aumento de la plusvalía al aumentar la eficacia de los sistemas productivos por ahorro de personal, lo que empieza a notarse en el sector servicios. La llegada hasta el último lugar del planeta esa enorme red neuronal de Internet e Intranets provocará una caída espectacular del empleo en oficinas que oscurecerá a la caída de los empleos en fábricas en las próximas décadas, a medida que empresas, industrias enteras y la economía mundial se vayan conectando a la red neuronal global. La gravedad del problema en el sector servicios es doble, no sólo la eficacia de las tecnologías despiden trabajadores sino que sin los sectores productivos de la economía tampoco puede sobrevivir el sector servicios. Las aseguradoras dependen de los manufactureros y las empresas de transporte. La sanidad privada depende de empresas que desembolsan dinero para el seguro de sus trabajadores. Las guerras dependen de los fabricantes de armas. Los servicios dependen de la industria. Sin industria no hay servicios. La informatización bancaria ha ahorrado ya miles de puestos de trabajo y junto a las redes telemáticas está provocando la deslocalización de servicios de facturación y marketing hacia países como la India, Argentina, etc. Así las empresas pierden sus límites físicos y se convierten en redes complejas y muy movibles que permiten sacar ventaja rápida de cualquier diferencia política, salarial, fiscal o tecnológica.

La tasa media de ganancia también se amplía con el aumento de la explotación de los trabajadores con el aumento de la jornada laboral. Volviendo a los datos de EE.UU., indican que en los últimos 20 años la jornada media subió de 1883 a 1966 horas por año entre 1980 y 1997.

Pero, ¿la clase obrera fabril empleada ha crecido globalmente? .

Es importante contestar la pregunta pues ese sector de la clase obrera ha sido históricamente la base sobre la que se han construido los sindicatos, partidos obreros y revolucionarios de carácter reformista y socialista. Pero la respuesta es muy difícil porque los datos son contradictorios y las estadísticas muchas veces esconden realidades muy complejas.

Durante el pasado siglo el crecimiento de la masa laboral bruta general fue muy grande en Asia y Latinoamérica, aunque se aminoró mucho en Europa, producto también de la caída de la tasa de natalidad. Estudiando el período 90-98 podemos decir que Europa occidental mantuvo los empleos entorno de los 155 millones, los países excomunistas europeos perdían 17 millones de empleos(al pasar de 131 a 114 millones, un 13% de la masa laboral total) y EE.UU pasaba de 120 a 132 millones. En Latinoamérica paso de 121 a 144 millones y en Asia de 1092 a 1234 millones de trabajadores. Por lo tanto el aumento de la masa laboral en una década en los principales países analizados de Asia y Latinoamérica fue de 165 millones(6). La masa laboral industrial esta entorno al 20% de la masa bruta de empleos lo que significa una cifra que superaría los 400 millones de trabajadores industriales. Aunque dicha cifra incluye los pequeños talleres y también la construcción y la minería en muchas estadísticas, la consideración estricta de trabajadores fabriles o manufacturas es menor y según autores que han realizado estudios importantes sobre ello, como Jeremy Rifkin la reduce a 164 millones de obreros manufactureros, al estilo fordista y a escala global, en un reciente y difundido artículo.

Iniciado el nuevo siglo y la brutal crisis del 2001 el panorama laboral mundial empieza a ser visto con preocupación por los economistas e instituciones internacionales y no sólo por el parón sin precedentes del empleo industrial en los países industrializados. La globalización y el capital dividen y destruyen la clase obrera de muy diversas maneras en un ataque a escala global. No sólo desertizan las regiones europeas industriales cuna de los movimientos revolucionarios del siglo pasado, sino que envían a millones de trabajadores al trabajo precario, a la informalidad y al paro, con cifras manipuladas en la mayoría de los países con criterios más que dudosos. En el trabajo "La democracia en América Latina: hacia una democracia de los ciudadanos" se dice:"el desempleo latinoamericano ha aumentado (la tasa de paro promedio en 2002 fue del 9,2%, el nivel más alto desde que existen estadísticas fiables) y la desigualdad también, o, en el mejor de los casos, se ha estancado. El empleo ha perdido calidad y los datos son elocuentes: siete de cada 10 nuevos empleos creados en la región desde 1990 corresponden al sector sumergido; sólo seis de cada 10 nuevos empleos generados desde esa fecha en el sector legal de la economía tienen acceso a algún tipo de cobertura social".(6.1)

La situación de China que muchos ven junto a India como uno de las reservas mundiales de la fuerza laboral fabril deja mucho que desear, no sólo por las condiciones de trabajo brutales sino porqué las estadísticas que están empezando a circular de ese marasmo económico indican que el milagro chino se está pareciendo cada vez más al desastre industrial del este europeo, pero controlado por la férrea mano de la dictadura de partido único, estalinista y procapitalista del PC Chino.

China, el gigante que despierta.

En cifras de la década pasada (90-98) el coloso chino incrementó la masa laboral industrial en 38 millones (6.2). La situación laboral de esa masa laboral se asemeja a la esclavitud en muchos casos. Jornadas de trabajo de 10 a 12 horas, sin ningún derecho, durmiendo y comiendo en el mismo lugar de trabajo. Cerca de 1000 millones de chinos viven fuera del consumo con rentas de hasta 3 dólares/día y la abertura capitalista ha creado una cierta clase media entorno a los 300 millones de personas. La situación china es analizada por expertos como un volcán en erupción en todos los datos: China recibe desde inicios de este siglo el 75% de la inversión directa extranjera (IDE) de los países en desarrollo. El crecimiento es tan espectacular que está provocando el encarecimiento mundial de las materias primas, exportando inflación, al tiempo que provoca deflación mundial de las manufacturas. El sector bancario arrastra deudas incobrables por encima del 40% (mucho peor que Japón), incrementos del PIB del orden del 8%, un déficit público del 30%, 8 millones de jóvenes entran cada año en el mercado de trabajo, un 50% de empleos en el campo y en situación de deflación con tasas negativas de precios del -0,8%, producto de la nula capacidad de compra y una inversión y producción masiva que invade el país y el mundo entero. Cualquier cambio brusco puede situar al país en el colapso por su extrema dependencia de la situación económica mundial y del tipo de cambio respecto del dólar.

El incremento de la clase obrera industrial china está lejos de lo que podría parecer en Occidente y en los medios de la izquierda. La situación parece que se inclina a una debacle de la industria estatal y una industria privada muy ligada y dependiente de las necesidades productivas de las multinacionales occidentales que no llega a absorber siquiera el flujo de trabajadores despedidos de las empresas estatales. Si bien en una década ha habido un incremento de 38 millones de obreros industriales, en esa cifra hay que incluir las gigantescas obras públicas como la presa de las Tres Gargantas sobre el río Yangtzé(6.3), sector que puede ser la autentica esponja que absorbe el incremento de los obreros industriales de las estadísticas y la migración del campo(y ingentes cantidades de acero) y no la propia población fabril. MADDISON cita que la fuerza laboral fabril estatal china ha pasado de 43 millones en 1996 a sólo 24 millones en 1999(un descenso de 19 millones o del 45%). Y en el sector comercial público mayorista y minorista de 10'6 a 6 millones, un descenso del 44% en el mismo período de 3 años. Realmente brutal(6.4). Esas cifras parecen tener confirmación en un nuevo estudio difundido por la fundación Alliance Capital Management(7) que dice que aunque China produce y exporta un porcentaje cada vez mayor de mercancías manufacturadas, los empleos en las fábricas estaban siendo eliminados con más rapidez que en ningún otro país. Entre 1995 y 2002, China perdió más de 15 millones de puestos de trabajo en fábricas, el 15% de su población activa en manufacturas(8), lo que vendría a probar que la destrucción de empleo en fábricas continua hasta hoy, tal como citaba MADDISON en el 1999 con otros datos aún peores. Hechos que corroboran que el porcentaje de obreros industriales del 1990 a 1998sólo hubiera aumentado un 2%.



Salva TORRES afiliado a Esquerra Unida i Alternativa de Catalunya
Profesor de Tecnología en la Enseñanza Secundaria pública.

storres1@pie.xtec.es



BIOGRAFIA, DATOS Y AMPLIACIONES.

(1)Pág. 442, El estado del mundo, Anuario económico y geopolítico mundial 2004, Ed. Akal.

(2). 5DIAS. 06-03-2004

(2.1) Pág. 358, El estado del mundo, Anuario económico y geopolítico mundial 2004, Ed.

(2.2) Estudio realizado sobre la variación de operarios(production workers) sobre las estadísticas publicadas en "1996 Annual Survey of Manufactures- Statistics for All manufacturing Stablishements Including Auxiliaries:1996 and Earlier Years" US Department of Comerce (http://www.commerce.gov/) 1996 y anteriores, citado en pág. 62 y 168 "Os limites do irracional-globalizaçao e crisi economica mundial", José Martins, ed. Fio do Tempo Sao Paulo-Brasil

Año 1955 1960 1970 1980 1990 1996
Empleados en millones 12,9 12,2 13,5 13,9 12,2 12,1


(3)Productividad o tasa de plusvalía es un valor relativo (%) resultado de TASA plusvalía= plusvalía/salarios. Plusvalía = valor añadido-salarios. Valor añadido = valor de la producción industrial. En EE.UU. la variación de la Tasa de plusvalía en el sector manufacturero fue:

En periodos de expansión 1962-69 1982-90 1991-96
Tasas plusvalía en % 219 350 420


Eso quiere decir, que en el último período 91-96, sobre una jornada de 8 horas de trabajo, un operario trabajaba 1'54h. para el salario y 6,46 para el capital. citado en pág 169-170 en el estudio anterior (2.2)

En el último trimestre (2003), la productividad incremento a la sorprendente tasa del 9,4% y en base anual un 5% en 2003 . 5DIAS. 06-03-2004.

(4)Producir más bienes con menos trabajadores Jeremy Rifkin. © Jeremy Rifkin, 2003.

(5)Arturo Van den Eynde, Globalización, la dictadura mundial de 200 empresas, Edc.1984

(6) La economía mundial- una perspectiva milenaria. Angus MADDINSON, 2002 pag 343-344 (6.1) presentado por el administrador del PNUD, el británico Mark Malloch Brown.

(6.2) pág. 274, El estado del mundo, Anuario económico y geopolítico mundial 2004, Ed. Akal.

Conceptos China China India India
  1990 1998 1990 1995
Porcentaje % 19,0 21,7 13,6 12,9
Obreros industriales en millones 127 165 49 59,5



(6.3) En la presa de las 3 Gargantas trabajaron 18.000 trabajadores directos y cerca de 100.000 indirectos. http://aula.el- mundo.es/aula/noticia.php/2000/12/04/aula975696158.html

(6.4) Idem en pág. 147 citado en -6-.

(7) http://www.alliancecapital.com/

(8) Despidos masivos en la industria estatal y reordenación de la producción por la industria privada china a expensas de las multinacionales por outshoring, o por inversión extranjera directa o offshoring.